Bueno, si me tardé un poco en actualizar pero suelo distraerme cuando escribo además tengo la desventaja de sólo querer hacerlo en la noche y a veces estoy muy cansada xD
Como sea, cuando la inspiración llega tengo energía para escribir un libro (?
.~* CAP 7 *~.
Calaglim tomó a su esposa por el brazo e intentó calmarla. A ella no le agradó nada que su hija quedara en una segunda posición por debajo de alguien que nadie conocía.
—Me pregunto si ya llegó —dijo ella buscando con disimulo por toda la sala mientras se acercaban al rey, quién se encontraba recibiendo a un par de elfos escasamente conocidos por ella, aunque su aspecto era algo desconcertante. ¡Él tenía el cabello corto! ¡Y rubio! (como todos los demás) Pero era ondulado, cosa extraña. En cuanto a ella, una pequeña elfa ¡Pelirroja! ¿Qué clase de pareja eran?
—Eso no importa —sonrió Calaglim, regresando a su esposa a la realidad. Por lo general él era malhumorado. Entrenar jóvenes elfos y ser capitán no era una tarea que cualquiera pudiera llevar tan bien como él lo había hecho por años, pero con su familia era diferente. Había enseñado a Arinda, quien caminaba dos pasos atrás de ellos, de una manera eficiente pero sin llegar a cansarla. Al final había recibido buenos resultados aunque para su madre no era suficiente.
—Después de todo lo que trabajaron … —suspiró su esposa y paró de buscar a Tauriel a pesar de que no la conocía.
—Ven, Arinda —dijo Calaglim—. Te presentaré formalmente ante la corte.
—Ahora están ocupados —observó ella, pero aún así acomodó su perfecto cabello rubio lo mejor que pudo y alisó su vestido.
Su padre sonrió.
—No es problema, también pensaba presentarte a ellos.
—¿Ellos? —saltó su esposa al instante. Eran el par de elfos que momentos antes no paraba de mirar con cierto desprecio—. ¿No sería mejor esperar?
—¿No son ellos…? —comenzó Arinda al tenerlos a dos metros de distancia.
—Calaglim, bienvenido seas —saludó Thranduil al verlos.
Tauriel y Telindor se movieron a un lado para que los nuevos invitados pudieran saludar al rey.
Tauriel no entendía porque aún no se iban, ya se habían presentado, no tenían más asuntos que atender con Thranduil.
—Mi señor —respondió Calaglim e hizo una ligera reverencia—. Príncipe Légolas. ¡Ah! Esperaba verlos aquí —agregó sonriendo a Calaglim y Tauriel.
Su esposa y Arinda hicieron una reverencia también, para después voltear hacia Telindor y Tauriel.
—Telindor, mi buen amigo —dijo Calaglim al elfo—. Ya conoces a mi esposa, Adlanna, así que quiero presentarte a alguien más.
Telindor sonrió satisfecho, también presentaría a Tauriel.
—Como siempre un gusto verlos aquí —dijo—. Yo quiero presentarte a Tauriel.
Arinda y Tauriel intercambiaron miradas, después sonrieron muestras Calaglim presentaba a su hija.
—Ella es Arinda.
—Tan talentosa como su padre —comentó Telindor al verla.
—Ella también lo ha hecho excelente —dijo Arinda a Tauriel.
—Bueno yo… Gracias —sonrió ella.
—Justo de eso estábamos hablando —interrumpió Thranduil quien había permanecido atento a la conversación.
—Mi rey, hay algo que pido me perdones —dijo Calaglim y pudo percibir como su esposa daba un respingo, se trataba de algo delicado—. Yo entrené a Arinda fuera del ejército.
Tanto Telindor como Tauriel fingieron sorpresa ante tal confesión. Nada que no hubieran sospechado ya, pero a pesar de que Adlanna ya lo sabía no pudo evitar palidecer ante tal noticia.
—Es comprensible —respondió Thranduil queriendo creerlo—. Supongo que por ser tu hija podríamos… considerar que fue entrenada como los demás.
Todos permanecieron en silencio después de eso, pero no por mucho.
—Mi rey —habló Telindor con decisión.
Tauriel intentó detenerlo antes de que terminara, pero bien sabía que una vez que el elfo se decidía algo, no lo paraba.
—Yo entrené a Tauriel fuera del ejército también —confesó.
Pero esta vez Thranduil no parecía tener la misma expresión que fingía tranquilidad como cuando escucho a Calaglim, por suerte Légolas vio venir el peligro.
