Capítulo1. Necesito hablar contigo.

En uno de esos momentos que sempai solía encontrarse a solas, en el departamento que compartía con Morinaga, llevaba sentado bastante tiempo en el suelo recargado en el sofá de la sala de estar; fumando detenidamente su cigarrillo -"¡Ahg! maldición…"- había estado reflexionando demasiadas ideas por varios minutos, le daba vueltas al mismo "tema" que unas semanas atrás había empezado a cubrir sus pensamientos -"Maldición… "- apagaba la colilla en el cenicero y prendía nuevamente otro cigarrillo, desde aquella noche en que experimento el más grande y honesto sentimiento, nunca pensó pasar por todo "aquello" vivido con Morinaga, su vida en verdad había dado un giro en extremo y cambiando todo en él.

Esa noche realmente fue muy especial, no sólo había hablado honestamente con Morinaga acerca de sus sentimientos hacia él, si no que fue capaz de sentir esa necesidad de cumplir su propio deseo de besarlo para evitar que Morinaga tuviera ese rostro melancólico que el tanto odiaba y que Morinaga se encargaba de cubrir con una falsa sonrisa. –"Yo lo besé… lo besé… maldición"- se decía con las manos sujetando fuertemente su cabeza y provocando un leve sonrojo en su rostro.

Y no sólo fue un beso, después de hablar un poco más Morinaga le había echo "eso" en la entrada de su departamento -Eso- repetía en un susurro, no podía pronunciar la palabra aún, de solo recordar esa sensación que la cálida boca de Morinaga le provocó en esos momentos sus mejillas se encendieron más. –ESE BASTARDO SIEMPRE ME HACE COSAS PERVERTIDAS!- gritó –¿Por qué?... En la puerta de entrada… ¡Está loco! ¡Completamente loco! … Por lo menos se gano un buen golpe…- se cuestionaba y respondía al mismo tiempo.

Mas tarde, lo que paso en esa habitación fue increíble que no podía creerlo, al recordar cada imagen de esa noche su corazón latía fuertemente y su cara era en realidad un sin fin de emociones plasmadas en varias facetas, -"Yo con él… yo hice eso con él"- Sin embargo, no se seguiría engañando así mismo, él en realidad lo deseaba –"Deseo…"- se dijo; el deseo de que Morinaga lo hiciera suyo una y otra vez, lo besara, lo acariciara, le dijera muchas veces que lo amaba y lo deseaba, era suficiente para entregarse como lo hizo, aún sabiendo que al día siguiente su cuerpo le reclamaría la factura y los días posteriores serían algo tediosos de soportar.

-Pero no es solo deseo lo que siento… es algo más grande… suspiró

No había ocurrido nada relevante después de esa noche especial, había pasado casi un mes, él y Morinaga habían estado muy ocupados la escuela, los experimentos, la capacitación de su trabajo, su tesis, el entrenamiento a los asistentes todo aquello los tenia realmente ocupados, que no tocaron el tema nuevamente y menos desde aquella incómoda escena enfrente de ellos –Ese idiota no puede controlarse todavía- suspiró.

Los asistentes habían aprendido muy bien todos los procedimientos de trabajo que Morinaga les enseño, con el fin de ser capaces de por lo menos llevar el paso de Sempai, él se acostumbro a ellos poco a poco, sin embargo, Morinaga dejó un espacio muy grande que trataría de llenar poco a poco –El laboratorio no se siente igual… sin él- susurraba para sí mismo; ya casi no lo veía en el laboratorio, rara vez comían juntos y a veces Morinaga y él no coincidían en sus horarios por las noches, cuando sempai llegaba Morinaga estaba ya dormido, agotado por tanto estrés del día y cuando Morinaga llegaba temprano, su sempai no estaba ó ya estaba dormido igualmente.

Después de todo lo acontecido llegaba un nuevo fin de semana, en donde estarían libres completamente y sempai podría hablar con él de algo muy importante. Eran aproximadamente la 9:00 pm de la noche del día viernes, había llegado 2 horas antes y se sentó a sacar las últimas conclusiones de sus pensamientos, recargado en el respaldo del sillón con los dedos de su mano sobre su sien, sabia perfectamente lo que tenía que hacer.

-Lo haré… hoy lo haré… necesito decirlo… yo…-

La puerta se abrió y una voz melodiosa lo sobresalto y lo puso nervioso al extremo –¡Sempai ya estoy en casa!- decía Morinaga alegremente,dejando su maleta en el recibidor y colgando su abrigo en el perchero.

-Bienvenido Morinaga- le contestó lo más tranquilo que pudo, sin embargo al tiempo su corazón respondía emocionado palpitando fuertemente. –"Demonios tranquilízate"- pensó.

