Introducción

Ella corría sin parar, debía alejarse cuanto antes de aquel lugar, no podía permanecer más tiempo allí, odiaba esa casa, nunca había sido su hogar y nunca lo sería, solo había una cosa buena que había conseguido de aquel lugar de sufrimiento y lo llevaba en su vientre, preparado para salir al mundo en cualquier momento.

La oscuridad de la noche tapaba su silueta, la luna estaba oculta por nubes, haciendo que fuera casi imposible verla, llevaba corriendo casi tres días, no podía detenerse, sabía que los guardias de su marido no estarían muy lejos de allí, no podía parar bajo ninguna circunstancia.

Escuchó un sonido tras ella y el pánico recorrió todo su cuerpo, intentando aumentar su velocidad, tropezó con una piedra que había en el camino y cayó al suelo de bruces. Al intentar incorporarse, unos brazos la cogieron de los hombros y la alzaron.

-¡No! ¡Suélteme! ¡No pienso volver! ¡Déjeme ir!

-Cálmese señora, no voy a hacerle daño- Dijo una voz suave preocupada- ¿Se encuentra usted bien? ¿Se ha hecho daño al caer?

-¡Suélteme!- Lo miró con dureza apartándose de él- ¡No me engañará con sus mentiras! ¡No pienso volver con él!

-Señora no sé de que está hablando, yo venía con mi carro por el camino y la he visto caer, le aseguro que no pretendo hacerle nada ni llevarla con nadie que usted no quiera.

-¡Mentiroso!- Gritó ella desesperada dejando caer sus lágrimas de frustración.

-¿Ocurre algo papá?- Asomó una carita junto al hombre, un pequeño niño de unos cinco años estaba mirándola con curiosidad- ¿Quién es esa señora?

-No te preocupes Emmet, vuelve al carro, en seguida estoy contigo.

El niño miró una última vez a la mujer, se giró y volvió al carro que había en el camino, entonces fue cuando la mujer se percató de que era cierto lo del carro y lo que decía ese hombre.

-Disculpe, pensé que era uno de los guardias de mi marido...

-No sé quién es su marido ni quién es usted, solo pretendía ayudarla, se lo aseguro- Volvió a decir el hombre- Mi nombre es Carlisle Cullen, y ese pequeño que está en el carro es mi hijo Emmet.

-Es un placer, yo soy Esme Anne Masen.

-Usted es la esposa del Conde de Masen- Dijo Carlisle sorprendido, Esme dio unos pasos hacia atrás asustada- No, no se aleje, no voy a entregarla- Esme dudó un poco- Nosotros nos dirigimos al país vecino en busca de trabajo, si quiere podemos llevarla con nosotros.

-¿No le importa?

-No, claro que no, pero es un viaje largo, espero que no le importe- Carlisle sonrió- Intentaremos que el viaje sea lo más cómodo posible.

-No me importa, muchas gracias.

Carlisle acompañó a Esme hasta el carro y la ayudó a subir, Emmet la miró pero no preguntó nada al respecto, solo se metió en el interior del carro y se tapó con unas mantas, estaba cansado.

Durante la noche, Esme se quedó dormida apoyada en el hombro de Carlisle, este sonrió. Desde el principio había sabido quien era ella, ya se había topado con más de un centenar de hombres que la buscaban, solo esperaba no encontrarse con ninguno antes de llegar a los límites de aquel reino.

A la mañana siguiente, al despertar, Esme se dio cuenta de cómo había pasado la noche y se separó de inmediato del hombro de Carlisle.

-Lo lamento, no era mi intención.

-No se preocupe señora Masen- Le sonrió Carlisle, y le dio un trozo de pan- Coma algo, aun tardaremos un rato en parar.

-No me llame señora Masen, intento que nadie sepa quién soy.

-He podido observarlo por mí mismo- Rio Carlisle- ¿Puedo preguntar qué es lo que la ha llevado a huir sin ningún equipaje y apunto de traer al mundo a una hermosa criatura?

-No sé si usted ha estado en las tierras de mi esposo- Carlisle negó- Si lo hubiera hecho sabría que es un hombre cruel y despiadado, solo sabe utilizar la violencia, la emplea con todos, incluso conmigo- Giró el rostro para que él no la viera llorar- La noche que me escapé lo escuché hablar con su mano derecha, decía que si tenía una niña nos mataría a las dos, y eso es algo que no podía permitir. Y si en lugar de ser una niña era un niño, Edward lo hubiera convertido en un monstruo como él.

-Entiendo los motivos, pero podía haberle sucedido algo malo por el camino, imagínese que la hubiera encontrado un bandido o algún guardia de su marido, las consecuencias habrían sido horribles.

-Lo sé, pero tuve miedo y actué sin pensar- Esme volvió a mirarlo- ¿Usted no haría lo que fuera por su hijo?

-Por supuesto, él es todo lo que tengo en el mundo.

-¿Y la madre del niño? ¿Dónde está ella?- Preguntó Esme mirando la cara angelical de Emmet durmiendo.

-Elisabeth murió al dar a luz a Emmet, fue un parto muy complicado, perdió mucha sangre y no pude hacer nada por salvarla.

-Lo lamento- Esme bajó la mirada arrepentida- No debí preguntar.

-No se preocupe, Emmet y yo somos felices como estamos, yo la hecho mucho de menos, pero para él es fácil, él no llegó a conocerla, solo la recuerda a través de mí.

-Estoy segura de que su esposa los cuida a ambos desde el más allá- Sonrió Esme dándole la mano.

-Ojala tenga razón- Le devolvió la sonrisa y desvió el carro hacia un lado- Creo que es hora de desayunar.

Bajó del carro y ayudó a Esme a bajar, después se acercó a su hijo y lo movió ligeramente, el niño abrió los ojos y sonrió al ver a su padre, era la luz de sus ojos.

Hola, aquí os dejo la nueva historia, espero que os guste. Como ya dije al final del fic anterior, la historia está dividida en dos partes, la primera que será completamente de Carlisle y Esme y la segunda, que será de Edward y Bella. Si no he calculado mal, serán unos diez capítulos de Carlisle y Esme, y después pasaremos a Edward y Bella. Espero que os guste mi idea.

Espero con ganas vuestra opinión, nos leemos pronto