Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.


Había llegado el punto donde desconocía totalmente sus emociones. ¿En qué pensaba? ¿Qué tenía en la cabeza el castaño al pensar que sería tan fácil como pedir perdón? Ni siquiera pensaba posible tratarlo de manera cordial. La hirió de una manera que al parecer no entendía.

Lo que pasó entre nosotros en el concierto fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Te amo…

¡Maldito! ¡Maldito mil veces! Y maldito el momento en el que le dio semejante nivel de poder sobre ella. Desde que se alejó de él, la rabia y la impotencia habían invadido su cuerpo, nublando su buen juicio en el proceso. Le asombraba no haber sufrido ningún accidente ni haber chocado con alguien de camino, admitía ser una irresponsable y mandar cada señalización posible a cualquier parte menos a su atención. La conversación con Taichi la alteró más de lo que estaba originalmente, por lo que, dio unas diez vueltas a la cuadra hasta que, por fin, se sintió lo suficientemente en control como para disimular su estado frente a su madre, o al menos eso esperaba. En el portal de su edificio, decidió detenerse por unos momentos y respirar de manera profunda.

Si él hubiese sido sincero desde el principio, las cosas habrían sido diferentes, serían dignas de un universo alterno. Ella habría dicho que sí, hubiese aceptado y correspondido sus sentimientos. Estarían viviendo un cuento de hadas, pero en vez de eso, solo conoció un lado de Taichi que convirtió todo en una historia de terror. Jamás imaginó, nunca pensó que justo él podría ser tan cruel, y mucho menos, que sería así con ella. Por eso, no podía ceder, no podía caer en esa trampa que suponía el Yagami mayor para ella.

─ ¿Sora? ─ la pelirroja levantó la mirada.

─ Hola, Hikari, ¿todo bien?

─Podría preguntarte lo mismo ─ contra preguntó, con la preocupación a flor de piel. ─ ¿Estás bien?

─Perfectamente; solo pensaba en los pendientes que tengo ─ la sonrisa forzada no engañó a la castaña. Sabía que algo estaba fuera de lugar, su semblante era sombrío, las ojeras eran evidentes, sin contar que podía ver que en algún punto había llorado ─ Dime, ¿qué se te ofrece?

─Bueno…quería hablar contigo sobre algo, pero…

─ Pero, ¿qué? Aquí estoy; lo que sea que tuviese que hacer, puede esperar. ─ Hikari no estaba muy segura al respecto. Era obvio que lo que estaba pasando con la pelirroja era mucho más grave que su cargo de consciencia. ─ Me encantaría tener compañía ─ Hikari seguía sin convencerse ─ Vamos, incluso podemos ordenar pizza.

La pizza no fue el detonante para terminar aceptando. Sora parecía estar realmente necesitando compañía y, al fin y al cabo, ella también. Tal vez ambas podrían ayudarse mutuamente y desahogarse porque no cabía duda de que el problema en común de ambas tenía que ver con el sexo opuesto. Le incomodaba pensar que su hermano estaba involucrado en todo esto, pero sabía que era lo más probable.

─ De acuerdo. ─ La castaña no tenía idea del alivio que recorrió a la joven pelirroja. Cualquier excusa para alejar su mente de Taichi era válida. Aunque para ser sincera, no creía que ayudase mucho, ella no tenía la culpa, pero le recordaba vagamente al castaño, al fin y al cabo, era una Yagami.


─ Me sorprende que conozcas lugares clandestinos.

─ Que no sea tan conocido, no lo hace clandestino. ─ respondió el joven Ichijouji. Como le debía media velada a la Inoue, decidió no sobre exigirse demasiado e ir por lo seguro, por lo que, la invitó a comer una pizza en un lugar cercano a su hogar. Aun así, estaba nervioso, no era bueno en lo que respecta al romance, le gustaba Miyako, pero siendo como era y ella siendo como era, le resultaba difícil dar el primer paso ─ Te aseguro que las pizzas son sabrosas.