-¡Ah! es bueno estar en casa temprano- exclamó Morinaga, sentándose cómodamente en el sillón estirando sus brazos hacia arriba y sonriendo alegremente.-¿Que tal tu día sempai?- le preguntó, al tiempo en que se bajaba del sofá y se acomodaba a su lado en el suelo, mirando su rostro detenidamente.

Sempai lo miro fijamente a los ojos, había reunido todo su valor para hacerlo, sentía como su cara ardía debido al intenso sonrojo que en ella se reflejaba –¡Ah!… bien muy bien… normal- le contestó, tenía que tranquilizarse ya que sabía perfectamente que tan sólo con tenerlo cerca, despertaba en él ese nerviosismo desatado unas semanas atrás.

Morinaga correspondió con una dulce sonrisa a esa mirada tan avergonzada; en la cual amaba ver ese par de ojos temblorosos de color miel, y sempai sin darse cuenta se perdió en aquellos hermosos ojos verdes - "Sí hermosos"- pensó, cuantas veces rechazó su mirada y no por que no le gustará, si no por la vergüenza que sentía al ser observado con tal deseo por parte de Morinaga.

Sí, Morinaga tenía miles de formas de mirarlo, con gentileza, dulzura, alegría, tristeza, asombro, miedo, enojo, todas ellas las había descubierto a lo largo del tiempo que había pasado a su lado; pero la mirada de deseo de morinaga lo desarmaba por completo.

-"Valor…valor…valor"- se repetía mentalmente, para no desviar ni un segundo su mirada de aquellos hermosos ojos verdes, sentía su corazón latir con fuerza, su cuerpo débil y tembloroso, casi no podía respirar-"maldición"- pensó, como era posible que esa mirada provocará en él tantas reacciones.

-"Lo sé, yo sé lo que es, se que significa pero me cuesta admitirlo"- razonó

Ya estaba cansado de tener esos conflictos mentales consigo mismo, habían pasado tantas cosas juntos y siempre se negaba sus propios deseos y sentimientos pero ya no más, tenía que abrir su corazón, antes ya lo había abierto un poco pero hoy quería abrirlo totalmente.

-Sempai- lo llamo, Morinaga dulcemente sacándolo de su reflexión interna.

"Lo haré…"- se respondió finalmente.

Sempai se levantó del suelo y Morinaga lo siguió de inmediato –¿Sempai?- Morinaga cuestionó preocupado por su acción sin embargo sempai permaneció quieto y lo volvió a mirar fijamente.

Su corazón seguía latiendo más fuerte, creía que Morinaga podía escucharlo también, y entonces…elevando sus manos temblorosas tomo el rostro de Morinaga y cerrando poco a poco los ojos se acerco hasta unir tímidamente sus labios.

-"Sempai…"- Morinaga pensó, realmente sorprendido por el movimiento inesperado que realizó su sempai, se quedó inmóvil, su mente se debatía en si era un sueño o la realidad misma- Esto es real, es real… Sempai- susurró una vez que sus labios se separaron un poco.

Eran raras las ocasiones en que sempai se había atrevido a besarlo por iniciativa propia; que le costaba todavía asimilarlo… sin embargo, le gustaba sentir ese hormigueo en su estomago cada que sempai se atrevía a hacerlo.

-Morinaga… - lo llamó sempai, con sus ojos cerrados, su voz estaba cargada de deseo por primera vez.

-Si- respondió Morinaga.

-¡Bésame,… bésame...por favor bésame!- Sempai había descendido sus manos lentamente y ahora apretaban fuertemente la camisa de Morinaga, aun temblando incluso más que antes.

-¡Eh!- Morinaga realmente estaba sorprendido por lo que sus oídos escuchaban, sin embargo no lo razono, tomaría la oportunidad que sempai le daba en bandeja de plata.-Que feliz me siento- dijo sonriendo, rodeándolo dulcemente con sus brazos posando uno en su delgada cintura y el otro a mitad de su espalda, lo atrajo mas contra su cuerpo.

Sempai tenia los ojos fuertemente cerrados, esperando que esos labios tiernos y a la vez fogosos tomaran los suyos, y lo llevaran fuera de la realidad como tantas veces lo habían echo; sin embrago solo unos segundos habían pasado, pero para sempai eran una eternidad; que al no sentir nada abrió lentamente sus ojos y se encontró nuevamente con esa mirada –"Oh dios esos ojos"- pensó, esa mirada lo penetraba muy en el fondo de su ser.

-Te amo sempai-

-Mori….- No pudo terminar de hablar cuando sintió el calor de sus labios sobre lo suyos en un arrebato de deseo y pasión.

-mmm- -¡ah!- -mmm- -¡ah¡- Sempai soltaba pequeños gemidos entre beso y beso, unos cortos otros mas largos, y sus manos aferradas a la camisa de Morinaga.

