Personajes: Castiel x Nathaniel/Lynn
Categoría: Amour Sucré / My Candy Love
Género: Humor-Drama.
Clasificación: Mayores de 18
Advertencias: Lemon.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, (lógico) sino a ChinoMiko y a Beemov.
Portada: BtRumple (Deviantart)

Esta es una idea que se me ocurrió mientras tomaba una ducha (?) Tendrá tres o cuatro capítulos como máximo :a ~ Espero que les guste c:


No fue a clase. Al principio pensé que se había saltado las primeras horas, luego, durante el receso, me resigné. No había ido. Habíamos quedado en comer algo después de clases, pero dudé sobre si realmente pasaría, pues no parecía que Lynn diese señales de vida. Lo que me parecía raro era que tampoco había visto a Nathaniel rondando la escuela, siendo el delegaducho principal. No es que me interesara verlo… sólo me parecía extraño.

Al salir del instituto, comencé a caminar hacia la parada del autobús, pero escuché la voz de Nathaniel gritando mi nombre. Cuando volteé, lo vi con una expresión realmente desesperada en su rostro y algunas lágrimas queriendo salirse de sus cuencas. Cuando llegó hasta a mí, me tomó de los hombros.

–C-Castiel… –gimoteó –¡T-Tengo pene! –me dijo con una expresión de completo pánico e incomprensión.

Lo miré con los ojos bien abiertos, el entrecejo fruncido y la boca entreabierta. ¿Qué mierda le pasaba por la cabeza…? Ni siquiera supe si moverme o no, así que me mantuve viéndolo completamente confundido. En menos de tres segundos, Lynn llegó hacia donde nos encontrábamos, con la misma expresión que Nathaniel, aterrada, pero sin lagrimear y se plantó frente a mí.

–Y yo tengo estas… –gruñó Lynn, mientras tomaba sus pechos entre sus manos, de manera despreciativa, como si le dieran asco.

–¡No las toques! –gritó Nathaniel, quitando las manos de Lynn de sus propios senos.

–¡Y tú no toques esa cosa! –le regresó el grito Lynn, mientras señalaba la entrepierna de Nathaniel.

Justo en ese momento, estaba muy confundido y no sabía qué decir. Seguí mirándolos como si fueran alguna clase de insectos asquerosos. Cuando reaccioné, retrocedí un paso.

–¿Qué puta broma se traen entre manos? –les gruñí, molesto.

–¡No es una maldita broma Castiel, tengo el cuerpo de Nathaniel y…! –gritó Nathaniel, pero Lynn le interrumpió, desesperada.

–¡Cambiamos nuestros cuerpos! –dijo ella.

Los miré en silencio, con la misma expresión de hacía poco.

–No me vengan con estupideces, no estoy de humor. –les dije con desprecio y me di la vuelta para irme.

Pero apenas me volteé, Nathaniel me tomó del brazo y, antes de que comenzara a gritar de nuevo, él habló primero.

–¡Pregúntame lo que quieras! –me dijo con nerviosismo. –¡Por favor, Castiel, te digo que soy Lynn! Pregúntame cualquier cosa que sólo sepamos nosotros.

Lo miré con desesperación. ¿Su broma iba a ir tan lejos? Bien, si así lo querían, entonces habría que ponerlos al margen.

–Vale. –le dije sonriendo. –¿Cuándo lo hicimos por primera vez?

Nathaniel se quedó callado y con su rostro completamente rojo. Miré a Lynn de reojo y alcancé a ver una mirada confundida. Nathaniel respondió luego de un segundo.

–¡Ni siquiera lo hemos hecho! –gritó molesto.

–Bien. –contesté. –¿Y qué sí hemos hecho? –le sonreí.

–¡Idiota! N-No quiero decir algo así…

–Entonces me voy y su broma se acaba. –le gruñí.

–¡No, no! –gritó Nathaniel, pero al ver mi expresión, suspiró. –D-De acuerdo… Hemos… –miró a Lynn, que seguía confundida, y luego murmuró algo ininteligible. –Usado… las manos y… la l-lengua… y… b-bueno… esas cosas…

–¿Dónde? –le pregunté, ahora con algo de duda.

–¿N-No puedes preguntar otro tipo de cosas…?

–No. Precisamente por esto es que debo preguntarlas. Lynn no contaría esto a nadie. Menos a ti, Nathaniel.

–Que no soy… –suspiró y luego chasqueó la lengua, hundiéndose entre sus hombros. –Lo hicimos en el gimnasio, en mi casa, en tu departamento… Y casi en el sótano de la escuela… –susurró incómodo y, entonces, comencé a ponerme nervioso.

Sólo Lynn sabría eso. Pero… ¿por qué se lo diría a Nathaniel?

