Protocolo 12


Law no lograba procesar lo que había ocurrido. Sólo sabía que Luffy y Boa habían salido del bar cogidos de la mano y aquéllo no le estaba haciendo ni puta gracia.

-¡Que alguien le dé una cerveza a esa mujer! -gritó entusiasmado Ace.

-¡Que sea el bar entero! -apoyó Kid.

Antes de que Law pudiera girarse para tratar de romperle la otra pierna, Killer -más que atento a todos los acontecimientos- ya se había puesto de pie, listo para interceptarlo.

-¡Trafalgar, por favor, toma asiento! -pidió Killer al tiempo que lo obligaba a sentarse-. Míralo de esta manera: si matas a Kid ahora, no estarás satisfecho hasta asesinarnos a todos después. Y en mi humilde opinión, el esfuerzo es mucho y tú no estás para la labor.

-¿Cómo que no? -rebatió Kid-. En mi nada humilde opinión, estás siendo atrasado por la mujer más bella de la jodida isla a minutos de haberte reconciliado con tu novio. Pero qué talento tienes para las relaciones cortas.

-Kid, ¿quieres colaborar? -se quejó Killer-. No estás siendo de ayuda y por lo menos yo sí quiero vivir.

Un preocupante tic se apoderó del ojo izquierdo de Law y una vena se hinchó en su cabeza. De no ser porque el estrés estaba consumiendo bastante de su proceso cerebral, ya hubiese encontrado la manera menos ortodoxa de asesinar a Kid. Pero en esos momentos lo poco que le quedaba de poder de raciocinio estaba siendo empleado en entender porqué carajos su novio-no-novio se había ido con la que muy probablemente era la rival amorosa más peligrosa de la isla.

-¿Jugo? -interrumpió Sabo, apareciendo de pronto junto a su silla y ofreciéndole un vaso de jugo de naranjas.

-¿Con cianuro? -preguntó Kid.

-Con cubitos de hielo -respondió Sabo.

Law recibió el vaso sólo para tener algo para lanzarle a Kid más tarde. Dado que se había prometido a sí mismo no volver a joderla con Luffy ahora que tendría una segunda oportunidad -oportunidad que sabía no se merecía-, trataría de no matar a nadie en los próximos 5 minutos. Bien podría encontrar la forma de convertir el jugo de naranjas en una arma letal y perpetrar un asesinato en masa, pero respiró hondo y se tomó el líquido. Obligó a su cerebro a recordar que así como Sabo le había dado la oportunidad de hablar con Luffy a solas, quizás, y sólo QUIZÁS, él debía pagar el favor de igual forma y dejar que Luffy y Boa hablaran a solas.

-¿Seguro que el jugo no tiene cianuro? -preguntó Killer-. Cuanto mínimo debería tener midazolam porque, increíblemente, Trafalgar está bastante calmado.

-¿Es éso que usan en las ejecuciones? -preguntó Sabo.

-Yo sé de maneras más rápidas y menos legales para ejecutar a este bastardo -recalcó Kid.

Law terminó de beberse todo el jugo y se giró para fijar su mirada en la puerta por la que Luffy y Boa se habían ido. Fue sólo entonces que notó que todo el jodido bar lo estaba mirando: lo último que quería era ser el puto centro de atención mientras la vena en su cabeza amenazaba con explotar.

-¡Venga, sigan embriagándose! -gritó Sabo-. Si quieren mirar al médico, rómpanse algún hueso y vayan a pedirle consulta a su clínica, que aquí estamos en un bar. ¡Quiero ver esas cervezas acabándose!

-Son admirables tus dotes para el manejo de crisis -comentó Killer al ver que la multitud le hacía caso.

-Hacer política con gente ebria e iracunda es cosa más civilizada que intentarlo con un congreso de imbéciles encorbatados -explicó Sabo-. Aunque admito que si Law no estuviera comportándose como un novio mínimamente decente, no lo estaría ayudando.

-Trafalgar no es mínimamente decente en ningún aspecto humano porque no cumple con los requisitos mínimos para ser considerado uno -escupió Kid.

-¿Un qué? -cuestionó Killer-. ¿Una persona mínimamente decente? ¿O una persona a secas?

-Quiero creer que hay alguna razón que explica porqué de todas las mesas del bar, terminaste decidiendo que sentarte precisamente en ésta era tu mejor opción -le dijo Sabo a Law.

-Hasta hace unos minutos era la mejor opción -soltó el médico.

Law se sorprendió de sí mismo al constatar que estaba prestándole suficiente atención al mundo como para responderle a Sabo, ya que todo su ser estaba concentrado en calcular los segundos que habían pasado desde que Luffy saliese con Boa del bar. Se había propuesto pagar el favor con otro favor y la retribución sería equitativa: iba a darles exactamente los mismos minutos que le dieron a él hasta antes de que Ace los interrumpiera por primera vez.

No estaba dispuesto a conceder ni un segundo más.

Justo en ese momento, la puerta trasera se abrió violentamente y Boa Hancock entró. Con una velocidad difícil de seguir con la mirada, cogió la botella que tuvo más cerca y se la arrojó a Law, pero él logró esquivarla y el proyectil improvisado se hizo pedazos contra la pared ubicada detrás del médico.

Sólo con el sonido de la botella destrozándose el resto del bar se percató de la escena y, como buenos partidarios del trabajo en equipo, no dudaron en prestarse a participar.

