Disclaimer: sólo la historia me pertenece, los personajes son de J. K. Rowling ;)

Advertencias: Angustia, Romance, Intento de suicidio (pero no teman ;)), Draco, Harry, Sev, Lucius y Narcisa OOC. Ron, Hermione y Dumbledore malos XD.

De verdad lamento estos años de inactividad, mis musas me habían abandonado y me dediqué a otros proyectos. Recibí un review de Dorisssquien me preguntaba si iba a terminar la historia o la abandonaría definitivamente… y no, no quiero abandonarla, así que haré el intento de finalizarla, no prometo que las actualizaciones sean seguidas entre sí, pero de terminar la historia, lo haré J

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En el capítulo anterior:

El Gryffindor despertó al día siguiente. Severus le explicó que su desmayo se debía a la tensión que acumuló durante el viaje, mala alimentación y la impresión que se llevó al verlo a él en la estación. Además, le dijo que se encontraban el la Mansión Malfoy.

-Harry, tengo una buena noticia.- Comentó el pocionista con alegría contenida, algo a lo que Harry se había acostumbrado después de pasar tiempo con el hombre.- Lucius trajo anoche los papeles desde el Ministerio. Aprobaron la adopción, ahora serás conocido como Harry James Prince Potter Evans.- Apenas terminó de hablar, Harry se lanzó a sus brazos llorando de felicidad.

-Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.- Susurraba una y otra vez el moreno sin soltar a su padre.

-No hay de qué, mi pequeño.

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Capítulo 7:

"Lazos"

Esa noche, Draco llegó a la mansión demandando ver a Harry. Severus había vuelto a Hogwarts después de almuerzo, el pocionista sabía que su ahijado estaría preocupado al no haber visto al ojiverde todo el día de ayer y hoy por la mañana, así que decidió ir por él para tranquilizarlo y llevarlo con su novio.

El ojigrís no se apartó del lado de su pequeño león en toda la noche, a pesar de saber que Harry estaba perfectamente bien, y que el Muggle al que llamaba tío le había hecho nada, el rubio no quiso alejarse del moreno. Durmieron juntos, abrazados y ambos con una sonrisa en los labios. Desde el umbral de la puerta, Severus, Narcissa y Lucius observaban la escena complacidos.

-Vamos por un trago.- Ofreció Lord Malfoy.

-Creo que me vendría bien un trago.- Murmuró el ojinegro sin borrar la sonrisa de sus finos labios.- Al fin somos familia.

-¡Sí, es maravilloso!- Exclamó Narcissa extasiada.

-¡Shhh! Cissa, querida, despertarás a nuestros hijos.- Susurró Lucius divertido.- Pero concuerdo contigo, es maravilloso.

-Ahora debemos planear la boda. Debe ser algo sobrio pero elegante, solo familiares y amigos invitados. La torta tendrá 10 pisos y será de terciopelo rojo. Debo hablar con los chicos para que me digan de qué color quieren los adornos del salón. Pediré a Gropsy que busque la loza de plata que nos regaló tu madre cuando nos casamos. ¡Oh! También llamaré a Jean Pierre para que diseñe las túnicas de los muchachos y les tome las medidas y-

Se vio silenciada por un casto beso de su marido. El rubio se alejó con lentitud y acarició su pálida mejilla.

-Cissy, amor, creo que antes de planear todo eso, debemos hablar con Remus Lupin.- Informó.- Luego de la muerte de Black, el pasó a ser su padrino – aunque el Ministerio no le vea así, pero para Harry, lo es – Severus es el padre da Harry ahora, pero sería descortés de nuestra parte, no informar a Lupin sobre esto, ¿No lo crees?

-Tienes razón.- Murmuró decepcionada la rubia, estaba emocionada, quería encargarse de la boda de los chicos cuanto antes.- Está bien, vamos por algo para tomar.

Severus sonrió aliviado al ver que Lucius había logrado tranquilizar a Narcissa. Envió todas sus plegarias a Merlín… los chicos las necesitarían, porque cuando se trataba de planear una boda, Narcissa se volvía un monstruo.

-¿Creen que Harry se vería bien usando un velo?- Preguntó Lady Malfoy con inocencia.

-¡MUJER, MI HIJO NO ES UNA CHICA!- Chilló molesto Severus. La rubia soltó una risita traviesa.

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24 y 25 DE DICIEMBRE DE 1996, MANSIÓN MALFOY.

