*Inserten acento ranchero* Adivinen quien volvió chiquillos y chiquillas
Como les va *Le avientan de todo* bien, bien, entiendo que estén molestos, hace meses que no me paro por estos lares y cuando les prometo capitulo nuevo me tardo 1 mes. Les suplico, entiéndanme, he pasado por mucho estrés últimamente, mis estudios me exigen mucho y cuando tengo tiempo de poder escribir la inspiración se larga (como la odio)
Para mi suerte, acabo de finalizar el semestre y no volveré a estar ocupado con la escuela hasta mediados de enero. Todavía tengo uno que otro pendiente pero nada grave
Pero, miren, desde la última vez que publico una continuación han pasado muchas cosas incluso esta gran serie que fue Naruto ha llegado a su fin, al menos tengo el consuelo de que queda The Last (a menos que me ahogue en spoilers)
Ok, basta de palabrerías, por fin el capítulo está listo y como recompensa por haber esperado todo este tiempo he de advertirles que es el de mayor longitud que jamás he hecho (un poco más de 16 mil palabras, supera por más de 3000 mi anterior record)
Que lo disfruten (más les vale, no me desgaste tanto para nada ¡Me oyeron!)
Advertencia: Este fic "Dragón Negro" puede contener el siguiente material explicito, gore, violencia, echii, sexo, humor de todo tipo; recuerden, lo leen bajo su responsabilidad
RENUNCIA DE DERECHOS: La serie de Anime/Manga "Naruto" no me pertenece. Tanto la historia como sus personajes son obra de Masashi Kishimoto así como otros personajes que lleguen a aparecer en esta historia pertenecen a sus respectivos autores.
Opening: ONE OK ROCK - Nothing Helps
Aparece la aldea de Konoha. El monumento a los Hokage, la torre del mismo, la plaza, el bosque empiezan a perder color y todo queda en una vista blanco y negro
No nothing helps. We won't stop right now. We did it on our own. Nobody else. It's because of you I'm standing here with you (Sin ninguna ayuda. No nos detendremos ahora. Lo logramos por nuestra cuenta. Nadie más. Es por tu culpa que estoy aquí contigo)
Un pequeño niño se oculta, encogido sobre sus rodillas mientras está sentado en el parque viendo a todos jugar, sollozando se cubre completamente dejando las lágrimas rodar por sus mejillas cayendo estas al suelo donde forman un pequeño charco
Get Out! (¡Fuera de Aquí!)
La escena cambia de repente, encontrándose el rubio en medio de un bosque al anochecer, una ráfaga de viento sacude todo el lugar cegándolo de repente
Gimme some more (¡Dame un poco más!)
Naruto levanta su mirada y se encuentra con la enorme figura de un dragón negro que ruge extendiendo sus alas eclipsando la luna
Gimme some more (¡Dame un poco más!)
La criatura y el niño se observan mutuamente, viéndose directamente a los ojos y se observa como la mueca de Naruto cambia a una sonrisa mientras extiende su mano
Con una ráfaga ahora se observa a la criatura volando mientras Naruto a su espalda observa sorprendido todo el mundo. Mientras pasan por las nubes el niño se ve creciendo hasta que al final un Naruto adulto salta de la espalda del dragón
Oh Yeah, Ok I've got bad days so caught up in my mind and I'm not really sure who I am and nothing seems to go my way at all (Oh sí, es cierto, tengo días malos en los que estoy atrapado en mi mente, no estoy seguro de quien soy y nada parece seguir mi camino)
Un pequeño Naruto camina por su casa pasando por la cocina donde su familia platica y se ríe, aprieta los puños y sale corriendo de su casa. Todo cambia mostrándolo junto con Shisui e Itachi, platicando y viendo el horizonte mientras, poco a poco, el viento sacude el lugar rompiendo súbitamente la escena
Then I hit the stage and remember, why I'm here, I'll be the voice to those who don't have one and never forget the road back (Luego subo al escenario y recuerdo, porque estoy aquí: Voy a ser la voz de todos los que no la tienen y así nunca olviden el camino de vuelta)
Súbitamente abre los ojos y se encuentra con el imponente pilar de los mundos, corre hacia él y empieza a subir siendo observado desde arriba por los cuatro grandes dragones, quienes van desapareciendo dando lugar a una enorme figura alada que se eleva desapareciendo en las estrellas
No nothing helps. We won't stop right now .We did it on our own. Nobody else. It's because of you we finally came this far. (Sin ninguna ayuda. No nos detendremos ahora. Lo logramos por nuestra cuenta. Nadie más. La causa es que por fin llegamos aquí)
Naruto se encuentra rodeado por los cuatro dragones quienes juntan flamas en sus hocicos. Con fuerza agitan sus colas y lanzan las llamas al niño que es completamente rodeado por el fuego multicolor
And on and on another song to write the wrongs that I. Tell me who else? (Y así en otra canción escribiré los errores que cometí, dime, ¿de quién más?)