─ Eso espero, Ichijouji; nadie juega con mi hambre ─ amenazó en broma. Todo estaba saliendo muy bien y estaba más que encantada. ─ ¿Y bien? ¿De qué será tu mitad? En el buen sentido, aunque suene mal; la mía será de vegetales.

─También me apetece los vegetales. ─ respondió.

─Pues perfecto. ─ la joven le hizo señas al mesero quien se acercó, tomó su orden y se retiró. ─ Muero de hambre.

─ Yo también.

─ Sabes disimularlo a la perfección.

─ He tenido práctica ─ respondió.

─ Si, sé que no ha sido fácil para ti ─ Tenía conocimiento del pasado del chico, aunque desconocía detalles importantes del mismo. No se sentía cómoda preguntándole algo tan personal si él no sugería la conversación por voluntad propia. Eran amigos, pero no consideraba que tenían ese nivel de confianza…todavía.

─ ¿Quieres…que te cuente al respecto? ─ preguntó con duda en su voz. Miyako pensó que escuchó mal ─ Claro, si no te molesta…

─Siempre y cuando te sientas cómodo, yo seré todo oídos. ─ La sonrisa amable que le dedicó la chica lo tranquilizó más de lo que esperaba. Él se había prometido ser más abierto, y lo era, pero quería serlo especialmente con ella. Era su forma de decirle que estaba interesado y que confiaba en ella más allá del vínculo de amistad. Se sentía a gusto con ella y eso era un sentimiento placentero.


No quería afirmar lo que estaba sintiendo, le asustaba decirlo. La vida siempre se empeñaba en no dejarlo disfrutar los momentos de felicidad sin restricciones, sin estrés, sin inquietudes, sin pensar demasiado en el mañana, pero no podía ocultarlo. Estaba genuinamente enamorado. Sí, el gran Yamato Ishida estaba sobre las nubes, aunque no lo demostrase en su expresión. Cuando la castaña puso en su lugar a Michael, lo disfrutó, nunca pensó que una mirada de odio podría causar semejante satisfacción en una persona. Cuando Michael le dedicó una no muy agradable expresión facial, Yamato no pudo evitar sentir la victoria. No, no consideraba que Mimi fuese un premio o algo involucrado a una competencia, ella tenía mucha más valía y nunca se atrevería a considerarla un objeto, pero tenía que ser honesto, cuando el ex novio de la castaña apareció en el panorama, se sintió amenazado, así que, el desplante que le hizo la Tachikawa disparó tranquilidad por todo su cuerpo.

─ Bien…sé que eres reservado, pero este nivel de silencio no es normal; ─el comentario lo trajo de nuevo a la realidad ─ ¿qué te pasa?

─ Pensaba…

─ Otro sinónimo de ignorarme…─ sonrió. Llevaban horas en el parque; había anochecido, pero ninguno parecía tener intenciones de moverse. Aunque la espalda de Yamato había protestado en contra de la dura superficie, el rubio creía que mantener a la cataña entre sus brazos, valía la pena.

─ No hay forma de ignorarte.

─ No sé si sea un cumplido, honestamente.

─ Lo mejor es que lo tomes como tal. ─ bromeó ─ Ya es algo tarde, debería llevarte a casa.

─Tienes razón; no quiero darle más motivos a mis padres para que te odien. ─ Mientras se reincorporaban y tomaban sus cosas, Yamato pensó en lo último dicho por la chica. Sus padres lo conocían, por lo menos de manera vaga por todo lo que tenía que ver con el digimundo y no esperó caerles tan mal. Sabía que la influencia de Michael sobre ellos era fuerte y si quería combatirla, debía dar la cara.

─ ¿Qué te parece si hablo con ellos? ─ Mimi giró hacia él.

─ ¿Con quién?

─ Con tus padres ─ La expresión de la castaña fue un poema. Al principio, pensó que había escuchado mal, pensó que era una especie de broma, pero al ver que el rubio permanecía serio, simplemente pensó que había perdido la cabeza.

─ ¿Entiendes que no eres su persona favorita?

