Lo sé, no tengo ni una misera excusa, perdón. Intentaré que no se vuelva a repetir.

Y ya sabeis, yo no gano nada y todo pertenece a la Warner Bros y a J.k. Rowling. Vamos, Jotaká.


Maldito hafflepuf

''después… necesito hablar contigo''

Asintió cubriéndose los ojos con el pelo, cada segundo más oscuros, cada segundo apretando más los puños, uñas clavadas en la pálida piel. La palpitante vena de su sien empezaba a ser notable y su respiración cada vez más errática conforme el sonido de los pasos de Hermione disminuían, hasta ser remplazados por el del agua corriendo.

Ira, rabia e impotencia; mala mezcla. La notaba corrompiendo cada una de sus células, un sentimiento denso, caliente y sofocante; levantó su puño derecho y lo estampó contra la pared.

- Imbécil – susurró para sí mismo

Sacudió la mano y flexionó los dedos. El dolor le ayudaba a pensar, a centrarse. Solo habían dos opciones: ir en su busca y zarandearla hasta saber exactamente que le pasaba por la cabeza a esa bruja del demonio, o pegarse cabotazos contra la pared hasta que su cerebro se convirtiese en puré, la segunda le resultaba realmente atrayente.

Apretó la mandíbula, cuadró la espalda y salió de allí, ya le costaba suficiente controlarse y no destrozar todo a su alrededor, no podía seguir allí, no podía seguir inhalando su olor, el cual ya impregnaba toda la sala, necesitaba evadir ese maldito aroma y no ver el jodido sofá donde habían dormido juntos, aún con las jodidas mantas y los jodidos cojines desprendiendo calor.

Volvió a estampar su puño derecho contra la pared del corredor por donde caminaba, asustando a algunos niños que iban a desayunar. Era idiota, un completo gilipollas por quererla, ¿Cómo cojones había llegado hasta ese punto? ¿En qué maldito momento decidió que esto era bueno y que podía conseguir algo con ella? ¿Desde cuándo su cerebro era tan mono neuronal como los de Crabbe y Goyle? Con cada nuevo pensamiento su necesidad de destruir todo a su paso aumentaba, necesitaba su maldita escoba y perderse un rato lejos de todo el mundo, especialmente de esa esponjosa mata de pelo castaño.

Atravesó el bullicioso vestíbulo, cruzó la gran puerta de entrada y un gélido aire de mediados de octubre se coló por todo su cuerpo, haciéndole notar que no había cogido capa alguna, aunque eso poco le importó, caminó a grandes zancadas, todo el trecho hasta el campo de quidditch entrando por las puertas traseras de los vestuarios, se detuvo en medio de una sala cubierta de taquillas y viejo equipamiento; y desató el huracán Malfoy en todo su esplendor.

5 escobas, 2 bancos y 7 taquillas después ya no le quedaba nada más por destrozar y a pesar de estar notablemente agitado sentía como todo este feroz cabreo dejaba paso a la frustración. Se apoyó contra la pared que tenía a sus espaldas, dejándose resbalar hasta quedar sentado sobre el suelo con una pierna estirada y la cabeza a poyada sobre la rodilla restante mientras esperaba a que su respiración se normalizase, no habían pasado ni 5 minutos cuando alguien entró.

- Me encanta como has redecorado todo esto – la voz burlona de Blaise Zabbini resonó en esas cuatro paredes – el otro vestuario esta libre, por si te viene más inspiración.

Un atisbo de risa fue toda la contestación obtenida, ni siquiera alzó los ojos, no le hacía falta para saber que Blaise estaría apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre su pecho y cara de aburrimiento, mientras que Theo (porque aunque aún no hubiese dicho nada sabía que estaba allí) mantenía la distancia pero totalmente alerta por si tenía que intervenir, como siempre se habían comportado. Pasaron unos poco segundos de denso silencio antes de que alguien más abriese la boca.

- ¿Desde cuándo estáis ahí?

-Desde que nos dio por seguirte al verte atravesar el vestíbulo con pinta de voy a asesinar muy dolorosamente a quién se me ponga por delante… eso, y que esa vena que te sale en la sien estaba a punto de estallar prometiendo muerte y destrucción. – Blaise se sentó en el suelo, frente a Draco, Theo lo imitó pero unos metros más lejos, como si no quisiese que se percatasen de su presencia – pero preferimos esperar a que terminaras antes de honrarte con mi presencia.

Era tan… Blaise. Draco rodó los ojos mientras la rigidez de sus músculos se iba esfumando.