Cuando el pilar de llamas se empieza a extinguir una sobra es vista dentro, la cual tiene los ojos color sangre y un enorme par de alas que extiende disipando el fuego
It thanks to all of you that I could find my own way (Es gracias a todos ustedes que pude encontrar mi propio camino)
Se muestra una fotografía donde se ve a la familia Uzumaki-Namikaze felices mientras, alejado de ellos se encuentra Naruto quien tiene su mirada fija en el suelo
It thanks to all of you that I could find my own way in this maze (Es gracias a todos ustedes que pude encontrar mi propio camino en este laberinto)
Por último se ve una nueva fotografía donde el pequeño Uzumaki sonríe estando en medio de Itachi y Shisui.
La foto sale volando arrastrada por el viento mientras un hombre sentado en el bosque la ve volar. Se levanta y comienza a caminar dirigiéndose a donde otros dos se encuentran esperándolo, mientras una sonrisa depredadora aparece en su rostro
Capítulo 4: La Ciudad que Elevo el Dragón
El grupo de personas seguía sin habla dirigiendo sus miradas a la espalda del rubio quien comenzaba a incomodarse; tanto Momoko como Haku estaban en un estado similar al saber que fueron escoltadas al reino de Rōran por nada más ni nada menos que el rey en persona. Por su parte Mirajane simplemente se cubría la boca evitando reírse ante la expresión colectiva, siempre le divertían esas caras perplejas
El rubio negó una vez más antes de suspirar. Comenzó a avanzar en medio de los soldados quienes seguían manteniéndose firmes, algo preocupados por la mirada seria que llevaba su rubio líder; cada paso que daba los ponía algo nerviosos, al joven comenzó a verificarlos dando miradas discretas a los hombres
- ¿Novatos? – dijo sin ninguna intención al tiempo que seguía, dejando a los jóvenes un poco tensos a sus palabras – No eres de los que toma a los novatos, ¿Ha pasado algo en mi ausencia, Yamazaki- taichō (Capitán Yamazaki)? – las féminas ninjas pudieron ver claramente al hombre frente al hombre bigotudo.
Era de composición sólida, altom tal vez de 1.80 o incluso más, piel bronceada, cabello color blanco opaco que fluía hacia atrás en forma de picos dejando algunos mechones enmarcar su cara, ojos color negro con algunos brillos rojos que destellaban ocasionalmente; vestía un traje de cuerpo completo teniendo como colores primarios el azul marino, el gris y el dorado, prácticamente todo su traje contenía azul siendo este, al parecer, hecho a la medida pues a simple vista ajustaba perfectamente demostrando un físico sumamente trabajado, los detalles y bordados en forma de líneas que pasaban por los brazos, cadera y piernas, en los bordes protecciones doradas resaltaban dándole al traje un aspecto ostentoso pero obviamente preparado para la batalla
Yamazaki "Steiner" [Humano] – Capitán del Escuadrón del Muro Este
El hombre miro directamente a su superior y sonrió levemente – Nada digno de mención Sōtaichō-sama (Comandante General) – sus palabras provocaron un efecto poco usual en el escucha pues arqueo una ceja dudoso por esas palabras
– Ya deja de hacerte el payaso, Steiner – fueron sus palabras que provocaron que el sujeto, hasta hace unos momentos firme y serio comenzara a reír con estrepitosa fuerza
– Perdón por eso Kureiji (loco), solo que quería ver la expresión en sus caras – no entendiendo el significado de esas palabras el rubio volteo su mirar hacia los lados encontrándose con sus hombres prácticamente orinándose encima, paso luego su mirada a sus acompañantes quienes se encontraba con los ojos abiertos de par en par con las mandíbulas ligeramente abiertas al tiempo que Mirajane luchaba con toda su voluntad con tal de no tirarse a reír
El muchacho suspiro, se llevó la mano derecha a la frente y la deslizo por su cabello – Bien, qué más da – murmuro sin saber exactamente que pensar de las acciones de uno de sus hombres de confianza y las reacciones de los que ahora eran sus subordinados
– Saben que, no importa, ustedes – señalo a ambos grupos de guardias quienes se mantuvieron atentos – Ayuden a estas personas, código 001, ¿entendieron? – las dos tropillas, de 5 integrantes cada una, respondieron con un "Hai" totalmente claro, por lo que avanzaron a proceder.
