Quería actualizar esto antes de acabar el año :( Ya estoy poniéndome las pilas con todas mis historias.

Los quiero.

Y sí, sí voy a continuarla. no, no me voy a tardar años en actualizar el sig cap. Ando activa, tardaré tal vez pero por que tengo mucho que actualizar.

Nos vemos y un beso.


Parte II

El hijo del bastardo con nombre.

I.- Hijo Ajeno

Si habían días en los que Eren llegaba a tener sus rabietas, últimamente eran constantes. Después del último suceso de peligro ahora estaba más vigilado, y esto no le hacía feliz en lo absoluto.

—Eren… ¿Has subido de peso?—preguntó Armin de forma sutil.

Lo que le faltaba, ahora ya había descuidado su figura. suspiró cansado, qué mala suerte tenía.— Así es.

—¿Y tienes nauseas…ultimamente?

Volvió a suspira bastante malhumorado. Ya le había dicho gordo y ahora que estaba insinuando. —Sí, Armin.—dijo para seguir observando una esquina de la habitación.

—Eren no creo que hayas subido de peso. Tu vientre no se ve de tal forma.

—¿Y qué piensas, Armin? ¿Un bebé?—preguntó con sarcasmo y molestia.

Armin se despejó un momento y tragando su saliva le miró fijamente.—Así es.

Eren le miró sorprendido y después se empezó a reír pero empezó a preocuparse cuando notó que el otro simplemente no lo hacía.

Sintió que las nauseas se incrementaron y sus piernas temblaban cada vez más. ¿Eso podría ser cierto? Una parte de él le decía que sí y otra que no era biológicamente posible. ¿Pero que era orgánicamente posible ya? El mundo se había despedazado en hologramas. Debería ser un mal chiste una trampa del destino y la vida.

—Eren…creo que tu en verdad serás lo que cambiará el mundo. Ahora todo tiene sentido.

Este mismo solo lo miró. En realidad quería saber pero al mismo tiempo no, pero no sería muy malo tener hijos de Rivaille, ¿verdad? Lo único que podía entristecerlo era el mundo en que su pequeño o pequeña crecería. Un mundo manchado por el fin de la vida.

—¿A que te refieres, Armin? —preguntó tragando saliva mientras se sentaba por completo en un sofá.

—Ellos te llaman la pieza del futuro. ¡En ese laboratorio debieron hacerte algo por el estilo! ¿Acaso no lo entiendes? Nuestra especie estaba n peligro entonces….

Volvió a recordar la vivía experiencia en el laboratorio y en realidad analizaba la posibilidad entera de tener un bebé en gestación.

—¿Cómo podremos estar seguros? —preguntó seguro de sí mismo, él no quería lamentarse en ningún momento ya que eran tiempo difíciles y no él no podía darse el lujo de llorar o estar preocupado. Sí era así entonces sería más complicado, pero su vida ya era difícil. Y si no, aún tendría que proseguir su búsqueda sobre el cambio efectuado.

—Prepararé una muestra de orina y una sanguina. —dijo Armin mientras se levantaba. Él también entendía la posición de Eren. Nadie podía darse lujos.

Eren asintió mientras se acariciaba el vientre pensando en qué le sucedería después.

Una vez que Armin preparó lo necesario, él y Eren se encargaron de verificar el estado.

Después de que Armin se encargara de hacer análisis largos y Eren sollozaría el techo sin saber que esperar de su vida, que el tiempo se había retrocedido, que todo se volvía sueños este le llamó para darle la noticia más hermosa pero trágica del mundo. Era verdad, Eren solo se quedó en silencio pensando en que sería su vida. Al final no se sorprendió, solo se concentró en sentir y pensar.

—¿Ya sabes qué le dirás a Rivaille? —preguntó el rubio mientras se sentaba a un lado de él.

—¿Felicidades? —inquirió aún pensativo.

Ambos chicos se miraron y después rieron.

Pasaron lo meses correspondidos para dar inicio a la nueva etapa dela pareja del lugar. Rivaille y Eren, y aunque todos esperaban una actitud negativa por parte de su jefe en realidad su reacción no fue tan mala como todos pensaban. Y hasta el día del parto, que fue cesárea cuidó muy bien de Eren eso y alerta por el poco movimiento de la gente que siempre los estaba persiguiendo.

Tras el sufrimiento de parte de Eren, quién después de dará luz a su hijo quedó totalmente derrotado y colapso y hacia durmiendo. Todos los demás oraban con alegría al recién nacido. Rivaille no evitó darle una sonrisa pequeña y suave, ese era su hijo, ¿No era así? Pero por alguna otra razón del destino él no lo sentía totalmente con esa ilusión.

Eren al despertar abrazó al bebé que jamás en su vida deseo con fuerza. Pensó un largo el nombre que le darían hasta que al final se decidieron por Alger; su noble guerrero. Al pasar los días algo empezó a dejar curiosos a los demás pues no era el bebé que pensaban que fisicamente sería, y es que un bebé no es como si tuviera precisamente ya rasgos muy formados pero podían empezar por los cabellos rubios del niño. Eren no era rubio ni mucho menos Rivaille y eso les causaba un poco de incomodidad.

Rivaille dejaba muy en claro su confianza en Eren para despejar fuera los chismes por que en el fondo él mismo se convencía de sus mismas palabras. Después fue a conseguir una muestra sanguínea de su hijo la cual se conseguía con una gota minúscula de sangre sacada de una aguja especial para neonatos. Debido la situación debían saber acerca de su salud y debían registrarlo al factor T, todo lo que subían a su red de tecnología se convertía parte del Factor T. Eren quién no estaba se mantenía disconforme con esto, pero no podía negarse ya que la situación era complicada.

Una vez arriba los datos se reflejaron, inmediatamente los datos hicieron conexión completa y les mostraron la tabla completa de resultados, cada código de información se les fue mostrado. Su ficha daba a indicar a un bebé saludable y a la vez daba la bienvenida al nuevo bebé en el mundo y la computadora señalaba introducir el nombre a continuación, pero a la vez mostraba unas letras que dejaron a los presentes petrificados. El Factor T no era cualquier sistema, era el corazón del mundo y tener errores no era algo que podía pasar.

Levi quería pensar que era mentira.

Incluso se sintió menos humano.

Madre Biológica: No identificada en el sistema. *

*(1) Mujer no registrada.

Padre Biológico: Erwin Smith.

Eren sobaba las mejillas de su bebé. Aquí todo el mundo era diferente y navegaba sin rumbo. Qué más daba si era rubio. Él lo amaba. Rivaille y él lo amaban.