-¡Lo sujeto para ti! -se ofrecieron Kid, Ace y Zoro.

Boa chascó la lengua y le lanzó una mirada asesina a Law antes de girarse para volver a salir.

-Parece que alguien no se está tomando la charla demasiado bien -comentó Sabo.

-Qué va, se lo está tomando perfectamente bien -rebatió Killer-. Sólo ha atacado a Trafalgar, el bar no se está incendiando, todos seguimos vivos -enumeró el rubio-. Admiro el autocontrol de esa mujer.

-Yo admiro sus piernas -comentó Kid.

-Ese talento tuyo para soltar el comentario fuera de lugar en el momento menos oportuno es casi admirable -se quejó Killer.

-Déjame enfatizar que ese comentario fuera de lugar ha sido el menos racista, sexista, obsceno e hijo de puta de todo el jodido día -se defendió el pelirrojo.

-Eres todo un amor de habla.

-Lo sé.

-Estaba siendo sarcástico -especificó Killer.

-Lo sé.

-Déjame decirte que esta mesa no se ve como una mejor opción a la de Ace y Marco -comentó Sabo.

Para entonces Law ni siquiera estaba seguro si el haber salido de casa esa mañana había sido una buena idea, pero tampoco había tenido más opciones. El quedarse lejos de Kid, Boa, Ace y de todos los amigos de Luffy en general habría sido su mejor opción, pero también significaba que nada habría cambiado: seguiría siendo el mismo maldito imbécil que dejaba a su suerte a Luffy, sin importarle querer ser parte de su vida.

Law entendía bien porqué estaba ahí, y aunque le jodía seguir sentado y compartiendo tiempo de su existencia con más gente que no fuera Luffy, no pensaba irse. Al menos, no sin saber qué estaba pasando.

Tras varios minutos de verdadero odio existencial, Law se puso de pie y salió del bar. Kid y Ace trataron de detenerlo, pero fueron interceptados por Killer y Sabo. Estos últimos ya habían deducido porqué Law se había tomado su tiempo para salir y realmente creían que estaba mostrando varios síntomas anormales como el de tratar de ser considerado con otro ser humano: suficiente muestra de evolución humana como para dejarlo ir a buscar a Luffy.

Fuera del bar, Luffy y Boa estaban sentados en la pequeña mesa que con toda seguridad sería recordada como la mesa de las revelaciones y reconciliaciones express.

-Te dijeron que esperaras adentro -escupió Boa al ver a Law.

-¿Y a ti ya te dieron la buena noticia? -expectoró de regreso Law.

-¡Hey, Boa! -llamó Ace, apareciendo detrás de Law-. Como tú y este bastardo ya tuvieron su tiempo de calidad hablando en el estadio, ¿por qué no me lo prestas y así yo le hago pasar tiempo de calidad con el resto de la gente que tampoco lo quiere?

-Por favor -dijo sonriendo Boa.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Alto! ¡Ace de…!

Law no pudo continuar porque fue secuestrado por Ace y arrastrado de regreso al interior del bar.

-Es tan odioso -se quejó Boa cuando ella y Luffy volvieron a estar solos.

-Bueno, sé que no se hace querer.

-¿Y entonces por qué lo quieres?

-No lo sé -respondió Luffy, sonriendo y desbordando sinceridad-. Aunque increíblemente al principio sí contribuyó. No lo parece, pero cuando quiere es bueno para tomar la iniciativa.

-Pero malo para ser constante.

-Ya sé.

-¡No pretendo hacerte cambiar de opinión! -se apresuró en explicar Boa-. Sólo digo lo que siento y Trafalgar no se merece que le des otra oportunidad.

-Ya sé -repitió Luffy.

-Pero se la darás igual -agregó Boa, resignada-. Yo ya me lo imaginaba. Lo supe al ver lo feliz que estabas cuando se apareció en el estadio.

-También estoy feliz cuando vas a verme.

-¡Y siempre iré! -dijo Boa, sonrojada y sacando corazones de colores-. Siempre estaré de tu lado, aunque eso signifique que tenga que aguantar a Trafalgar.

Luffy sonrió ampliamente y Boa casi se derritió en la silla.

-¡Suficiente! -gritó Law al emerger nuevamente por la puerta del bar, despeinado y más molesto.

-¿De ti? ¡Por supuesto! -respondió Boa-. Ya hemos tenido bastante. Puedes irte largando.

-¡Trafalgar, ven! ¡Aún tenemos muuuuucho tiempo para ti! -arremetió Ace, arrastrándolo otra vez con él.

-¿Acaso existe alguien en la isla que lo aguante? -soltó Boa luego de ver cómo Ace estaba más que dispuesto a hacerle la vida tan miserable como fuera posible al médico.

-Pues, supongo que soy el único -declaró Luffy-. Bueno, los chicos de la clínica también cuentan.

-Siguen siendo minoría y tú eres el único que importa -agregó Boa en un suspiro-. Entonces, Luffy… Entiendo todo el asunto de que aún no han vuelto, pero has decidido decir que sí porque… Bueno, porque las cosas sucedieron así… Y sé que estás en una situación delicada, pero… ¿Nuestro acuerdo sigue en pie?

-¡Claro que sí! -respondió Luffy-. Yo siempre cumplo mis promesas.

Boa se llevó ambas manos al rostro para contener los sentimientos que amenazaban con escapar de su ser y hacer explotar toda la isla en el proceso.

