Sintió su teléfono vibrar en el bolsillo del delantal. Lo ignoró por centésima vez, sabía exactamente quien la estaba llamando. Después del "incidente" en casa de Kyu Hyun, él la había llamado, buscado y acosado de cada forma posible. Estaba cansándose de huir, pero no se sentía preparada para enfrentarlo. Su casa estaba llena de vasijas, flores y muchas cajas con regalos que aún no había visto.

Estaba a punto de cerrar cuando un par de hombres, de no más de 25 años y con aspecto cansado entraron y se sentaron en la mesa del fondo, no tuvo corazón para echarlos, seguramente acababan de terminar su jornada laboral.

-Ga Eul ya es hora de cerrar – Jan Di salió de la cocina sin delantal y lista para irse a su casa.

-Jan Di ellos acaban de llegar, esperemos un poco más – señaló a los comensales, su amiga suspiró claramente irritada – Puedes irte primero, pon el cartel de cerrado, apenas terminen me iré también.

-Anio, mejor te espero – si se iba la dulce Ga Eul seguiría aceptando clientes, dormiría en la tienda con tal de no negarles un plato de comida – Estaré en la cocina.

Se dirigió hasta la mesa, sonrió dulcemente y les entregó el menú a ambos.

-Anniong-haseyo-esperó unos segundos pero ninguno le devolvió el saludo No importa Ga Eul, todos los mayores merecen respeto le recordó su conciencia – Volveré cuando estén listos para ordenar – el más alto de los dos levantó la cabeza y le dedicó una tímida sonrisa, que se convirtió en una mueca de dolor. Qué raro – Con permiso.

Sin esperar la respuesta se fue al mostrador a sacar unos vasos con agua, cuando se iba acercando a la mesa los escuchó hablar, se quedó quieta detrás de una planta, a unos pasos de ellos.

-…hice nada malo – el otro bufó audiblemente.

-¡Le sonreíste! – su voz sonaba como si estuviera condenando a un homicida – Nos advirtió que si nos pasábamos de listos con la chica, ambos estaríamos en la calle ¿Cuáles fueron sus órdenes exactas?

-No le hablen, no la vean a los ojos, no le sonrían y sobre todo no la toquen – recitó la frase como si se tratara de un mantra - ¿Pero tú la viste? Es hermosa, dulce y educada, no podíamos dejarla hablando sola.

-Lo sé, pero tenemos que obedecer las órdenes.

Decidió salir de su escondite antes de ser sorprendida espiándolos, con toda la fuerza de voluntad que tenía caminó hasta la mesa y les entregó los vasos con agua. Sentía el miedo recorrer cada milímetro de su cuerpo.

-¿Ya van a ordenar? – preguntó fingiendo una sonrisa. Deseaba escapar de ahí. Ambos negaron – Bueno, en un momento vendrá otra mesera, mi turno terminó – sabía que era una mentira tonta, era obvio que estaban a punto de cerrar. Se volvió lista para correr pero el chico alto, se le adelantó, sin tocarla, se colocó frente a ella y la hizo retroceder hasta caer sobre el asiento y se sentó a su derecha, el otro bloqueó la salida por la izquierda. Presa del pánico llamó a su amiga a gritos - ¡JAN DI! ¡JAN DI!

La otra chica, tan bajita como ella salió de la cocina con una sartén en la mano, lista para proteger a su amiga. Observó la escena con horror, ambos hombres eran gigantes y tan musculosos como Hulk.

-¿Otoke?- recorrió la habitación con la mirada intentando encontrar algo que las pudiera ayudar, de pronto se abrió la puerta y miró aliviada como entraban 4 hombres que ella conocía muy bien –¡Jun Pyo ayúdame! – corrió hasta su novio y lo jaló del brazo.

-Lo siento lavandera pero le prometí a Yi Jeong no interferir – dijo parándose en seco, evitando que su loca novia pudiera arrastrarlo al ojo del huracán – Tú tampoco deberías hacerlo.