─ Sí, por eso lo sugiero. Tal vez, si me conocen mejor, sería más fácil ─ Lo que Yamato no entendía, pero Mimi sí, es que sus padres, como la trataban como una princesa, esperaban que ella consiguiera un príncipe. Ciertamente, Yamato se veía como uno, pero sus hobbies y la actitud le jugaban en contra porque, aunque ella supiese todas las buenas cualidades que poseía y el excelente chico que era, sus padres eran más tercos y críticos. Se dejaban llevar fácilmente por las apariencias. Que quisiera conocerlos decía mucho y sabía que una parte de él no quería hacerlo, lo hacía por ella y lo mejor que podía hacer era cooperar.

─ Te diré qué: hablaré con ellos para organizar todo, pero si se ponen intransigentes, no insistiré más; no te expondré a un berrinche Tachikawa. ─ El rubio tomó la mochila de su novia antes de responder.

─ No puede ser tan malo. ─ Mimi le sonrió con suficiencia mientras entrelazaba su mano con la del chico.

─ Oh, me gusta ver tu lado inocente, Yama.


La sorpresa en el rostro de la pelirroja no se hizo esperar. Podría ser la portadora del emblema del amor, pero no podía comprenderlo, parecía estar funcionando mal en su grupo. De todas las posibles personas que podrían caer en algún dilema amoroso, Hikari era su última opción. Aunque, para ser justos, tampoco vio venir toda la saga de Taichi…Mientras se encontraban en la privacidad de la habitación de Sora, discutían el dilema de la castaña. La joven Yagami, acostada en la cama, observaba el techo mientras relataba todo lo sucedido a su amiga, quien se encontraba sentada en su escritorio, atenta a cada palabra.

─ No sé qué hacer…─ se sinceró la joven Yagami. ─Me siento horrible, como la peor persona del mundo. Siento que lo estoy utilizando ─ Una fugaz mueca de culpabilidad apareció en el rostro de la pelirroja. ¿Cómo demonios aconsejaría a la castaña cuando ella estaba viviendo la mismo, pero mucho peor? Sería la definición de "hipócrita".

─ Me gustaría que fuese tan fácil como una receta y que siguiendo una serie de pasos todo esté resuelto, pero tú y yo sabemos que es más complicado.

─ Pero… ¿qué debo hacer? Estoy confundida…

─ Hikari, lo primero que debes hacer es ser honesta con Wallace. Si lo entiende, bien, si no lo hace, también; lo importante es que lo sepa y puedan discutirlo. ─ Era lo más lógico y lo más sano dada la situación. Lo que más le preocupaba era presenciar la decepción en el rostro del chico, él había sido lo más cercano a un novio perfecto y que ella le pagara con semejante situación, era inconcebible.

─ ¿Y en cuanto a Takeru?

─ Debes ser honesta: ¿cambiaría algo con él dependiendo de lo que pase con Wallace? Hasta donde sé, tiene novia.

─ Él fue el que inició todo.

─ Lo entiendo, pero no dejó nada claro. Adoro a Takeru, pero no puedo defenderlo sin saber qué pasa por su cabeza en estos momentos. ─ respondió. Además, con todo lo ocurrido con el Yagami mayor, no creía tener nada seguro en los momentos. Al ver que la castaña no estaba del todo tranquila con su respuesta, Sora se acercó para poder abrazarla de lado y forzando una sonrisa tranquilizadora, prosiguió ─ Kari, ─ le llamó empleando ese apodo que utilizaba desde que la castaña era una pequena niña ─ te he dado los consejos que pienso serán los mejores dado tu caso, pero conociéndote como lo hago, sé que tomarás la decisión correcta. ─ Agradecía la confianza, pero era la primera vez que estaba en un embrollo semejante, esperaba que fuese la única, y no sabía si lo que fuese que decidiera hacer, sería lo mejor.

─Gracias, Sora; realmente necesitaba desahogarme con alguien ─ Aunque la mayor trató de brindarle una sonrisa cálida, Hikari pudo ver a través de ella. Sabía que no tenía que ver nada con el suceso que ella había relatado. Algo estaba pasándole a su amiga y tenía la certeza deque tenía que ver con su adorado, pero estúpido e impulsivo hermano. ─ ¿Y tú? ¿Estás bien?