-¿Cuándo quieres que tengamos la cita?

-¡¿Q-Qué?! -soltó Boa con un hilo de voz-. ¿Me estás dando prioridad a mí?

-Claro que sí. Después de todo, habíamos quedado en tener una cita antes de que arreglara las cosas con Law y de que supiera que Sabo también vendría a la isla.

-Yo puedo esperar. Esperar mientras pasas tiempo con tus hermanos -se corrigió Boa de inmediato-. Trafalgar se puede morir.

-Está bien -rio Luffy-. Entonces, primero estaré con mis hermanos, pero no creo que tengas que esperar mucho: Ace ya lleva algún tiempo en la isla y Sabo nunca se queda demasiado. Tan pronto pueda, te buscaré y al final hablaré con Law.

Boa sonrió triunfante: Luffy había decidido ponerla antes que al bastardo de Trafalgar.

En ese preciso momento, Law trató de salir del bar, pero el que tuviese a Ace prácticamente sobre él le impedía cruzar el umbral. En un último pero preciso movimiento, Ace logró tirar al suelo a Law y el médico terminó estampado contra el piso con el pecoso sentado sobre su espalda.

-Qué buena vista -apreció Boa-. Aunque creo que a Ace le hace falta compañía.

-Tienes razón -corroboró Ace-. ¡Sabo, ven! Siéntate aquí conmigo.

El otro hermano apareció en escena y, sin mediar preguntas, obedeció al pedido de su mellizo, sentándose también sobre Law.

-¿Todo bien? -preguntó Sabo, mirando a Boa y Luffy.

-Perfectamente bien -dijo Boa, sonriendo.

-No me lo creerán, pero yo también me siento bastante cómodo -agregó Ace.

-¿Significa que todo está en orden? ¿Ya no hay más revelaciones reveladoras ni traumas traumáticos por presenciar hoy? -preguntó Sabo-. Porque ha sido un día largo.

-Demasiado -se quejó Ace a su lado.

-¿De qué hablan? -se quejó Luffy-. Aún es muy temprano. ¡Apenas vamos empezando con la fiesta!

-Y nosotros la continuaremos -aseguró Ace-. ¿Pero acaso no se supone que cierto médico en jefe debería estarse largando ya a su clínica? Como que lleva varias horas fugado de su centro de labores. Y eso dice mucho de su poca dedicación médica.

-Tú llevas un mes aquí -señaló Sabo-. ¿Por qué estás tan interesado en regresar a Law a su trabajo si tú llevas un mes entero sin hacer el tuyo?

-¡Sabo, cállate! -gritó Ace, acalorado-. ¡Tú deberías estar en algún lugar resolviendo una crisis mundial o esquivando bombas molotov!

-Pero estoy aquí, contigo y bien sentado sobre el novio de nuestro hermanito. ¿No puedes ser un poco más colaborador?

-Justo ahora estoy colaborando con cada gramo de mis 90 kilos.

-Había olvidado la clínica -soltó Luffy-. Law, ¿tienes que irte?

Una queja ininteligible escapó del médico al tiempo que Ace se acomodaba más dolorosamente sobre su espalda. A su lado, Sabo suspiró cansinamente: siendo más que obvio que era el único dispuesto a ayudar con la comunicación, se puso de pie y obligó a su mellizo a pararse.

-Puedo estar un rato más -logró decir Law, levantándose del piso y no dejando pasar la oportunidad para darle un golpe entre las costillas a Ace.

-¿Cuánto más? -se quejaron Ace y Boa.

-Luffy -llamó Sabo, encogiéndose de hombros-, sólo puedo ayudarte con Ace.

También era obvio que nadie más que Luffy podía con Boa Hancock.

-Está bien -respondió Luffy-. Nosotros ya hablamos.

-Puedo dejar que Trafalgar hable a solas contigo si es para despedirse -ofreció Boa, todavía sonriendo-. Des-Pe-Dir-Se -articuló con especial odio y énfasis para el médico.

La inexistente paciencia de Trafalgar Law acababa de ganar puntos negativos con aquel comentario. Ahí estaba esa mujer, dándole permiso para hablar con su novio-no-novio mientras que él trataba de fingir ser un humano mínimamente cooperativo con respecto a las relaciones interpersonales de Luffy.

-Entonces los dejamos solos un rato -anunció Sabo.

-¿Cuánto rato? -volvieron a quejarse Ace y Boa, mirando con recelo a Sabo.

-El que sea necesario.

-Nunca debí decirte que vengas -le dijo Ace.

-Yo también te extrañé -respondió Sabo.

A regañadientes, Boa y Ace regresaron al bar después de dedicarle respectivamente al médico en jefe una mirada que podría petrificar el aire y otra que fácilmente podría provocar una combustión espontánea en él.

-Y ustedes me deben muchos favores -anunció Sabo antes de desaparecer tras la puerta.

-Odio las deudas -gruñó Law, terminando de limpiarse el traje.

-Mejor deberle a Sabo que a Ace -dijo Luffy-. ¿Te irás?

-Sí -respondió Law, sentándose en la silla frente a Luffy-. Pero podemos vernos pronto.

-¿Puedo volver a ir a la clínica?