–¿Ya nos crees? –preguntó Lynn con algo de molestia y frustración.

Guardé silencio y pensé un poco. No, no era posible. Era estúpido el solo pensar la posibilidad de creerles. Lo más lógico es que se estuviesen divirtiendo intentando verme la cara de idiota. ¿Pero por qué lo harían?

–No. Te toca a ti. –miré a Lynn y ella asintió, con los brazos cruzados. –¿A dónde fuimos con Lysandro el día en que escuchamos cantar a Debrah por primera vez?

–Al restaurante-bar frente a la gasolinera de la calle quinta. No recuerdo el nombre, pero pedimos alitas con salsa picante y una jarra de té. Debrah cantó cuatro canciones; su guitarrista tenía una acústica y una Jackson Soloist blanca, lo sé porque me lo dijiste aquella noche. Debrah llevaba puesta una chamarra de cuero negra y unos pantalones blancos. Cuando terminó de cantar, habló un poco con el gerente del lugar y luego se sentó con nosotros. –me contestó con seriedad.

Volví a quedarme callado, pero ahora con la boca abierta. El único que podría saber eso era Lysandro… y Lynn se llevaba bien con él. Cabía la posibilidad de que Lysandro le hubiese contado… No, la memoria de Lysandro no daba para eso. Pero, ¿por qué mierda sabía eso ella?

–¿Qué más? Pregúntame cualquier cosa. Anda. –me incitó Lynn.

Tuve que pensar en algo que sólo supiéramos los dos. Y lo recordé. Algo muy estúpido, que Nathaniel nunca se lo contaría a nadie, por ningún motivo…

–¿Recuerdas cuando éramos niños y comprábamos helados frente al parque del vecindario ? –Le pregunté. Lynn asintió, aunque me pareció tonto. Parecía como si estuviese creyéndome aquella broma. –Bueno… Un día, Amber se enfermó y fuimos nosotros dos a comprar uno. Y a mí se me cayó el mío y comencé a llorar… –le expliqué y, mientras "Lynn" parecía recordar, se comenzó a tensar. –¿Qué hiciste entonces para que dejara de llorar? –le pregunté con molestia. Ah, no quería recordar eso, pero era la única opción… Pero… ¡¿Por qué mierdas les seguía el juego?!

–Mierda, Castiel…–gruñó. –Te besé… –susurró. –Y dejaste de llorar… ¡Pero éramos unos niños, no teníamos más de siete u ocho años! –comenzó a excusarse al ver la mirada de "Nathaniel".

Otra vez me quedé callado. Eso sólo lo sabía Nathaniel. ¿Cambio de cuerpos? Por favor, eso no era… posible… ¿verdad? Comencé a sudar frío, mientras mis manos temblaban lentamente.

–Créenos, Castiel. No es una maldita broma. –me dijo Nathaniel. ¿O Lynn…? –Nosotros… apenas nos lo creemos. Incluso vomité del susto…

–Yo también... –coincidió Lynn. –No podía dejar de llorar y tuve que taparme la boca para no gritar…

–V-Vale, les… les creo. –les respondí, mientras ponía mi mano sobre mi cara, para mover mi cabello y echarlo atrás. –¡No, no! Esperen, ¿cómo carajo pasó esto? ¡Si no me dan una respuesta lógica me largo de aquí porque comienzan a ser un dolor en el culo!

–¡Ni siquiera nosotros sabemos! –dijo Nathaniel. –¡Saludé a Nathaniel en la mañana, pero apenas toqué su mano y cambiamos de cuerpo! –me explicó con rapidez.

–Los dos entramos en pánico y nos escondimos en los baños de la escuela…

–¿Me tocaste los senos, Nathaniel? –gritó… Nathaniel.

–¡Obviamente sí! ¿Qué mierda esperabas? ¡No podía creérmelo!

–¡Eres un…! –le gritó… ¿Nathaniel? Comenzaba a confundirme demasiado.

–¡De acuerdo, basta de gritos, que estamos en la puta calle! –les reprendí. Ambos me miraron sorprendidos y suspiraron al mismo tiempo.

–¿Qué hacemos? –me preguntó Lynn, bueno, "Nathaniel" en el cuerpo de Lynn.

–¿Y cómo mierda quieres que yo lo sepa? –le gruñí, mientras me sobaba las sienes. Me estaba doliendo la cabeza.

Justo en ese momento, mi celular comenzó a vibrar, indicio de que me habían mandado un mensaje. Lo abrí rápidamente; primero pensé en ignorarlo, pues era un mensaje largo, pero cuando leí el principio, seguí. Cuando terminé de leerlo, palidecí. Tardé unos segundos en pillar del todo lo que decía… Es que todo era tan…

–No… No me estén jodiendo. –susurré.