─ De maravillas.

─ No lo parece… No importa si soy menor, si necesitas desahogarte también, estoy aquí para ti ─ Y sí necesitaba desahogarse, pero no, no lo haría con ella. Taichi podría ser lo que fuese, pero consideraba inapropiado tratar su caso con alguien tan cercano a él, especialmente, sabiendo lo cercano que eran los hermanos.

─ Gracias, pero no te preocupes; estoy bien ─ sabía que le mentía, pero debía respetar su decisión. Confiaba en que algún momento lo haría.


Observó su teléfono por enésima vez ante la llegada del mensaje. No quería llegar al extremo, pero si Michael seguía enviándole mensajes, a ese ritmo, terminaría por bloquearlo. Aún seguía furiosa con él y no tenía ningún tipo de intención de hablarle, el ambiente en su hogar era un recordatorio constante de su traición. Era tan tenso que, en el momento en el que pisó su hogar, nadie habló. La mesa estaba servida para dos personas y un solitario plato de comida se encontraba resguardado en la cocina. No había que ser un genio para saber a quién pertenecía.

Si así querían jugar, ella también podía hacerlo. No podían esperar que ante cada eventualidad les diera la razón, sin tan siquiera haber comentado al respecto. Pensaban que era la misma niña caprichosa que hacía todo lo que decían sin rechistar porque luego había regalos. Había madurado, había cambiado y no accionaba del mismo modo. Las cosas con Michael no funcionaron y se encontraba con Yamato, ¿tan difícil era de entender? En fin, tomó su cena y se dirigió a su habitación, donde la dejó allí en lo que tomaba un muy relajante baño. Una vez terminado, tomó su teléfono y marcó sin siquiera confirmar antes que la persona se encontraba disponible. El rostro de otra joven apareció en pantalla.

─ ¿Ya ni siquiera avisas para llamar?

─ Es algo tarde, es la opción más rápida. Además, necesito desahogarme, ha sido un día de locos. ─ La expresión de la pelirroja tuvo un pequeño cambio que no pasó desapercibido por la castaña. ─ Siento que el tuyo estuvo peor, ¿quieres contarme?

─ No tiene importancia ─ respondió rápidamente. ─ Cuéntame. ─ Mimi no estaba muy convencida, pero sabía que lo mejor, tratándose de Sora, era no presionarla.

─ Si tú lo dices…─ contestó al fin. ─ He tenido un día regular, pero lleno de inconvenientes, todos relacionados de manera directa o indirecta con la misma persona: Michael. Como si nada hubiese pasado, fue a saludarme, sabiendo el problema que me ha creado con mis padres; la situación aquí es insostenible; no nos hablamos, es como estar en un campo de guerra.

─ ¿Tanto odian a Yamato?

─ Están tomando su decisión de odiarlos en base a los comentarios de Michael y su deseo de que regrese con él. No lo conocen, por lo menos, no a profundidad, lo que me lleva a mi segundo punto del día.

─ ¿Y ese sería…?

─ Yamato quiere que organice un encuentro con ellos y honestamente, no lo considero una buena idea.

─ ¿Por qué no?

─ Sora, ¿acaso no conoces a mis padres? Yamato es todo lo contrario a lo que ellos esperan en un yerno, por lo menos, si hablamos de cuidar las apariencias.

─ Por esa razón, deben conocerlo; para que no se lleven de las apariencias. Tienen que entender el hecho de que, aunque Yamato no se comporte como Michael, no quiere decir que sea un mal chico, hay que mostrarlo con pruebas y la mejor manera, es él mismo. ─ y claro que tenía razón, lo sabía, pero tenía miedo. Sus padres no lo aceptaban y temía que, si las cosas salieran mal, su relación se viese afectada, todo iba bien en ese aspecto, temía que eso cambiara. ─ Es la mejor opción que tienes, por el momento.