Decir que Albus Dumbledore estaba molesto era poco. Estaba furioso, después de enterarse que Harry no había llegado a casa de sus tíos, y luego de su adopción por parte de Severus Snape, todos sus planes se fueron por el caño. Había perdido la custodia del mocoso… Había perdido a su arma.

Por ende, el último mes antes de las vacaciones de navidad había sido un calvario para la nueva pareja, pero juntos fueron superando los obstáculos que se les presentaban. Mientras, su relación se fortalecía más y más.

Finalmente, las muy merecidas vacaciones de Navidad llegaron. Harry y Severus fueron invitados a pasar las fiestas en la Mansión Malfoy. El 24, Harry saltaba de alegría, literalmente. Estaba ansioso por ir a la mansión de sus suegros – se ruborizó como un tomate, aún no se acostumbraba a llamar a los padres de Draco de esa manera – deseaba ver al ojigrís y ver su expresión cuando abriera el regalo que tanto esfuerzo le había costado encontrar.

Llegada la hora de la cena, la familia Snape – Prince – Potter arribó vía Flu a la Mansión Malfoy. Draco y su familia les esperaban a un costado de la chimenea. Cuando Harry trastabilló al salir de las llamas, Draco ya estaba allí para atraparlo con delicadeza atrayéndolo hacia su cuerpo. Permanecieron abrazados por unos instantes hasta que un leve carraspeo a la izquierda los obligó a separarse y sonreír con nerviosismo a Severus, quien había provocado el sonido.

La velada transcurrió tranquila, el ambiente era ameno y el corazón de Harry latía con fuerza cada vez que observaba a su alrededor. Nunca se había imaginado que encontraría una familia aquí, con los Malfoys y con Severus, sus anteriores "enemigos". Quien iba a pensar que quienes fuesen sus amigos, en realidad serían sus peores enemigos… pero las cosas pasaban por algo, y de no ser por los eventos ocurridos en el Departamento de Misterios, nunca habría encontrado lo que ahora tenía. Solo deseaba que Sirius estuviese con él para disfrutar de los buenos momentos que estaba viviendo.

Luego de la cena, todos se despidieron y se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Abrirían los regalos a siguiente.

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Harry ingresó a la habitación que Narcissa le había asignado y observó a su alrededor. Sonrió, la habitación era hermosa. La decoración era completamente en tonos suaves, mayoritariamente blanco, con toques dorados. Una cama de cuatro postes se encontraba pegada a la pared en el centro. El cubrecama era de seda blanca con un fino bordado en dorado. A cada lado de ésta habían unos veladores cada uno con su respectiva lámpara. Las cortinas eran de color beige. Del techo colgaba una hermosa lámpara araña de color negro. Las paredes blancas lograban producir más iluminación en la pieza. El piso, Harry observó con sorpresa, eran de mármol blanco y a los pies de la cama se extendía una gran alfombra lisa de color beige. Sonriendo, caminó hasta la cama y acarició la tela del cubrecama, dejó escapar un suspiro, era muy suave, tal y como imaginaba. Se dejó caer con delicadeza, temeroso de estropear la tela del cubrecama.

Cerró los ojos y pequeñas lágrimas escaparon de la comisura de su ojo derecho. Todo parecía un sueño, un hermoso sueño. Gracias a Severus, Madame Pomfrey, y Draco, su vida había mejorado considerablemente, encontró una familia y a un novio perfecto. Se sentía protegido, deseado y por sobre todo, amado. Un nuevo suspiro escapó de sus sonrosados y gruesos labios, se levantó con lentitud y caminó hasta su baúl, se hincó frente a él y procedió a buscar su pijama. Una vez encontradas las prendas, se dirigió hacia el baño, ya era tarde, estaba cansado y debía levantarse temprano al día siguiente.

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Los copos de nieve caían con parsimonia cubriendo de blanco los alrededores de la Mansión. Las estatuas y árboles presentaban una fina capa de hielo que les daba un hermoso brillo al darles los finos rayos del sol. Todo era tranquilidad y combinaba perfectamente con el ambiente que se desarrollaba dentro de la casona

En la habitación del integrante más pequeño -no solo en edad sino también en estatura- de la recientemente conformada familia el ambiente era cálido y acogedor. Harry se sentía como en una nube, la cama era suave y nunca en su vida se había sentido tan cómodo y abrigado en su vida, ni siquiera la cama de su habitación en Gryffindor le proporcionaba tan exquisita sensación, suspiró profundo mientras escaneaba mentalmente su cuerpo, frunció un poco el seño sin abrir los ojos aún… tampoco había sentido nunca un peso tan reconfortante alrededor de su cintura. Abrió los ojos con lentitud y miró sobre su hombro soltando un pequeño grito al encontrarse con unas suaves y brillantes hebras rubias tan claras que parecían poseer un destello plateado. Draco levantó lentamente la cabeza y le miró con somnolientos ojos plateados mientras una ligera sonrisa se formaba en los labios del Slytherin.

