Bueno, esta es una historia que hace un tiempo que escribí, pero no me decidí a publicar porque o está terminada y ni si quiera sé aún hacia donde voy a dirigirla. Pero que mejor manera de empezar el Nuevo Año que con una historia Paric *-*Además se lo debo a Lauinogaga, por la larga espera a la que la he sometido, sorry.
Espero que os guste y la disfrutéis tanto como yo al escribirlo. Los comentarios so bien recibidos :)
Capitulo 1. Instintos….
Pam no podía concebir la idea de que Eric hubiera muerto, pero desde que la liberó, ella no podía sentirle ya y no estaba segura de que lo hubiera conseguido. Ella casi no consigue esconderse a tiempo cuando la sangre que tenia de Warlow desapareció de su cuerpo.
De acuerdo, él tiene 1000 años y es mucho más rápido y fuerte que ella, lo que le da una pequeña esperanza de que su creador este a salvo como ella lo está. Pero no puede evitar sentir una punzada de dolor. No sabe donde puede estar aunque tiene una ligera idea, seguro que está en su tierra natal, uno de los pocos lugares en donde se sentía seguro, pero maldita sea, ahora no podré continuar hasta que sea de noche. Ni siquiera puedo descansar con este desasosiego que siento y de repente recuerdo una de las pocas veces que me sentí así, incapaz de controlar mis emociones. Fue unos meses después de que Eric me convirtiera o que yo le forzara a ello, depende de a cuál de los dos preguntes.
Era una magnifica noche silenciosa, las calles apenas iluminadas por farolas, permitían contemplar los carruajes y las parejas elegantemente vestidas que se dirigían a la casa de alcalde, refugiada en la tranquila oscuridad sin que nadie se percatara de su presencia.
Una majestuosa casa se alzaba al final de la calle principal, lugar que estaba en perfecta concordancia con la familia que allí vivía y donde se celebraba esta noche, el baile anual de máscaras.
Yo aún me sentía desbordada por todos los nuevos sentimientos que se despertaban en mí, no siempre podía mantenerlos bajo control y eso era algo que me preocupaba, ya que significaría que Eric y yo podríamos ser descubiertos. La sola idea de ello, me aterrorizaba. Eric había querido permanecer en solitario y ahora se estaba haciendo cargo de mí, lo mínimo que yo quería, era que se sintiera orgulloso, no decepcionarle y apoyarle en todo. Y aquí estábamos, en una de mis primeras pruebas, al menos yo me sentí así, ser capaz de actuar como un ser humano entre todas estas personas, reprimiendo la sed de sangre que sentía a todas horas. La fiesta fue el lugar elegido por Eric, ya que le había contado de forma casual, que siempre había querido ir, pero debido a mi profesión nada recomendable para la época, no era bien recibida en esta clase de eventos, pero ahora era diferente.
"Bien Pamela, vamos a entrar" dijo Eric sacándome de mis pensamientos y ofreciéndome su brazo para que me agarrara. Le di una débil sonrisa mientras me cogía de su brazo. "Todo va a ir bien, te lo prometo, estaré a tu lado".
"¿Como estas tan seguro de que saldrá bien?" pregunto casi gritando debido al estado de nerviosismo en el que me encuentro.
Él me mira con dulzura y luego sonríe con picardía. "Porque yo te enseñe, Pamela" y con eso me guió hacia la entrada de la casa. Ojalá pudiera ser tan optimista como él, aunque sus palabras me tranquilizaron un poco, al saber que confiaba en mí. Solo esperaba que ninguno de estos caballeros con aires de grandeza, me reconocieran, de cuando frecuentaban mi negocio y a mis chicas, donde perdían las formas y modales de los que ahora hacían alarde; celosos de su apreciada reputación. Oh, qué hipócritas.
Subiendo las escaleras de la entrada, aparto estos pensamientos de mi cabeza y siento como la emoción se apodera de mí, no puedo evitar una gran sonrisa en mi cara. Miro a todos lados, igual que haría una niña pequeña, el pasillo estaba decorado sobriamente y al final de este, había una gran escalera que conducía a la segunda planta, la cual tenía unas suaves telas de color blanco enlazadas con unas pequeñas luces brillantes a lo largo de toda la barandilla, iluminando el camino hacia la sala de baile.
Sin más dilación, me coloque la máscara, no iba a correr ningún riesgo innecesario. A continuación, observé a las damas que se encontraban allí y he de decir que estaba complacida por el hecho de que parecía una dama de la clase alta. Desde luego, Eric tenía buen gusto y cuando se ofreció a elegir mi atuendo con una gran sonrisa en su cara, diciéndome "Pamela, se perfectamente lo que me gusta en una mujer" y aunque no estaba convencida del todo, no pude negarme ante esa sonrisa. Y aquí me encontraba ahora, sin nada que envidiar a esas ricas señoras floreros. Mi vestido era de color negro, ajustado desde el pecho a la cintura marcando mis curvas, para continuar con una vaporosa tela de gasa que se movía suavemente con gracia a cada paso, y a lo largo del vestido tenía incrustado diminutos diamantes dándole un toque glamuroso. Mis ojos estaban cubiertos por una fina máscara negra, también con varios diamantes pequeños a juego con el vestido; llevaba el pelo recogido sujeto por una flor con algunos tirabuzones sueltos y por supuesto unos altísimos tacones de aguja, no llevábamos mucho tiempo juntos cuando Eric descubrió mi pasión por los tacones, aquello le volvía loco, pero en cambio nunca le había escuchado ninguna queja cuando desfilaba con ellos para que me diera su opinión, ¡ah, hombres! Ella miro a Eric, está muy atractivo con su esmoquin y su máscara, bastante sencillo, pero aún así, es el centro de las miradas de todas las mujeres con la que nos cruzamos.
