Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo, una princesa triste y joven, hacía muy poco que había perdido a sus padres.

Entonces apareció un príncipe montado en un caballo blanco: era figura galante y con una dulce sonrisa, y meciendo a la princesa en aroma a rosas y secando las lágrimas de su rostro, le dijo:

-Pequeña, habrás de llevar siempre contigo ésta tristeza y éste dolor. Pero no pierdas esa fuerza y esa nobleza cuando crezcas. Esto es para que recuerdes el día de hoy. - dijo mientras colocaba en el cuello de la princesa un collar de oro que tenía un adorno en forma de una rosa roja.

-¿Nos volveremos a encontrar? -preguntó la niña.

-Con éste collar estarás siempre a mi lado. -

Aquel collar que le dio, ¿era una muestra de amor como ella creía? Es posible; sea como sea, a la princesa la impresionó tanto el príncipe que decidió que ella misma sería un príncipe.

Pero... ¿fue eso una buena idea?

*Lotta Per Un Amore*

Temporada 1: "Unmei No Deai"

Capítulo 5: "Las Huellas Del Pasado Parte 2: Por Mí Amigo"

-¡Lui-kun! ¡Lui-kun! –

-¿Por qué tan alterada, Cecilie? – Con su tono despreocupado, Ludwig no aparta su vista del libro que tenía abierto en sus manos.

-Es Camus-san, está en peligro… -

-¿Por qué dices eso? –

-Los escuché… A Camus y a ese hombre conversar… Le pidió que se fuera con él y… Tengo miedo, Camus-san puede tomar una decisión errónea y si eso pasa, él… Él estaría... –

-En peligro, ¿cierto? –

-Sí… Debemos detenerlo, Lui-kun. –

-¿Y por qué Ludwig-sama lo detendría? –

-Para todos nosotros es mejor que ese monstruo se vaya de la Academia. –

-¡Cállense! –

-¿Ah? –

-No vuelvan a hablar así de Camus-san… -

-¿Por qué defiende a alguien como él, Cecilie-sama? –

-Es cierto, usted es una Candidata a Strahl, y la única mujer que ha logrado hacerlo, ¿por qué defiende a alguien que solo acarrea problemas a los estudiantes? –

-Usted mejor que nadie debería entendernos. –

-Camus-san es bueno… Camus-san cuidó de mí cuando estaba mal… Camus-san ha sido muy amable conmigo… Así que… Así que… ¡No dejaré que sigan tratando mal a Camus-san! ¡Lo protegeré sin duda alguna! – Cecilie desenvaina su espada en contra de aquellos estudiantes. - ¡No les permitiré que sigan hablando así de él! Si vuelvo a escuchar esos absurdos rumores acerca de Camus-san no me detendré, ¿entienden? –

-S-Sí… -

-Tranquilízate Cecilie, ahora vayamos a otro lado para hablar a solas. – Ludwig cierra el libro y se levanta de su silla.

-Sí… -

En ese momento, cerca de la entrada de la Academia, Eduard y Orpherus logran divisar un auto y a alguien arriba de él.

-¿Ese no es…? –

-¿Camus? – Orphe se quedó observando unos momentos más aquél auto que partía. - /¿Podrá ser…El hombre del que Cecilie nos habló?/

…..

-¿Estás segura? –

-Sí… Yo los escuché conversar, y ese hombre… Le pidió a Camus-san que se fuera con él… Siento un poder similar al de Camus dentro de él, aunque comparado con el de Camus es más débil el de él… No puedo dejar de sentir que trama algo y necesita de nuestro Camus para cumplir sus objetivos… -

-Entonces tenemos que cuidar de Camus en estos momentos, ¿no es así, Cheri-san? –

-Así es, debido a los rumores de la "maldición" de Camus, es probable que esté herido por los sentimientos de miedo y aborrecimiento que los estudiantes están mostrando en contra de él… Probablemente eso acarré que nuestro Camus acepte irse con ese hombre, y si eso llegara a pasar… Él estaría en grave peligro… -

-Tenemos que hablar con Ludwig y Naoji, no debemos dejar solo a Camus en estos momentos. –

-Haré lo posible para callar esos absurdos rumores sobre él, quizás así el alma de Camus se recupere y cese de su decisión de ir con él. –

-Entonces está decidido. –

…..

-Está bien, dime cuál es tu respuesta. –

Camus mira con seriedad al joven Víctor.

….