-Creí que nunca despertarías- murmuró con voz ronca.

-Dray, ¿Qué haces aquí?- exclamó sorprendido el Gryffindor, mientras sus mejillas se ruborizaban. La posición en la que se encontraban era bastante comprometedora.

-Pues, no puede evitarlo, anoche te extrañaba mucho.- diciendo esto el rubio procedió a besar suavemente los labios de su león.- Además temía que te sintieses solo así que te vine a acompañar.

Harry sonrió ante la respuesta de su serpiente y se giró para quedar de frente a Draco. Envolvió al rubio en un abrazo y posó su cabeza en el pecho del mayor. Dejó que la esencia del Slytherin empapara todos sus poros, sintiéndose reconfortado y amado. Alzó la cabeza y posó un casto beso en los labios de su pareja y empezó lentamente a levantarse, ya era tarde y no aguantaba las ansias de ver la cara de Draco cuando éste abriese su regalo. Además, su vejiga le pedía a gritos que fuese al baño…

Sin embargo, los brazos alrededor de su cintura se tensaron al sentir sus intenciones. El moreno sintió como esas fuertes extremidades lo devolvían a la cama apegándolo al fuerte cuerpo de su príncipe de hielo. Draco comenzó a posar pequeños besos a lo largo de su cuello mientras sus manos acariciaban lentamente el pecho y el estómago del moreno.

-¡Dray! ¡Espera! ¡Hey! ¡Quiero ir al baño!- Harry exclamó con voz melodiosa mientras entre risas intentaba hacer entender al rubio la necesidad urgente que tenía de utilizar el baño.

-¡Vamos Har! ¡No seas aguafiestas! Quédate un rato más en la cama… hace frío- comentaba el escultural adonis de platinados cabellos mientras intentaba mantener a su león de cabellos azabaches en la cama.- Quiero disfrutarte lo más que pueda antes de volver a Hogwarts.

Harry se giró con dificultad para quedar de frente a Draco, una tarea nada fácil considerando el firme agarre que el Slytherin mantenía en su cintura. Depositando un suave beso en los pálidos labios de su novio el moreno abrazó al ojigrís acercando más sus cuerpos y miró fijamente al rubio logrando que éste se perdiera en las esmeraldas que el menor poseía por ojos.

-Dray, no sabes cuánto anhelo poder estar así todo el día…- le sonrío- ¡pero hoy es Navidad y quiero abrir mis regalos!.-con esto, el Gryffindor procedió a darle otro beso a su serpiente, esta vez uno más profundo y cargado de pasión. Una vez tuvo al Slytherin completamente distraído por el ósculo se zafó del agarre y corrió al baño encerrándose en el.

-¡HARRY!- gritó frustrado el ojigrís.- levantándose de la cama el Príncipe de Hielo caminó hacia el armario y comenzó a preparar el conjuntos que Harry usaría para el día. Esta rutina había comenzado cuando el moreno y Severus llegaron a la Mansión luego de que el pocionista salvase al pequeño león de caer en las garras de su infame tío y era una de las tantas formas que Draco tenía de mostrarle al Gryffindor su preocupación por él.

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El desayuno transcurrió con calma, lleno de risas y buenas conversaciones. Cuando acabaron todos pasaron al salón para abrir los regalos. Harry era el más ansioso y expectante de todos, siendo esta su primera Navidad formando parte de la celebración parecía un niño pequeño.

Los Malfoy y los Snape-Prince tomaron asiento entorno al árbol de navidad todos con un pequeño montón de regalos frente a ellos. Tanto Harry y Draco recibieron ropa, libros y dulces, mientras que los adultos recibieron libros (Severus), licores y tragos finos y caros (Lucius) y joyas y vestidos (Narcissa). Cuando terminaron ambos jóvenes se pararon y caminaron hacia el otro, cada uno llevando en sus manos una pequeña caja. Cuando estuvieron frente a frente, el Gryffindor hizo uso de la valentía que lo llevó a quedar en la casa Dorada y Roja y le entregó el regalo que llevaba en las manos a Draco.