- Que considerados – era imposible cargar dos palabras con más ironía.

Otra vez se instauró silencio, hasta que alguien que llevaba mordiéndose la lengua mucho tiempo vio en ello el momento perfecto para la improvisación.

- por cierto, ya que estamos aquí los tres pasando el rato…- la voz de Blaise era distendida, mostrándo toda su atención a eliminar una mísera pelusa enganchada en su túnica. - ¿Cuándo mierdas pensabais invitarme al club Malfoy pierde el culo por Granger desde hace un año?

- En realidad han sido 2 años.

Draco miraba de uno a otro con la mandíbula tensa y su palpitante vena.

- Gracias por la aclaración, Theo. – esa voz empezaba a destilar veneno, el aludido reprimió una sonrisa mientras se encogía de hombros restándole importancia, total ya lo sabía, ¿Qué más daba un poco más de información? Draco no sabía a quién mirar peor, panda de cretinos cotillas.

- Sí, sí, sí. Ahora mismo nos detestas pero…

- En realidad solo quiero relajarme cómodamente en mi sillón mientras vosotros agonizáis a mis pies.

- Bueno… puedes decirlo como quieras, el caso es que te has obsesionado con alguien que no te hace ni puto caso. – tras las palabras de Blaise la diferencia en la actitud de Draco era evidente, al menos para ellos. Hombros rígidos y la mandíbula tan tensa que es casi imposible que no le rechinen los dientes, sus ojos han dejado de transmitir fastidio fraternal para destilar una clara advertencia.

- Por tu bien Zabini, muérdete la lengua.

- Amenázame todo lo que te dé la gana Draco, pero mueve el culo de una vez y haz algo. ¿En serio 2 años? ¿No eres tú el gran conquistador? Vale que Granger es difícil, pero nunca has necesitado más de una semana para que cualquier chica te habra las sábanas, ¿Estás perdiendo facultades? – dijo alzando una ceja.

Cualquier persona que presenciase la escena dudaría de la amistad existente entre ellos, cualquiera menos Theo, quién seguía apartado en una esquina observando en silencio, pero con la varita en la mano, con ellos toda precaución era poca.

Al escuchar esas palabras los hombros de Draco se tensaron y en un parpadeo se encontraba de pie, enfrentando al moreno.

- Joder Blaise, si solo quisiese acostarme con ella ya lo habría hecho. ¿No te parece? – contestó alzando notablemente la voz.

- Pues si ya has asumido que te importa no sé a que coño estás esperando.

- A que venga hacia mí, eso es lo que he estado intentando hacer desde hace semanas.

- Ya, ¿y no te parece que tu táctica está siendo demasiado lenta después de tanto tiempo? Queda apenas un mes para navidad, estamos en séptimo, te quedas sin tiempo. Yo de ti me daría prisa por llegar a una fase más directa de tu magnífico plan porque más de uno ya lo está intentando.

- ¿A qué te refieres? – por la crispación de su cara eso no se lo esperaba.

- Al Hufflepuf ese que le sigue a todas horas cual perro faldero, nosequé Tilman, creo. Seguro que cuando Granger vaya a dar su paseo matinal ese se le apega y a la que te descuides te lo vas a encontrar acariciándola, cogiéndole la mano y para cuando acabe el curso en 6 meses no tendrás nada que rascar, te arrepentirás.

- ¿Porque cojones me estás diciendo todo esto? – lo conocía lo suficiente bien, eso no era información gratuita, lo estaba presionando, de una forma muy Blaise Zabini.

- Porque eres mi mejor amigo, mi hermano, y sinceramente, pensé que te acabarías casando en un matrimonio arreglado por tu familia, siguiendo a rajatabla el manual de las obligaciones de un sangre pura con la alta sociedad mágica. Y me alegro que hayas superado esa mierda de la sangre. – Draco ni siquiera se molestó en mirarlo o contestarle. - Joder, lo que te quiero decir es que nunca pensé que fueses a ser realmente feliz con tu vida, y ahora hay una mínima oportunidad de cambiarlo, así que voy a hacerte aprovecharla, aunque tenga que lanzarte un imperio.

Sin esperar una posible respuesta se volvió para marcharse, Theo le miró largamente antes de cerrar la puerta tras de sí.