El Comandante General observo trabajar a los jóvenes los cuales tomaron las pertenencias de los recién llegados, aquellas pocas cosas que fueron capaces de recuperar después de la destrucción de su hogar, también vio como ayudaron al anciano Dohko y a su protegida quienes se veían agradecidos por las acciones
Las únicas que no se movieron de su lugar fueron sus féminas acompañantes – Mirajane-san, es un placer volver a verla, no la esperábamos tan pronto – comento cordial Yamazaki, con sus palabras algunos de sus subordinados se detuvieron en seco para empezar a admirar asombrados a la belleza de pelo blanco quien paso por alto esas acciones, internamente feliz de que su sola presencia entorpeciera a los entrenados jóvenes
– Se presentaron un par de contratiempos, por lo que termine topándome con Naruto-kun – pronuncio viendo de reojo a los guardias quienes ocasionalmente chocaban los unos contra otros al perderse observándola
– ¿-kun? Veo que avanzaste en el viaje de regreso – comento divertido al ver la expresión de vergüenza en la cara de la muchacha, sin embargo la diversión no le duro mucho cuando sintió un escalofrió recorrerle la espalda para observar a Mira quien le dirigía una aterradora mirada; por unos instantes se le formo un nudo en la garganta presa del miedo
– Digo, digo; este… este… ¿Quiénes son ellas? – señalo a las nukenin de Kiri las cuales seguían algo aturdidas por lo que acababan de presenciar, viendo a los guardias hacer su trabajo; suspiro de alivio cuando la atención de la peliblanca fue desviada, él era alguien poderoso pero no tan idiota como para tratar de enfrentarla una vez que se había enfadado, francamente no era un suicida
Momoko rememoraba los acontecimientos sucedidos: Se dirigió a un país que supuestamente se encontraba en decadencia de todo tipo, observo la que podría ser por mucho la ciudad más grande que jamás haya vista incluyendo la capital de Mizu no Kuni (País del Agua), se enteró que se trataba de la ciudad real de Rōran y que quien las guio hasta allí era, aparentemente, el rey de la misma. Ahora se encontraba observando a los soldados que cargaban las cosas y guiaban a los civiles dentro de las grandes murallas los cuales ocasionalmente le dirigían la mirada por unos instantes antes de voltearse ruborizados, cosa que era nueva para ella al estar tan poco familiarizada con su parte femenina; los analizo un poco más siendo su atención atraída fuertemente por sus poco comunes ropas
Se encontraba totalmente cubiertos por una gran capucha de distintos bordados y detalles dejando apenas visibles sus rostros, por el hecho que no estaban del todo puestas, siendo de color azul profundo en su totalidad, llevaban unos pantalones que parecían ser de tal más liviana sin ningún tipo de adorno por otro lado; la capucha se encontraba cerrada por dos cinturones de cuero cruzados formando una X, debajo de estas se encontraba una faja totalmente roja la cual suponía servía para evitar fricción y añadir movilidad, arriba de esta, en el área del vientre, se encontraba una pieza de armadura que a simple vista parecía delgada, por la forma en la que se movían sabía que claramente era muy flexible; llevaban don hombreras, una de metal y la otra de cuero las cuales se sujetaban por correas que pasaban en forma de cruz por el pecho.
Algunos portaban una o dos coderas de metal para mayor protección, al final de las mangas se encontraban brazaletes de lo que parecía ser hierro, muy duros a simple vista, divididos en secciones para que no fueran opresivos y con forro interno de piel para evitar incomodidad. Complementando el traje, todos tenían botas altas con punta de metal junto con diseños en los bordes similares a los de la capucha
[¿?] – Integrantes del Escuadrón del Muro Este
– (¿Los guardias visten con tanto lujo?) – se preguntó la kunoichi pues en sus años de ver todo tipo de cosas nunca se había topado con semejante forma de vestir, parecía ser más una carga que cualquier otra cosa, una mera excentricidad con la finalidad de verse bien
– Se lo que piensas – escuchó a su lado, reconociendo la voz como la de su guía – No son solo excentricidades, cada componente de esa vestimenta tiene un propósito fijo, esta específicamente diseñada para la batalla, hecha con el mejor material y creada con el fin de proteger a mis hombres – Naruto se dio la vuelta, quedándose mirando a la zona central de la ciudad donde las altas estructuras eran claramente visibles
– Mira, Steiner, les dejo la introducción de estas señoritas a la ciudad; tengo cosas que hacer – antes de que alguno pudiera replicar comenzó con su avance, pasando entre la multitud de personas que le reverenciaban de distintas formas al pasar, algunos lo saludaban demostrando un alto grado de respeto, otros incluso se arrodillaban sin embargo él les respondía con un saludo y una sonrisa
– ¡Vamos! ¡Vamos! ¿Por qué tan serios? ¡Alégrense! – Varias, si no es que todas las personas se sorprendieron cuando el rubio las levantaba al pasar e incluso las saludaba de mano – No tienen por qué ponerse formales, vamos, ¡saben que eso no me gusta! – un espectáculo raro de ver, alguien a quien le era dado tanto respeto iba por allí como si nada, jugando con los niños que pasaban o hablando con los civiles normales; no se asemejaba nada a algo que hubiera visto
– Raro ¿verdad? – la voz del hombre, Yamazaki como lo llamaron, le trajo de nuevo a la situación actual notando como el varón le dedicaba una pequeña sonrisa
– Mi nombre es Yamazaki, soy uno de los capitanes de la Armada General del reino, pero si lo desean pueden llamarme Steiner, la mayoría me conoce bajo ese apodo – se presentó sencillamente el hombre creando una pequeña y sutil sorpresa en la espadachina debido tanto a su alto rango como a su peculiar sobrenombre
– Mi nombre es Momoko, antigua kunoichi de Kirigakure no Sato y de los Shinobigatana Nananin Shū; por otro lado esta joven de aquí es Haku, mi hija adoptiva – declaro sin rodeos provocando una mirada extrañada del hombre, levantando ambas cejas al tiempo que su boca se mantenía ligeramente abierta; tosió un poco una vez que pudo recomponerse, tenía que averiguar más sobre esa declaración pero claramente lo haría a su debido tiempo
