Mi inocente redtuber

Prólogo

.

.

.

Los nervios lo carcomían de pies a cabeza. La adrenalina fluía por sus venas descontroladamente ocasionándole escalofríos a cada rato.

Checó por quinta vez en la tarde que ambas puertas estuvieran cerradas con seguro, tanto la del baño compartido como la de la habitación en sí. Todo en orden.

Suspiró profundamente y reacomodó la máscara en su cara, luego, con dedos tambaleantes prendió la cámara previamente enfocada hacia él.

Comenzó el show.

Las sombras anaranjadas y violáceas se colaban apenas por la enorme puerta corrediza, las cortinas entrecerradas se encargaban de dejar pasar sólo la luz necesaria para que se viera bien su cuerpo, más no su cabeza.

Yacía arrodillado en aquella confortable cama queen size, único recuerdo utilizable que quedaba de los que alguna vez fueron sus padres. Y pensar que estaba haciendo ESO en AQUEL mueble. Se sintió una basura, pero pronto recordó los motivos que lo llevaron a tomar una decisión tan desesperada. Tensó la mandíbula y dio inicio, de una vez por todas, a su trabajo.

Con lentitud y movimientos que se podían denominar sensuales comenzó a desabotonar su camisa; era una blanca sencilla, sin ningún logo. Había sido precavido y borrado cualquier indicio que revelara su identidad de al menos 3 metros a la redonda.

Cuando la prenda estuvo fuera de su torso, la lanzó lejos y prosiguió a desabrochar su cinturón con una mano mientras que la otra descendía apenas rozando su cuello hasta detenerse en su rosado pezón. La dejó reposar ahí mientras que el cinto era jalado con algo de violencia y tirado a algún punto de la habitación.

Jadeó audiblemente y comenzó a toquetearse. Circuncidó su tetilla izquierda, dando leves pellizcos y jaloneando mientras su diestra frotaba a un ritmo constante su entrepierna, aún por encima del pantalón y ropa interior.

Estuvo unos segundos así, manoseándose arrodillado pero se detuvo de golpe y optó por recostarse.

Apoyó la cabeza contra una suave almohada, logrando que la parcial oscuridad lo ocultase, pero siempre procurando que su cuerpo quedase dentro del ángulo de visibilidad de la cámara. Separó lo suficiente y dobló las rodillas, dando una hermosa vista de su entrepierna y parte de su culo.

Siguió con sus caricias en aquella área especial hasta que un pequeño bulto se vislumbró y entonces decidió que ya era hora de desvestirse totalmente.

Con parsimonia bajó su pantalón hasta que quedó pendiendo solamente de un tobillo, luego, con un ágil movimiento del pie, la prenda salió volando hasta caer en algún rincón.

Quedando sólo con unos apretados calzoncillos que resaltaban muy bien su trasero, su izquierda descendió zigzagueando juguetonamente por su estómago hasta que quedó a la misma altura que la diestra, justo en el elástico de la prenda interior. Entonces, con un rápido tirón, dejó su miembro al descubierto.

Sólo bajó lo suficiente los calzoncillos como para que pudiera masturbarse a gusto. Inició con suaves caricias en el glande, sobando la punta con el pulgar izquierdo mientras que la derecha se enredaba firmemente en la base de su falo. Gimió quedito e inició con un sube y baja continuo.

Al comienzo mantuvo un ritmo lento, incentivando a que su miembro despierte totalmente, y cuando lo logró y estuvo bien duro, prácticamente se arrancó la prenda interior e inició toqueteos más rudos y rápidos.

Llevó su mano de vuelta al pecho, ahora intercalando las caricias entre ambos pezones, palpándolos, apretando, jalando y pellizcando con brusquedad. El movimiento en su pene también se había empezado a descontrolar, se masturbaba ascendiendo y descendiendo velozmente, al punto que en cuestión de minutos su miembro y dedos ya estaban empapados en líquido preseminal, facilitando el trabajo, haciéndolo más resbaloso y exquisito.

- Nhh… Aahh… - no pudo evitar gemir sonoramente.

Arqueó la espalda. Estaba llegando, lo sentía en su estómago y en sus tensos testículos.

Con premura migró su tacto a ocuparse de ambas bolitas, masajeándolas y presionándolas en puntos específicos que conoció después de años de práctica. Sintió que sus manos eran un regalo divino. Era demasiado delicioso.

Apuró aún más el sube y baja, llegando a tornarlo errático y descontrolado, su mano deslizándose con facilidad y velocidad por aquel mediano falo, gimoteando de placer y moviendo las caderas a un ritmo desesperado.

En cuestión de nada llegó. Sintió una corriente eléctrica recorrer por completo su columna vertebral causándole espasmos que se sentían como la gloria misma y temblándole todas las extremidades. Se vino generosamente, el semen salpicando por su pecho y parte de las sábanas.

Jadeó en voz alta, casi exagerando, casi sobreactuando.