-Sí, y también puedo ir a verte. Cuando tus hermanos se vayan de tu casa -se corrigió Law-. También prefiero que te pases por mi casa antes que por la de Eustass, ni que…

Law se interrumpió a sí mismo antes de decirle que prefería llevarlo él en lugar de que Smoker le diese algún aventón en su patrulla o que cuidara la cantidad de líquido con el que pretendía alcoholizarse con sus amigos. Se suponía que sólo estaba despidiéndose de él para volver al trabajo, no explicándole las condiciones de un contrato.

-Sólo mantengamos contacto -dijo al fin.

-Está bien -aceptó Luffy, distraído.

-¿Qué pasa?

-Nada. Supongo que quiero pedirte que te quedes, pero sé que tienes que regresar al trabajo -explicó Luffy-. De todas formas estoy feliz de que fueras a ver el partido y de que vinieras. Gracias.

Law se sintió bien al saber que Luffy volvía a querer tenerlo cerca, pero segundos más tarde se sintió jodidamente culpable. Sabía que si las cosas no hubieran sucedido como sucedieron, nunca habría ido a buscarlo; si Zoro no le hubiese dado la entrada, tampoco habría ido al partido. Incluso, si Sabo no lo hubiese casi-obligado a ir al bar, no estaría ahí.

Law tomó aire y respiró hondo.

-Ya tendremos tiempo -dijo, sonriendo-. Ahora tienes una fiesta con tus amigos.

Luffy le devolvió la sonrisa al escucharlo y Law experimentó una desconocida sensación de alivio, algo que no sentía desde hacía demasiado tiempo y que le provocaba ganas de querer más. Al ponerse de pie para inclinarse sobre Luffy y besarlo, la puerta del bar se abrió y un par de mellizos retomaron la escena en la que se habían quedado pocos minutos antes.

-¡¿Ya?! -apuró Ace-. ¿Adiós y lárgate?

-Intenté detenerlo -explicó Sabo-, pero apelando a la verdad, tampoco me esforcé demasiado.

-Llámame -pidió Law antes de alejarse de Luffy.

-¡Lo haré!

-¡Claro que no! -refutó Ace-. ¡Y una mierda! ¡Luffy no va a llamarte ni siquiera para decirte que te jodas y te vayas al diablo!

Law ya había tenido suficiente de cuñados-no-cuñados celosos y jodidos por ese condenado día de mierda.

-¿No estás feliz por verme marchar? -le escupió a Ace-. ¿Por qué no te haces un favor a ti mismo y llamas a Marco para mí? Así nos iremos más rápido.

-¡¿Q-Qué?! -soltó Ace-. ¿Qué significa eso?

-Que me lo llevaré -respondió Law, sonriendo de lado-. Mejor dicho: él aceptó irse conmigo. ¿No te dijo? Bueno, era de esperarse. Después de todo, no es que tú importes mucho en la ecuación.

-¡¿QUÉ?!

-Cuánta ineptitud concentrada -se quejó Law-. Luffy, cuando entres al bar, ¿le dices a Marco que salga?

-¡¿Luffy, qué está pasando?! -preguntó Ace, sin entender.

-Marco se quedará en casa de Law -explicó Luffy.

-¡¿QUÉ?! ¡¿Por qué?!

-Porque son amigos.

-¡Que Trafalgar se joda! -explotó Ace-. ¡Hay suficiente espacio en casa para recibir a Marco!

-Pensé que habías dicho que viniste a pasar tiempo con Luffy -le recordó Law.

-Exacto -apoyó Sabo-. ¿Qué pasó con aquello de pasar tiempo en familia?

-¡¿Sabo, de qué puto lado estás?!

-Así que prefieres pasar tiempo con Marco en lugar de Luffy -interrumpió Law.

-¡...Trafalgar, hijo de puta! -escupió Ace, rechinando los dientes.

-Yo acabo de conocer a Marco y no es que no me agrade -comenzó a elaborar Sabo-, pero nosotros teníamos planes con Luffy y él ya hizo planes con Law.

-Planes conmigo y sin ti -le especificó Law a Ace.

Ace no dijo nada, pero tampoco hizo falta: todos sentían cómo dentro de él su temperatura aumentaba y amenazaba con alcanzar los 27 millones de grados Fahrenheit del mismísimo núcleo solar. Law le concedió unos segundos, a la espera de que con un poco de suerte fuese a incinerarse solo, pero como aquello no sucedió y en ausencia de la implosión cósmica, fue Sabo quien retomó la conversación.

-Dejar temporalmente mi trabajo en política internacional para venir a convertirme en niñero de todos ustedes me está comenzando a molestar -dijo.

-Al menos hice que cerrara la boca -se defendió Law-. Además, yo ya estoy de salida.

-¿Y qué fue esto? -reclamó Sabo señalando a Ace, cuyo ardiente odio hacia Law lo había incapacitado temporalmente del habla-. ¿Un regalo de despedida?

-De nada -dijo sonriendo el médico.

-¿Podemos terminar la despedida? -apuró Sabo-. Porque de todas maneras me estoy haciendo la idea de que esta escena la repetiremos los divertidísimos días por venir, ¿correcto?

-Yo puedo tener divertidos días sin ninguno de ustedes dos cerca, gracias.

-Eso no va a suceder -corrigió Sabo-. Pero, bueno, supongamos que no te veremos en nuestro futuro inmediato. Aunque antes de que Ace y yo nos vayamos, sí esperamos verte en la fiesta de despedida.

-¿Será pronto?

-No -respondió Sabo, sonriendo.