-Te amo- -mmm- -te amo... Sempai- -¡ah!- decía Morinaga, ahora sus manos sostenían la nuca y el rostro del sempai.

-Mori… Morinaga- sempai decía con la poca voz que le quedaba, y sus manos sin notarlo ya no temblaban ahora esas manos que muchas veces empujaban y golpeaban a Morinaga, rodearon la espalda de este haciendo que el espacio entre ellos ya no existirá más.

-¿Semp…?- Ahora Morinaga no pudo terminar la palabra cuando sempai volvió a besarlo de una manera más profunda -mmm- -¡ah!- su lengua tímida tomo valor y se entrelazaba con la de él .

En cuestión de segundos el beso fue prolongado ambos movían sus bocas con una sincronización sorprendente que incluso Morinaga tubo miedo de que realmente se tratará de un sueño,

-Mori…. ¡ah!…- susurraba entre besos

Era la primera vez que sempai lo besaba por si solo de esa manera, sin necesidad de forzarlo, estaba tan acostumbrado a sus besos ligeros, en los que sus labios solo lo rozaban y no presionaban los suyos con demasiada fuerza, si esos besos castos que su amado sempai siempre le daba. El aire se terminaba para ambos sin embargo sempai no quería separarse pero lo hizo. Ambos respiraban agitados Morinaga veía al sempai quien tenia ahora la mirada hacia abajo.

Morinaga yo…yo…

-¿Sempai? ¿Qué sucede? ¿Esto es real?...- dijo en un susurro… -¡Sempai golpéame por favor!- Dijo mas tranquilo.

-¡EH! ¡IDIOTA!... ¿QUÉ DICES? ¿ POR QUÉ ME PIDES ESO AHORA?- gritó, levanto la vista para verlo a los ojos estaba irritado, acaso Morinaga no entendía lo que el estaba haciendo

-Morinaga yo… yo…-

-Pero Sempai tu estas haciendo esto y yo…yo… yo no quiero forzarte a continuar, pero si continuamos con esto…no podre detenerme ¿Lo sabes verdad?-

Sempai bajo la mirada apretó sus puños dijo -yo…yo…-

Morinaga se separo un poco más, ya que si seguía junto a él acabaría tumbándolo en el sillón para hacerlo suyo en ese momento. Morinaga le dolía sobre manera que él fuera el único que deseará hacer el amor con tanto deseo y que sempai no lo disfrutara mas sinceramente, es cierto que "esa noche" fue especial, por que sempai realmente lo acepto gustoso, sin embargo Morinaga siempre ha tenido ganas de que sempai también lo acaricie y le diga esas palabras que tanto desea escuchar.

-¡Idiota! ¡Maldición idiota tengo que hacerlo!- Se decía así mismo el sempai empezando a temblar de rabia.-"¡Debo decirlo!"- pensó, entonces levanto la mirada y vio como Morinaga le sonreía con ternura.

Desvió la mirada nuevamente al suelo, -Demonios esto es mas difícil de lo que pensé… Morinaga yo… necesito hablar contigo- susurró demasiado despacio que Morinaga en verdad no lo escucho.

-Etto...Sempai…buenas noches- dijo y acto seguido dio la media vuelta y se dirigió rápidamente al pasillo donde se encontraban las habitaciones.

Sempai se sorprendió y camino rápidamente para alcanzarlo -¡OYE MORINAGAAA, ESPERA!- gritó

Morinaga entró a su habitación y cuando estaba apunto de cerrar la puerta sempai la empujó y tomándolo fuerte del brazo lo detuvo -¿Sempai?- sempai arrojó su puño en el acto, sin embargo ambos perdieron el equilibrio y cayeron, al piso -¡AAAAH! ¿POR QUÉ ME GOLPEA?- reclamó Morinaga adolorido.

-¡IDIOTA¡ ¡TÚ LO PEDISTE!- gritó -SABES LO DIFÍCIL QUE ES ESTO PARA MÍ…YO TENGO ALGO QUE DECIRTE… Y TÚ… TÚ… TE VAS- sempai se encontraba encima de él sonrojado hasta las orejas por la vergonzosa posición en la que se encontraba, así que como medio de defensa lo siguió golpeando.

-Sempai… ¿Qué es lo que tienes que decirme?- preguntó morinaga, con una expresión sorprendida, sujetando sus manos para evitar que siguiera golpeándolo. Sempai detuvo todo movimiento y por unos segundos se quedo así, después empezó a temblar – ¡Ah!.. ¡Ah! Yo… Yo…- contestó -"Dónde demonios se fue mi valor... maldición"- pensó y desvió la mirada su sonrojo era realmente sorprendente y su temblor aumentaba.

-¿Sempai? ¡Por favor dime!, ¿Qué es lo que tienes que decirme?- Morinaga cuestionó sin obtener respuesta….