-¡Todo es tu idea! – Acusó al Casanova apuntándolo con el dedo índice - ¡Haz que la suelten! – Iba a atacarlo con su patada giratoria cuando el heredero de Shinhwa la alzó por la cintura y se la echó sobre el hombro derecho, como si se tratara de un costal de papas - ¡Bájame! – Gritó pataleando - ¡Tengo que darle su merecido! – Cuando se dio cuenta de que su novio no la ayudaría apeló a su mejor amigo - ¡Sunbae ayúdala tú!

-Lo siento Jan Di, pero también se lo prometí a Jeong-ah, además, SeoHyun llega en una hora – tampoco pensaba dejar pasar la oportunidad de ver a su mujeriego amigo luchar por la inocente Ga Eul.

-Nos vamos primero, kaja – ignorando los insultos de la pequeña chica la sacó de la tienda.

Woo Bin y Yi Hoo fueron a sentarse a una mesa cercana, no estaban dispuestos a perderse el espectáculo. No repararon en la mirada de odio que les dedico el enamorado secuestrador.

-¡¿A dónde creen que van?! – no quería público, ya era difícil sin ellos molestando.

-O nos dejas quedarnos Bro o hacemos que liberen a la chica – sabía que estaba mal chantajearlo pero no quería irse sin saber cómo terminaba la historia.

-Está bien, quédense – perdería en una pelea contra el líder de la mafia coreana – Pero me la pagarás Bin-ah.

Sin perder su suave estilo, avanzó hasta la mesa donde su alma gemela estaba aprisionada. Miró con aprensión el poco espacio que había entre el dedicado cuerpo femenino y los dos de sus hombres. No le gustaba para nada.

-Largo – les ordenó tan pronto se sentó, ambos obedecieron en el instante y sin dedicarle una mirada a la linda chica desaparecieron - ¿Estás bien? – de pronto estaba preocupado, parecía que la futura señora So estaba en shock.

-¡Claro que estoy bien! – Respondió recuperando el habla y sintiendo toda su sangre arder en rabia -¿Por qué no habría de estarlo? – No se puso de pie, pero golpeó la mesa con la mano – Nada más acabo de ser secuestrada por alguien que me ha rechazado mil veces pero no acepta que yo lo rechace – el aludido se quedó callado y tuvo la decencia de parecer un poco avergonzado.

-Perdón por asustarte Jagyia – el apelativo salió de sus labios sin siquiera darle tiempo para detenerse –Pero no tenía otra opción, te has escondido de mí – ahora fue el turno de la chica de parecer apenada – Me voy en menos de un mes y quiero que lo nuestro sea claro para entonces.

-¿Te vas? – las palabras surtieron el efecto esperado - ¿A dónde? No ¿Por cuánto tiempo?

-Para Suecia – decirlo en voz alta lo hizo completamente real y comenzó a temer que la chica no cediera – Por cuatro años. Voy a curar mi mano y a aprender alfarería del mejor maestro.

-Espero que seas feliz Sunbae – su voz sonó tan temblorosa como sentía su corazón – Allá seguramente encontraras a la persona indicada para ti – terminó la frase orgullosa de no haber soltado el llanto que amenazaba con doblegarla.

-No necesito a alguien más - ¿De qué demonios estaba hablando? – Yo encontré a mi alma gemela hace un tiempo, pero fui muy tonto para darme cuenta en el momento – intentó tomar las manos de la chica por encima de la mesa pero ella las retiró, adivinando sus intenciones, sonrió encantadoramente, no iba a perder esa lucha – Pero ella está escapando – continuó sentada en silencio, con los ojos llenos de agua - ¿Por qué será?

-No sé – respondió tragándose el nudo – Deberías buscar a Eun Jae sangsenim y preguntarle.

-No estoy hablando de ella – definitivamente iba a tener que decir las palabras mágicas – Estoy hablando de ti, yo no sé qué siento por ti, pero estoy seguro de que quiero que sea para toda la vida.

-No Sunbae – ella no sería solamente un eslabón – Yo no soy plato de segunda mesa – se levantó, tenía que salir de allí de inmediato – Te escuché gritarle que te diera una segunda oportunidad, si ella no lo hizo, no me vas a usar para olvidarla – salió corriendo sin darle tiempo de procesar sus palabras.