Se dirigió nuevamente a las desertoras de kiri solo para notarlas observando el extraño cuadro que apenas se alcanzaba a distinguir, a su comandante saludando animosamente a quienquiera que le saludara
– En mi vida he visto todo tipo de personas importantes, desde el Daimyo de Mizu no Kuni, los altos mandos, nobles y gente asquerosamente rica siendo transportados con todo lujo por donde pasaban, rodeados de escoltas y con todo tipo de lujos sin dejarse ver por cualquier persona "normal", pero él va por allí, saluda a la gente, lo conocen, habla con ellos, sinceramente es difícil pensar que es un rey – fueron las palabras sinceras que salieron de la boca de la pelinegra mayor, el ver a alguien con el título de monarca salir de su palacio, más aun, salir de su reino; ser tan querido por la gente al punto de postrarse por voluntad propia, como sea que haya llegado al poder al parecer se lo merecía. El albo por su parte, sonrió, entendía perfectamente lo que pasaba por la mente de la mujer, no era algo difícil de suponer cuando vez a alguien llamado rey recorriendo las calles sin ningún reparo o escolta
Sus pensamientos se detuvieron al ver como la peliblanca conocida como Mirajane se acercaba, fijando sus ojos en el rubio que terminaba de desaparecer – Eso es porque realmente no es un rey – tanto la Yuki como la Momochi vieron extrañadas a la joven que seguía en la misma posición, observando las enormes estructuras lejanas; viendo la duda en ambas recién llegadas el hombre de gran estructura decidió hablar
– Kureiji no porta sangre real en sus venas, ningún título de nobleza, no posee un trono, incluso te puedo decir que llego a esta ciudad hace tan solo un par de años – los ojos tanto de madre como de hija se ampliaron ante tal conocimiento – Si, ¿Cómo es que lo llaman rey sin tener ninguna conexión con la realeza?¿no?, la razón es muy sencilla: el pueblo – señalo a todas las personas las cuales simplemente seguían con su día usual sin mayor problema, algunos de ellos saludaban a los recién llegados ocasionalmente, las personas cotilleaban, reían, compraban; en pocas palabras todo parecía un punto de absoluta paz
– Este ciudad no era nada parecido a lo que es hoy en día; esta tierra era en un principio una extensión del desierto de Kaze no Kuni (País del Viento) situada dentro de Kawa no Kuni, sin embargo, desde tiempos ancestrales, fue gobernada por el linaje real de Rōran, para ser más precisos todo lo que es actualmente territorio tanto del país del viento como el de los ríos fue originalmente parte de este reino – conforme fue avanzando en su relato también comenzó a caminar siendo seguido por sus escuchar y por la peliblanca, el grupo recibía algunos saludos muy animosos e incluso los soldados, que al parecer se encontraban en cada esquina, ofrecían respetos, dando a entender a las originarias del país del agua que estaban al lado de gente importante
– Conforme paso el tiempo el reino fue decreciendo hasta convertirse únicamente en un oasis dentro de la extensión de arena, reducido a un pueblo neutral que a diferencia de las naciones más grandes era regido por una monarquía – por algún motivo, Steiner se detuvo momentáneamente, se dio la vuelta y quedo justo frente a ambas pelinegras
– Aun queriéndose ver como neutral, muchos deseaban y desean el inmenso poder que yace aquí mismo, la legendaria Ryūmyaku (Vena del Dragón), que únicamente puede ser controlada por las mujeres de la familia real – por momentos el sonido de los alrededores pareció esfumarse ante la mención de aquel poder, uno que trascendía muchas más cosas que la mayoría pudiese imaginar
– Hace algún tiempo este poder trato de usarse con fines oscuros, por quien en aquel momento ostentaba el puesto de 1° ministro; allí es donde él hizo su aparición – una vez más, el peliblanco retomo el paso dando un además para que le siguieran nuevamente por las amplias calles de ese sector
– Antes de que este hombre, un tal Anrokuzan, pudiese poner en marcha sus planes, fue frustrado por Naruto; una vez que se encargó del problema le dio una nueva visión a los habitantes de este lugar siendo reconocido como un símbolo de nueva prosperidad, creo la fuerza militar en su totalidad y se le otorgo el rango de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de Rōran, nombre que consideramos exageradamente largo, razón por la que le decimos simplemente Sōtaichō – continuaron avanzando, sin mucho detenimiento por parte de los residentes del lugar, incluso la espadachina no prestaba atención alrededor, enfocada en la historia que se le relataba al contrario de su mentora, la Yuki fijaba su mirada en todos lados, notando los cambios de arquitectura obvios, con diseños que jamás había visto en su vida
– Incluso tras los sucesos ocurridos ya hace 9 años, este reino vio la luz a través de él, el hecho de que todos podemos convivir en paz – el hombre se detuvo repentinamente y extendió la mano hacia el frente, dejando a sus acompañantes ver un espectáculo que las dejo sin aliento: una mujer sumamente pálida atendiendo un puesto de helados, un sujeto de unos 3 metros vendiendo fruta, una grupo de muchachas con distintos colores de piel cantando en una pequeña plaza acompañadas por hombres con cuernos cuya mitad inferior era la de algún animal además de barbas de distintos tamaños los cuales tocaban armoniosamente algún tipo de flautas o instrumentos de viento similares; una tierna pareja flotando a casi un metro del suelo con bolsas en ambas manos, una quintilla de varones con cabello largo y orejas puntiagudas riéndose a costillas de un chico totalmente rojo, unos niños jugando con lo que parecía ser un orbe de color celeste
– Permiso – Haku sintió un brusco empujón a su lado derecho, cuando se volteó la mirada encontró a tres hombres de baja estatura, similar a la del viejo Dohko, que caminaban en fila llevando sobre sus cabezas una enorme viga de acero, con pasos curiosos avanzaron hasta desaparecer entrando en un edificio del salieron un par de sujetos con su mitad inferior igual a la de los caballos los cuales al parecer negociaban con unas espadas.