Simplemente se había limitado a escuchar, rígido, sabiendo que todo lo que le decía era cierto. Toda su vida se había propuesto seguir los pasos de su padre, hacer todo lo que fuese necesario para conseguir su orgullo, y eso incluía seguir con las tradiciones familiares, entre ellas la de casarse con una sangre pura digna de ser una Malfoy, una que aprobarían sus padres pensando en los beneficios económicos y sociales. En algún momento, al asumir de una vez que quería realmente estar con ella había llegado a un punto en el que después de dos años el sentimiento era tan fuerte que necesitaba intentarlo, aunque eso significaba ser rechazado por sus padres. Le había costado 1 año entenderlo y solo él podía abrirle los ojos a Hermione, no podía seguir esperando a que algunos avances lentos fuesen suficientes, hoy habían compartido un beso, eso era importante, pero no suficiente… ¿y la salida de Hermione? Había sido tan apresurada, que le había hecho sentir como si le tiraran un garro de agua fría encima, esa bruja estaba siendo su perdición, se sentía tan frustrado y descontrolado por no saber que pensaba ella; y luego estaba esa mierda del Hufflepuf perro faldero, ¿cómo no se había dado cuenta? ¿Acaso Blaise lo había exagerado? Era posible, pero le valía una real mierda no pensaba alargar más esto iba a encontrarla y a arreglar esto, como si tenía que zarandearla hasta que admitiese que quería salir con él, lo tenía decidido. La iba a conseguir pronto, no iba a esperar más, y en cuanto la tuviese se lo pensaba dejar muy claro a ese maldito Hufflepuf, Hermione es suya y nadie toca lo que es suyo.

Para cuando volvió a entrar al castillo nada tenía que ver con el Draco que lo había abandonado una hora antes, ahora su paso era tranquilo, decidido y su expresión dejaba ver una mezcla entre simplicidad y maquiavélica determinación. Fue hasta el gran comedor en busca de esa endemoniada bruja de pelo alborotado y se lo encontró frustrantemente vacío, claramente había estado destrozando el vestuario por más rato del que pensaba. Estaba cabreado y no le daba la gana estar buscándola por cada recoveco del maldito castillo, se negaba y conociéndola estaría tratándolo de esquivar tomo el maldito día. Como no se tranquilizase le iba a acabar saliendo una úlcera de la mala leche. Enfrió su mente y planeó sus acciones, subiría a la torre a cambiarse, se negaba a sentarse en un sillón esperándola por horas a que apareciese, se pondría su uniforme de quidditch y se distraería un rato, le ayudaría a descargar esta frustración.

…..

Claro que al final un rato se convirtió en un par de horas.

Encima de la escoba a 200 metros del suelo, volando sobre el lago negro y rodeado de nubes, es era el mejor momento, su lugar favorito y su mayor secreto, hasta que ella se filtró en él de una forma más intensa. Que curioso que fuese allí para desahogarse la rabia que le produce y que al rato cada molécula de oxígeno haga que no la pueda sacar de su mente.

El rugido de su estómago reclamándole por no haber desayunado le hizo dar media vuelta en dirección al castillo, claro que aún tardaría un buen rato en llegar, y aún tenía que llegar a la torre de premios anuales para ducharse; Al pensar en la torre ella y ese maldito sofá delatador de lo que había pasado esta noche inundaron su sus pensamientos más profundamente si cabe, así llegó y recorrió cada pasillo necesario hasta llegar a su destino. Se quedó un par de segundos frente a la entrada, sin tener muy claro que podría pasar en caso de que ella estuviese esperándolo, claro que con lo escurridiza que es lo descartó enseguida, pensándolo bien seguro que después le tocaba salir en su busca para arreglar toda esta maldita situación, tal como había supuesto el sofá estaba tal cual, y sin rastro de Hermione.

40 minutos más tarde bajaba por la escalera que daba a las habitaciones, limpio y aún con el pelo húmedo,un jersey gris oscuro y unos pantalones negros lo suficientemente estrechos para provocar en la gran mayoría de las mujeres de Hogwarts dislocamientos de cuello y babeo abundante, entre otras cosas...

se acercó a la mini cocina empotrada buscando algo para comer, una manzana y media docena de galletas servirían para no morirse de hambre. 20 minutos y otra media docena de galletas más tarde salió por la puerta en busca de Hermione, no iba a dejarla escabullirse más tiempo, ya había tenido suficiente; claro que encontrarla no iba a ser fácil, demasiado ¿Dónde diablos podría haberse metido?, la respuesta obligada e instintiva: la biblioteca, realmente no cría que estuviese allí sin sus cosas, las cuales aún estaban en el salón de la torre que compartían, pero como no podía entrar dentro de la torre de gryffindor...