-Espero te guste.- Dijo ruborizado el león.

El ojigrís abrió con cuidado la caja y se encontró con una cadena de plata con un colgante en forma de león del mismo color. El colgante tenía detalles hechos con Rubíes y Esmeraldas. Los ojos del león eran Esmeraldas y la melena estaba compuesta por Rubíes.

Draco contuvo el aliento, la cadena era hermosa.

-Harry, amor, ¿me ayudas con la cadena?- murmuró el rubio dedicándole una sonrisa a la vez que posaba la cadena en las finas y pequeñas manos del Gryffindor y se volteaba levantando un poco su cabello para despejar su cuello.

Harry con manos temblorosas y en punta de pies puso la cadena en el aristocrático cuello del rubio. El Slytherin volteó a ver a su moreno todo esto mientras acariciaba el león de plata que ahora colgaba de su cuello. El ojiverde también acarició el colgante, siempre manteniendo su esmeralda mirada fija en los plateados ojos del rubio. Luego, lentamente subió su mano por el cuello del rubio hasta posar su mano en la mejilla de éste y parándose nuevamente en puntas de pies depositó un pequeño beso en los labios del ojigrís.

-Me alegra que te guste.- dijo sin desviar la mirada una vez terminó el beso.- me costó mucho encontrarlo y le pedí a Lucius que lo convirtiera en un Traslador.- continuó aún si desviar la vista.- quiero que siempre estés seguro y si alguna vez te vez en problemas quiero que lo tomes fuertemente en tus manos y digas "Santuario"

-Harry, no tienes que protegerme, puedo hacerlo solo.- murmuró el Slytherin un poco azorado.

-Lo sé.- afirmó el Gryffindor.- pero siempre es bueno tener una garantía.- finalizó guiñándole el ojo.

Draco suspiró, le dedicó una sonrisa al moreno y besó la punta de su nariz.- Si eso te deja tranquilo lo haré… sólo porque eres tú.- finalizó también guiñándole un ojo.

El rubio se irguió y miró de reojo a su padre. Lord Malfoy sonrió a su hijo y realizó un leve asentimiento de cabeza. Draco volvió a fijar la mirada en Harry y lentamente se arrodilló frente a él, sacando con cuidado la pequeña caja con el regalo del león. El Gryffindor jadeó al entender lo que el Slytherin quería hacer y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Con cuidado el ojigrís destapó la caja rebelando dos hermosos anillos de oro y se la extendió al moreno.- Harry, amor, sé que llevamos poco tiempo juntos.- comenzó con una sonrisa.- pero para mi ha sido suficiente para entender que no concibo mi vida sin ti en ella. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?- Finalizó. Su postura irradiaba confianza, sin embargo había un pequeño brillo de temor en sus plateados ojos.

Harry soltó un pequeño sollozo y se lanzó a los brazos del Slytherin repitiendo como mantra "¡Sí!". Draco lo alejó un poco de si besó sus ojos y procedió a poner uno de los anillos en el dedo anular de su mano derecha.

En el fondo, Narcissa lloraba de felicidad mientras en su cabeza organizaba todos los preparativos para la boda de sus hijos. Lucius y Severus se mostraban complacidos observando la felicidad que se reflejaba en los rostros de la pareja recién comprometida.

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2 DE ENERO DE 1997, ANDÉN 9 .

La última semana de diciembre fue una nube de felicidad para ambas familias. Los lazos entre ellos se afianzaron aún más y entre conversación y conversación la fecha de la boda fue prevista para el 2 de junio. No era una fecha que guardase mayor importancia para los chicos, simplemente querían casarse lo antes posible. De ser por ellos, la fecha habría sido en febrero, pero Narcissa logró convencerlos de aplazar un poco el evento.

No todo puede ser felicidad eterna, las festividades llegaron a su fin y los cinco se encontraban en el Andén 9 esperando a que los jóvenes abordasen el tren escarlata.

-Por favor cuídense, manténganse alejados de Dumbledore.- les decía Narcissa.- Si tienen algún problema hablen de inmediato con Severus, ¿Está bien?- preguntó.

