Disclaimer: Los personajes son exclusivos de Kishimoto, pero los he tomado prestados para hacer esta historia n.n


N/A: Hace mucho tiempo quería subir aquí, pero soy extremadamente indecisa cuando soy nueva en lugar y no estoy segura si sera el agrado para las demás personas. Aún así, he juntado valor para publicar esta historia. No es muy larga y espero que sea de su agrado.


Capitulo uno: Fugaku-baka tiene novia.


Fueron veintidós veces que le pidió una cita, diecisiete veces que compro ramo de rosas, catorce las que se declaró, diez en que pensó rendirse, siete regalos que le compro, cuatro en que rogó por más que su orgullo fue pisoteado, una caja de chocolates que le obsequio (y ella le había gritado que la quería poner gorda); pero finalmente, Fugaku Uchiha había conseguido que Mikoto aceptara salir con él.

Las citas eran siempre en lugares privados y tranquilos, donde ambos gozaban la compañía uno del otro mientras se dedicaban a hablar. Bueno, Mikoto era quién hablaba más de los dos, puesto que como todo Uchiha, Fugaku no era gran conversador, más si tenía los nervios que le provocaba estar cerca de la joven en su contra. De todas formas, podía decirse que aquellos momentos que compartían era de suma importancia para ambos.

Mikoto había creído que Fugaku era otro del clan que solo hablaba por monosílabos, que era arrogante, frio y desinteresado por cualquier cosa que no fuera entrenar. Si, reconocía que Fugaku no era muy distinto a todos los Uchiha's si iba al caso; pero tenía que darle el mérito que había luchado por tan solo una cita con ella y con el tiempo le demostró que Fugaku era alguien tierno y dulce a su manera.

Los meses iban pasando y el Uchiha se decidió a dar el siguiente paso: le pediría a Mikoto que fuese su novia. La sola idea de que fuera oficialmente suya le llenaba de arrogancia y orgullo, ya que ella era una de las jóvenes más lindas de toda la aldea y él tendría el privilegio de ser el único que la tomara de la mano, la abrazara o la besara. Tampoco era que iba a hacer todo ello en público, pero si iba a mantener advertidos a todos aquellos que pretendían acercarse a ella con otras intenciones más allá de amistad. Sobre todo al rayo amarillo, Minato Namizake. No se tragaba eso que no le importaban las mujeres y Mikoto era solo su mejor amiga. Por supuesto que no, porque estaba seguro que este atacaría en cuanto menos se lo esperaría y no iba a quedarse con los brazos cruzados mientras le robaban a su chica. No le importaba si era el mejor shinobi de todo el País del Fuego. Pensaba asesinarlo si se le cruzaba por la cabeza en aspectos románticos el nombre de la peliazul.

Pero todos los miedos y futuros planes de asesinar a Minato fueron reemplazados por la felicidad al saber que ahora Mikoto Uchiha era oficialmente su novia y solo suya.

Fugaku maldijo en su interior cuando sintió la cara empapada por ramen después de que su mejor amiga le escupiera ante la impresión de la noticia. Se preguntó si debía gritarle por ser tan estúpida y atenerse a las consecuencias o quedarse callado y limpiarse el rostro. En otra ocasión, le hubiera importado un bledo si la Uzumaki le perseguía por toda la aldea solo por decirle unas cuantas cosas que pensaba sobre ella, pero su buen humor estaba por los cielos y decidió dejarlo pasar esa vez.

Oh si, Kushina Uzumaki, la Habanera Sangrienta y la ninja más hiperactiva de las cinco Naciones, era la mejor amiga del amargado de Fugaku Uchiha. Si bien, su relación era completamente nula cuando ambos asistían en la academia. La pelirroja se la pasaba golpeando a los niños que la molestaban mientras que Fugaku se concentraba más en entrenar que en la molesta forastera que aseguraba que sería la primera mujer Hokage algún día. Realmente se rebajaría demasiado que el próximo heredero del poderoso clan Uchiha discutiera o peleara contra esa niña escandalosa, pero lamentablemente ambos habían quedado en el mismo equipo con el raro de los insectos de Shibi Aburame. Las discusiones entre ambos no se habían hecho esperar y no tardaron mucho tiempo en que la pelirroja tomara la costumbre de golpear a su mejor amigo cada vez que le desagradaba algo, y como mayor parte del tiempo peleaban, Fugaku siempre vivía con alguno que otro dolor en su cuerpo o moretones que no eran para nada consecuencias de las misiones.