—Es comprensible —dijo, queriendo ocultar una sonrisa—. Supongo que por ser tu… —Hizo una pausa para evaluar a un sonriente Telindor y a una estupefacta Tauriel. Eran tan diferentes entre si, él alto, ella algo baja, él rubio, ella pelirroja. No eran familiares, ¿amigos? Parecía una relación más profunda como para que Telindor tomara tal riesgo—. Tu… —No pudo decir lo que estaba pensando.
—Amiga —concluyó Telindor—. Y una muy buena.
Tauriel era joven y apenas comprendía el mundo, Telindor había enrojecido al ver al príncipe dudar sobre sus lazos así que no pudo evitar reír ligeramente.
—¿Te parece gracioso esto? —interrumpió Adlanna en una voz tan alta que todos los presentes de la fiesta centraron su atención en ella—. ¿Crees que cualquier hija de nadie puede simplemente entrar a tan prestigiada guardia sólo porque un soldado le enseñó a tomar el arco?
Ni Calaglim ni Arinda pudieron reaccionar ante tales palabras, Telindor sólo la observaba con furia, mientras Thranduil casi parecía disfrutar el espectáculo.
Pero Tauriel sólo sonrió fríamente y caminó hacia Adlanna, quién se mantenía con el ceño fruncido y una mirada de casi asco.
—Si, lo creo —dijo con firmeza Tauriel—. Y hoy quedó demostrado.
Sin que nadie dijera nada más, Tauriel se dirigió lentamente a la puerta por la que había entrado y se marchó.
—Vaya fiesta que tienen arriba —comentó Kili, ya que escuchaba las risas y música proveniente de pisos superiores.
—Silencio, Kili —lo regañó Thorin algo malhumorado—. Estos elfos son capaces de encerrarnos unos cincuenta años más si hablamos.
—No lo creo —dijo Kili—. Eso es mentira, ¿verdad, guardia?
No había nadie a la vista. La prisión estaba vacía a excepción de los enanos, obviamente. Pero segundos más tarde un guardia bajó por las escaleras, o más bien una.
Era la elfa a la que todos llamaban capitana.
—Parece que alguien tiene interés en nosotros —comentó Kili al verla—. ¿No le gustan las fiestas?
Tauriel se acercó un poco más a la celda del enano que hablaba. Desde hacía un rato que estaba allí y el que mencionara que las fiestas del rey Thranduil eran magníficas le hizo recordar cierto incidente que había tenido en la primera a la que asistió.
—No mucho en realidad —respondió Tauriel—. Sobre todo si se hacen con tanta frecuencia.
Kili sonrió. Ella parecía algo más agradable que los demás elfos.
—Si a ti no te gustan podrías llevarme en tu lugar.
—Jamás permitiría una cosa así —respondió ella con vehemencia.
—Entiendo —dijo Kili fingiendo decepción—. Supongo que es porque soy un prisionero, o aún peor, un enano.
—Ser prisionero tiene solución —dijo Tauriel viendo a la celda de Thorin quien se había metido hasta lo más profundo de ella en su afán de no querer volver a ver a ningún elfo en su vida.
—¿Tanto les desagradan los enanos?
—No realmente —soltó Tauriel—, por lo menos no a mi.
—Eso si que es una sorpresa. —Kili se sentó frente a la puerta de su celda cruzando las piernas.
Tauriel desvío la mirada. En primer lugar, ni ella misma entendía porque estaba allí.
—Así que… ¿tu primera fiesta fue un desastre?
—¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó Tauriel, en parte si era algo que le preocupaba, los elfos y sobretodo los guerreros no debían ser vistos si así lo querían, pero por otro lado, también quería evitar recordar su primera fiesta.
—No lo se —admitió Kili—, me parece que reíste un poco después del comentario de mi tío. ¿Fue así de mala tu primera fiesta?
—No realmente —suspiró Tauriel sin querer, de verdad que no deseaba recordar cómo había sido, pero cuando estaba a punto de responder algo más específico la voz que menos hubiera querido escuchar resonó por casi toda la prisión.
—¿Otra vez aquí, Tauriel? —dijo Légolas desde los escalones en que momentos antes Tauriel había escuchado hablar a los enanos.
Mi imaginación tiene un sólo "límite/ y son los nombres, el de Adlanna lo tomé de otro fic que ya tiene algo de tiempo
Por otro lado, ¿les gustaría ver a Arinda como amiga o enemiga? :B No estaría mal leer su opinión jajaja sirve de que dejan reviews :'D
Dejen un review ¬¬ yo sé que no cuesta nada yo también he leído fics. :)