Por su lado paso un chico de altura promedio, un extraño sombrero el cual dejaba entrever algunos curiosos mechones rubios, vestimentas peculiares de color verde y extrañas orejas puntiagudas – Llevo prisa, ¡lo siento!, ¡perdón! – iba diciendo ya que chocaba en más de una ocasión debido a la gran pila de cajas que llevaba en brazos, una de las cuales cayo a pies de la joven portadora del Hyōton la cual la levanto para ponerla en la cima de dicha pila – ¡Gracias! – oyó decirle apresurado mientras retomaba su paso
Las mujeres de Kiri siguieron observando todo en un estado de shock: seres con cuernos, con alas que sobresalían de su espalda, colas, piel de todos los colores, alturas sumamente diversas, diferentes complexiones, todo era tan diferente
– El alguna vez decadente reino se convirtió en "Neo Rōran", el lugar donde todos son bienvenidos, el punto de unión, ¡el lugar donde se unen las razas! – ambas nukenin no daban crédito a lo que observaban ¿en qué sitio se habían metido?
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Caminaba sereno por todas las calles, seguía siendo saludado con tanto honor y respeto como al principio pero aún seguía pidiéndole a la gente que no lo hiciera, nunca le gusto que la gente fuera tan respetuosa y formal con él, se sentía raro. Sabía que la mayoría hacia esto para expresar su agradecimiento ya que todo cambio desde su llegada y posterior reformación de todo el reino; cosa que le hizo ganarse el título de "Rey" lo cual no estaba muy lejos de la realidad ciertamente, si uno revisaba la línea de mando, actualmente se encontraba en la 2° posición de poder
Suspiro para sus adentros después de despedir a un grupo de niños que lo habían rodeado preguntándole un montón de cosas, saludándolo y haciendo un montón de alusiones a unos tales rumores que crecían por toda la población sobre hazañas que hasta ahora ni siquiera sabía que había hecho, como que él solo destruyo una armada invasora que se acercaba por las costas, que elimino un ejército entero con un movimiento de su espada o que los Kage (Sombra) de las Cinco Grandes Naciones tenían terror de enfrentarlo en una batalla, etcétera, etcétera; bueno, el no dudaba ser capaz de cualquiera de esas cosas, estaba seguro que de proponérselo podría realizarlas todas sin mucho esfuerzo, no es como si realmente no hubiera hecho un par más, pero eso no tenía por qué darse a conocer públicamente ¿cierto?
Siguió por su camino tranquilamente entrando a una zona menos poblada encontrándose a sí mismo frente a una estructura enorme. Sus proporciones dejaba en claro que no era un sitio cualquiera pues si bien su altura era menor a la de las torres circundantes, típicas y parte de la ciudad original, el espacio que ocupaba era varias veces mayor; poseía cuatro grandes torres ubicadas en cada una de sus esquinas siendo estas conectadas entre sí por grandes y gruesos muros cada uno de ellos imponente con un diseño neoclásico con algunos toques góticos, con la misma gama de colores utilizados en el resto de las construcciones, la única diferencia es que en este lugar predominaban los colores suaves.