Tras recorrer cada recoveco de su amada biblioteca sin éxito decidió deambular por los pasillos adyacentes, perdió la noción del tiempo, solo limitándose a andar sin rumbo fijo, girando esquinas y bajando escalones; hasta que un sonido le llamó la atención... ¿su voz? intentó ubicar de donde venía, retrocedió un poco y tomó el pasillo que acababa de pasar de largo. Era ella, seguro. Cierto, en el recodo del pasillo pudo verla, con la mirada distante mientras le seguía la conversación por cortesía a alguien, se asomó un poco más, intentado no llamar la atención, era un chico por la voz y por el color de la bufanda, (ni que hiciese tanto frío) de Hufflepuf, las palabras de Blaise resonaron en su cabeza. Apretó los puños, no pensaba dejarle ni la más mínima oportunidad de acercarse a ella, pero tampoco podía presentarse y quitarle las ganas de respirar su mismo aire a base de golpes, ¿verdad? a él no le parecía, para nada, una mala idea pero dudaba en profundidad que ella estuviese de acuerdo. Decidió no moverse por si tenía que intervenir de una forma civilizada en caso de que viese algo que no le gustara.

Realmente no parecía nada fuera de lo normal, él hablando y ella asintiendo con la cabeza, seguro que no le prestaba demasiada atención; tras unos minutos ella se intentaba despedir, o eso cría Draco, y ese cretino puso su desagradable mano sobre ella, en su codo. Cada vez le entraban más ganas de cortársela; intentó agudizar más el oído, pero no le sirvió para nada. Sabía que ella estaba incómoda por la tensión de su espalda, observarla como un acosador por meses, por no decir años había acabado conociéndola lo suficiente para saberlo; aún se estaba debatiendo sobre intervenir cuando Tilman, sin saberlo tomó la decisión por el. A cámara lenta dejó caer la mano que tenía en el codo de ella a su cadera y en una décima de segundo ese maldito Hufflepuf la tenía arrinconada y estaba pegado a ella. A Hermione apenas le dio tiempo de abrir la boca para preguntar que demonios se pensaba que estaba haciendo cuando Benjamín salió proyectado hacia atrás y lo único que pudo ver era un Draco Malfoy claramente cabreado, con la respiración alterada y ojos destilando furia. Y lo único que habitaba su mente era que nunca le había excitado nadie tanto como lo estaba haciendo él en ese momento, notaba una estimulante pulsación entre las piernas.

Draco se giró para encararlo, aún tirado en el suelo, se acercó y lo empuñó del cuello de la túnica hasta ponerlo de pie. Estaba tan tenso y rabioso, todo perfectamente cubierto de una capa de frialdad, tan intimidante que Benjamin sudaba frío y farfullaba sin que se le entendiese nada, intentando liberarse. Se acercó lo suficiente para que solo él le escuchase.

- Te aconsejo que nunca vuelvas a tocarla porque, créeme, no quieres averiguar lo que pasara si te acercas demasiado a ella otra vez. - dijo con la voz más letal que Hermione había escuchado. Lo Soltó haciéndolo caer de nuevo al suelo.

- Hermione ¿estás bien? - le preguntó mirándola intensamente, aún notablemente cabreado. Ella que aún no tenía claro como funcionaban sus cuerdas vocales se limitó a asentir. Él le respondió con un solo asentimiento de cabeza y respirando hondo la cogió de la mano, Hermione estaba en shock, ¿Qué diablos estaba pasando hoy? su cerebro aún no terminaba de asumir ni la mitad de los hechos y eso que ni siquiera era medio día. Estaba siendo arrastrada por pasillos, siendo arrastrada por un alterado Draco, uno que se estaba cogiendo de la mano, como si fueran algo..., primero le pidió perdón, anoche, dormir juntos, el beso de esta mañana y ... el arrebato de hace unos minutos...

No podía evitar la imagen de un niño peleándose por un juguete nuevo, ¿Pero eso era posible? Estamos hablando de Malfoy, ¿Pero estas últimas semanas...? La cabeza de Hermione era un completo desbarajuste y necesitaba aclararse, parar un minuto. Y por Merlín, ¿Quién era Draco para decidir a quién se podía acercar? precisamente él no era el más indicado.

Volviendo a la realidad, gracias en parte a que trastrabilló con un escalón por estar todavía ensimismada, todo estaba siendo confusamente acelerado.

- Para... - aún sin soltarle clavó los pies en el suelo, provocando que Draco parase frente a ella.