-Sí, mamá

-Sí, Narcissa

-Yo los veré en Hogwarts.- comentó Severus.- Cuídense y protéjanse entre ustedes de camino a Hogwarts… tengan especial cuidado con Weasley y Granger.- Le indicó el pocionista a los chicos, haciendo especial énfasis en los apellidos de los ex amigos de su hijo.

-Lo tendremos papá.- respondió el ojiverde mientras le daba un abrazo a su padre.

Ambos chicos se despidieron de sus padres y subieron al tren, debían encontrar un carro vacío. Una vez lo encontraron subieron sus baúles a los portaequipajes y tomaron asiento poniéndose cómodos para disfrutar el trayecto. El tren inició marcha y la pareja de novios se asomó a la ventana para despedir a sus padres.

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Ya había pasado un tiempo de iniciado el viaje y Harry y Draco se encontraban disfrutando cada uno de la tranquilidad del viaje. El Gryffindor se había acomodado a lo largo del asiento y se encontraba durmiendo plácidamente. Draco estaba leyendo, sin embargo, su atención no estaba enfocada en el texto, sino más bien en el moreno recostado frente a él. Amaba a Harry con toda su alma y lo único que ansiaba era la llegada de la fecha de su matrimonio, para poder unir su vida a la del ojiverde. Lo cuidaría y amaría como siempre se lo había merecido.

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13 DE ENERO DE 1997, GRAN SALÓN.

Las primeras semanas de vuelta a clase pasaron con relativa calma. La relación de Draco y Harry había salido a la luz, al igual que su compromiso y para sorpresa de ambos la mayoría del cuerpo estudiantil había reaccionado bien a la noticia. Los Slytherin al enterarse del compromiso y de la adopción de Harry por parte del profesor Snape, habían recibido al moreno con los brazos abiertos y lo habían convertido en una serpiente honoraria. Los Gryffindor por su parte estaban divididos, aunque en su mayoría apoyaban al ojiverde.

En esos momentos se encontraban cenando en el Gran Salón, Harry sentado junto a Draco en la mesa de Slytherin. El rubio sostenía suavemente la mano del moreno mientras conversaban. Todo marchaba de maravillas, no obstante, el Gryffindor tenía un mal presentimiento… sentía que toda esa paz pronto llegaría a su fin. Y no se equivocaba.

-¡NO SÉ QUÉ ES MÁS REPUGNANTE… QUE UN GRYFFINDOR SE VAYA A CASAR CON UN SLYTHERIN O QUE SNAPE HAYA ADOPTADO A POTTER!- Gritó con desdén Ron desde la mesa Gryffindor. A su lado se encontraba Hermione asintiendo con la cabeza a lo que el pelirrojo acababa de decir.

Draco cerró los ojos… ¡cómo odiaba a ese pelirrojo! Se disponía a pararse para enfrentar a Weasley pero una mano en su brazo lo detuvo. Miró al dueño de la extremidad, Harry le sonreía suavemente.

-No les des la satisfacción, amor.- murmuró el pequeño. El ojigrís asintió y se dispuso a continuar con su comida.

El Gran Salón permaneció en silencio por unos segundos, todos expectantes por saber qué iba a pasar. Luego de un rato se comenzó a sentir la respiración fuerte y agitada de Ron quien encolerizado por la falta de reacción por parte de la pareja, sacó su varita de entre su túnica y apuntó a la espalda del rubio.

-¡Bombarda maxima!- Rugió el ojiazul.

Todo ocurrió en cámara lenta. Severus y McGonagall se levantaron de sus asientos con las intenciones de evitar el ataque, Draco al oír el hechizo se giró en el asiento mientras buscaba su varita… pero ya era muy tarde. El ojigrís cerró los ojos esperando la explosión.

Pero nada ocurrió.

No se escuchaba ni siquiera la respiración de los presentes, todo era absoluto silencio. El rubio Slytherin abrió los ojos con lentitud para ver qué había pasado. Su sorpresa fue enorme al ver un escudo de pura magia dorada frente al él. El hechizo y el manto dorado poco a poco comenzaron a desvanecerse. Un leve temblor lo sacó de su ensimismamiento, buscó la fuente y se dio cuenta que Harry estaba temblando de ira a su lado, apenas conteniendo su magia. El príncipe de Slytherin intentó posar su mano en el antebrazo del león en un intento de ofrecerle apoyo y tranquilizarlo. Pero el Gryffindor alzó la mano indicándole que se detuviera y con lentitud se levantó para encarar a un boquiabierto Weasley.