Por fuera, se encontraba rodeada por algún tipo de muralla, como una simple muestra para mantenerse a una distancia prudente, sencillamente como apariencia, después de todo, cualquiera podría darse cuenta que era ese lugar
Se acercó a paso lento, pasando por el muro exterior, entre este y la estructura se encontraba un enorme jardín, lleno de flores y árboles de todo tipo, muy hermoso a simple vista pues la luz solar le brindaba un extraño y único resplandor, enardeciendo le belleza natural del sitio. Avanzo por el camino marcado, creado de manera sencilla al igual que las calles de todo el reino. Su atención fue llamada cuando escucho el sonido de los cascos de caballo golpear el suelo en un elegante trotar, enfoco su mirada al frente logrando divisar un punto que cada ve aumentaba su tamaño hasta el punto en el que alguien, o algo, fue totalmente visible
Se trataba de un ser de gran tamaño, porte fuerte, llevaba una plateada armadura que cubría prácticamente todo su torso y brazos, los únicos puntos descubiertos de estas dejaban apreciar que portaba debajo de dicha protección una cota de malla, su cabeza fue cubierta por un casco, dejando únicamente apreciar el fluido cabello rubio que se deslizaba por su espalda en la cual se encontraba bien colocado un arco con su porta flechas, ambos sobre un escudo que prácticamente abarcaba la totalidad de la misma; sin embargo, lo más destacable, algo que cualquiera que lograse ver al ser frente a él apreciaría y a más de uno dejaría en shock, era su parte inferior la cual era idéntica a la de un caballo de pelaje castaño por lo que se podría apreciar pues igualmente cubría la parte superior de este con una armadura. En su costado izquierdo se encontraba una vaina de espada con un mango de detalles plateados la cual destello levemente con la luz
Con rapidez, el ente se retiró el casco, mostrando su tez clara en igualdad de sus ojos color jade; parecía algo sorprendido mas no evito que llevara dicha protección por debajo del brazo izquierdo, posara su puño a la altura de su corazón y se arrodillara mientras bajaba su cabeza – ¡Salve, Ō -sama! – Proclamo con fuerza para levantar la vista, encontrándose con el rubio el cual negaba con la cabeza
– Al principio me pareció gracioso, pero ahora podría jurar que incluso es molesto – el joven estiro su mano a la cual el hombre mitad corcel dio un visto dudoso el cual no tardo en cambiar, por sorprendente que fuera, el ojiplata no tuvo problemas en ayudarle a levantarse dado que su altura combinada con su fuerza lo hacía relativamente fácil – A sido ya un tiempo, Arsen – el joven apretó la mano del hombre bestia y la sacudió a modo de saludo dejándolo un poco perplejo
Arsen [Centauro] – Miembro de Alto Rango de la División Externa
Rápidamente el centauro sacudió su cabeza para inmediatamente volver a posar su mano sobre su pecho – ¡Lo siento mucho! ¡No esperábamos su regreso tan pronto mi señor! ¡Usted merece una mejor recepción que esto! – Grito algo entrecortado provocando que una gota de sudor bajara por la sien de Naruto al tiempo que negaba sus palabras
– Ma, ma, no tienes por qué hacer esto, sigo sin entender porque todos se comportan así, ni que fuera tan especial – con las despreocupadas palabras del rubio los ojos del centauro se agrandaron y su rostro expreso un rictus que desprendía total incredulidad – ¡No diga eso mi señor! ¡Su vida y presencia valen cientos, no, inclusive miles veces la de todos dentro de este reino! – declaro, cualquiera podría pensar que esto era una exageración pero la sinceridad de sus palabras se palpaba claramente, este ser realmente creía lo que acababa de decir pues imprimía su pensamientos sobre su señor, quien los rescato del caos y la destrucción
Tan ensimismado estaba en su admiración que no vio el puño que se estrelló directamente en su rostro, trastabillo por la intensidad del golpe sintiendo como algo se deslizaba desde sus fosas nasales, sangre obviamente, mientras la sorpresa e incredulidad poblaban su rostro – Mi… mi… mi señor – trato de hablar más una vez recompuesto se encontró con la penetrante mirada del proclamado rey, con algo de fuerza el joven guerrero lo tomo del cuello de la armadura obligando a que ambas miradas se cruzasen
– Escucha atentamente Arsen, nunca vuelvas a decir una estupidez así, ¿entiendes?, la vida de cualquiera aquí es tan o más valiosa que la mía y no quiero oírte decir nada similar de nuevo ¿comprendes? – el ser no pudo contestar al ver aquellos ojos proyectantes de una mirada que haría estremecer hasta el más valiente de los guerreros… los míticos ojos únicamente poseídos por aquellos que ganaron el favor de los legendarios dragones
– Yo… yo… lo entiendo, mi señor – la severidad y enojo infundidos en la poderosa mirada desaparecieron de repente, dando la sensación de una extraña comodidad que irradiaba el originario de konoha
– Bien, eso está mejor; ahora una última cosa, por favor, deja de llamarme "mi señor" ya es lo suficientemente extraño que me digan rey, mi nombre es Naruto, no mas no menos – su tono le indicaba al caballero que no podía objetar nada, un argumento definitivo por lo que solo bajo su cabeza en señal de aceptación – Así será, Naruto-sama – el nombrado simplemente suspiro, por lo menos era un avance.
