Estaba poniéndoos a prueba con el otro capítulo, a ver si os dabais cuenta jejeje. Fallo mío, espero que este capítulo merezca la espera aunque vuelva a ser cortito. Paciencia, posiblemente los siguientes sean más largos ;-) Sugerencia, críticas, halagos….

9

Jane se incorporó, quedando sentada en la cama con Maura sobre su regazo "¿Estás segura?" le preguntó con ternura mientras continuaba acariciándole los costados.

Maura sólo pudo tomarle cara entre las manos, acariciándole las mejillas con los pulgares mientras asentía nerviosa. Sentía como su corazón latía con fuerza pero la paciencia de Jane estaba ayudándola a calmarse poco a poco.

Despacio, Jane descendió sus boca sobre la de ella y la besó sin prisa, explorando la boca de Maura mientras rozaba su lengua con la suya. Maura pasó los brazos por su cuello, acercándola más a ella, acariciándole la piel de la nuca mientras correspondía con entusiasmo a aquel beso. Sintiéndose cada vez más segura, recordando que Jane le había dado el control de la situación y que no la apresuraría, Maura se separó de ella y se quitó el camisón, quedando desnuda ante su futura esposa.

Jane tragó saliva, abrumada por la exquisita visión que tenía ante ella. Nunca en su vida había visto nada más hermoso. Decidida a que su primera vez juntas fuera algo especial, bajó su boca hasta su pecho donde lamió uno de los pezones de Maura con suavidad, repitiéndolo varias veces más antes de atraparlo entre sus labios, recorriéndolo con la lengua mientras notaba como respondía a la caricia, endureciéndose. Levantó la vista al oír el ronco gemido que se escapó de los labios de Maura y se sintió deslumbrada por la imagen de puro placer que trasmitía la mujer, la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados. Tomó los pechos de Maura entre sus manos, juntándolos con delicadeza para facilitarle el paso de uno al otro, dedicándole la misma atención al otro pezón. Cada vez más excitada, Maura clavó sus uñas en los hombros de Jane provocándole una descarga de dolor a medida que dañaba la suave piel. Pero no había nada en el mundo que le impidiera a Jane acabar lo que había empezado aquella noche. Inclinó su cuerpo hacia delante, aprovechando su fuerza y su altura para recostar a Maura sobre la cama. Lentamente empezó a recorrer el estómago de Maura con su boca, cubriendo de besos cada centímetro de piel que se encontraba en su camino hacia sus muslos. A medida que se acercaba más y más a su liberación, notando los labios de Jane cada vez más cerca de donde los necesitaba, clavó los talones en su espalda, intentando acercarla más todavía a su cuerpo. Cuando notó los labios de Jane saboreándola, no pudo dejar escapar un suspiro de satisfacción, sintiendo como una sensación desconocida hasta ese momento empezaba a crecer en su interior. Instintivamente, deslizó las manos por su cuerpo hasta que alcanzó sus pechos, acariciándolos como había sentido hacerlo a Jane antes. La mezcla de sus caricias con las de Jane fueron suficientes para desatar dentro de ella un estallido de placer que la recorrido por completo.

Cuando Jane oyó a Maura gemir su nombre supo que había conseguido su objetivo. Despacio, volvió a recorrer su cuerpo pero esta vez en dirección a su boca, donde la besó con dulzura mientras los últimos rescoldos de su primer orgasmo se desvanecían. Cuando sintió como el cuerpo de Maura se relajaba bajo el suyo, le dio un último beso antes de apartarse de ella y colocarse a su espalda, abrazándola por detrás, entrelazando sus manos sobre su cintura, sintiendo casi al instante como Maura las cubría con las suyas propias, estrechando el abrazo.

Hundiendo su rostro en el hueco del cuello de Maura, Jane empezó a acariciar la suave piel de Maura con los pulgares. No tardó en sentir como la respiración de Maura se hacía más profunda y pausada y supo que se había dormido. Poco a poco, el cansancio y el relajante chisporroteo de la madera que ardía en la chimenea estaban conjurándose para adormecerla, sintiendo como se le cerraban los párpados irremediablemente. Antes de dormirse, se estrechó un poco más contra Maura, amoldando su cuerpo a la suave cuerva de su trasero. Lo último que le pasó por la mente antes de dormirse aquella noche fue la certeza de la suerte que tenía por tener a Maura junto a ella.