Tras despedirse, Sabo llevó a empujones a Ace de regreso al bar y Luffy los siguió, dedicándole antes una gran sonrisa a Law.

-Yo sí te llamaré pronto -dijo.

-Por supuesto -aceptó Law-. Dejé estacionado mi auto en el parque. ¿Le dices a Marco que vaya a buscarme cuando salga?

-Claro, yo le digo.

Luffy volvió a sonreír y entró al bar. Law hubiera deseado tener una despedida más cercana, pero tenía que darse por satisfecho. Y antes de que alguien, cualquiera, le arruinase el escape, decidió largarse lo más rápido que pudo de ahí.

Law ya había tenido más que suficiente por ese malparido día de mierda, pero a la vez tenía que admitir que a pesar de todo, había ganado más de lo que se merecía, y no iba a arruinarlo. Además, aún tenía varias cosas por hacer antes de que aquel jodido día terminara por completo.

Cuando llegó a su auto, se apoyó en la puerta y se sacó el celular de un bolsillo para buscar el número de su hermana. Ya eran dos meses desde la última vez que habían hablado y, como siempre, ella estaba en una isla distinta al de la llamada anterior. Pensó en qué demonios debería decirle exactamente: era la primera vez que le contaría que había invitado a un amigo a quedarse en casa y quería saber si podía ofrecerle su habitación. Había muy pocas personas a las que Law había llevado a su casa, ya que a sus examantes casuales los atendía en otro lugar, y aunque su hermana empacó todas sus pertenencias y dejó su dormitorio a modo de habitación de invitados, Law nunca le había dado uso. Aun así, se sentía en la obligación de decirle que el momento había llegado y que un amigo se hospedaría ahí. Lo que lo llevaba a la siguiente etapa de la conversación fraternal, ya que ella comenzaría con el interrogatorio y una cosa llevaría a la otra hasta llegar a Luffy.

Law suspiró con cansancio.

Hablar con su hermana sobre Luffy era un tema que prefería evitar en esos momentos, pero le sería imposible no darle respuestas una vez que comenzara con su lluvia de preguntas. Todo habría sido más sencillo de haber seguido su plan inicial: ofrecerle su propia habitación a Marco mientras que él dormía en la clínica. Pero ya era tarde para retractarse.

Sin mucho entusiasmo, llamó a su hermana.

-¡LAW! -Los gritos de preocupación de su hermana se escucharon del otro lado de la línea-. ¡¿Qué pasa?! ¿¡Estás bien?!

-Hola, Lami -saludó Law, alejando el celular de su oreja-. Estoy bien. No pasa nada.

-Estás bien, pero sí que pasa algo -dedujo Lami-. Si no pasara nada, no estarías llamando. ¿En serio estás bien?

Law volvió a suspirar. Su hermana menor le profesaba una preocupación extrema y sin fundamentos, como si fuese a quebrarse con solo estornudar. Por ello, Law nunca le contaba demasiados detalles de su vida o de lo que sea que estuviera o no haciendo.

-Estoy bien -repitió Law-. ¿Dónde estás ahora?

-¡De vacaciones en Kyuka!

-¿De vacaciones? -repitió Law-. Estás de vacaciones desde hace dos años.

-Pero antes de eso trabajé muy, MUY duro.

-Ajá.

-Y tú aún no me dices qué ha pasado.

-No ha pasado nada -respondió Law-. Invité a un colega a quedarse unos días en casa.

-¡Ohhhh! -soltó emocionada Lami-. ¿Un amigo médico?

-Sí.

-¡Que se quede en mi habitación todo lo que quieras!

-Gracias.

-¿Y qué más?

-Nada más.

-¿Cómo que nada más? -se quejó Lami-. Eso no puede ser todo. ¿Qué más ha pasado? ¿Todo está bien en la clínica? ¿Los muchachos están bien? ¿Cómo van tu novio y tú?

-Todo está bien en la clínica.

-¿Y el novio?

-También.

-¿Y cuándo voy a conocerlo?

-Cuando no estés del otro lado del mundo.

-Entonces… ¿Todo está bien? -volvió a preguntar Lami-. ¿Un amigo se quedará contigo y tu novio está bien con eso?

-Sí.

-Tienes un novio bastante comprensivo -agregó Lami-. Espero que te estés portando bien con él.

-…

-Se supone que deberías haber dicho algo como "siempre me porto bien".

-Recientemente sí -respondió con bastante sinceridad Law.

-Ajá. Espero que ese "recientemente" se extienda... ¡Y cuando regrese quiero conocerlo!

-Cuando regreses -recalcó Law.

-Si dices que me extrañas, puedo volver antes.

-Puedes volver cuando quieras.

-Pudiste haberme dicho lo que quería escuchar y esta llamada habría terminado con un graaaaaan final -le reclamó Lami-. Pero te dejaré en paz sólo porque has llamado tú y hablaste más que de costumbre. ¡Pero cuando vaya no seré tan benevolente y tendrás que darme todos los detalles!

-Claro que no.

-¡Gracias por aceptar! ¡Te amo! ¡Adiós!

La llamada se cortó y Law cerró los ojos, respiró hondo y se guardó el celular. Aquel día estaba resultando interminable.

Tras 15 minutos de espera, Marco apareció con una gran mochila viajera a la espalda y disculpándose sin parar por la demora, pero a Law le pareció que para haberse sacado de encima a Ace y luego huir de la fiesta, un cuarto de hora había sido bastante rápido. Ambos subieron al auto y Law condujo hasta su clínica, donde fue recibido por todo su personal en la entrada.