─ Lo sé…─admitió. ─Trataré de hablar con ellos en la mañana…Si no llego a la escuela, recuérdame con cariño.

─Que exagerada…─ respondió la pelirroja y aunque intentó lo mejor que pudo de actuar como que nada estaba pasando, Mimi sabía que no era cierto.

─ ¿De verdad estás bien? ¿Nada que contar? ─ No quería revivir lo acontecido, no podía, por lo menos, no tan pronto.

─Te prometo que te contaré mañana; por ahora solo quiero dormir.

─De acuerdo; descansa y si no aguantas y a media noche necesitas hablar, llámame, ¿bien?

─ Lo tendré en mente; buenas noches.

En el momento en que la imagen de la Tachikawa desapareció de la pantalla, la pelirroja suspiró, dejando que todo vestigio de cansancio volviese a su expresión. El ámbito mental era infinitamente superior al físico en esos momentos. Estaba cansada de todo el fiasco que ocupaba su ser, quería que terminara, dolía demasiado y se sentía incapaz de manejarlo; estaba a punto de explotar.

El corazón es lo primero que debilita─ la pelirroja se sentó rápidamente en la cama, mirando hacia todos lados. Nada parecía estar fuera de lugar, nadie estaba con ella en la habitación. Al parecer, se encontraba escuchando cosas. Asumiendo que se trataba de un efecto secundario de todas las emociones que experimentaba, decidió que lo mejor sería ir a dormir, o por lo menos intentar hacerlo, e ignorar el asunto.

Sin saber, que esa voz no fue producto de su imaginación.


No podía ser posible que esto estuviese pasando.

─Me temo que Daisuke, Miyako, Cody y Ken no podrán ayudarlos.

─ Pero, ¿qué dice, señor Gennai? Ellos también son niños elegidos.

─Lo sé y pueden ayudar a controlar digimons salvajes que puedan aparecer, pero ellos deben regresarles a ustedes el poder de los emblemas.

─ O sea, usted quiere…

─Que ellos les entregue los digieggs. ─Su visión se había cumplido y él recitó cada palabra prácticamente en automático. ─ Estoy trabajando en el sistema para hacerlo y poder efectuar el traspaso lo antes posible.

─ ¿Y nuestros compañeros?

─Considero que lo más seguro es que estén con ustedes en todo momento; pronto los enviaré al mundo real; te avisaré. ─ Koushiro seguía sin convencerse, especialmente, porque seguía en shock de haber vivido su visión.

─ ¿Está seguro que esta es la mejor opción?

─ Es la única que tenemos…


─ Muy bien, necesitamos hablar…─ el matrimonio Tachikawa observó a su unigénita, quien sin previo aviso se había sentado frente a ellos.

─ Oh, ¿has decidido que es momento de pedir perdón?

─ ¿Por qué? ¿Por no hacer lo que ustedes quieren? ─ el silencio que se formó no era para nada cómodo ─ No vine con esas intenciones. Si tanto "odian" a Yamato, ─ respondió haciendo las comillas de los dedos ─ ¿por qué no lo invitan para que lo conozcan y corroboren su punto? ─ Fue más que obvio que eso no era lo que esperaban de la charla con su hija. Si eran honestos, comenzaban a dudar que esto fuese un capricho o una fase. Mimi jamás se había revelado con el ímpetu que lo hacía y estaban comenzando a tomarla en serio.

─ ¿Fue tu idea? ─ ella negó.

─ No, fue suya; quiere que este sin sentido acabe ─ respondió. Sus respuestas estaban siendo más impulsivas de lo que les gustaría, pero honestamente, estaba harta de toda la situación.

─ Lo pensaremos y te dejaremos saber…─ Respuesta no esperada y que hizo que la castaña se mordiera la lengua para no soltar un improperio frente a ellos y empeorar la situación.


─ ¿Esto tiene algo que ver con Takeru? ─ fue la pregunta que surgió de los labios del chico. No le sorprendió que hiciese esa asunción. Había sido muy cuidadosa con su elección de palabras, especialmente, porque no quería entrar en detalles. Fue enfática en el hecho de que sus sentimientos no estaban progresando y eso le preocupaba porque sentía que lo utilizaba.