Llevamos un buen rato en la fiesta, y todo ha ido bien tal como dijo Eric, hablando y riendo con unos y otros. Nos estamos divirtiendo y he olvidado por completo mis miedos. Cuando me percato de que una mujer muy atractiva no le ha quitado la vista de encima a Eric en toda la noche, él no le había prestado atención, no queriendo dejarme sola. Al darme cuenta que soy yo el motivo que le retiene, le miro sonriéndole "estoy bien, ve con ella". Intento concentrarme en las alegres conversaciones, pero mi mente está en otro lugar, me siento sola a pesar de todas las personas de mí alrededor, y siento la lujuria de Eric, a través del vínculo, lo que no ayuda en absoluto cuando una ola de celos me inunda queriendo arrancarle la cabeza a esa zorra. Hago acopio de todas mis fuerzas para calmarme, pero no lo consigo. De repente me siento abrumada por el sonido de tantos corazones latiendo al unísono. El impulso está siendo más fuerte que mi voluntad y mis colmillos caen sin previo aviso. Me tapo la boca con mi mano, esperando que nadie me haya visto, presa del pánico.
Un caballero se acerca hacia mí, y siento como si mi corazón fuera a estallar, cuando me pregunta si me encuentro bien. Asiento con la cabeza, no queriendo pronunciar palabra alguna, ya que aún no he podido retraer los colmillos. Pero el hombre vuelve a insistir al notar que estoy temblando. Ya no puedo contenerme más, estoy fuera de control quiero morderle y nadie va a impedírmelo.
Solo han pasado unos segundos, aunque a ella le han parecido una eternidad, cuando Eric siente sus emociones, a través del vínculo que les une, y en un instante esta a su lado evitando el desastre. "Tranquila" le susurra al oído. "Aprenderás a dominarlo, no te preocupes" "Yo te ayudaré". La coge de la mano y la lleva a la pista de baile, intentando distraerla de lo que siente. La abraza acercándola más hacia él, y nota como se va calmando poco a poco. Ella esconde la cabeza en su cuello, avergonzada, por lo que ha ocurrido hace unos momentos. Todo iba bien, hasta que esa zorra se cruzó en su camino, sacando a flote sus celos, celos que por otra parte, ni siquiera debería tener, ya que Eric y ella no están juntos, al menos no como una pareja convencional. No quiero pensar en ello ahora, estoy furiosa por el hecho de que una simple humana, le había despertado todas las emociones que había querido mantener bajo control, y cuyas acciones hubieran tenido graves repercusiones para ellos, sino llega a ser por Eric; y lo que es peor, aún quiero drenar a esos humanos, a todos ellos, pero estar en sus brazos y sentir toda la ternura y amor proveniente de él, hace que no me quiera mover, no me atrevo siquiera a mirarle, temerosa de dejar de sentir esas emociones. Afortunadamente no está enfadado conmigo por estropearle la conquista de la noche.
Había dejado de sonar la música hacia unos minutos, pero Eric continua abrazándola, era curioso, no quería ser creador pero lo estaba disfrutando, y en este momento se dio cuenta de lo afortunado que era de tenerla, a pesar de ser un bebe vampiro y todo lo que le quedaba por aprender. Ella era suya, formaba parte de él, nunca volvería a estar solo y por primera vez, en todos sus años, le gustó la idea de tener una compañera para el resto de la eternidad.
Eric la soltó de su abrazo, sonriéndole. Pam no entendía que pasaba, tanto se había concentrado en sentir las emociones de su creador que no se había dado cuenta de que la música paró y ellos eran los únicos que quedaban en la pista de baile. De mala gana, volvió a la realidad. "Lo has hecho bien, Pamela" le dijo con orgullo en su voz. "Sí, bueno…sino contamos el momento en que quería matar a todos los presentes" dijo ella con cierta ironía. "Pero no lo hiciste" le replicó "y para tener unos meses de vida, conseguiste controlarte finalmente. No todos pueden. Eres fuerte".
"Eso es porque tu estuviste a mi lado" dijo tímidamente, no estaba acostumbrada a que cuidarán de ella, siempre se las había arreglado sola y le había ido bien, pero ahora eso había cambiado y tenía que confesar que le gustaba.
"Siempre lo estaré, Pamela". "Será mejor que te acostumbres" dijo guiñándole un ojo. Ella no pudo evitar la sonrisa que apareció en su cara. Todo esto era nuevo para ella, a veces le era difícil controlar sus impulsos y emociones pero sabía que con Eric a su lado, podría conseguir cualquier cosa. "Bueno parece que te agrada la idea" dice con picardía. "Y ahora ¿qué te parece si vamos a cenar? Debes estar hambrienta y pronto amanecerá".
"Si, Eric por favor…no creo que pudiera controlarme, si me ocurre de nuevo"
"Pues no se hable más, vamos a calmar esos instintos asesinos que no son propios de una dama" dijo con voz burlona.
"Nunca dije que lo fuera" dice triunfalmente dirigiéndose a la salida. Eric sonríe ante tal comentario, sin tener más remedio que seguirla.