-Eres el que nos ayudó la otra vez, ¿verdad? Gracias. –

-No ha sido nada. –

-Me llamo Orpherus. –

-Yo soy Eduard. –

-Mi nombre es Cecilie, un gusto. –

-Yo soy Isaac, un humilde escritor. – Isaac se pone de pie sin quitar su mirada seria de los tres Strahl. – Bien, ¿Han venido buscando a Víctor Griffyth? Parecía que un estudiante de la academia iba con él. –

-¿Lo conoces? – Orphe miró a Isaac con detenimiento.

-Solo porque sale en los periódicos, un joven capitalista con suerte, ¿pero por qué está en un sitio como éste ese futuro líder? –

-¿Qué quieres decir? – Eduard comenzó a observar al hombre con la misma intensidad que Orpherus.

-Su reputación se basa en sus logros que consiguió solo gracias a un poder divino. –

-¿Divino? – Orpherus se confundió un poco ante la mención de un "poder divino".

-Escuché algo sobre eso una vez… - Los tres dirigieron su mirada a la chica que se había mantenido callada. – Escuché que incluso antes de los negocios era como si él supiera y preparara lo que su cliente iba a querer y así obtener la venta perfecta, para ahorrar tiempo hizo esto y con el paso del tiempo amasó una fortuna. –

-Así es, pero parece que últimamente su intuición falla mucho. –

….

-El futuro está en nuestras manos. –

-Griffyth-san, yo siempre he estado en contra de mi poder, por eso no podía hacer amigos y no podía ir a ningún lado… Pero cuando conocí a Lui, por primera vez quise ver el mundo exterior, incluso ahora, tengo mi corazón cerrado… Estando en esa academia, he aprendido muchas cosas y seguirá siendo así. –

-¿Así qué? –

-Así que no puedo ir contigo, quiero quedarme y descubrir lo que puedo lograr. –

-¿Así que es eso? Pero sin embargo necesito tu ayuda, tu poder. – Víctor chisca los dedos y 3 hombres entran corriendo.

Camus camina para entrar al vehículo, pero se detiene y sonríe, al notar esto Víctor se acerca a él y lo toma de los hombros.

-Es inútil intentar escapar, vámonos, con tu poder puedo volver a alcanzar la gloria. –

Camus, sin dejar de sonreír, gira un poco su cabeza a la derecha. - Lui. –

-¿Uh? – Víctor dirige su mirada al lugar que miraba Camus y pudo ver a Naoji y Ludwig parados cerca de ellos.

-Confiar en los poderes de otros, ¿qué crees que puedes hacer? Eras un gran Strahl, pero has caído muy bajo. –

-Todavía tengo poder, todavía no lo he perdido. –

Cuando Víctor regresa su mirada a Camus, una castaña con un traje blanco con bordes dorados se encontraba parada frente al chico de traje carmesí.

Víctor apuntó a Cecilie y dio una orden a sus hombres. - ¡Captúrenla! –

-¡Sí! – Los tres hombres corrieron para atacar a Cecilie, pero antes de que llegaran Orphe y Eduard saltaron frente a ellos.

-Camus, ¿estás bien? –

-Orphe-san. –

-¿Cómo puede ser? ¿Por qué te mantienes aunque te teman para ocultar tu vida? Si vienes conmigo, tú… Serás feliz. – Un silencio reinó por unos segundos antes de que Víctor continuara hablando. – Soy el único que puede entenderte, ¡vamos! – Víctor extiende su mano al joven de cabellos claros, quien solo le miraba con esos ojos carmesí.

-¡Eso es mentira! –

-¿Cecilie-san? –

-Víctor-san no es el único que puede entenderte Camus… ¡Ni siquiera le preocupa el entenderte! Solo quiere que vayas con él para poder recuperar su fortuna gracias a tu poder, pero Camus no es el único que tiene un don como ese… ¡Yo también lo tengo! Y puedo ver tu futuro Víctor-san… Aun cuando Camus estuviera contigo, perecerás… No puedes escapar, es el destino que se te fue otorgado. –

-Ven conmigo Camus, no la escuches. –

-Yo… Vine por temor a este poder, pero es parte de mí, los que me aceptan tal y como soy… Yo, pensé que no sabía si… Usar este poder para otra cosa.

Víctor se sorprendió mucho y se dejó caer en el suelo.

-La fortaleza de Camus no reside en su poder. – Ludwig miraba a aquél hombre en el suelo y simplemente agachó un poco su mirada. – Tú no sabías eso. –

-Regresemos Camus-san, ¿vale? – Cecilie le sonrió al chico de orbes carmesí.