Sin otra cosa que decir le indico a su fiel caballero que le siguiera mientras caminaba admirando la belleza de su jardín personal, aspirando el dulce olor de las bellas flores que tanto le costaron conseguir pues la variedad no se limitaba a la botánica humana
– Dime ¿algo importante ha ocurrido en mi ausencia? – pregunto ligeramente, siguiendo el protocolo establecido desde que se le fue impuesto su título tomando con guardia baja al centauro el cual limpiaba el flujo de líquido vital de su rostro; rápidamente trato de reincorporarse con tal de rendir un informe conciso
– No mucho mi se… digo, Naruto-sama, las líneas de comunicación que solicito ya estas totalmente activadas así que los cuarteles del norte y el sur pueden mantenerse en contacto ininterrumpido; las tropas generales han adquirido los números deseados como estaba previsto, los nuevos reclutas se encuentran en entrenamiento y las tropas de exploración están partiendo en estos momentos – conforme las palabras salían del ser en armadura, Naruto sonreía, las cosas iban a giro de rueda, no tardarían mucho tiempo en revelar la verdadera influencia que tenía en el mundo. No le agradaba del todo pero ciertamente le ayudaría, necesitaba encontrar los objetos restantes antes de que cayeran en manos equivocadas sin mencionar los raros movimientos que comenzaban a sentirse en ciertos lugares
Siguieron el sendero marcado con tranquilidad, incluso el llamado Arsen disfrutaba del lugar tan pacifico que había creado su líder con tanto esmero, sin embargo, se detuvo cuando la atmosfera dio un giro repentino creando una sensación de miedo y rigidez que solo significaba una cosa
Volvió su mirada al suelo notando como un área en específico se encontraba desprovista de cualquier tipo de vegetación dando lugar a lo que parecía ser cemento o algún tipo de roca de construcción la cual se abría paso dentro de la tierra formando una especie de entrada oscura de la cual emanaba un sentimiento espectral
– ¿Naruto-sama? – el centauro se confundió cuando su superior se encamino a aquel lugar sin ningún tipo de expresión, tan solo se acercaba a paso lento. Poco a poco un sonido hizo eco, el golpeteo en la tierra fue creciendo acompañado por una creciente vibración en el mismo; se escuchó con claridad un gruñido el cual repentinamente se convirtió en un poderoso rugido seguido del inconfundible sonido de algo enorme acercándose, un brillo rojo se dejó notar del interior de la "cueva" e inmediatamente ocurrió
Un enorme ser de titánicas proporciones salió de la caverna. Se encontraba dotado de cuatro patas rebosantes de fuerza, portadoras de cuatro grandes e imponentes garras, pelaje grisáceo, sucio por el polvo y la tierra abundantes en el sitio; su constitución era sólida, dotado de una gran torso con el mismo pelaje, una gran cola color negro carbón cuyo pelaje rebelde le brindaba un aspecto similar al de las llamas. Toda la parte superior de su cuerpo se cubría por el pelo de la misma forma, serpenteando de forma impredecible hasta su parte frontal donde tres furiosas cabezas emitían poderosos ladridos mostrando amenazante sus afilados colmillos. Las tres tenían aspectos diferentes más su forma general se mantenía igual, dejando la parte frontal de sus hocicos blanca mientras su contorno se definía por el pelo azabache
Cada uno de los cráneos de la bestia perecía dotado de su propia conciencia pero aun así los tres dejaron su rabieta cuando enfocaron sus seis ojos en el rubio quien se mantenía inamovible ante la presencia de la criatura, tal era la misma que el centauro a sus espaldas tomo su espada y escudo en caso de algún movimiento inesperado.
Cerberos [Can Tricéfalo] – Gran Guardián del Reino
El enorme can mantuvo mirada, los orbes carmesí de intensidad similar a la sangre se mantenía en línea fija con los color plata que no titubearon ni por un segundo. Los segundos parecían minutos, los minutos horas, pareciese que el tiempo se volvió lento, dejando a ambas bestias desafiarse con la mirada; tras 5 minutos de lo mismo, cuando Arsen se encontraba a pasos de atacar, sucedió lo inevitable
La cabeza central, termino con su nariz justo frente al pecho de Naruto; exhalo profundamente dejando que un extraño vapor saliera de sus fosas nasales e inmediatamente se abalanzo hacia él comenzando a… ¿lamerlo?
– Basta, basta, chico, sí, sí, yo también me alegro de verte – trataba de decir el otrora Uzumaki mientras intentaba liberarse de las incesantes lenguas del canido quien parecía divertido por la situación – ¡Basta! – grito con fuerza haciendo que la bestia se detuviese, con calma procedió a levantarse sacudiéndose la tierra, observando su ropa que parecía intacta.
Se puso firme con rapidez, dirigiendo una mirada severa al cuadrúpedo – Abajo – con esa palabra el perro tricéfalo se echó inclinándose levemente mientras su lengua sobresalía, mirando emocionado al joven
– Rueda – a sus espaldas, el soldado de Rōran tenía una enorme gota de sudor recorriéndole la sien mientras observaba al enorme ente rodar sobre su torso unas 3 veces antes de detenerse y volver a rodar para regresar a su posición original.
