Mis queridos lectores, sé que como fanática de KnB he fallado al abandonar este precioso fanfic, pero por sobre cualquier otra cosa les he fallado a ustedes como escritora y me siento MUY mal por ello, sinceramente. Desde hace tiempo me había estado preguntando qué debería hacer con este FF desde que la idea me gusta bastante, sin embargo, decidí que lo mejor era subir lo poco que llegué a escribir del capítulo III y explicarles mi situación.

Para cuando subí el capítulo II de SiM estaba en mis días, eso lo aclaré allí, pero días después me enfermé; desde hace unos años sufro de gastritis, así que de vez en cuando mi estómago anda más delicado de lo normal y, por ende, las comidas terminan cayéndome muy mal y me pongo pésima de salud. Eso a un lado, incluso el 25 de diciembre del año pasado (2013) estuve internada en la clínica todo un día por unos dolores; ahora me encuentro muy bien, así que no se preocupen. Continuando con la historia, luego de eso no pude ponerme directo a escribir porque me atrapó mi cumpleaños (cumplo el 29 de diciembre, es decir, mañana 3) y después las festividades por fin de año y todo el plan.

*toma un largo respiro, se va a beber agua y vuelve*

Retomé la escritura del tercer capítulo a mitad de enero, cuando la pereza y el espíritu fiestero¿? ya habían desaparecido y mientras avanzaba con las idea que tenía para éste, ¿a que no adivinan qué sucedió? Me sorprendí a mí misma cuando me di cuenta de que no recordaba para nada cómo quería continuar con el capítulo, qué escenas iba a colocar y cómo iban a aparecer ciertos personajes... Sólo lo olvidé. Yo siempre he sido una persona muy olvidadiza, del tipo que si no anota las cosas en algún sitio las termina olvidando, ¡pero esto era ridículo mirase por donde lo mirase! ¿Cómo una escritora va a olvidar la trama de su propia trama? Inaudito. Sin embargo, tristemente tengo que admitir que eso fue lo que me sucedió y aún a sol de hoy en día no consigo recordar lo que quería hacer con esta historia, lo cual me deprime de sólo recordar.

Espero que de verdad me puedan perdonar.

Esta es mi situación... Así que pensé y pensé y me dije a mí misma que debía aunque sea hacer esto por ustedes. Esto es lo poco que escribí del capítulo III por aquel tiempo, justo así como está, sin cambios por ningún lado. Lo único que podría sorprender del asunto es que Kise aparece antes de lo esperado, y eso resultó de esa forma porque yo no recordaba cómo iba a ser la aparición de Murasakibara (sí, a ese punto llegué). Sinceramente, a mí no me gustaría abandonar este FF porque lo considero mi bebé y por aquel tiempo estaba realmente animada con la idea de esta historia... Pero no sé qué hacer con ella, no recuerdo cómo quería continuarla, así que les pregunto a todos los que lleguen a leer esto: ¿desean que continúe con la historia? Si es así, ¿les disgustaría si la línea de trama con la cual inicié terminase cambiando? Y por último, ¿hay algo que les gustaría ver en este FF?

Sin más que decir, deseo que me disculpen y por sobre todo, que aunque sea encuentren entretenido este intento de capítulo.

Disclaimer: Kuroko no Basket (c) Tadatoshi Fujimaki. De pertenecerme a mí, Akashi y Kuroko estarían más que casados.


Something's Missing

Capítulo III

"".

. . .

Tomó una profunda bocanada de aire y se dispuso a empezar un ligero trote hacia la canasta, saltando suavemente para lanzar el balón y encestar sin dificultad alguna. Tenía alrededor de una hora y media haciendo eso, solo y sin ningún espectador siquiera, y eso se debía a que su eterno compañero tuvo que quedarse un tiempo más luego de que la reunión culminara; aunque ese chico, Akashi, había dicho algo sobre pautar las normativas que tendría que aplicar o no sé qué sobre eso, de alguna manera le había parecido que tenía otras intenciones, y no fue algo que notó sólo en ese instante.

Se dio cuenta de ello durante toda la reunión.

Pasó uno de sus brazos sobre su frente para retirar el sudor que estaba bajando, posando sus manos en su cadera mientras retomaba un poco el aliento; aunque Tetsu le hubiese dicho que se adelantara, ahora no le parecía muy buena idea el haberlo dejado solo con aquel pelirrojo. No desconfiaba de su amigo y mucho menos del chico que tenía que desempeñar su puesto como presidente, pero…, bueno, tal vez sólo lo estaba pensando demasiado; no podía entender por qué se encontraba tan inquieto al respecto.

En silencio, ambos jóvenes presentes se encontraban sumidos en sus propias tareas. Mientras que Kuroko leía y repasaba las ideas que su acompañante tenía para la graduación y celebraciones pre esta, el pelirrojo estaba terminando de anotar algunas preguntas que deseaba que el más pequeño usara como base para dirigirse a su clase y conseguir lo que necesitaría para la próxima reunión. Finalmente sonrió cuando hubo terminado y le extendió la página.

—Asegúrate de hablar de esto con ellos durante la mañana del lunes, Tetsuya, ya que de esa manera todavía tendrías tiempo de unir todas sus ideas en una sola y podrás presentar la propuesta culminada.

—Entiendo. Gracias, Akashi-kun —se limitó a responder.

Kuroko se dedicó a dar una leída por encima a la hoja blanca para hacerse una idea de lo que tendría que desarrollar luego, volviendo su mirada al pelirrojo.