-Eres la persona más vil y traicionera que he tenido la desgracia de conocer.- comenzó Harry con ira contenida en la voz.- Peter Pettigrew queda chico a tu lado.- girándose para mirar a la profesora McGonagall que acababa de llegar a su lado junto a Snape, el moreno prosiguió.- quiero que lo expulsen profesora.- demandó con voz fría el ojiverde.- Ahora mismo.

-¿¡QUÉ!?- rugió el pelirrojo.- ¡profesora, usted no puede hacer eso!

-Así es mi muchacho.- agregó con voz clara y potente Dumbledore, aún desde su puesto en la mesa principal.- El joven Weasley solo estaba jugando, no merece ser expulsado. ¡Bueno! ¿Qué hacen ahí parados? ¡Qué continúe el banquete!- exclamó con voz jovial aplaudiendo con las manos, ignorando por completo las miradas de incredulidad que le dedicaban los presentes y la mirada triunfal que Ron y Hermione le dedicaban a Harry y Draco.

-Me temo que no estoy de acuerdo.- la voz de Harry era fría y dura y de su cuerpo irradiaban olas de magia deseando escapar y destruir todo a su paso.- Esta sanguijuela no merece seguir en esta escuela y menos seguir viviendo…- todos en el Gran Salón miraban al moreno boquiabiertos, Draco y Snape le miraban con orgullo.- He dejado pasar muchas cosas. Esos dos cobardes intentaron matarme hace un tiempo y se los dejé pasar, pero no voy a permitir que dañen a quienes considero preciados y cercanos a mi.- el Gryffindor miró fijamente al director.- ¡Demando que Ronald Weasley y Hermione Granger sean expulsados esta misma noche de Hogwarts!

-Harry, te estas tomando atribuciones que no te corresponden.- siseó el peliblanco.- siéntate y continua comiendo.- terminó cortante.

-No, director.- el moreno hizo énfasis en el título.- me temo que usted no está cumpliendo su trabajo. Se lo repetiré nuevamente, pero con otras palabras a ver si así el mensaje entra en ese cerebro seco que tiene.- siseó el Gryffindor sorprendiendo a todos los presentes.- ¡SI USTED NO EXPULSA A RONALD WEASLEY Y HERMIONE GRANGER VOY A TOMAR MIS COSAS Y ME IRÉ JUNTO A MI FAMILIA. USTED PERDERÁ SU TAN PRECIADA ARMA CONTRA VOLDEMORT Y TODO EL MUNDO MÁGICO SUFRIRÁ LAS CONSECUENCIAS DE SUS MANIPULACIONES PORQUE YO NO LOS DEFENDERÉ!- ante esto todos en el Gran Salón palidecieron. Dumbledore parecía una hoja de papel y Ron y Hermione temblaba de miedo.

Lentamente alumnos de distintas casas comenzaron a ponerse de pie todos alzando la mano y exigiendo que la pareja Gryffindor fuese expulsada.

-Director no queremos que el mundo mágico sufra por sus malas decisiones.- dijo una prefecta de Hufflepuff.- queremos que expulse a esos dos.- exigió apuntando con el dedo al pelirrojo y la castaña.- y que presente su renuncia al Consejo de Gobernadores de la escuela. Usted no es la persona adecuada para administrar un colegio si permite que un estudiante ataque a otro con un hechizo que perfectamente podría haberlo matado.- finalizó la chica.

A esta exigencia se sumaron muchas más, todas pidiendo lo mismo. De todas las casa -incluso Gryffindor- empezaron a escucharse gritos exigiendo la expulsión de los dos jóvenes y la destitución del cargo de director.

Poco a poco Dumbledore se veía encerrado, no tenía por donde salir bien parado de la situación, todo se le estaba escapando de las manos. Respirando profundamente el peliblando se irguió, dispuesto a silenciar a todos y hacer valer su posición. Pero las palabras murieron en su boca al abrirse de par en par las puertas del Gran Salón. El director se sintió desfallecer… todo el Consejo de Gobernadores se encontraba frente a él con Lucius Malfoy a la cabeza.

-¡Lucius!- exclamó el director intentando mantenerse sereno.- ¿Qué haces aquí? No teníamos reunión.

-Estamos aquí, ya que un docente me contactó informándome de ciertas anormalidades en tu administración y de un intento de asesinato.- siseó Lord Malfoy.

