Disclaimer: Grand Fantasia no me pertenece, tampoco Aeria Games, yo sólo escribo por diversión e inspiración :'3


Y prefirió dejarse llevar. Cerrar los ojos y vagar en el mundo de los sueños parecía una alternativa mucho más fácil que dar cada paso con los pies bien firmes sobre la tierra. Prefirió soñar despierta a enfrentar la realidad que se cernía sobre ella mientras avanzaba cada vez más lejos del sendero oscuro que marcaba el bosque, más lejos de la luz de las antorchas que existía en la pequeña fortaleza, lejos de la seguridad que le brindaban sus muros.

Atrás de ella se podían escuchar los pasos cadavéricos que daba el Liche con el que había formulado un contrato, velando por la seguridad de la muchacha, cuidando que ninguna criatura le hiciera un daño mayor que el que podría hacerse ella misma. Todo eso lo hacía por el contrato que tenía con la niña, estaba atado a ella hasta que la vida se le extinguiera, hasta el momento en que la sangre dejara de correr libre por sus venas.

La nigromante se detuvo, aconsejada por un murmullo en la oscuridad, avisada del enemigo que la acechaba, pero que, sin embargo, ella no enfrentaría directamente. El Liche la iba a proteger, no importaba lo que sucediera. Y decidió creer que la protegía, no por el contrato que tenían, sino por la voluntad que todavía le quedara, por el alma que todavía quería creer que poseía.

Decidió engañarse, creer que ese mago, ese muerto viviente que la seguía todas partes, de alguna forma la quería, creer que de alguna forma ese tiempo compartido había hecho mella en lo que creía, en su inmortalidad; quiso creer que cuando ya no estuviera en ese mundo, él la acompañaría a donde sea que fuese, no por la atadura de un pacto infernal, sino por amor.

La nigromante decidió vivir en su mundo de ilusiones.

Babama sabía que sus habilidades habían estado listas para la llegada del Día del Destino, pero no había contado con que su corazón no lo estuviera.


Historia rara, sí :'3 En fin, actualicé, ¿o no? Creo que me siento orgullosa (?) \o/