Se quedó sentado golpeándose mentalmente por dejar que Ga Eul lo viera ese día. Tendría que hacer un esfuerzo aún más grande. ¿Por qué diablos no pudo aceptar sus sentimientos antes? Miró la mesa en la que estaban sus amigos, no se estaban riendo, sus caras eran tan sombrías como la propia.

-Tanquilo Bro – le palmeó la espalda – Tienes un plan B ¿No? – rogaba porque así fuera.

-Sí, pero no sé cómo obligarla a escucharme – ese era sólo uno de los agujeros del plan, tampoco estaba seguro de cómo llevarlo a cabo.


Una semana después, Ga Eul había bajado la guardia, no más llamadas, ni mensajes ni regalos habían llegado. Vestía un hermoso vestido blanco que el alfarero le regaló, no pudo deshacerse de la prenda, era muy hermoso. Corto por encima de la rodilla, con unos tirantes gruesos y un escote recatado. La hacía verse muy femenina y hermosa.

Caminó hasta la universidad donde pronto comenzaría las clases para volverse maestra. Una multitud le impedía el paso. Con empujones y ayuda de algunos muchachos que la veían como hipnotizados logró llegar al centro de la confusión.

Había una pequeña tarima, MinHyuk y YongHwa, dos de sus cantantes favoritos estaban ahí. Cuando la vieron comenzaron a tocar una canción.

Haneure bitnadon byori
Jo molli bitnadon byori
Ne mame neryowannabwa

Estrella que brilla en el cielo
Estrella que brilla lejos de mí
Parece que llegaste a mi corazón

Era increíble. Siempre había querido verlos. Estaba concentrada escuchándolos cuando una voz la hizo saltar.

-¿Sorprendida? – estaba seguro de que esta vez ella lo aceptaría. Avanzó para quedar a su lado, no la miró a ella, sólo a la tarima.

Gaseume segyojin byori
Gaseume bitnadon byori
Ama noin-got gata
Estrella grabada en mi corazón

Estrella que brilla en mi corazón
Creo que podrías ser tú

-Sunbae… ¿Qué haces aquí? – tampoco quiso verlo a la cara, estaba muy nerviosa y emocionada.

Ttollineun soriga deullini
O star

¿Puedes escuchar una voz temblorosa?
Oh estrella
Tteugoun simjangeul neukkini
Yo my star

¿Puedes sentir mi apasionado corazón?
Tú eres mi estrella

-Vine por ti – caminó hasta quedar frente a ella – No vas a seguir escapando.

Aju oren mon yetnalbuto na kkumkkwowatdon sarangi
Noin-gol ara

Desde mucho tiempo atrás
Yo sé que tú eres el amor que he estado soñando

-No sé a que te refieres – trató de ignorar la ola de felicidad que la estaba embargando.

Onjena hamkke hejwo
Aju oren siganeul-lodo

Neul gateun jarieso bitnajugil

Vamos a estar siempre juntos
Incluso si el tiempo pasa
(espero que tú)
Siempre brilles en el mismo lugar

-Me voy por cuatro años – levantó con un pulgar el rostro de la chica para verla a los ojos – Pero voy a esperar por ti, espero que hagas lo mismo – sino echaría mano de Woo Bin para que ahuyentara la competencia - Yo sé que estamos destinados a estar juntos por el resto de nuestras vidas, tú eres mi aire, sin ti no puedo respirar.

Nemam noegeman billyojulge

Mi corazón, sólo te lo daré a ti

-Sunbae… - se sintió enternecida por sus palabras, dio un paso y lo abrazo - ¿Estás seguro? – preguntó con el rostro escondido en el pecho varonil.

Nimamsoge segyojin byoldo
Nimamsok bitnadon byoldo

Estrella grabada en mi corazón

La estrella que brilla en tu corazón, espero que sea yo

-Por supuesto – la acercó aún más a su cuerpo, le pareció que podría estar así el resto de sus días - ¿Significa que lo harás?

Naege marhe yongwonhi nol saranghe

Por siempre te amaré

-Neh – se separó de él para verlo a los ojos.