─ ¿Por qué preguntas eso? ─ él sonrió de medio lado.

─ Una corazonada…

─ Lo único que necesito saber es qué opinas de lo que te acabo de decir. ─ él le observó por breves instantes. Su evasiva a responder su pregunta, le entregó la respuesta que no quería. Obvio que tenía que ver con el Takaishi. Explicaría más cosas de la que podría imaginar, pero hasta ese momento, no sintió que Hikari se estuviese influenciando al respecto, mucho menos que tendría alguna repercusión en su relación, pero allí estaban, teniendo esa conversación que no presagiaba un final feliz.

─ Pienso que no debemos apresurarnos; entré a esta relación sabiendo que no estabas sintiendo lo mismo que yo, por lo menos, no al mismo nivel. Esto toma tiempo y creo que deberíamos seguir intentado.

─ Estoy haciendo que pierdas el tuyo.

─ Deja que sea yo el que afirme eso; para mí, si es muy pronto para tirar la toalla. Tú… ¿consideras que ha sido suficiente? ─ y así, la antorcha volvía a ella. Tenía razón, no había pasado el tiempo necesario para tirar todo por la borda, pero sí había pasado un inesperado beso con su amigo-enemigo en esos momentos y su consciencia no le permitiría seguir con aquella farsa, jugando con los sentimientos de alguien que claramente no se lo merecía.

─ Creo que lo mejor es ser amigos y no arriesgar lo que ya tenemos por esto ─ respondió sinceramente ─ Yo…lo siento mucho…─ La sonrisa triste que apareció en su rostro la sumergió aún más en la culpa que de por sí sentía.

─ Entiendo; está bien.

─ De verdad lo siento.

─ No deberías; respeto todo lo que has dicho y al menos, conservo tu amistad.

No se sentía mejor, para nada, pero por lo menos sabía que no estaba haciendo esto con la esperanza de que sucediera algo con Takeru. Lo hacía para tener algo de paz en el medio de toda la situación. No podía seguir con aquello, por más que Wallace estuviese de acuerdo, no era correcto y no podía vivir manteniendo semejante farsa porque sabía que, si fuese a enamorarse de él, ya lo hubiese hecho.

El sonido de una notificación la trajo de nuevo a la realidad. Al ver que Wallace dirigía su atención al móvil, se sintió de cierta manera aliviada. No intentó revisar hasta que, segundos después, vio la pantalla del suyo iluminarse, anunciando un nuevo mensaje por parte de Koushiro. Por la mirada que le dedicó el chico supo que ambos habían recibido el mismo comunicado.


Lo primero que notó Koushiro al entrar en el salón, que serviría como punto de reunión, fue la tensión. Al principio, pensó que era su imaginación, pero mientras se acomodaba, observó la disposición de sus amigos en el lugar y supo que no eran imaginaciones suyas. Unas muy cercas, otros manteniendo la distancia. Un grupo con semblantes neutros, otros dedicando abiertamente miradas de rencor o de tristeza. Sabía que había estado muy sumergido en todo este asunto con el señor Gennai, pero parecía que se fue por años y que una pequeña batalla había tomado lugar en las relaciones de sus amigos.

─ Bien, no tenemos mucho tiempo, así que, ¿de qué querías hablarnos? ─ preguntó Daisuke, impaciente. Ciertamente, la hora del almuerzo no era lo mejor para tratar asuntos graves.

─ He estado en investigaciones con el señor Gennai; nuestro enemigo es mucho más fuerte que los que hemos enfrentado hasta ahora y me exhortó a que tomemos medidas drásticas.

─ ¿Cómo cuáles? ─ preguntó esta vez Hikari.

─ Dada la situación, nuestros emblemas no están a su máxima capacidad. La inestabilidad entre nuestro mundo y el digimundo se ha acrecentado, por lo que, nuestros compañeros se quedarán de manera indefinida con nosotros. Ahora bien, el poder de los emblemas se ha debilitado en gran manera y Gennai sugirió que una manera de mantenerlos estables, ─ dirigió su vista hacia los chicos de la nueva generación ─ es que entreguen los digieggs a los portadores que corresponda.

