Oscuridad

Eso es todo lo que puedo ver. Solo una pequeña luz se filtra dentro de estas cuatro paredes, lo suficiente para ver mi propia nariz y el marco de la diminuta ventana de donde proviene la fuente de mi pequeño rayo de esperanza.

La luna, es lo único bueno que me queda ahora, me mantiene viva cada noche, intentando animarme, diciéndome que no estoy sola, pero se que es mentira.

He estado mucho tiempo aquí, lo se porque he contado los días, enterrando mis uñas en la madera del piso, y se que con cada marca parte de mi alma va muriendo.

Ya no soy esa chica bonita, que se alegraba que con su poca belleza, atraía la mirada de algunos chicos y de su gran parecido a su madre. Se que no he visto mi reflejo en meses, pero soy consciente de mi lamentable imagen. Lo se porque las cuerdas alrededor de mis huesudas muñecas ya no aprietan más. He sentido como mechones de mi cabello se han desprendido de mi cabeza conforme pasan los días. Incluso ya me he acostumbrado al olor nauseabundo, ya no me siento mal ser la causante de ese olor. He dejado de sentir cualquier emoción.

Ya no soy más esa chica enamorada con ilusiones, que creía que algún día estaría con él. Irie, solo trajo a mi vida tristeza, y lo peor de todo es que lo permití. Permití dejar de lado mi orgullo, permití amarlo cada día más y más, permití su desprecio, permití que me pasara esto, creyendo que algún día se acordaría de mí y me rescataría. Y me equivoque. El ahora esta muy feliz, casado, tal vez con niños, no lo se. Pero lo que si se es que nunca le importé, solo jugó con mis sentimientos.

Y ahora yo estoy aquí sola, contando las horas para que mi madre venga por mí, lo se porque cada vez me cuesta respirar, lo se porque cada latido está más distante del otro.

Ese sujeto, él me hizo todo esto, y lo peor de todo es que no hice nada para impedirlo, nunca intenté escapar. Pero se que es mi culpa, el karma me lo está cobrando, todo lo que le hice a él.

Sonrío. Mi madre no va a venir por mí. No merezco estar en ese lugar santo donde ella tal vez me ve con decepción. No me arrepiento, disfruté lo que le hice.

El está muerto, yo lo mate. Se que ese olor nauseabundo proviene de arriba. Mi querido esposo.

Como quisiera no haber sido tan débil, desearía que todo hubiera sido diferente. Nunca haber sido esa chica ingenua, que actuaba con el corazón el lugar que con el cerebro.

Si la vida me diera una segunda oportunidad, las cosas serían distintas. No terminaría de esta manera.

Veo como la pequeña luz blanca que entra por la ventana va desapareciendo. Supongo que mis párpados se van cerrando, no lo sé realmente, es una sensación tan extraña, como su estuviera flotando. Solo se que reina la oscuridad.

Tal vez esto es la muerte.