¡Hola holaaaa! Paso para dejaros algo que me ha hecho mucha ilusión escribir y que me ha hecho morir mucho. Es una serie de tres one-shots NaLu, relacionados entre sí. Voy a publicarlos los tres a la vez, ya que los tengo escritos. Ha sido tan fácil que algo estará mal, seguro xD Bueno, os dejo con los datos. Amor a esta pareja eternamente. Son taaaaaaaan cucos...

Autor: SMRU

Título: Nashi (Rosa, 7 de julio, Nashi)

Género: Romance/Familia

Rating: T

Notas: Contiene minor ships, MiraXus, Gruvia, GaLe (Gajevy) y HappyXCharle.

Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima (al que odiaré si no me da un final feliz).


Rosa

Lucy observó con cautela la pantallita de nuevo. Rosa. Rosa. Seguía rosa. Pasaban los minutos y seguía rosa, exactamente igual que antes. Igual que el pelo de Natsu. Con un suspiro, tiró el palito a la basura y se miró al espejo. Ella no se notaba cambiada, no había nada distinto. Con el pulgar, tiró de la goma de sus braguitas blancas y torció la boca. suspiró, llevándose las manos a la espalda. Se desabrochó el sujetador y se lo quitó sin quitarse la camiseta de tirantes del mismo color que su ropa interior. Lo dejó tirado a un lado y comenzó a deshacerse las dos coletas que llevaba. Dejó las gomas en la encimera junto al lavamanos y su vista vio el cepillo de dientes de Natsu, junto al de Happy y al suyo propio. Dejó escapar una risita y volvió a mirarse en el espejo. Con el pelo suelto parecía más mayor. No vieja, sino mayor. Adulta. Se sorprendió ante aquel pensamiento, pues era la primera vez que acudía a su mente. Se frotó los ojos. Tenía sueño, pero a la vez sabía que sería incapaz de dormir. Suspirando de nuevo, salió del baño y apagó la luz.

Natsu estaba en la cama, roncando ya prácticamente. Sin embargo, se despertó. Lucy sabía, por los años, que no habían sido sus inaudibles pisadas sobre el entarimado, sino su olor. El Dragon Slayer giró la cabeza hacia ella y sonrió. La rubia se quedó de pie mirándolo, sonriendo a su vez, pero mordiéndose el labio inferior. Pensó en todo lo que había pasado en los casi cinco años que hacía que conocía a Natsu, en todos los trabajos que habían hecho juntos, en todas las veces que la había salvado, en toda la gente a la que había conocido… En todo el tiempo que había pasado en Fairy Tail.

Natsu, frotándose un ojo, perezoso, se sentó al borde de la cama. Utilizó el brazo libre para atraer a Lucy hacia él y la sentó en su regazo. Ella no opuso ninguna resistencia. Pasó sus brazos alrededor del cuello del Dragon Slayer y enterró las manos en el pelo de su nuca y jugueteando con él. Él la miró y volvió a sonreír, alzando el rostro para besarla. Lucy saboreó los labios del chico, y más tarde su lengua cuando ésta se introdujo en su boca. Se dejó besar el cuello, los brazos, el pecho, se dejó tumbar en la cama y se dejó llevar. Cerró los ojos y todas sus preocupaciones se rindieron ante las caricias de Natsu, que recorrían su cuerpo sin tregua.

Horas después, ya de madrugada, Lucy seguía despierta, mientras Natsu dormía plácidamente a su lado, desnudo. Lo miró. Estaba bocabajo, con los musculosos brazos bajo la almohada, tapado por la fina sábana hasta la cintura. Su espalda estaba llena de cicatrices, que dibujaban un aleatorio patrón sobre sus músculos. Alzando una mano, acarició suavemente la mejilla del chico, que sonrió, inocente, ante el contacto. Una expresión de ternura se apoderó del rostro de Lucy y apoyó la cabeza en la almohada, sin dejar de mirar a Natsu. Éste pareció notar su mirada y abrió los ojos. Al verla frente a él, con sus ojos marrones brillando en la penumbra de la noche, alumbrados sólo por la luz de las estrellas que se colaba por la ventana, se puso de medio lado y rodeó la cintura de la chica con un brazo, acariciando el lateral de su cadera arriba y abajo. Ella volvió a posar su mano en la mejilla del chico y él sonrió. Abrir los ojos y ver a Lucy era el fuego que lo mantenía vivo.

