El tercero en discordia
-Si llego a morir- pregunto el saiyajin de cabellos dorados- podre ir ahí con Kakaroroto, podre pelear con él
-Pues- respondió Picoro- lo más probable es que regreses de nuevo a la vida, pero tu memoria será borrada, nunca sabras quien fuiste- el saiyajin traia en su mente aquellas palabras, apenas unos minutos atrás, el nameku se había llevado a los niños del campo de batalla.
Con la mirada seria y el rostro impávido no respondió nada, caminó hacia su destino, y mientras peleaba contra Majin Boo, se despidió de Trunks, de Bulma y del mismo Kakarotto.
Sin embargo fue regresado en espíritu para ayudar en la batalla, pero una vez que todo hubo acabado, sus pecados fueron muchos, y el saiyajin, jamás pudo regresar a la tierra al lado de su familia.
Reencarnado en un ser inocente, un ser pequeño, terrestre un varón, el primer hijo de una familia que lo esperaba con ansias después de muchos intentos.
Vegeta, el gran príncipe de los saiyajins renació en un frágil cuerpo humano, un recién nacido, el cual, tal como Picoro le dijo, había perdido toda memoria de su vida anterior
Así pasarían muchos años sin que aquel niño tuviera siquiera la noción de lo que le había pasado.
Capitulo 1- La boda
La corporación capsula estaba de gala, Bulma Brief y Yamcha habían contraído nupcias después de 15 años de un cortejo que parecía eterno, la dueña de la corporación decidió aceptar a su novio de muchos años. La fiesta era lujosa como nunca antes se había visto en la sociedad de ciudad del oeste.
La mujer de casi 55 años se preparaba para lo que sería su último día de soltera, no estaba nerviosa, nunca antes se había casado, su traje era sencillo, un satín blanco, con unas zapatillas del mismo color, adornadas con unas hermosas flores, su ramos de discretas rosas rojas.
Su hijo, apoyaba la decisión de su madre.
Aquel creció con su abuelo como figura paterna, pero su gran maestro fue Gohan. Extrañaba a su padre, no pasaba un día en el cual no pensara en él. Se preguntaba si él aprobaría ese matrimonio que estaba a unas horas de perpetuarse; pero él ya no estaba.
Yamcha era un buen hombre, pero no era más que eso. En ocasiones se le hacía tonto, en otras aburrido; pero sin duda amaba a su madre y era eso lo que contaba a fin de cuentas, que ella fuera feliz después de tanto dolor.
La recepción sería llevada a cabo en los jardines de la corporación, todos los amigos de la familia se encontraban ahí, brindando por la feliz pareja, nunca antes ni después se vio feliz a Yamcha, la orquesta tranquilamente tocaba una balada en la que todos pudiesen bailar, por supuesto, la pareja de honor fueron los novios, a quienes nunca antes se les vio tan felices. El salón blanco, las luces de farol, la música y la felicidad, todo se tornaba en un mundo mágico y único.
Un joven de cabello negro, de unos 15 años, con un suéter gris de fuera que cubría su uniforme negro y la camisa blanca, una mochila negra pasaba justo frente a la acera, y entonces…como si un rayo le hiciera detenerse en seco, el muchacho miro directamente hacia la corporación.
No supo cómo, ni que fuerza lo conducía a ese lugar, pero camino hacia ella.
Sentía que necesitaba estar ahí, no lo entendía, ni mostraba interés en hacerlo, el joven se acerco a la fotografía de los ya maduros novios y entonces dejo caer la mochila hacia atrás, su boca quedo en seco, sus ojos se llenaron de furia.
-Eh, tú no puedes estar aquí- Sin decir palabra alguna, simplemente se fue…tenía el vago recuerdo de una entrada en la parte de atrás, donde estaba seguro no habría guardias, la entrada era a una cámara de gravedad que llevaba años sin usarse y la segunda puerta daba a los pasillos de la corporación.
El joven dejo la mochila a un lado, después de pasar los intricados pasillos de la corporación. Logró salir a al jardín, en donde nadie pudo reconocerlo como un extraño, caminó entre conocidos y amigos sin que nadie pudiera reconocerlo. El paso firme, se dirigía exactamente justo detrás de la pareja.
