¡Y eeeeel último! Esta escena fue la que me hizo escribir los otros tres, así que love. Espero que os emocione tanto como a mí. Este es uno de mis pequeños regalos de Navidad para el fandom de Fairy Tail (espero poder escribir algo más, hehé), así que... ¡Felices fiestas a todos! Y Long Life NaLu ewé ¡Disfrutadlo!
Nashi
—¡Ya vienen! ¡Están de vuelta!
La noticia se extendió por todo el Gremio de Fairy Tail como la pólvora. Gray se levantó de la mesa en la que estaba sentado, con los ojos brillantes por la emoción. Se quitó la camiseta y se la tendió a su mujer. Juvia suspiró y dobló la prenda, mientras observaba por el rabillo del ojo el cuerpo escultural del hombre. Levy dejó sobre sus rodillas el cuento que le estaba leyendo a la nueva generación del Gremio y miró con una gran sonrisa a Gazille, que acunaba un bebé entre sus brazos. Éste dejó escapar una risita. Los niños se miraron entre ellos, descifraron el mensaje y se levantaron a la vez, gritando y riendo. Erza observó el bullicio de lejos y no pudo evitar que una carcajada escapara de su pecho. El júbilo estalló en el Gremio, y Lissana se dirigió a la barra, detrás de la cual su hermana se acariciaba el abultado vientre.
—¿Te ayudo con las bebidas? Aquí va a montarse una buena fiesta.
La mayor asintió, complacida, y le dirigió al Maestro del Gremio una mirada significativa. Él sonrió y se colocó la capa que llevaba sobre los hombros. Se dirigió al patio trasero del edificio, y su pelo rubio brilló cuando salió al exterior. Caminó hasta una pequeña casa que habían construido hacía apenas un par de años, y se agachó para abrir la puerta. Asomó la cabeza.
En el interior, su hija mayor se giró hacia él, con la larga melena blanca cayéndole por los hombros. Las otras dos chicas de la estancia también lo hicieron, apartando la vista del gran huevo que había en el centro de la sala, más grande incluso que la exceed blanca.
—Han regresado —dijo él con su potente voz, aunque cargada de afecto.
No hizo falta nada más. Charle suspiró y acarició el huevo, y la niña de pelo rosado, recogido en dos coletas, se puso en pie y salió corriendo, casi dando al Maestro con la puerta en las narices.
Él la vio alejarse mientras su hija salía de la casa y se colocaba a su lado.
—¿Cuánto han tardado esta vez? ¿Medio año?
—Cuatro meses —contestó el hombre tras hacer unas rápidas cuentas. Se cruzó de brazos observando a la niña que corría como una exhalación al interior del Gremio y sus músculos se marcaron.
—Han batido su propio récord, ¿eh? —Su padre asintió, y ella dejó escapar su mala leche, que todos decían que había heredado de su madre, aunque ella no se la veía por ninguna parte— Trabajos de diez años... y una mierda.
La niña de pelo color cereza entró en el Gremio y se deslizó entre las piernas de los magos hasta llegar frente a la gran puerta principal abierta de par en par. El corazón le bombeaba sangre y temía que el fuego se le escapara por las orejas. Se posicionó la primera, al frente, sin apartar la vista del camino que llevaba hasta allí. Wendy se agachó junto a ella.
—¿Estás nerviosa? —La niña asintió, sin mirarla siquiera. Ella rio levemente y le colocó las coletas a la niña. Siempre estaba despeinada.
—La próxima vez, iré con ellos.
—¿Sí? —Romeo se colocó tras ella y le puso las manos en los hombros protectoramente.
—Sí. Me prometieron que podría ir con ellos cuando cumpliera siete años.
Romeo y Wendy se miraron, y él frunció el ceño.
—Claro, dentro de poco es siete de julio…
—Mi cumpleaños —apuntó la niña, seria.
Los dos adultos se miraron y sonrieron. Luego, todos volvieron a mirar al frente.
El silencio se hizo en el Gremio cuando tres figuras se empezaron a recortar con la brillante luz del sol de verano. Dos de ellas caminaban, mientras la otra, más pequeña, se acercaba volando, con dos grandes alas blancas a su espalda.
—Aquí están —suspiró Elfman.
—El mejor equipo de Fairy Tail —Erza Scarlet sonrió, orgullosa.
Natsu Dragneel, Lucy Heartfilia y Happy sonrieron a su vez, gritando los tres al mismo tiempo.
—¡Tadaima!
La niña de pelo rosa no pudo contener más la emoción y corrió hacia ellos. Sus padres se agacharon para recibirla entre sus brazos, y ella se colgó del cuello de ambos con una gran sonrisa.
—Okaeri, To-chan, Ka-chan.
Ellos se miraron y sonrieron.
—Tadaima, Nashi —Lucy besó la frente de su hija y Natsu le revolvió el pelo. Todo Fairy Tail se unió al abrazo, cálido y familiar, alrededor de la pequeña Dragon Slayer. Ella rio y, cuando abrió los ojos, vio la marca del Gremio en el hombro de su padre, sobre el que descansaba la mano de su madre, adornada con el mismo dibujo. Ella se miró la parte interna de la muñeca derecha un instante, donde el hada dorada bailaba, y luego alzó la mano hacia el cielo, haciendo una "L" con el índice y el pulgar, sonriente y feliz como sólo podía serlo un miembro de Fairy Tail.
¡Bieeen! ¡Se acabó la menta! Digo... ¡Esto! Agradecimientos a Haiku Kimura, que me acompaña haciendo el gesto de Fairy Tail y siempre es la primera en leer todo lo que escribo (L) ¡Y los reviews a mí! ¡Gracias por leeer~!