–¿Qué? ¿Qué pasa? –preguntó Lynn, en el cuerpo de Nathaniel.

–Esto… Es una puta broma, ¿verdad? –les pregunté a los dos. –Por favor, díganme que es una jodida broma de mal gusto y acábenla ahora mismo, porque no es para nada graciosa.

–¿De qué hablas…? ¡No es una broma, Castiel! –me dijo Nathaniel, en el cuerpo de Lynn.

–Hablo de esto. –le gruñí y les mostré el celular, para que pudiesen leer el mensaje. Cuando terminaron, los dos se quedaron callados y con los rostro pálidos. –Es su última oportunidad; díganme que es una puta broma y acabemos de una vez con esto. –les pedí con algo de nervios.

–Castiel… –me dijo Nathaniel, mientras me tocaba el hombro ligeramente. –No es una broma.

Con mi mano derecha, froté mi frente, mis sienes y en general mi rostro, para intentar relajarme un poco. Suspiré y volví a leer el mensaje. Venía de un número "desconocido".

"Hola, Castiel. Como te habrás dado cuenta, Nathaniel y Lynn han tenido un desafortunado "accidente", ocasionado por mí, un fiel servidor que quiere joderte la vida un poco. Nunca sabrás quién o qué soy, pero con esto vamos a quedar a mano por algo que hiciste hace tiempo, a menos que quieras que algo peor suceda. Te explico, Castiel. Nathaniel, tu preciado enemigo, ahora está atrapado en el cuerpo de tu noviecita. Por eso mismo, Lynn está en el de él. ¡Qué divertido! ¿A que sí? Pero esa no es la mejor parte, no. ¿Sabes cómo revertirlo? ¡Yo sí! Mira, es muy sencillo… Sólo tienes que tener sexo con alguno de los dos. Así es, así de fácil. Te lo dejo a tu criterio; ¿tener sexo con tu novia en el cuerpo de tu enemigo? ¿O tener sexo con tu enemigo en el cuerpo de tu novia? Las dos opciones son muy divertidas. Pero, cuidado… Si no lo haces hoy, su cambio de cuerpos será irreversible y quedarán atrapados en el cuerpo del otro por siempre. Tú decides si quieres joderles sus vidas para siempre o salvarlos."

Los tres nos quedamos en silencio, incapaces de articular siquiera una sola palabra. Abríamos la boca pero la cerrábamos al instante.

–Tienes que hacerlo. –escuché la voz de Nathaniel; era Lynn la que me hablaba.

–¿Qué? –gruñí–No es tan fácil… Yo… ¿Cómo podría decidir algo así? ¡Mierda!

–¡Eh, que tengo el cuerpo de tu novia, no toques el mío! –gritó Lynn. Bueno, gritó Nathaniel.

–¿Entonces prefieres estar consciente de que te estoy follando? ¿Quieres sentir mi puto pene adentro de ti? ¿No, verdad? Entonces, cállate y déjame pensar. –le gruñí con algo de desesperación.

–Mierda, es cierto… –susurró el cuerpo de Lynn.

–Carajo, ¿por qué siquiera estoy considerándolo…? –murmuré con nervios.

–Castiel… –escuché la voz de Lynn. –Tienes que hacerlo. Aunque me dé asco siquiera pensar cualquiera de las dos posibilidades… Debes hacerlo. Lynn… no puede vivir mi vida.

–¿Qué…?

–Yo… –suspiró. –Mi familia es… difícil de tratar. Ya sabes, Castiel… No quiero que Lynn pase por algo así. Decide. Y pronto…

–Mierda… –gruñí de nuevo.

Estaba frustrado. ¿Tenía que hacerlo, cierto? Mierda… Habría preferido muchas cosas antes de tener que decidir eso… Me puse a pensar. Si lo hacía con Nathaniel, en el cuerpo de Lynn… ¿estaría quitándole la virginidad a Lynn? No quería que eso pasara, pero era mi "novia" o algo así… prefería hacerlo con su cuerpo, pero… estaría Nathaniel sintiendo todo aquello. Sería muy, muy difícil de sobrellevar algo así… Y si lo hiciera con Lynn, en el cuerpo de Nathaniel, estaría "protegiendo" la virginidad de Lynn y aun así estaría haciéndolo con ella, pero con el cuerpo de Nathaniel, aunque él no recordaría ni sentiría nada… Mierda, era difícil.

–Castiel. –escuché la voz de Nathaniel.

–¿Qué quieres, imbécil? Estoy intentando pensar. –le gruñí y luego vi su mirada decaída… oh…–¡Mierda! Lo siento, Lynn, pensé que eras… ya sabes… la puta costumbre de que nadie cambie de cuerpos… –reí con ironía.