—Natsu… —El aludido buscó la mirada de la chica, que había bajado hasta su pecho. Se mordió el labio un instante, suspiró, y volvió a alzarla. Había dudas en sus ojos, miedo, confusión, pero también había llamas, ardientes y abrasadoras. El Dragon Slayer supo que pasaba algo, pero no la interrumpió. Sin embargo, en cuanto los labios de la rubia se movieron, su corazón dejó de latir.— Vamos a ser padres. Estoy embarazada.

Él no reaccionó. Se quedó quieto, pálido, estático, y las caricias que hasta ese momento le dedicaba a la piel de la maga pararon en seco. Sus ojos, abiertos como platos, no fueron capaces de enfocar la imagen de la chica hasta que parpadeó. Boqueando, se incorporó sobre un codo y ella pegó su espalda al colchón, sin dejar de observar su expresión. Apretó uno de los antebrazos del chico con fuerza. Él se dio cuenta de que estaba asustada, de que estaba tan confusa y sorprendida como él. Tan perdida, tan en blanco, sin saber qué hacer o qué decir. Era una verdad que les venía grande a ambos.

Natsu tragó saliva en grueso y trató de respirar con normalidad, pero su corazón necesitaba más oxígeno del que él pretendía darle. Quería levantarse, gritar tal vez, salir corriendo por la ventana, encerrarse en el baño y vomitar. Pero no pudo. No pudo separarse de Lucy, de su inseguridad, de su respiración contenida esperando que él dijera algo. Se llevó una mano a la cara y notó que estaba sudando. Miró a Lucy de reojo, y la imagen temblaba en sus pupilas. Claro que la veía como madre. Lucy sería una madre genial, dulce, cariñosa, cálida, amable. Así era con él, que era como su niño, con el que llevaba tanto tiempo cargando y del que llevaba tanto tiempo cuidando. Lucy era el tipo de madre que a él le hubiera gustado tener si hubiera tenido una. Y sabía que aquello, tarde o temprano, formaría parte de la vida de la maga de Espíritus Estelares. Le gustaban los niños, soñaba con bodas y príncipes azules, así que, en algún momento, pensaría en niños, en un padre para ellos.

Y todo lo que había obtenido era un dragón desordenado, ruidoso, destructivo, torpe e inmaduro. ¿Cómo iba a ser padre? No podía ser padre. La imagen que él tenía de un padre era alguien como Igneel, como el Maestro, como Gildarts, como Alzack, como todas esas figuras a las que había admirado desde su infancia… No como él, no como Natsu Dragneel. Era descuidado, olvidadizo, infantil, era, era… ¡Era todo lo contrario a lo que suponía que debía ser un padre!

Se removió, inquieto, y abrió la boca para disculparse y salir corriendo. Localizó su ropa con la vista, pero de pronto vio a Lucy, y supo que ella sabía lo que estaba pasando por su cabeza. Si él huía, ella se echaría a llorar, y nunca podría a volver a mirarla. ¿La iba a abandonar?

No. Era Lucy. Su Lucy.

Y de pronto descubrió que, después de todo, sí había algo en él que todo padre debía tener.

Abrazó a la rubia, que se relajó entre sus brazos, suspirando y correspondiendo al abrazo con fuerza. Una lágrima de alivio se deslizó por su mejilla, y ella explotó por fin. Se echó a temblar, mientras reía, feliz. Aún no sabía muy bien como sentirse, pero el nudo de sentimientos en su estómago no era tan desagradable al fin y al cabo.

—Van a ser nueve meses muy duros —declaró el Dragon Slayer—. No sé cambiar pañales.

Lucy rio, a su espalda, y se dio cuenta de que ella tampoco.

—En realidad, serán ocho o menos.

Natsu sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda.

—Esto… va ser el trabajo más difícil al que nos hayamos enfrentado, Lucy.

La maga se separó de él para mirarlo con una ceja alzada.

—No hay nada que no podamos hacer juntos.

El Dragon Slayer sonrió y se lanzó como una fiera a besar a la chica. Después de todo, sabía amar. Y eso era lo único que necesitaba para enfrentarse a la paternidad. Bueno, eso y tal vez unas clases básicas del tipo de cuidados que necesitaban esas cositas rosadas desconocidas para él que eran los "bebés".


Bueno, bueno... Chán chán cháaaaaan. Épale (?). ¡A por el siguiente! (Aunque si me dejas un review antes, te prometo amor en grandes cantidades)