"No sé si voy por un buen rumbo, deambulo por la noche, solo como un ave hacia aquello que llamamos hogar"
Gakupo iba pensando si era buena idea caminar en la noche en la ciudad.
La verdad, es que se había perdido. Sólo recordaba haber salido corriendo del departamento que compartía con Luka. Era doloroso simplemente recordar ése cuadro.
Apenas llegaba de su ensayo general. Había terminado de ensayar una nueva canción con el chico Kagamine. Y lo estresaba el hecho de que esa canción no fuera tan buena. Pero lo tranquilizaba que Len era más conocido que él mismo, así que era buena oportunidad para darse a conocer más.
Venía inmerso es sus pensamientos y preocupaciones, y sólo por inercia caminaba a su compartido departamento. La co-dueña era Luka, su pareja actual, desde hace un par de años.
Se conocieron cuando Luka hizo su debut, a ella le pareció encantador cómo el iba vestido. "Un hermoso samurai" pensó. Luka, siendo tan bonita, no tardó mucho en captar la atención del samurai. Y así, salieron algunas veces, hasta que Gakupo se dio cuenta que tal vez, estaba enamorado de ella.
El nunca se había enamorado en su vida, pero cuando Luka apareció, un sentimiento de cariño creció en el. No estaba muy seguro si era amor o no, lo único que sabía era que quería aferrarse a ese sentimiento lo más que pudiera.
Así que los últimos años no habían estado tan mal.
Deslizó la llave por la cerradura de la puerta, intentando no hacer ruido, puesto que ya era muy noche y no quería despertar a la joven Megurine.
El ensayo le había tomado más tiempo de lo esperado, y había avisado a Luka que lo más probable, es que se quedara ensayando toda la noche. Así que avisó que no llegaría a dormir.
Afortunadamente, durante el ensayo llegó Gumi, y les ayudó enormemente en los ajustes a la letra de la canción, y les redujo el tiempo de ensayo muchísimo.
Cuando entró, vio un camino de ropas que seguían hasta la alcoba que compartía con la CV03, y las ropas no sólo eran de ella, sino que también habían unas parecidas a las de Miku.
Pero era extraño, no recordaba nunca que Miku utilizara ropas tan... masculinas. Ella era todo menos masculina.
¿Mikuo?
-No, por favor...- dijo con la voz quebrada y un nudo en el estómago. Pidiendo a cualquier deidad que lo escuchara, que sus pensamientos fueran erroneos.
Empezó a caminar con miedo, pero firme hacia la habitación. Con la katana en mano, desenvainada a la mitad, abrió la puerta poco a poco.
En efecto, Mikuo y Luka estaban ahí, sin ropas y disfrutando del cuerpo del otro.
Gakupo se quedó congelado, sin saber que hacer. Había entrado con la discreción suficiente como para no ser notado. Fue hasta que envainó la espada de nuevo, que ellos se percataron de su estancia.
-¿Tu... nos viste?- preguntó Luka con cierto nerviosismo en la voz.
-¿Que si los vi? Me dieron todo un espectáculo.- dijo el samurai con lágrimas de rabia inundando sus ojos.
-Gakupo, perdóname.-dijo Mikuo con arrepentimiento.
-¡¿Qué hay de Miku?! ¡¿Tuviste la decencia de terminar con ella o le hiciste lo mismo que a mi, bastardo?!-
-Miku es mi hermana, y aunque la amo, no podrá pasar de un amor fraternal, y lo sabes.-
-¿Qué más castigo quieres para ella? Lo haces a sabiendas de que ella te ama, y no sólo como hermano.-
-Yo sé que nuestros padres planearon el matrimonio desde que nacimos, incluso ellos mismos son hermanos. Pero nunca la pude ver así. Yo... sé que lo que hago es injusto para ella. Pero... ¡yo me enamoré de Luka!- Dijo Mikuo con lágrimas de dolor brotando de sus ojos, mientras que Gakupo se contenía para no rebanarle la cara.
El samurai realmente era mortal cuando se le hacía rabiar.
-Pero yo amo a Gakupo... lo siento Mikuo. Tu sabías que esto era algo casual.- dijo Megurine con indiferencia a Hatsune.
Después de un momento de silencio, Mikuo estalló en llanto.
-No quiero vivir si Luka no me ama, y si al mismo tiempo le hago daño a Miku... ¡Mátame, aquí y ahora, Gakupo!-
-Alguien que no le teme a la muerte, merece vivir. Con todo el daño que nos has causado, te comerá la culpa, y el desamor que ahora adquiriste... no es suficiente castigo.- dijo sin ninguna intención de desenvainar la katana.
-¿Me perdonarás?- dijo Luka, poniendo la cara de arrepentimiento más convincente que pudo.
-Ambos sabemos que no estás arrepentida ni un poco, y no sé si esta es la primera vez que me engañas. Pero no me quedaré a averiguar si va a ser la última.- dijo dándose la vuelta para recoger sus pertenencias e irse.
...
Así que así fue como terminó en una parte de la ciudad que no conocía, perdido y con su maleta en mano.
Se sentó al filo de la acera, esperando que su mente se despejara un poco. Sacó un cigarro, lo prendió y dio una fumada.
-El cigarro te va a matar.- escuchó una voz familiar, mientras sentía como le arrebataban el cigarrillo de la boca y lo aventaban al suelo.
-¿Kaito? ¿Qué haces aquí?-