–No importa… Yo… –balbuceó un poco y luego se acercó a mi oído. –E-Estoy… en mis días fértiles… –susurró con un volumen muy moderado y al separarse de mí, suspiré. Mierda, todo se ponía más complicado.

–¿Entonces? –le gruñí. –¿Quieres que lo haga… con el cuerpo del delegado? –Nathaniel asintió. –Mierda… Lynn. –miré al cuerpo de Lynn y luego chasqué la lengua. –Nathaniel. –corregí. –No creas que es por gusto ni algo así. Pero… creo que… ya tomé la decisión. –murmuré con algo de asco.

–Joder… Qué puto asco… –susurró Nathaniel, en el cuerpo de… ah, mierda.

–Que te den. –le gruñí y suspiré. –A ver, sólo para no confundirme… ¿Cómo les llamo? Me toca los cojones eso de llamarles con el nombre del otro.

–Frente a otros, llámanos como los demás nos llamarían. Cuando estemos solos, a mí dime Nathaniel. –dijo el cuerpo de Lynn. –Y a ella, Lynn.

–Vaya mierda esta…

–Entonces… –dijo Lynn. No me acostumbraba al hecho de escuchar la voz de Nathaniel, sabiendo que es ella.

–Entonces… –le secundó Nathaniel.

–Pues me follo al delegado… –gruñí con una mueca de desprecio. –Es decir, al cuerpo de Nathaniel… Joder, que suena más grotesco así.

–Sí… –me secundaron los dos.

–Espera, ¿por qué? ¿No prefieres hacerlo con mi cuerpo? –me preguntó Lynn.

–Eres virgen, idiota. Además, no quiero que el imbécil éste esté sintiéndome… –le contesté ya bastante cansado de toda esa situación.

Lynn guardó silencio y Nathaniel pareció tener un escalofrío. Nos quedamos callados unos minutos bastante incómodos.

–Entonces… –repitió Nathaniel, como hacía un momento.

–Mi casa está sola… –les murmuré. –Y el mensaje decía que si hoy no lo hacíamos…

–Ya, vale… –dijo Lynn. Acomodó los mechones rubios de su cabeza y se acercó a mí. –V-Vamos…

–Y yo me quedo aquí, bien, gracias. Vete a follarme, Castiel. –escuché la voz de Lynn.

–No me toques los cojones Nathaniel. Que no te golpeo porque tienes el cuerpo de Lynn. –gruñí.

–Pobre de ti que me hagas daño. Si no puedo caminar después de "eso", te voy a dar la golpiza de tu vida y me importa un carajo qué imagen dé. –me avisó Nathaniel. A decir verdad, con la voz de Lynn, no sonaba tan agresivo como debería de sonar. De hecho, me sorprendía el solo hecho de ver que se alteraba.

–Te voy a dejar inválido si me pega la gana. –le contesté irritado y vi cómo Lynn se tensaba. –Bromeaba, tonta.

–Vale… –susurró su "masculina" voz. –Pues venga… Que esto tiene que hacerse hoy…

Asentí y comencé a caminar de nuevo hacia la estación, mientras Nathaniel y Lynn me seguían, en los cuerpos del otro.

–¿Tú qué haces, animal? –le pregunté a Nathaniel.

–Tengo que ir a casa de Lynn... Una chica no debe quedarse sola en la calle.

–Gracias, Nathaniel. –escuché la voz del delegado… mierda, todo era tan confuso.

Cuando subimos al autobús, nos sentamos en la parte de atrás. El cuerpo de Lynn, es decir, Nathaniel, fue el primero en bajarse del bus, pero antes de irse, me susurró al oído un "Disfrútalo, porque será la única vez, idiota…". Bah, como si quisiera siquiera hacerlo…

Pasamos el rato en silencio y Lynn tomó mi mano. No supe si alejarla o no, porque… bueno, venga, era la mano de Nathaniel, del delegado de mierda, del idiota sumiso… pero era Lynn en el interior. Todo era tan jodidamente confuso. Lo único que quería, era que todo fuese un sueño o que, por lo menos, al final, antes de meterme en el cuerpo de Nathaniel, me dijese un "¡Eh, que era una broma!"… Con eso me bastaba. Pero mientras más cerca estábamos de mi departamento, más me hacía a la idea de que iba en serio… Y que el puto universo me estaba dando de ostias mentales…


AJKNSDASd que tal? :a

Tarde un dia en terminar este capitulo uwu~ Al principio no sabia como hacerlos reaccionar, pero creo que tuvieron el tiempo necesario para procesarlo cuando estaban en el servicio del insti (?) ~

En fin! Pronto subo la continuacion c: ~ Nos leemos 3