- ¿Qué pasa? - preguntó al notar como ella escabullía su mano de la de él.

- Eso es precisamente lo que quiero saber, ¿Qué diablos está pasando en este momento?

- Pasa que vamos a nuestra torre, para aclarar nuestros asuntos, lejos de tipos mononeuronales que aún no saben que no se toca lo que no les pertenece. - La voz de Draco era tan dura, Hermione podía observar perfectamente cada mísero músculo de su mandíbula contraído, incluso escuchaba sus dientes rechinando; por el contrario Draco, tan obstinado en su propia ira, no se dio cuenta de que ella había cambiado su expresión de estupefacción por una mezcla de indignación y molestia, muy mal contenida.

- ¿Quién te piensas que eres para tratarme como a un juguete de tu propiedad? - le preguntó con una voz que nada tenía que ver a la suya habitual, siempre dispuesta a ser amable y ayudar a los demás.

- ¿De que mierda estás hablando? ¿Acaso querías que ese te besase y manosease?

- Eso no es asunto tuyo, no te atrevas a meterte en mi vida - con cada silaba pronunciada parecía que la voz se elevaba hasta casi estar gritándose.

- ¿Cómo que eso no es asunto mío? - el choque de miradas era tan desafiante..., cada uno intentando demostrar que estaba más cabreado que el otro, parecían ilusionistas intentando doblar cucharitas telepáticamente.- Te recuerdo que no hace ni cinco horas era a mi a quién estabas besando, ¿Acaso hubieses preferido cambiarme por él?

- No se me ha olvidado al lado de quién me he despertado hoy, estás sacando las cosas de contexto y yo no soy nada tuyo como para que me pidas explicaciones o intentes juzgarme.

Draco se pasó las manos por el pelo, revolviéndoselo con frustración, evitando gritar para no terminar de mandarlo todo a la mierda, tenía que arreglar esta situación.

- Vale, contéstame una cosa - su voz ya no sonaba tan dura e impersonal. - ¿Hubieses preferido que lo lo de anoche y esta mañana fuese con él en vez de conmigo? - dijo con voz ahogada y el corazón en la boca.

- Por supuesto que no - la respuesta fue inmediata, como si no tuviese que pensarlo, y aunque sus ojos aún eran desafiantes Draco notaba su furia había cedido su puesto al nerviosismo y a la expectación.

- Entonces ¿Porqué has huido? ¿Porqué cada vez que consigo acercarme a ti de algún modo más intimo siento que me evitas? y no me digas que estoy desvariando por que sé que no te soy indiferente.

- ¡Maldita sea Malfoy! si te huyo es precisamente porque no me eres indiferente, porque cada vez quiero acercarme más a ti pero no quiero que juegues conmigo. - cuando salió la última palabra por la boca Hermione tenía los ojos tan abiertos como su boca y era obvio que no entraba en sus planes decirle todo eso a él, mucho menos gritárselo en medio de un pasillo, que rezaba para que estuviese completamente desierto.

En cambio el corazón de cierto rubio se había saltado un latido y ahora parecía un galgo desbocado. Una sincera sonrisa iluminó su cara y ella aún no podía ni tragar su propia saliva. Draco se acercó a ella, y sujetó sus manos, acariciándolas con sus pulgares, estaban tan cerca que todo lo que podía observar ella era a él, tan perfecto. Se inclinó y apoyó su frente sobre la de ella, respiró hondo y comenzó a acariciarle la mejilla izquierda con la punta de su nariz, tan dulce y efímero que Hermione apenas podía respirar por no espantarlo. Él continuó unos segundos más hasta llegar a su cuello, entre su pelo inhalando tan claramente su aroma que la humedad entre las piernas de ella se cuadriplicó por segundos.

- Créeme, si alguien va a jugar no voy a ser yo. - apenas un susurro mientras volvía a acariciar su mejilla, esta vez con los labios, hasta posarse sobre la comisura de los labios rozándolos con los suyos, incitándola y Hermione rogaba al universo por él, por su boca y por sus manos, fue ella la que no aguantó más y lo besó. Un beso suave y tierno pero también anhelante y con cada segundo más pasional, más roces de lenguas y más mordisquitos en los labios, por segundos la excitación y la necesidad de ambos subían como la espuma, sus manos intentaban colarse entre la ropa; en ese momento él cortó el beso, sin separarse de ella, la cual no podía más que jadear en busca de oxígeno, él se escondió en su pelo, con su boca expulsando su, también, agitada respiración directamente en su oído. Hermione jamás se había sentido así, nadie la había excitado tanto, nunca había deseado a nadie tan fuerte, su mente obnubilada, en la cuál solo cabía él.

