NOTA:

Este es mi primer FanFic,

Por favor decidme que os parece abajo en los comentarios.

MISTERIOS

Sobre una colina, descansaba una gran mansión de paredes blancas y techo negro, tenía una puerta de madera oscura y de aspecto recio, en los pequeños balcones descansaban unas flores, de todo tipo, y bien coloridas.

En la planta superior, la única ventana abierta, dejaba ver a un muchacho pelirrojo que se desperezaba, salía de la cama y se vestía para salir por una puerta que rezaba "Ted Marcus".

-Ted Marcus Lanor!- Cuando el pelirrojo escucho su nombre completo, supo que esa mañana no iba a ocurrir nada bueno.

El chico acudió al salón de donde provenía la voz de su madre, estaba sentada en uno de los sillones, de espaldas a Ted y mirando el crepitar del fuego. Había más sillones y un par de sofás, una mesa con un mantel blanco, con un jarrón y unas flores azules. Ted se acercó a uno de los sillones enfrente de su madre y la observo, estaba muy seria, en sus grises ojos se podía ver tanto decepción como enfado, llevaba un vestido plateado a juego con sus ojos, sus manos reposaban en los brazos del sillón, estaba sentada pero aun así mantenía la compostura.

-Eeh… Hola madre- Dijo mientras le daba un beso en la mejilla y se sentaba, y ponía cara de niño bueno.

-No me pongas esa cara,- Su madre casi había escupido aquellas palabras, " cuando se enfada da realmente miedo" pensó Ted- ha venido la señora Morgan, me ha dicho lo que has hecho esta madrugada.

-Aah, solo eso- Ted lo había dicho en un suspiro, pero su madre lo escucho perfectamente, ante la mirada de ira y recelo de su madre, el muchacho supo que había metido la pata.

-Mira niño,- se levanto y prosiguió- como me llamo Elisabeth Margaret Lanor,- Continúo hablando mientras se acercaba a su hijo- como no me digas lo que has hecho esta noche, te vas a acordar.

Elisabeth dio un último paso hacia su hijo, levanto su mano lo que hizo que su hijo cerrase los ojos. Ted sentía miedo, su madre nunca le había pegado, normalmente era una mujer realmente agradable y encantadora, pero cuando ponía aquella expresión- aunque tuviera una sonrisa afable en el rostro (aquel no era el caso)- era cuando mas enfadada estaba, por eso, Ted deseo que su madre no le hiciera ningún daño, de repente, el muchacho sintió algo que salió de el por su pecho. Acto seguido, Ted se quedo exhausto, abrió los ojos y lo que vio, lo aterro todavía más.

Su madre, estaba tumbada donde la pared, en la que había un ligero cráter. Elisabeth todavía respiraba, como comprobó el joven Lanor, fue a uno de los sillones y cogió un cojín que utilizo para apoyar la cabeza de su madre.

Se quedo con su madre cerca de quince minutos, sin saber que hacer fue a la cocina a por algo de agua, pero cuando salía del salón, se oyeron golpes en la puerta. Ted fue a abrir, cuando lo hizo, vio a un hombre vestido con pantalón y camiseta largos y holgados de color violeta, con un bastón, era el más raro y oscuro que había visto –pues porque más bien parecía una rama arrancada que un bastón común-, tenía la tez blanca, mostraba una gran sonrisa una nariz respingona y unos ojos esmeralda, su pelo, rubio y con algunas canas,- aunque no se notaban- estaba erizado, lo que le daba un aspecto raro.

-Hola,- dijo en tono afable, después de volver a sonreír, continuo- me llamo Michael, como te llamas tu muchacho?

-Yo soy T…- pero recordó a su madre y salió corriendo al salón gritando- por favor venga conmigo, a mi madre la pasa algo.

Al llegar al salón, Michael se acerco a donde estaba Elisabeth, tendida en el suelo y ante la atenta mirada del hijo de la mujer, la examino y dijo:

-No te preocupes muchacho, tu madre solo se a desmallado, ya despertara y cuando lo haga hablaremos de todo esto, al fin y al cabo, para eso estoy aquí- luego de decir eso, movió a Elisabeth al sofá y dijo- como te llamabas?

-Me llamo Ted Lanor, gracias por ayudar a mi madre, señor…?

-Michael Smith, a todo esto, que paso aquí?

-No lo sé, estaba muy asustado y paso todo de repente, fue muy raro.

En esos instantes la señora Lanor abrió los ojos, y se sentó muy lentamente mientras decía mirando a la pared donde se había desmayado:

-Que ha pasado?