-¿Quién eres? preguntó uno de los guardias- dime tu nombre para compararlo con la lista de invitados
-No lo estoy- dijo el joven en una voz profunda y sería
-Entonces vete- exigió el hombre encolerizado a punto de tomarlo por los hombros y sacarlo de ahí, el sol brillaba de la manera más tenue, a punto de hacerse la noche, una estrella ya había salido en aquella tarde a punto de extinguirse
-No me iré!- exclamó a todo pulmón el joven, inevitablemente toda la audiencia volteó ante el escándalo de aquel hombre sosteniendo al jovencito, hasta que…por fin…quien quería que volteara lo hizo, nunca vio sus ojos tan verdes, nunca su rostro llenó de luz, jamás tan bella
-¿Quién es este muchacho?- preguntó la mujer
-La ceremonia comenzara en unos minutos, no te fijes en ello- susurro Yamcha al oído de la mujer, pero ella hizo caso omiso, algo había en los ojos de ese hombre, una furia y vitalidad que hacía mucho tiempo no había visto- sin importarle nada, Bulma se encaminó al joven, su hijo se unió a ella
-Madre- pero ella no hizo caso, tenía que avanzar hacia él
-¿Quién eres muchacho?- preguntó la mujer a la expectativa, sentía que lo conocía desde siempre, tenía que saber quien ella, era imperativo
-Bulma- dijo impávido, como si solo ellos dos existirán- soy Vegeta
El silencio se esparció en el salón, nadie podía creer lo que acababan de escuchar, Bulma no podía creer lo que había oído.
Un nudo se formó en su garganta -¿Qué has dicho?- preguntó iracunda- Tú nunca podrías ser Vegeta, él se fue hace mucho tiempo- gritó energúmena, ¿quién te crees que eres?- comenzó a sacudirlo de los hombros mientras el joven ni siquiera se inmutaba
-¿mamá?- déjalo en paz
-Tú eres mi mujer
-Calla- le gritó con lágrimas en los ojos-Vegeta dejo de existir-y rompió en llanto. Trunks llevó a su madre a su habitación mientras tanto, Yamcha exigía a uno de los guardias que sacara al muchacho del recinto y así lo hizo
-Mamá- preguntó Trunks mientras la ayudaba a recostarse en la cama-¿Te sientes bien?
-quiero estar sola- Su hijo retiro los zapatos que con cuidado su madre escogió y los dejo a un lado, no supo que decir, la miro de soslayo y se fue.
Lo cierto era que Vegeta nunca se había ido de su corazón, era el amor de su vida y fue muy difícil sacar todo aquel dolor que le desgarraba el alma. Recordaba muy bien cuando todos aparecieron con vida, a excepción de él y cuando lo consulto con Picoro ¿Cuáles fueron sus palabras?
-Cometió muchos pecados, algunos que no podrá pagar así nada más, lo siento Bulma, su destino era regresar en otro ser vivo, reciclar su alma a algo más puro- pero ella no quería su alma, quería su esencia, su alma, su cuerpo, su carácter, todo él. El hombre que le había dado un hijo, el saiyajin al que nunca dejo de amar…. ¿qué significaba este muchacho de mediano tamaño, cabello y ojos negros que decía llamarse Vegeta? y no solo eso, si que se sintió con el suficiente derecho de llamarle su mujer. Lloró profusamente, como aquella vez que supo que él no volvería más
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-Muchacho- le dijo una de las guardias- vete de aquí- se encontraban en la acera, pero él se encontraba sentado sin mover un musculo, sin claudicar, quería hablar con Bulma
-No me iré a ninguna parte, ella es mi mujer
-Dices bobadas- exclamo la mujer tratando de evitar la risa
-Soy el padre de Trunks- esgrimo con seriedad
-Trunks es más grande que tú, acaso nació cuando tú ni habías nacido- pero él se rehusó a hablar, tras unos 20 minutos después únicamente dijo
-Ella es mi mujer, eso no puede olvidarlo tan fácilmente
Después de todo la ceremonia se llevó a cabo, pero en aquel joven, aquella ceremonia no significaba nada, sabía que Bulma era suya, era más que un presentimiento, como un recuerdo guardado en lo más recóndito de su alma. La memoria iba más allá de su nacimiento.