Cuando su respiración volvió a ser acompasada, se dio vuelta y gateó hasta el borde de la cama, donde se encontraba ubicada la bendita cámara. Se posicionó justo enfrente de la lente; se podía apreciar su desnudez, su pecho blanco, aún cubierto de esperma y un pedazo de máscara.

Pasó sus dedos por los restos de su semilla, embadurnándolos lo más posible en el espeso líquido y luego, con lentitud, los llevó a la altura de su rostro, subió la careta con la mano libre y los lamió a conciencia, limpiándolos con erotismo, provocando a la imaginación, degustando su propio sabor.

Finalizó con una sonrisa picarona y luego la cámara quedó en negro. La había apagado.

Se dejó caer totalmente abochornado. Sintió asco de sí mismo, rabia. Había actuado como una puta, lo sabía. Al igual que era consciente de que ya no había vuelta atrás.

A sabiendas de que en cualquier momento sería descubierto, decidió apresurarse a limpiar. Enrolló las sábanas manchadas y recolectó las prendas esparcidas por el suelo; lo depositó todo en el cesto de ropa sucia.

Decidió tomar un baño para quitarse esa sensación desagradable. Pero antes…

Aún desnudo, se acercó a la puerta corrediza que daba a un pequeño balcón. Al estar en el cuarto piso de una serie de departamentos y al ser recién las seis de la tarde de un día hábil no pensó que hubiera nadie como para verlo asomarse. Descorrió las cortinas y dejó que los escasos rayos de sol que quedaban del día le dieran de lleno, entibiando su piel levemente sudada.

Cerró los ojos y despejó la mente. Casi lo logró, de no ser por…

¿Por qué no sentía el calorcito en su rostro? – Pensó – ¡Ah, claro! Seguía con la máscara de gato puesta…

Era una careta de plástico, de color blanco con detalles en rojo, detalles como los bordes de los ojos, la nariz, los bigotes a los costados y el interior de aquellas puntiagudas orejas. También tenía delgadas líneas en la frente, distribuidas una en medio y dos a cada lado, dándole la restante simetría a aquel juguete.

La dejó en el cajón de su mesita de noche.

Volvió a mirar hacia afuera, desde ahí se veían árboles, algunos pájaros, calles colindantes y casas pequeñas. Vivía en una zona suburbana, o sea, puras familias con niños en edad de ir al colegio o a la secundaria, muy pocos a la preparatoria. Pocos como él o Mikasa. O Armin que también vivía cerca.

Se decidió por salir, tenía los ojos entrecerrados por el brillo del astro, sin embargo no tardó en abrirlos, cuando se acostumbró a la luminosidad, revelando al mundo sus orbes color verde esmeralda… ¿o verde aguamarina? No se sabía a ciencia cierta el color, pero sí se notaba que resplandecían. Resplandecían con inocencia y culpa. Culpa por lo que acababa de hacer.

Dejó que su cabello castaño se meciera un poco más con aquella brisa de otoño. Trató de relajarse y sólo dejar que las cosas fluyan. Apretó los puños infundiéndose valor.

Regresó a su habitación, sin molestarse en cerrar la puerta corrediza. Conectó la cámara a la portátil que estaba en su escritorio y entró a internet.

www. redtube .com.

Usuario: GreenKitty.

Contraseña: ******

Había creado la cuenta recién el día anterior…

Sacudió la cabeza, comenzaba a arrepentirse. De inmediato la publicidad bochornosa le saltó, pero la ignoró y fue directo a la sección que le interesaba.

Vídeos. Subir video.

Y le dio clic. Y lo dejó cargando. Subiendo el video que acababa de grabar.

Se llevó ambas palmas al cabello, jaloneándolo con frustración. Tenía miedo, miedo de ser descubierto, miedo de lo que acababa de hacer, miedo de todo.

Recordó que aún estaba sucio y lo usó como excusa. No había vuelta atrás.

Tomó su toalla y se internó en el baño diciéndose a sí mismo que sería lo que debiera ser.

Antes de que saliera, el video ya estaba subido y publicado en aquella página pornográfica.

.

.

.

Y buano, ¿qué tal? ¿funca? ¿Si? ¿SI? ¿Escribo más? ¿Lo abandono? ¿Algo?

xD holi, ando de vacaciones y esta cosa me estaba rondando desde hace hartísimo y nada que la flojera me dejaba escribirla, pero me decidí y al carajo, metámosle.

Ok, va a ser un fic larguito, ya tengo toda la historia en mi cabeza, pero como soy una redomada floja, los capítulos serán escritos y subidos cuando haya inspiración para plantar mi c*lo aquí por unas tres o cuatro horas xD

Y uhm, eso xD tampoco olvidaré Lechita condensada, ya también pa ese tengo el final pensado, sólo falta que me llegue la musa de la inspireichon y lo escriba :D

Blah blah blah blah xD bueh, ahí nos vemos porque igual, creo que la mayoría de ustedes son tías fans de la página de fb Rivaille x Eren fan, ¿no? reitero, CREO.

Sino uh, review o inbox, ahora si trataré de responder y no pasarme de pendeja y eso, taus~