-Vaya que eres popular -soltó sorprendido Marco.

-No es lo que piensas, pero tampoco tengo fuerzas para explicarte -confesó Law, visiblemente sonrojado por el recibimiento-. ¡Atención todos! Él es Marco y pasará unos días con nosotros. Mientras no haya trabajo por hacer, pueden aprovecharlo.

-Hey, ¿qué clase de presentación ha sido ésa? Bastaba con decir que somos amigos, colegas, ¿persona de interés para intercambio de conocimientos médicos? -rio Marco-. Lo que dijiste sonó como si les concedieras permiso para diseccionarme y ver qué tengo dentro.

-Da igual. Ellos entendieron.

-¡Bienvenido a nuestra clínica! -saludaron todos.

-Gracias.

Luego del cálido recibimiento a Marco, todos giraron sus miradas hacia Law y él ya no tuvo cómo escapar.

-…Todo está bien con Luffy -soltó, desviando la mirada-. Pronto volverá a visitar la clínica.

Sus chicos dieron gritos de alegría, lanzando papelitos de colores por los aires.

-¡Ahora regresen al trabajo! -ordenó Law, completamente rojo y acalorado mientras volvían al interior de la clínica fingiendo tener prisa-. ¡Y que alguien limpie todo esto!

-¿Puedo pregunt…?

-¡No!

-Está bien, está bien. No me mates -rio Marco.

Ambos médicos entraron en la clínica y Law pidió que alguien le mostrara el lugar a Marco mientras él se encerraba en las profundidades de su oficina. Una vez allí y para su sorpresa, sobre su escritorio encontró un informe que detallaba todo lo ocurrido en las horas que estuvo ausente, así como también el listado de actividades por hacer con su respectivo responsable para los siguientes dos días. Eficiencia pura. Law sonrió para sí mismo: al parecer, sus muchachos habían apostado por el mejor resultado posible y habían aprovechado su alejamiento del lugar para facilitarle unos días libres y dedicarse a actividades de reconciliación con Luffy.

Pero él era Trafalgar Law y por más que no tuviese trabajo, ya se encargaría de inventárselo.

Se abotonó el saco, se puso la bata blanca y, antes de salir de su oficina, fue por la copia de las llaves de su casa. Tras leer meticulosamente el informe que sus chicos hicieron, escogió un tema al azar y salió a trabajar en ello para liberar un poco de todo el jodido estrés que había acumulado en las últimas horas.

Una vez acabados todos los pendientes de la clínica, el personal se congregó en la cafetería para una cena comunal. Cuando Law llegó, sólo pidió un par de onigiris y mucho café antes de ir a sentarse junto a Marco.

-Tienes un gran lugar -comentó Marco-. A simple vista parecía pequeño, pero en verdad está bien equipado y tus muchachos son muy buenos.

-Por supuesto.

-Supongo que lo más sorprendente es que siendo tus muchachos, todos rebosen de alegría y entusiasmo.

-No sé de qué hablas -respondió Law con maña-. Yo también lo hago.

-Sí, claro -rio Marco-. ¿Y siempre está el ambiente tan animado? ¿O sólo es por hoy porque están festejando tu reconciliación con Luffy?

Law se atoró con el arroz que estaba masticando.

-Y antes de que te retractes de la invitación para quedarme en tu casa, déjame aclarar que yo no hice preguntas -se defendió Marco-. Fui yo el que terminó siendo interrogado. Al parecer todos querían saber qué había pasado y como yo no tenía idea de qué hablaban, me contaron la historia.

-¿Qué historia?

-Tú y Luffy de novios. Todos felices. Tú terminando con Luffy. Todos sufriendo. Tú yendo a buscarlo. Todos emocionados -enumeró Marco-. Claro, obviamente estoy dándote mi versión resumida: ellos fueron más elocuentes.

Law ya se imaginaba que su vida personal era de interés general entre sus muchachos y no tenía problemas con ello porque eran bastante discretos con el asunto. Pero no había tenido ni idea de que estaban viviendo la emoción de su problemática vida amorosa como si fuese propia. Apreciaba la preocupación, pero no podía con la idea de sentirse el centro de atención.

Terminada la cena, los chicos se ofrecieron a cerrar la clínica para que Law pudiera llevar a su invitado a casa, y él aceptó de buen grado sólo porque le urgía que aquel día acabara de una maldita vez. Ya en casa, Law llevó a Marco a la habitación de Lami -estrenada por primera vez como habitación de invitados- y luego le mostró los otros ambientes.

-Tienes una casa grande y bastante acogedora -admiró Marco.

-Gracias -dijo Law, ofreciéndole algo de tomar.

-Esperaba alguna explicación -rio Marco.

-No pienso preguntarte qué demonios estabas esperando encontrar.

-Nada malo, pero tampoco algo como esto -explicó Marco, mirando la acogedora sala mientras se acomodaba en uno de los sofás-. No pensé que tendrías buen gusto para la decoración, y de hecho ni siquiera que tuvieras una casa. Me imaginaba que vivías en un departamento pequeño o un monoambiente sin muebles, sólo con una cama a un lado y todo lleno de libros.

-Eres el primero que lo dice.

-Claro que soy el primero que te lo dice -rio Marco-. Pero te apuesto que no soy el primero que lo ha pensado.