Nemam noman barabolgoya
Tto nodo namaneul barabwa julle
Uri soroye byori dwe~ jugil

Mis ojos solo podrán verte a ti oh
oh también serás la única que me vea
Seamos la estrella de cada uno

-Gomawo – los ojos se dilataron con confusión – Por creer en mí – la adrenalina recorrió su cuerpo con anticipación, sin importarle los testigos bajó la cabeza y le dio un beso corto, dulce, lleno de ternura. Sintió su cuerpo vibrar con plenitud, ella era suya.


Gracias por leer la historia… Haré una secuela sobre el regreso de Yi Jeong!

Ya viene el epilogo.

Por cierto revisé y corregí el primer capítulo.


Epílogo

Dos meses después, Yi Jeong se sentó en su nuevo sofá, sacó del bolsillo la nota que Ga Eul le había entregado un mes antes. Bogoshipda yeobo. Suspiró melancólico. No pensó posible extrañar tanto a una persona. Alcanzó su teléfono y marcó el número de Jan Di. Todos los días hacia lo mismo, llamaba a Jan Di para saber más de Ga Eul, claro que también hablaba con ella, pero no tanto como quería, con las clases siempre estaba ocupada y él había aceptado que su comunicación se limitara a veinte minutos cada mañana, por eso hablaba con la novia de su amigo, para sentirse más cerca de su futura esposa (aunque aún ni siquiera se lo había preguntado).

-Oppa – estaba harta de él – Ya te lo dije, su turno comienza hasta las 3, yo estoy ocupada.

-Aigo – no podía perder a su mayor fuente de información, solía recurrir a Woo Bin y Yi Hoo, pero ellos lo amenazaron con contarle a Ga Eul si seguía molestando – No tienes por que enojarte.

-Es que eres desesperante – en ese momento alguien entró a la tienda – ¡Ga Eul-ah! – la inocente muchacha entró ignorante de ser el centro de atención en Suecia.

-Geum Jan Di – saludó dulcemente - ¿Con quién hablas? – su amiga miró el teléfono como si la quemara y lo puso sobre el mostrador.

-¡Con nadie! – no cortó la llamada para que el obsesivo ex casanova pudiera escuchar a su amor - ¿Es él? – señaló el lindo bebe que cargaba la otra, no debió aceptar cuidarlo, ella no sabía nada de niños.

-Sí – le entregó el bebé - ¿Es guapo verdad? – el niño se agarró de las orejas de su nueva niñera – Se llama Kim YinHu.

Yi Jeong POV (point of view/punto de vista)

¿Él? ¡No! ¿Está saliendo con alguien? ¡Prometió esperarme! ¡Tendré que regresar a Corea! ¡Nadie me quitara mi aire! Llamaré a mi chofer para que me lleve al aeropuerto, le pediré el jet a Jun Pyo. Cuando llegue mataré a ese intruso, no sabe lo que le espera…

-¿Sunbae? – la dulce voz de Ga Eul resonó a través del teléfono, corrí para alcanzarlo – Chu Ga Eul – intentó que su voz no sonara tan dura, aunque estaba molesto con ella.

-Siento que Jan Di tuviera que irse, pero tiene que cambiarle el pañal a YinHu - ¿Pañal? Esperen… ¡Es un bebé! Reí sin poder evitarlo – Sunbae ¿Estás bien?

-Mejor que nunca ¿Tú?

-Muy bien – esperó a que la tierna mujercita volviera a hablar, extrañaba su voz – Jeong-ah… – amo cada vez que dice mi nombre – …quiero pedirte algo.

-Lo que quieras jagyia – me golpeé internamente por lo cursi que eso sonó – Dime.

-Deja en paz a Yi Hoo y Woo Bin oppa - tragué saliva nervioso por haber sido descubierto – También a Jan Di – esperé a que siguiera, no estaba dispuesto a aceptar mi culpa – Puedes llamarme también en la noche, pero si los molestas de nuevo, no hablaremos en todo un mes – la amenaza fue suficiente para mí, suspiré aceptando la derrota.

-De acuerdo.

-Buen chico - lo felicitó y, sin poder evitarlo, se sintió satisfecho consigo mismo - Yeobo, bogoshipda - iba a responder pero ella ya había cortado, sujeté la nota que contenía esas misma palabras.

-Yo también te extraño.