Capítulo 8
A un paso del amor.
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Ni hablar, tuvo que salir a escondidas de su casa, eso de huir de Yukito no le parecía correcto, después de todo era su amigo y sabía que podía contar con él pero en este caso, creía que no era muy conveniente.
Se puso algo muy sencillo y fue directamente a ese restaurant, si, precisamente su favorito, era increíble lo que había pasado la noche anterior, estaba confundida, si, muuuy confundida, el contrato ya estaba roto y no tenían por qué fingir ser algo que no eran ¿no?, entonces por qué había pasado tal cosa es decir ¿Por qué rayos Shaoran la había besado?, es más por qué ahora le decía "cariño."
Bajó del taxi que había tomado, suspiró antes de entrar al restaurant, dijo su nombre y la condujeron hasta la mesa más apartada de todas, él no había llegado o al menos no estaba, en seguida le fue traído un café capuchino, como a ella le gustaba.
De pronto mientras intentaba tomar el primer trago alguien le cubrió los ojos, unas manos grandes, tocó un poco para reconocerlo pero no pudo, sin embargo cuando estaba a punto de decir que se rendía, respiro hondo.
—discul…-ese aroma, sabia de quien era ese perfume, porque era uno que especialmente le había regalado a él-Shaoran Li, llegas tarde- el chico rio, si sabía que algo así le diría. La dejó y recogió de la mesa de a lado, el pequeño detalle que había salido a conseguir y vaya que tardó en hacerlo, pero al fin dio con ella. Una flor se atravesó por la vista de la chica.
— no esperaras que con esto esté todo resuelto, ¿verdad?- él negó con la cabeza, manteniendo esa sonrisa, Sakura solo buscaba molestarle un poco pero no había funcionado y era bastante extraño tratándose de Shaoran.
—claro que no, no espero nada de eso, siempre y cuando pueda remediarlo con otras cosas- y allí estaba el tratando de ¿jugarle una broma?, no pudo evitar sonrojarse al tenerlo enfrente de ella, pero tomó valor y decidió preguntarle.
— ¿de qué querías hablarme?-
—te lo diré al final de la noche- era el momento de ella en reclamar pero eso se vio cortado por un mesero que traía la comida que según ella nunca ordenó, pero si debía aceptarlo, era exactamente lo que ella pediría, estuvo comiendo en silencio, pensando…
—¿Por qué me conoces tanto?- preguntó.
—Porque nos conocemos desde niños es natural que te conozca- bien, esperaba una respuesta como "porque así nunca te daría las cosas que te gustan" o algo parecido pero no eso. Entonces… ¿ella debía conocerlo tan bien como él la concia a ella?, revisó en su memoria… ok, ok, podía llegar a considerar que si sabía muchas cosas del él, cosa que no se explicaba porque eran como perro y gato cuando estaban juntos… pero ahora que lo pensaba, eso ya no era la cuestión, ¿desde cuándo habían pasado a este punto?.
—¿Qué piensas?- la pregunta fue algo que no se esperaba.
—Pues… -dudo antes de decirlo- que ya no me desagrada tanto tu presencia-
—o sea que sigues con un grado ¿de desagrado hacia mí?- ella parpadeo varias veces, bien en su intento de decirle que ya no sucedía eso, había utilizado mal sus palabras.
—No, bueno, no me desagrada ya, ¿contento?- Shaoran sonrió.
—feliz…- dijo en un suspiro, Sakura carraspeo la garganta.
— ¿Ahora qué hacemos?- desvió el momento.
—mmm, ya sé- dejó el dinero y tomó a sakura de la mano para salir del lugar, caminaron durante un rato, intercambiando números para mantenerse comunicados, viendo cosillas en el camino y riéndose de cualquier cosa antes de entrar a una librería, Shaoran la soltó de la mano y caminó hacia la caja, mientras que ella veía qué había de nuevo en esa tienda. — Qué suerte- dijo en cuanto se acercó a Sakura.