Haciendo memoria, Law recordó que Smoker y Luffy también lucieron sorprendidos la primera vez que los invitó a su casa.

-¿Y qué historia hay con la casa?

-Ninguna -respondió Law-. Yo sólo pagué por ella. Fue mi hermana quien la escogió y la decoró.

-Ajá, ya sabía yo que había una historia -dijo Marco-. Quién lo diría, para lo siniestramente callado que eras en la universidad, me impresiona la cantidad infinita de historias tuyas que apenas voy conociendo.

-Ya sabes suficientes -se quejó Law, yendo a servirse un poco de vodka.

-Un par más no me harán daño a mí ni a ti -agregó Marco-. Recuerdo que tenías una hermana menor que siempre estaba hospitalizada, pero la última vez que nos encontramos en ese congreso de medicina en Drum me dijiste que ya estaba mejor.

-Sí, luego de años de operaciones y tratamientos mejoró. Cuando estuvo bien, insistí en que hiciera un par de años más de rehabilitación y después de que los terminó, se fue de viaje.

-Debido a su enfermedad nunca había salido de la isla, ¿correcto?

-Exacto. Al menos no desde que vinimos de North Blue.

-Por eso quiere conocer el mundo -dedujo Marco-. ¿Cuándo volverá?

-Cuando le entren ganas, supongo -respondió lacónicamente Law-. Ya lleva fuera dos años y no parece tener prisa por volver.

-Qué bueno que tienes a Luffy, ¿no? Tanta alegría condensada en un solo ser te debe ayudar a no extrañarla.

-Cierra la boca y vete a dormir antes de que me arrepienta.

El domingo por la mañana Law despertó con la horrible sensación de haberse quedado dormido, pero al revisar su celular descubrió que en realidad era bastante temprano. La noche anterior había caído dormido ni bien su cabezo tocó la almohada, cosa que él atribuía al cansancio por tanto estrés. Antes de salir de la cama, notó que tenía un mensaje sin leer: una fotografía de Luffy enviada a mitad de la madrugada. La imagen era un selfie de Luffy y Sabo luego de pintarle el rostro a Ace, quien al parecer había sido el primero en quedar dormido, ya que posaba en el fondo de la fotografía totalmente inconsciente.

Law sonrió, aliviado. Las cosas comenzaban a ir mejor. Le gustaba volver a recibir mensajes de Luffy.

Para su infinita tranquilidad, el día transcurrió sin novedades ni complicaciones: todo parecía haber regresado a su monótona y cómoda existencia. Tampoco tuvo que preocuparse por su invitado ya que, en honor a las indicaciones que había dado la tarde anterior, éste estaba siendo aprovechado por los chicos de la clínica, aunque no tenía muy claro si todo aquel interés era exclusivamente en aras de la medicina o porque querían escuchar alguna historia de cuando estudiaron juntos en la universidad de Grandline. Finalmente, Law decidió que podía vivir con la duda y no hizo preguntas.

Temprano el lunes por la mañana, Law desayunaba en la cafetería de la clínica mientras revisaba su celular; aunque no quería parecer ansioso, se preguntaba si Luffy lo llamaría pronto. Al notar que Marco se acercaba a la mesa dejó su celular a un lado.

-No quiero interrumpir -dijo Marco.

-No interrumpes nada -mintió Law, bebiendo de la tradicional taza de café que era todo en lo que consistía su desayuno.

-No sé si te interese saber que yo he sido bombardeado de llamadas de Ace para saber cuánto más estaré por aquí.

-Me interesa sólo si le dijiste que por el resto de tu vida.

-No fui específico al respecto, pero claramente no pienso quedarme tanto tiempo. Pero gracias -rio Marco-. Supongo que mi estadía aquí depende del humor de mi anfitrión.

-Puedes quedarte el tiempo que quieras.

-¿Seguro que me quieres en tu casa cuando Ace se vaya de la isla? -preguntó Marco, levantando una ceja-. No quiero interrumpir la reconciliación.

-No creo que Ace se largue de la isla antes que tú.

-Me generas un conflicto interno -dijo Marco-. No pensé que nuestro vínculo fuera así de fuerte. Eso de común me llenaría de dicha, pero no estoy seguro de querer quedarme cerca sólo para que me uses como medio de tortura para tu querido cuñado.

-No sé de qué estás hablando -soltó Law, sonriendo con maña.

-En todo caso, ¿puedes soportarme en tu casa unos días más? -preguntó Marco-. Hay más cosas que quiero seguir trabajando con tus chicos.

-Claro. ¿Y qué harás después?

-Ir al centro de la ciudad. Me interesa averiguar las cosas nuevas que ofrece Grandline en la facultad de medicina. Dependiendo de qué encuentre, puede que decida quedarme más tiempo.

Terminado el desayuno, Law fue a inventarse trabajo a su oficina hasta la hora de las consultas, pero Marco estaba más que dispuesto en ayudarlo al respecto atendiendo por él, y Law tuvo que ponerse creativo para seguir inventándose algo que hacer por el resto del día. Por la tarde, Shachi fue a buscarlo a su oficina.

-¿Qué pasa?

-Marco atendió a varios pacientes que tienen prótesis y está bastante interesado en el asunto -explicó Shachi-. Le contamos que la mayoría de las prótesis son prototipos experimentales que has desarrollado con Eustass…

-Y quiere conocerlo -completó Law con molestia.