De todas formas, por muy raro que a todo el mundo le pareciera e incluso a él mismo, le tenía un pequeño, muy pequeño afecto a la kunoichi, lo suficiente para que fueran amigos.

— ¡¿Tu?! ¡¿Salir con Mikoto?! ¡Pero si tú eres un grandísimo baka, ttebane!

Solo que en momentos como ese quería matarla.

— Gracias por tus alegadoras palabras, Kushina — dijo con evidente sarcasmo que no se preocupó en ocultar — Soy un hombre atractivo, no es de sorprenderse que aceptara ser mi novia. Además...

El azabache se vio interrumpido ante la risa escandalosa que soltaba la pelirroja. Un tic en su ojo izquierdo no tardó en aparecer y se recordó a si mismo que la fuerza descomunal de esa mujer podía dejarlo en cama varios días, o semanas.

— ¡Déjate de bromas, ttebane! Para mi ella perdió una apuesta o algo así como para aceptar que ser tu novia. Es decir, ¡hace cuatro meses que tratas de conseguir una cita con ella y te ha rechazado de todas las maneras posibles! ¡Menos será tu novia! Toda Konoha está enterada de lo patético que eres.

— Para tu información, hemos tenido citas — el Uchiha sonrió triunfador ante la mirada de confusión de su amiga.

— Y si es así, ¿por qué no me dijiste? — inquirió Kushina, entrecerrando los ojos y mirándolo con desconfianza.

— Porque a diferencia de ti, yo no voy por la vida presumiendo mis logros.

— ¡Yo no hago eso, ttebane! — Kushina apunto el rostro del Uchiha, quien se tuvo que inclinar hacia atrás — ¡Siempre que cumples una misión te la pasas por toda Konoha presumiendo cuan fácil fue para el gran Fugaku Uchiha!

— ¡E-eso no es verdad!

— Si lo es, Fugaku — dijo una voz masculina.

Ambos amigos se giraron para observar a Shibi Aburame, su compañero de equipo, entrar por el Ichiruka. Pidió un tazón de ramen y se sitio al lado de la kunoichi. A decir verdad, esos dos le causaban dolores de cabezas cada vez que discutían como si realmente pelearan por algo importante, no por quien utilizaba la tienda más grande, por ejemplo. Sin embargo, le divertía hasta cierto punto ver lo infantil que podían llegar a ser.

El Uchiha fulmino con la mirada al domador de insectos y bufo.

— Hmph. Siempre te pones de lado de Kushina, Shibi.

— ¡Es porque Shibi sabe que yo no soy una amargada como tú, ttebane! — exclamo la pelirroja, con una sonrisa zorruna en su rostro.

— No me pongo de lado de ella, pero es verdad que lo único que haces es presumir. — replico el muchacho y se dispuso a comer su ramen cuando el tazón estuvo al frente de él — Como aquella vez que esos shinobis que te dejaron inconsciente y Kushina y yo hicimos todo el trabajo. Presumiste una semana entera lo fácil que fue derrotarlos.

El tic en uno de los ojos de Fugaku se hizo presente y apretó con fuerza los puños mientras tuvo que soportar la risa tan escandalosa de su mejor amiga.

— ¡Te dejo con la boca cerrada, ttebane!

— ¡Cállate, Uzumaki! ¡Esos tipos me tomaron por sorpresa y lo saben! ¡Eran siete y acabe con cuatro de ellos! ¡Les deje todo el trabajo fácil a ustedes, mal agradecidos!

— Ya, ya, Fugaku—baka — dijo Kushina mientras hacia un gesto mano para restarle importancia — Tampoco para que te enojes tanto. No seas tan amargado.

— Si, Fugaku. No seas tan amargado que te saldrán arrugas.

Pero es que él ya tenía bastantes arrugas después de pasar tiempo con ellos y su complot, sobre todo con la pelirroja. Ya tendría tiempo suficiente como para vengarse de ambos y dejarles bien en claro quién era él. No era un shinobi cualquiera, sino que era el próximo líder del más poderoso clan de toda Konoha. Además, no iba a permitir que esos dos siguieran arruinándole el día.

Se levantó de su asiento y pago su cuenta ante la atenta mirada de sus dos amigos, quienes dejaron de reír al ver al azabache dispuesto a irse.