- He soñado con hacerte esto desde hace dos años- susurro en su oído, ella solo se sujetó más fuerte a él, no dijo nada porque dudaba que de su propia boca pudiese salir algo que no sea un gemido - Si es cierto que te atraigo no me hagas esperar más, por favor.

Y simplemente la volvió a besar, sin nada de la dulzura del principio, pero tan perfecto, anhelante y maravilloso. Ambos estaban tan excitados. Draco la tenía abrazada por la cintura intentando fundirla todo lo posible a él y ella nunca se había sentido mejor, lo deseaba tanto, incluso antes de esto. Iba a ser imposible seguir auto convenciéndose de que Draco le era indiferente.

A los poco minutos, demasiados pocos si le hubiesen preguntado a ella, Draco de improviso soltó su cintura y dio un paso hacia atrás haciendo que las manos de Hermione resbalasen desde su nuca hasta colgar inertes a ambos lados de su cuerpo, en ese instante ella se sintió tan incompleta... que se asustó, jamás se había sentido así, ningún chico la había hecho flotar y arder al mismo tiempo, y mucho más que en ese momento su cerebro no era capaz de asimilar, solo boquear como un salmón fuera del agua. Él sonrió pero su mirada tenía un deje de tristeza.

Draco le acarició la mejilla con un dedo, tan ligero que parecía su imaginación y se dio la vuelta, alejándose de ella por el pasillo de su derecha, el que iba directo a la torre de premios anuales. Y ella se quedó clavada en el sitio por varios minutos, como una tonta hasta que su cerebro se reinició y como alma que lleva al diablo lo siguió.

Entró como un vendaval a la torre, y se lo encontró de espaldas, apoyándose en la mesa donde hacían los deberes, de pie y tan tenso que ni siquiera se volteó a verla, pensando que ella solo querría discutir pero ella guardó silencio y se acercó hasta que pudo cogerle una manga y estirar hacia ella, él aún reticente por la futura pelea se giró, se miraron profundamente por unos segundos.

- No me arrepiento de esto y si pudiese lo volvería a hacer

- Me alegro - le contestó Hermione antes de agarrar su jersey y estirar hacia abajo para morderle la boca y besarle como si de eso dependiese su vida. Al instante Draco la atrajo de las caderas hacia sí y coló sus manos por la tela de su falda, tan necesitado de su piel, ahora cubierta por medias.

Sus pulmones apenas daban a vasto y sus labios empezaban a hincharse; se separaron a penas milímetros para jadear por aire mientras ardían completamente.

- Esto no significa nada - jadeó ella antes de volver al ataque, Draco se sintió dolido pero de momento esto era mejor, mucho mejor que nada y le daba la oportunidad de poder trabajar en su relación con ella, así que le devolvió el beso mucho más intenso. Para él esto ya era una relación y conseguiría que ella pensase lo mismo, que le diese una oportunidad. De momento su perfecto y suave cuerpo, Hasta donde ella quisiese.

Hermione dejó vagar sus manos, intentando acariciar y explorar colándose entre su jersey tocando y arañando suave sus firmes abdominales, apropiándose que cada sonido gutural de Draco, quién ya no podía seguir conteniéndose de tocarla y explorarla hasta saberse cada maldito recoveco de su piel, Joder, ya no lo soportaba más, notaba como ardía por ella.

Comenzó a estirar del suave jersey, sacándola de la cinturilla de su falda, aparentemente sin prisa y fue acariciando centímetro a centímetro, maravillandose con cada cachito de piel que iba dejando al descubierto, a los pocos minutos los suspiros de ella estaban más cerca de parecer gemidos, derritiéndolo. No existía nada en el mundo que le pareciese más perfecto que ella con esos sonido provocados en ese momento y por él. Ambos se miraron a los ojos perdiendo la noción del tiempo, dándose caricias suaves con los dedos. Ella le sonrió de una forma increíblemente dulce se apartó un poco de él y lo cogió de la mano, encaminándose a su habitación.


¿Qué os a parecido? ¿A valido la pena la espera, aunque sea míseramente?, en fin, no sé si os habréis dado cuenta pero este capítulo enlaza con el primero, ya quedará claro en el siguiente capítulo, el cual prometo subir antes de que llegue navidad.

Que tengais un buen día, noche, lo que sea.

Nei