─ ¿Y eso cómo nos afectaría a la hora de luchar?

─ Si en algún momento debemos ir al digimundo, ustedes no podrán hacerlo…─ el silencio se instauró en el lugar. ─ Serán refuerzos en nuestro mundo, utilizando las otras digievoluciones que tienen a la mano.

─ No me emociona mucho la idea, pero si es necesario…─ contestó Miyako, secundada por los demás.

─ ¿Cómo lo entregaremos? ─ preguntó Iori.

─ El señor Gennai está trabajando en aquello; la idea es que ambos dispositivos se conecten para realizar la transferencia.

─ Mientras tanto, ¿qué hacemos?

─Estar pendientes; el enemigo puede aparecer en cualquier momento y, si aún no tenemos todo preparado, nos tocará defendernos con lo que tengamos.

Las palabras no eran alentadoras, lo que hizo que las visiones que habían tenido volvieran con más fuerza a sus mentes. Algunas se habían cumplidos, sin representar más que un susto, pero muchas más quedaban pendientes y eran por demás atemorizantes y enigmáticas. Esperaban que fueran lo suficientemente fuertes para cambiar el hilo de los hechos y modificar de manera más positiva el resultado.


Le dolía, no podía negarlo. Para él, Mimi era la chica perfecta. Lo supo la primera vez que la vio y más aún, cuando le sonrió. Uno de los días más felices de su vida fue cuando aceptó ser su novia, el inicio de una relación que casi podía considerarse idílica. Incluso, forjó una muy buena convivencia con sus suegros, pero como todo sueño, llegó a su fin en el momento que su padre fue trasladado nuevamente a Japón. Ambos acordaron que lo mejor era terminar y quedar como amigos. Su estrategia era seguir en contacto, seguir con la conexión porque tenía la esperanza de que volvería a verla y todo se restauraría. Era su esperanza al ir a Japón, la cual murió en el instante que visualizó a Yamato. Antes de que la relación se formalizara, él supo que algo pasaba y él, tratando de que entrara en razón, acudió a los que aún consideraba su suegro. ¿Resultado? Mimi le odiaba y él no tenía idea de qué hacer.

En ese preciso momento, observaba como la pareja salía del lugar, tomados de la mano, asumiendo que el rubio llevaría a la chica a su hogar. No podía negarlo, le ardía la sangre.

─ Veo que tú tampoco eres fan de la "parejita" ─ Michael giró a su derecha. A su lado, había una chica que podía ubicar como una de sus compañeras de salón.

─ Disculpa, eres Jun, ¿verdad?

─ La misma; tú eres Washington y, por lo que veo, te disgusta tanto como a mí que esos dos estén juntos. ─ el rubio enarcó una ceja. ─ Tachikawa me debe una grande.

─ No tengo intenciones de perjudicar a Mimi

─ Pues yo no quiero perjudicar a Yamato, pero sí quiero destruir esa relación. Creo que en eso concordamos. ─ Michael observó nuevamente hacia el lugar donde había visto a la pareja desaparecer. El no creía en las señales, pero que esta chica llegara en ese preciso momento, no podía ser casualidad.


¡Hola, chicos! Otra vez por aquí con un nuevo capítulo. Me ha costado un poco más sacarlo porque he estado muy ocupada, pero como les he dicho, mientras haya salud, estaremos por aquí. Muchísimas gracias a: Crisii y Karen Up por los reviews y a las personas que han dejado su fav/follow:

Respuesta a guest reviews:

Crisii: ¡Hola, gracias por tu review! Me alegro de que te haya gustado esta y las demás historias. Aquí traigo una nueva actualización; espero que también te guste.

Como siempre, siéntanse libres de comentar. Cualquier cosa, pueden contactarme a través de reviews, por PM o a través del blog que les dejé en la bio.

Cuídense,

Bye!