—¿Qué pasó?- preguntó sakura con una sonrisa al ver la sonrisa que el tenia.
— que aún tenían esto- le dio una bolsita de regalo, Sakura abrió la bolsa y sacó un libro.
—ahhhhhhhh- gritó por toda la tienda, se preguntaran por qué lo hizo, ¿no?, la respuesta era sencilla, era el último libro de su autora favorita, misma que sacó (hace algunos años atrás), poco ejemplares, de los cuales no pudo conseguir alguno. —¿Cómo lo conseguiste?-
—ya ves- alzó los hombros para restarle importancia, bien aunque no esperaba que el señor lo reconociese decidió preguntar por ese libro que años atrás había comprado para ella, pero… ¿Cómo no se había de acordar?, si fue bastante desafortunado. Si pues apenas cuando él estaba haciendo la compra de ese último libro de la historia, la chica castaña llegó y el tubo que ocultarse, y para el colmo de los colmos fue descubierto por ella, con la pregunta más descubridora de mundo, "¿shaoran, qué hace allí abajo?" claro que después de eso tuvo que fingir demencia y salió casi corriendo del lugar, dejando aquel libro que había comprado para ella y que no pudo ser entregado por que después paso lo que ya saben…
—Gracias- saltó de él y lo abrazó
—¿Gracias?, ¿Quién dijo que era para ti?- Sakura se separó de él y lo miro apenada.
—yo…-
—No es cierto, es obvio que es para ti- sonrió y recibió a cambio un golpe en a cabeza.
—oyeee, ¿y eso por qué?-
—Por decir mentiras…- sonrió la castaña mientras veía entusiasmada el libro, hacía años que había querido tenerlo, pero por más que haba buscado no podía encontrar un solo ejemplar.
Estuvieron un pequeño rato viendo uno que otro libro, después Shaoran salió y empezó a caminar rumbo hacia al parque, Sakura lo siguió muy de cerca, intentando adivinar a donde se dirigía.
Llegaron a un parque muy peculiar, estaba lleno de niños, cruzaron todo ese tramo y fueron acercando hasta donde estaban las colinas, Shaoran miro hacia el cielo nocturno, miro su reloj, faltaba poco, así que no había problema si le decía. Se volvió a ella, la miró, era un tanto frustrante, que hubiera tardado tanto en aceptarlo.
—Sakura- le llamó.
—Qué, ¿ahora si me dirás?- dijo ella bromeando, él sonrió ladinamente y se acercó a ella, la tomó de las manos y fijo sus ámbares en ella. — bueno, quiero saber porque me buscaste desesperadamente el día que me fui de Hong Kong.- otra vez volvía a tratar de enojar al chico pero en ese momento no había nada que le pudiera molestar.
—Sakura, veras… creo que me he dado cuenta de algo, pero sabes como soy, algo cabeza dura, obstinado y orgullos, creo que el peor error fue irme de aquí, y ese día no estaba dispuesto a cometer el mismo error otra vez, por eso fue que intenté detenerte, para que no te fueras, pero fallé en el intento y la verdad es que no quiero que te alejes de mí, ya no, es por eso qué- busco en su saco una cajita forrada de color verde, la abrió y la miró profundamente— tal vez fue forzado antes, pero quiero que eso sea ahora por voluntad, ¿quieres casarte conmigo?-
Sakura quedo petrificada, ¿eso era cierto?, no podía ser, no podía.
—Shaoran yo… es que no… no puedo… esto es tan…- ella no podía terminar ninguna frase, Shaoran miró a un lado y ocultó la mirada debajo de esos mechones cafés, vaya es que a veces no pensaba las cosas claramente, solo actuaba por instinto, solo pensando en él y su felicidad, entonces se armó de valor y la volvió a mirar.
—tienes razón esto es apresurado, pero ahora ya sabes lo que siento y trataré que esto no se noté demasiado- bromeo, de pronto el sonido del celular de ella interrumpió su discurso. —Contesta- le animo
— Bueno, Yukito… si aquí estoy… me has visto, pero…- bajo el celular— viene para aquí- Shaoran asintió y en cuanto vio al tal yukito acercarse, le avisó a la castaña.