-De acuerdo, Cecilie-san. –

….

En el jardín de la escuela, Camus se encontraba viendo a la rosa que poco tiempo atrás seguía siendo un capullo.

-Soy tan feliz, has florecido para mí, quisiera ser como tú, lleno de coraje. –

-Lo eres. –

-Cecilie-san. –

-Estoy feliz de que no te haya pasado nada. – Cecilie se sentó a un lado de Camus. – Umm… Siempre que necesites de un abrazo o un cariño, puedes contar conmigo ¿de acuerdo? –

-Muchas gracias Cecilie-san, te lo agradezco. –

-No tienes que hacerlo, para eso somos amigos ¿no? –

-Tienes razón, entonces tú también puedes contar conmigo cuando lo necesites. –

-Gracias. – Adeline sonrió un poco y dirigió su mirada al de cabellos claros. – No has cambiado nada, Camus-san. –

-¿Cambiado? ¿A qué te refieres? –

-Tú y yo nos conocimos antes… De niños. –

-¿De niños? –

-Sí, ¿no lo recuerdas? – La chica sacó un collar de oro con un adorno en forma de rosa roja. - ¿Recuerdas esto? –

-Ese collar… -

-Pequeña, habrás de llevar siempre contigo ésta tristeza y éste dolor. Pero no pierdas esa fuerza y esa nobleza cuando crezcas. Esto es para que recuerdes el día de hoy. - dijo mientras colocaba en el cuello de la princesa un collar de oro que tenía un adorno en forma de una rosa roja.

-¿Nos volveremos a encontrar? -preguntó la niña.

-Con éste collar estarás siempre a mi lado. -

….

-Me lo obsequiaste cuando mis padres fallecieron… Tres meses después te conocí en aquella fiesta que tu familia ofrecía, a la cual asistí con la familia de Ludwig… -

-¡Déjenlo! –

Los cuatro chicos voltean al origen de aquella tierna voz.

-¿Quién eres? ¿Por qué te entrometes en dónde no te llaman? –

-No dejaré que lo lastimen. –

-Y ¿qué hará una princesita como tú? ¿Irás a decirle a tu mami que venga a salvarte? Sobre ella. –

Dos chicos se avientan en contra de la joven, pero ella logra esquivarlos y los amenaza con un arco.

-¡Les dije que lo dejaran en paz! –

-E-E-Espera… N-Nosotros ya nos… -

-Váyanse. –

-S-S-S-Sí… -

Los dos chicos se van corriendo, dejando solo al líder.

-Apártate. –

-¿Qué has dicho? No te oí. –

-¡Apártate! –

-¿Por qué defiendes a esto? Todos estarían más seguros de no ser por él. –

-Aléjate de él y regresa al lugar de dónde viniste, o clavaré esta flecha en tu cuerpo. –

-De acuerdo… T-Tú ganas… -

El niño se retira corriendo, el pequeño rubio se deja caer en el suelo llorando, pero una mano es extendida hacía él.

-Todo está bien, yo sé que no ha sido tú culpa, así que no llores por favor. –

-Gracias… -

-¿Quién eres? –

-Mi nombre es Camus, ¿y tú? –

-Adeline, mi nombre es Adeline. –

-Adeline-san… Gracias. –

-Es cierto, después de eso me visitabas constantemente ¿no es así? –

-Sí, tu hermano me llegó a decir en algunas ocasiones que le hubiera gustado mucho que tú y yo estuviéramos juntos siempre. –

-Nii-san… -

-Le prometí que así sería, porque quiero proteger tu sonrisa… Quiero protegerte Camus. –

Cecilie le sonrió con mucha dulzura al chico, quien se sonrojó y la miró.

-Cecilie-san… -

Camus, en un impulso, besó a Cecilie en los labios, era el primer beso de Camus (o eso creía él) y lo hizo torpemente, pero puso su mejor esfuerzo al notar que la chica le correspondió aquella acción, unos pocos minutos después se separaron y se miraron fijamente a los ojos mientras estaban sonrojados.

-Lo siento… Lo hice sin pensar… -

-No te preocupes, será nuestro pequeño secreto ¿de acuerdo Camus-kun? –

-Sí, nuestro secreto. –

-Bueno, es hora de la cena, vamos. –

-Claro. –

Ambos chicos se levantaron y salieron muy unidos del jardín que tanto amaba Camus…

/Mis nuevos días… Mis días de lucha comenzaron aquí… Yo protegeré a Camus y a todos los que son importantes para mí… Es una promesa/

Continuará…