-Lo llamé y dice que tiene tiempo ahora. ¡Así que no te preocupes! -se apresuró Shachi en decir-. Yo llevaré a Marco y tú puedes seguir aquí, bien lejitos de Eustass.

Law achicó los ojos con ira y apretó los dientes.

Claramente el mantenerse lejos de Kid era la decisión correcta: no había dudas ahí. Pero el dejar a solas a Marco con Kid le traería más complicaciones que un disparo en la rodilla. Kid tenía una boca muy grande y sabía demasiadas cosas sobre él, y Marco era un gran oyente: mala combinación por donde la mirase.

-Yo lo llevaré -dijo al fin Law.

-¿C-Cómo? -preguntó incrédulo Shachi.

-Yo… llevaré a Marco -repitió Law, sin creerse sus propias palabras.

Minutos más tarde, Law y Marco partieron raudos en el vehículo del primero, aunque a Marco le pareció que a la velocidad que conducía su anfitrión, el haber ido caminando resultaba más rápido.

-¿Hay alguna historia que necesite saber con respecto a esta visita? -se aventuró a preguntar al detectar las increíbles ganas de Law por llegar a su destino.

-Odio al bastardo de Eustass -respondió Law.

-¿Se supone que debo hacer más preguntas? -soltó Marco-. Tú odias a mucha gente.

-A él en especial.

-Tus chicos me dijeron que eran amigos.

-No veo cómo éso podría ser un impedimento para odiarnos.

-Perdona mi entusiasmo, pero creo que volver a esta isla después de años ha sido la mejor decisión que he hecho -rio Marco-. Muchos reencuentros, muchas historias y muchas caras nuevas.

-No entiendo tu entusiasmo por querer verle la puta cara a Eustass -escupió Law-. De hecho, lo viste hace dos días en la fiesta.

-Vi mucha gente ese día.

-Hijo de puta, escandaloso, pelirrojo -enumeró Law a manera de descripción.

-Ah, sí. Recuerdo al pelirrojo -soltó Marco-. Por su apariencia, pensé que se dedicaba a la música o a algo parecido. Venga, qué comentario prejuicioso. Lo siento. Supongo que nosotros tampoco tenemos pinta de médicos.

-De hecho, sí se dedica a la música -explicó Law-. Tiene una banda y aires de diva. Aunque a nosotros sólo nos interesan sus títulos de ingeniería, robótica y mecatrónica. No me hagas repetirlo, pero es bastante bueno. Hemos hecho varios proyectos juntos y las prótesis que desarrollamos dejarán la etapa de prototipo pronto.

-¿Puedo contarle lo que acabas de decir?

-¿Quieres bajarte del auto para que te pase por encima?

Tras lentísimos minutos de recorrido, por fin llegaron a casa de Kid, la misma que Law notó estaba bastante distinta a como la recordaba. Hacía varios años que no se pasaba por ahí y le molestaba tener que romper su récord de inasistencia. Su único consuelo era saber que el imbécil de Kid debía estar seguro de que él no iría llevando personalmente a Marco, por lo que la sorpresa de tener que aguantarse mutuamente le jodería tanto como a él.

Caminaron hasta la puerta principal y Law tocó el escandaloso timbre. Segundos más tarde, la puerta se abrió y los recibió una muy pálida pero sonriente mujer de cabello claro largo sujetado por dos coletas a los lados. La mujer pegó un grito al verlo y luego se lanzó sobre él, abrazándolo y gritando.

-¡LAAAAAAW! ¡Te extrañé tanto!

-¡¿L-Lami?! -logró soltar Law, demasiado confundido como para poder reaccionar apropiadamente.

-¡¿Cómo estás?! -comenzó Lami con su ataque de preguntas-. ¿Todo va bien? ¿Estás comiendo bien? ¿Cómo van tus problemas de sueño?

-¿Lami, qué est…?

-¡Alto ahí, maldito imbécil! -gritó Kid, apareciendo detrás de Lami-. ¿Qué mierda haces aquí?

-¡¿Qué mierda hace mi hermana aquí?!

-Está viviendo conmigo.

-¡¿QUÉ?!

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Agradecimientos a mi beta reader: Scyllua.


Gracias por los reviews.

Nihil Nemorum, hola (luego de casi un año, cof, cof). De seguro ni siquiera recuerdas que dejaste en el review, jaja. Primero lo de Sanji: pues me pareció demasiado predecible que estuviera en la lista de Law pero presentarlo como el hermano celoso porque salió con Reiju me pareció un escenario más entretenido (y problemático). Aún hay mil maneras de hacerle (más) miserable la vida a Law. Y por eso mismo agregué a Marco como uno de los únicos personajes de la historia que no quiere verlo morir. El que ambos sean médicos da mucho material para seguir tirando para adelante. Eso y el factor de celos de Ace, obviamente. PD: mi tumblr sigue vivo.

MissNath07, hola. Gracias por leerme antes como lectora fantasma y ahora como lectora no-fantasma y por dejarme el review (los dos, don't worry). Pues sí, este fic ya tiene 5 años y aún sigue "en proceso" cof, cof. Me urge terminarlo pronto. Aunque se lea muy poco convincente la verdad no me hace mucha gracia dejar mis historias inconclusas pero los hechos me condenan (y muy mal) porque precisamente ése suele ser mi modus operandi. Horror. No lo hago a propósito, simplemente lo olvido. Pero contra todo pronóstico quiero acabar todos mis fics LawLu.