-¿Un docente?- preguntó sorprendido y furioso el director.

-Fui yo director.- Severus Snape pasó al frente.- no puedo permitir que usted siga al frente de este colegio si avala la violencia presenciada esta noche.- finalizó suavemente pero con una mirada triunfante el pocionista.

Dumbledore no cabía en su indignación, ¡Todo se estaba derrumbando!

-No sabes cuál fue mi sorpresa al enterarme, gracias a un Patronus enviado por Severus, que mi hijo podría haber muerto hoy de no ser por la pronta intervención de su prometido, el señor Potter.- habló en voz baja pero firme el patriarca de la familia Malfoy.- contacté de inmediato a los demás integrantes del Consejo de Gobernadores y todos estamos de acuerdo en que esto ya no puede seguir así.- Hubo un silencio total en el Gran Salón mientras se esperaba al veredicto de los Gobernadores.- Albus Dumbledore quedas destituido de tu cargo.- dijo con voz firme el rubio, saboreando el rostro descompuesto de Dumbledore.- ¡Para siempre! No podrás volver a poner un pie en los terrenos del colegio y serás arrestado.- la mirada enfurecida del ex director le daba más fuerza al ojigrís mayor.- Tenemos pruebas y testigos suficientes para encerrarte en Azkaban…Te pudrirás en prisión… o tal vez te den el beso… pero eso sería muy fácil… ¿no lo crees?- Lentamente un grupo de Aurores ingresó al Gran Salón y rodearon al ex director, desarmándolo y asegurándolo con cadenas especiales para evitar su escape. Dumbledore no dejaba de removerse contra las cadenas, furioso.

-¡USTED NO PUEDE HACER ESO!- gritó indignada Hermione Granger.- ¡ÉL ES EL DIRECTOR DE HOGWARTS!

Lucius y el resto de la escuela se giraron a mirar a la pareja, ambos estaban rojos de ira. Una sonrisa sádica se formó en los labios del rubio aristócrata.

-A… lo había olvidado…- dijo arrastrando las palabras.- ¡ellos también!- dijo Lucius en voz alta.

Otro grupo de Aurores rodeó a la pareja Gryffindor y los encadenaron.

-Ustedes son expulsados de Hogwarts, sus varitas serán confiscadas y serán tomados en custodia para esperar su juicio.- indicó el rubio.- por intento de asesinato doble.- murmuró mirando a Ron.- y por intento de asesinato y cómplice en otro intento de asesinato.- dijo, esta vez mirando a Hermione.- ¡LLÉVENSELOS!- finalizó el ojigrís. Todos en el lugar observaron como el trio era escoltado por los Aurores fuera del salón.

Lucius junto a los demás gobernadores pasaron al frente y anunciaron que el nuevo director sería Severus Snape y para sorpresa del pocionista todos en el Gran Salón aplaudieron la noticia. Snape podría ser todo lo que quisiesen llamarlo, pero nunca permitiría que pasase algo similar. Estaban seguros con él.

Harry y Draco se abrazaban mientras observaban todo. Habían pasado el susto de sus vidas, pero al fin se habían desecho de Weasley, Granger y Dumbledore… al fin podrían tener algo de paz.

El moreno hundió la cabeza en el pecho del rubio y soltó un pequeño sollozo.

-Pensé que te perdería.- murmuró con voz entrecortada.- tenía mucho miedo, gracias a Merlín mi magia reaccionó y te protegió.

Draco acarició los cabellos negros de su prometido.

-Yo también estaba asustado, temía dejarte solo… temía no poder pasar mi vida junto a ti.- susurró.- pero todo salió bien, ambos estamos bien.- continuó y besó los labios del ojiverde.- no dejaré que nos separen… nunca. Hablaré con Severus para que nos de una habitación privada. Quiero tenerte cerca.- finalizó besando nuevamente al moreno.

Harry sonrió suavemente y volvió a abrazar a Draco, el también cuidaría del Slytherin… No dejaría que nadie le hiciese daño a su serpiente. Desvió su mirada a la mesa principal y le sonrió a su padre…

Por ahora, la vida era buena...

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Espero les haya gustado el capítulo 7, nuevamente lamente los años de tardanza, esta historia está por terminar, quedan aproximadamente 2 o 3 capítulos. Espero poder actualizar pronto :)

Dejen sus reviews!! :)

Saludos,

Ale.