Recordaba a la mujer, la primera vez que la vio, aunque no recordaba exactamente en donde, pero su visión era inequívoca, era ella. Esa noche no durmió, la mujer aparecía en todos sus pensamientos, la necesitaba y no podía permitir que Bulma continuara en manos de Yamcha, su solo nombre le revolvía el estomago, lo odiaba.
A la mañana siguiente no fue a la escuela, simplemente se fue a merodear a la corporación. Uno de los guardias le preguntó una vez más que hacía allí, haciendo utilidad de su talento para mentir dijo que hacia un trabajo sobre la corporación
-¿Cuántos años tienes?- preguntó el hombre con curiosidad
-quince- contesto con voz seca
-¿Cuál es tu nombre?...
-Vegeta- Dijo con seguridad, mientras observaba llegar la limosina blanca en donde llegaron Yamcha y Bulma, la mujer no pudo evitar mirarlo y una vez toda ella se estremeció, pero lo fingió muy bien ante su esposo
En cuestión de segundos, el joven escribió un recado al cual dejo al guardia
-¿podría dárselo a Bulma?- el guardia rio profusamente
-¿crees que ella lo leyera?
-Si se lo das, claro que lo hará- contesto con soberbia mientras se alejaba por la calle.
Horas después, mientras la señora Bulma, salía nuevamente en la limusina, esta vez sin que su esposo le acompañara cuando el guardia la detuvo dando un par de toques a su ventaba blindada
-¿Qué es lo que sucede?- pregunto con toda calma
-Su amigo, el jovencito- dijo el hombre tratando de recobrar la compostura- le ha dejado estas palabras
En una sencilla hoja de cuaderno, en una perfecta caligrafía se encontraba el recado
"¿Quieres una prueba de que tu eres mía aun? búscame esta noche a las afueras de ciudad del oeste, mis pecados fueron demasiados, aun así no logro sacarte de mi mente"
Durante la reunión de la corporación, mientras se hablaban de las alzas, las ganancias y los nuevos modelos en esa fría sala de juntas, Bulma no podía dejar de pensar en esas palabras ¿como un jovencito podía saber tanto de Vegeta, de Yamcha?, ya estaba harta. Le haría frente ¿Quién sabe como lo averiguo, pero le sacaría verdad?
Aunque sus ojos, algo había en sus ojos, en su porte, no podía ser…pero a la vez…no, eso era imposible, Vegeta se había ido. Tomaba el pequeño pedazo de papel de su blanca gabardina, y la sentía tibia, tenía un presentimiento, pero no sabía si era malo o bueno.
El muchacho se encontraba sentado en el medio de la noche, sobre aquel campo verde
-¿Qué tienes que decirme?
-Lo he pensando mucho, Bulma, si esto me pasara a mí no lo creería, así que…hagamos unas pruebas- La mujer rio nerviosamente
-¿Qué pruebas puedes hacer tú? pudiste investigar cualquier cosa sobre él
-Dime si lo que nosotros vivimos era de dominio público- la mujer palideció-pregunta algo muy íntimo, lo que sea
-… ¿Dónde fue la primera vez que hicimos el amor?- el joven se levantó y la encaró, a diferencia de Vegeta, este joven era unos 15 centímetros más alto, la miro a los ojos y le dirigió una sonrisa cómplice, le susurró al oído
-Fue mientras me curabas porque uno de tus estúpidos robots explotó… tú me besaste- ella se alejó de él inmediato, una vez más un nudo se formó en su garganta. Fue el preludio a la primera vez…pero no quiso saber más
-¿Qué hiciste cuando supiste de Trunks?
-Me enfurecí- contestó sin vacilación- no quería que mi sangre y la tuya se mezclaran
No podía creerlo, este joven parecía hablar de la misma forma que Vegeta…acaso… ¿acaso se trataba de él?