—Bueno, creo que entonces me retiro —informó, poniéndose de pie.

—Claro. Cuidado de camino a casa —igualmente se levantó de su silla.

Tetsuya recogió sus cosas para irse del salón de reunión, pero fue detenido por la mano de Akashi, quien le tomó del hombro por un instante.

—Nos vemos el lunes, Tetsuya. ¿Bien?

De nuevo podía ver esa sonrisa que no sabía cómo interpretar, pero sintió que un escalofrío le recorrió la espalda en el mismo instante en que la advirtió. ¿Por qué se sentía de esa forma? Como si tuviese miedo pero, al mismo tiempo, quisiese quedarse allí un rato más.

—Sí. Nos vemos, Akashi-kun —murmuró en respuesta.

Todo era realmente muy extraño.

Salió de lo que parecía ser un supermercado, retirando la bolsa que cubría el helado recién comprado que de inmediato llevó a su boca. El rubio botó a la basura lo que debía y siguió su camino, teniendo la otra mano guardada en el bolsillo de su uniforme escolar. De cierta forma se sentía agotado aunque no hubiese hecho mucho en realidad. Si lo pensaba mejor, el soportar los regaños de su manager requería una gran fuerza física y mental...

…seguro había sido eso, definitivamente.

Bueno, no era como si importara mucho ahora que no la vería por una semana entera. Y aunque eso le emocionaba, no tenía razones para ahora sonreír como idiota; ¡tenía exámenes! Cómo los odiaba. Detestaba estudiar y de verdad no sabía de dónde iba a sacar los apuntes necesarios para hacerlo… aparte de que no entendía nada de nada. Tal vez debería pedirle a alguna de sus fanáticas… no, se vería muy necesitado, además de que no quería darles alas.

¿Qué debía hacer? Ah, qué fastidio que era todo.

Suspiró, tomando la paleta para botarla en el primer cesto que encontró, habiendo terminado por completo su helado. Alzó su mirada hacia el cielo naranjo por el atardecer y se quedó observándolo por unos segundos, entrecerrando sus ojos porque los pocos rayos de sol que aún permanecían le molestaban la vista. Para cuando decidió volver a Tierra, se distrajo al toparse con una cancha de baloncesto.

¿Estaba eso allí antes?

Aparentemente sí había estado por las nubes, para no darse cuenta…

¿Uh? Podía ver a una persona allí.

Kise se acercó más al enrejado hasta estar prácticamente recostado, agarrándose de este con sus manos mientras intentaba distinguir al individuo que allí se encontraba. Hm… podía apenas reconocer el mismo uniforme de su instituto, además de detallar los movimientos que el moreno –eso le parecía– llevaba a cabo. Sin poder evitarlo, se sintió maravillado por la destreza de aquel muchacho.

¿Cómo podía moverse de esa forma?

Es más, ¿cómo conseguía encestar una y otra vez sin importar desde dónde o cómo lanzara? Era, de cierta manera, bastante increíble.

Sacudió un poco la cabeza y rápidamente caminó al interior para poder acercarse a la cancha, deteniéndose en seco al reconocer a la persona que allí estaba.

Aomine Daiki.

Obvio. Todos lo conocían. Todos en Teikou sabían quién era él. Incluso si estudiabas o no con ese chico. Aún cuando no estuvieses en su mismo años.

Todos sabían sobre Aomine Daiki.

Volvió a sus cabales cuando sintió que algo golpeó suavemente contra su pierna, bajando de inmediato la mirada para toparse con un balón de baloncesto. Por inercia se agachó y lo recogió, encontrándose con dos orbes azules y penetrantes cuando se irguió en su lugar. El moreno parecía lucir una expresión más incrédula que de otra cosa, pero luego desvió su mirada y se empezó a masajear la nuca, observando hacia la nada.

—Lo siento, ¿podrías devolvérmelo? —preguntó, ahora con sus ojos sobre el rubio.

¿Devolver…?

—¡A-Ah, claro! Ten —dejó el balón en sus manos—. Eres… realmente bueno jugando baloncesto, ¿cierto? —pestañeó varias veces con su mirada sobre el más alto—. ¿Eres parte del club o algo como eso?

—No realmente… —respondió, sonriendo un poco al detallar la pelota en manos—. Es sólo algo que hago para distraerme y pasar el rato.

Y para sentirse mejor.

Ante esa respuesta, Kise sólo se quedó observando al moreno en silencio por largo rato, tiempo en el cual éste igual no dijo nada, sino que se quedó ensimismado con la vista sobre el balón de baloncesto, casi como si estuviese haciendo memoria de algo importante. Sin saber por qué, el modelo sintió algo que empezó a molestar en su pecho; era como un vacío que de repente era cruzado por un agudo pero mínimo dolor.

¿Por qué de repente aquello?

Incluso ahora le era difícil respirar.

Tomó una profunda bocanada de aire y le arrebató la pelota al muchacho, pasándosela de mano en mano mientras la miraba.

—¿Me enseñarías? Parece divertido —pidió, empezando a caminar hacia el interior de la cancha.

—¿Eh? Realmente no sé cómo enseñar —respondió Aomine cuando consiguió reaccionar, alcanzándolo.

Con gran facilidad, Kise conseguía que el balón girara sobre su dedo índice, sonriendo alegremente al estar extrañamente emocionado.

—Oh, por cierto. Soy Kise Ryouta —se presentó.


*se va a lloriquear a algún lado porque no recuerda y se siente culpable*