— ¿A dónde vas, ttebane? — pregunto Kushina.

— A buscar a Mikoto — contesto secamente — Ya casi es hora que salga de la oficina del Hokage y quiero acompañarla hasta su casa.

— Deja de bromear, ttebane. ¿No crees que estas llevando la mentira muy lejos?

La mirada fulminadora que Fugaku le dirigió a su amiga le hizo replantearse a sí misma si en verdad todo era una broma o de verdad su amigo tenía novia. Pero, ¿quién en su sano juicio saldría con el amargado Uchiha? Si, podría ser que fuera apuesto — aunque ella antes de aceptarlo en voz alta prefería morir — pero su actitud dejaba mucho que desear.

— No es ninguna broma o mentira, Uzumaki — contesto el azabache, sorprendiendo a la muchacha y a Shibi, aunque este se mostró indiferente — Mikoto al fin es mi novia y espero que se comporten cuando ella este cerca.

— ¡Yo siempre me comporto, ttebane! — replico la pelirroja.

— Si, claro — murmuro él, colocando los ojos en blanco.

Y sin más, el muchacho se marchó dejando solos sus compañeros de equipo y con una terrible confusión dentro de Kushina. ¿Qué era eso que sentía en el pecho al saber que Fugaku ahora tenía novia?


No iba a tragarse para nada el cuento que él tenía novia, y más si era esa muchacha que lo había rechazado una variedad de veces y de todas las maneras posibles. Kushina no iba a tragarse esa historia de que ella lo volvió a mirar por septuagésima vez y se haya enamorado del amargado de su mejor amigo. No. Esas estupideces eran para las niñas tontas como Hana Hyūga que se la pasaba leyendo cursilerías e incitándola a hacerlo ella también. Prefería mas comer ramen y entrenar antes que hacer algo tan tonto como para leer cuando había más de diferentes ramen que probar y volverse más fuerte.

Estaba dispuesta a desenmascarar al baka de su amigo por la fuerza si era necesario. Había querido que Shibi la acompañara a investigar, pero este se excusó diciendo que tenía que ir a una misión muy, muy importante que el Hokage le había encomendado.

Maldito cobarde pensó Kushina.

Pero al menos su compañero de equipo le había insistido que antes de sacarle la verdad a golpes a Fugaku, lo mantuviera vigilado antes. Así que Kushina decidió desde temprano a vigilar a su mejor amigo desde que salía del barrio Uchiha. Le había tocado a ambos justo un día libre y era una gran ventaja para ella, le daba todo el tiempo del mundo descubrir si realmente era una broma o en verdad él tenía novia.

Una angustia y dolor se apodero en el pecho de la kunoichi y frunció el ceño ante aquella sensación. No entendía porque le molestaba saber que su mejor amigo presumía tener novia y necesitaba si o si saber si realmente era verdad o no. ¿Es que no debía estar feliz por él? Si, quizá sí, pero no lograba comprender porque eso le irritaba.

Siguiéndole el paso al azabache a una prudente distancia, Kushina observo como este entrenaba en el campo n° 10, luego se iba a almorzar algo en algún lugar, compraba alguna que otra cosa que parecía llamarle la atención y se encontraba con Hiashi Hyuga para hablar un rato mientras este esperaba a Hana, su novia, que estaba en la peluquería. A Kushina le parecía aburridísima la vida del Uchiha y realmente él tenía que agradecerle por hacer sus días más divertidos entre las pequeñas bromas que solía jugarle. Además, ¿Qué hacía con la copia uno esperando a la novia de este?

Su duda fue contestada cuando no solo salió Hana de la peluquería, sino también una muchacha de cabellos azul oscuro, largo y sedoso que le llegaba hasta debajo de sus hombros. Piel blanca y perfecta sin ningún tipo de rasguño o acné; sus ojos eran ónix y se lucían con aquellas pestañas largas y arqueadas. El cuerpo de la joven era de una contextura envidiable, incluso para ella misma que jamás se había preocupado en tener curvas como aquellas.

Esa muchacha era Mikoto Uchiha. La novia de su mejor amigo.

Entonces callo en la realidad cuando observo con los ojos bien abiertos el pequeño beso que el azabache y la peli azul compartieron entre los dos. Y la angustia fue aún más fuerte.