—allí, viene él- ella volvió para ver al cenizo, estaba preocupada pensando en cómo podría detenerlo, para que no viera al castaño, pero en cuanto volvió su mirada al castaño él ya no estaba, miró al cielo y en ese momento una lluvia de estrellas caía.
Y entonces recordó, hace tiempo, mientras estaban en la sala viendo una película, ella empezó a contarle sobre sus niñerías, por supuesto el castaño parecía aburrido y más cuando dijo "como me gustaría que me pidieran matrimonio justo cuando las estrellas cayeran", en ese tiempo Shaoran solo atinó a burlarse de ella, pero hoy había cumplido aquel anhelo de niña, y ella en cambio le había roto el corazón, ¿Qué pasaba con esta vida?, ahora definitivamente ella era la mala del cuento, Shaoran siempre estuvo con ella y aunque en esos momentos no lo pareciera, cada palabra que salía, cada acción, cada gestó, cada costumbre, cada habilidad y cada desfortuna fue grabada en la memoria de shaoran.
Pero es que era apresurado, o sea esta consiente que ellos se odiaban y ella al que realmente quería era a ese cenizo que en este momento le daba un beso en la frente en forma de saludo.
Shaoran vio de lejos la escena y a pesar de que hace unos momentos, pensaba darle tiempo para que lo de ellos fluyera, ver lo que ahora veía lo volvía a la realidad abruptamente, era evidente que la castaña estaba enamorada de Yukito y eso era algo que aunque quisiera no podía cambiar, dio la vuelta, era muy testarudo y cabeza dura, pero también sabia perder, no la presionaría, no, pero a pesar de todo, ella siempre podría contar con él, y ahora lo último que le daría seria ese anillo, mismo que en cuanto se descuido fue ocultado dentro de la bolsa de la chica, porque al final siempre fue para ella y nadie más podría utilizarlo. Bien, debía irse, para que Eriol no estuviera paranoico, al llegar le diría que las cosas estaban claras y después de eso regresarían a China, olvidarían, y con suerte su madre lo tendría muy ocupado evitando que pensara en ella, porque al regresar su vida volvía hacer justamente como lo fue hace un semana, llamadas, viajes, cartas, salidas restringidas, todo para evitar que su encuentro, uno que al fin logrado no fue lo esperado.
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Estaba dando vueltas en su cama, no podía dormir, cansada se levantó y tomó su bolsa, saco de él, aquel libro, leyó "Mis más grandes tesoros", divagó un poco y se pusó a pensar en cuales eran los suyos, miró su cuarto, ¿había algo que atesorara?.
La respuesta era si, amaba esa bella cajita de música y también esa pequeña cadena con su nombre, y ahora amaba este libro que tenía en la mano. Se puso a pensar y se dio cuenta de que todas tenían algo en común. Más bien un destinatario en común Shaoran, busco su celular dentro de su bolsa y encontró esa cajita verde, la abrió y vio en él un hermoso anillo con un diamante verde, Tenía que hablar con Shaoran, no podía dejar a medias una conversación, ahora sí, marco al celular de él pero estaba apagado, bajo el celular resignada, y este enseguida vibró rápidamente buscó leer el nombre del destinatario pero lamentablemente no era él que creía, era un mensaje de Yukito, lo abrió, pero quedo asombrada al leer.
"me he enamorado de ti, pequeña"
Continuara…
roxelnali: muchas gracias, espero no te desepciones ni me quieras matar ahora :)
Vero siento que tubieras que espera siglos, los siento en verdad :(, gracias por comentar :)
lunabs: ja, creias que todo era color de rosa amiguis pero nooooo, ahora si acertaste aun falta la parte que se enteren que fue planeado perooooo como ya no hay nada pues equis, ¿o no?, gracias por escribir xoxo.