Para esos momentos el soldado se encontraba con una mirada de pura incredulidad, con su boca bien abierta y sus ojos casi salían de sus orbitas; el gran guardián de la ciudad, una de las bestias más temidas por todas las razas desde Eras míticas, tan fiero e imponente que aquellos que se atrevían a retarle fueron llamados héroes, cuyos nombres se elevaron a lo más alto, se comportaba como un tierno cachorrito ante su rey quien para estos momentos se encontraba enajenado
– ¿Quién es un buen chico? – su incredulidad topo con el limite cuando vio al cerbero echado sobre su espalda, jadeando feliz mientras el bigotudo comandante le rascaba la panza, su cola se agitaba de tal forma que provocaba temblores lo que finalmente le hizo caer cosa que llamo la atención de la "mascota" y su amo
– ¿Pasa algo? – pregunto curioso el ojiplata al tiempo que las tres cabezas de su curioso animal se dirigían al centauro que se levantó rápidamente –N…n…no… no fue nada – respondió nervioso cosa que extraño al rubio quien no se daba por enterado de la rabia impresa en la bestia a sus espalda cuyos ojos resplandecían al tiempo que mostraba sus colmillos y algo de baba caída de su hocico la cual hacia al suelo chapotear al entrar en contacto demostrando con ello cualidades no muy gratas cuando estaba enojado; el hombre joven simplemente alzo los hombros ante la reacción casi aterrorizada de su subordinado
– Qué más da – la seriedad abandonada hace un rato volvió y ambos se pusieron en marcha una vez más hacia la entrada al castillo no sin que antes el líder de las fuerzas militares acariciara a su "tierno perrito"
– Nos vemos chico, sigue haciendo tu trabajo y no te preocupes vendré a verte después – el gigantesco can se puso firme y asintió con sus tres cabezas antes de volver a esa faceta de rabia pura donde instinto de asesinato brotaba por todo su ser
– ¿Nos vamos? – cuestiono el guerrero a su subordinado quien se encontraba estático ante la presión que ejercía la bestia, sin duda digna del título de "Guardián de los Infiernos". Después de alejarse un poco el centauro recobro la totalidad de sus sentidos, opacados por el poder del mítico can
– Aun no comprendo cómo fue capaz de domarlo – murmuro a sabiendas que ese no era un demonio normal, solo existían un número limitado en cada Era y que su líder fuese el domador de la misma era de por si impresionante, una de las tantas razones por la cual se le admiraba
– No es muy difícil una vez que lo comprendes, en eso radica el problema de quienes lo enfrentan, prácticamente nadie lo ve como algo más allá de una bestia iracunda con deseos asesinos; para poder comprenderlo tienes que verlo a los ojos, ignora a la bestia y observa su interior, el fiel can que espera a alguien digno de seguir – los ojos del soldado se ampliaron cuando escucho esa verdad, tenía sentido, esa razón seria por qué solo un pequeño grupo podía acercarse sin ningún tipo de problema al guardián del castillo
Ambos continuaron ya sin interrupción alguna, llegando con unos cuantos pasos a las puertas de la residencia real. La puerta misma era de grandes proporciones a tal grado que pareciese una decena de personas pasarían con facilidad por ella, a los lados de la misma dos guardias se mantenían firmes, armados con peculiares espadas llenas de grabados y detalles extraños en la guardia junto con la empuñadura, se encontraban totalmente cubiertos por una armadura al igual que el centauro, totalmente plateada dejando descubiertas solo las áreas esenciales para el movimiento que aun así se mantenían cubiertas por cota de malla tan fina que parecía alguna tela sencilla.
La armadura que portaban era igual para ambos, totalmente plateada, pulida de tal modo que los rayos del sol centellaban en ella, no tenía relieves más los que se encontraban en los bordes dejando la mayoría lisa, las únicas partes que poseían una distinción era el área del pecho donde adoptaba una serie de grabados extraños cuyo fin era simular un ave; en la cintura, portaban un cinturón que formaba parte de la protección el cual en el centro poseía el grabado de lo que parecía ser un rostro. Por último se encontraba el yelmo, el cual se distinguía por su diseño inusual pues se era un poco más estilizado que el de una armadura normal sin contar el hecho de que se encontraba adornado en el área superior, siendo esto gruesas fibras de algún materia el cual se originaba desde este punto y se extendía indefinidamente dando el vago parecido a un látigo de un profundo color carmesí.
Sin embargo, lo más destacable de estos guardias eran las grandes alas que salían de sus espaldas, llenas de plumas color blanco puro con un destello dorado
¿? [¿?] – Guardianes Exteriores del Castillo
– ¡Salve, Naruto-ō-sama! – los dos guardianes se elevaron unos centímetros al desplegar sus alas solo para caer con una rodilla en el suelo, sus espadas se clavaron levemente en el suelo mientras ambas manos se posaban sobre el mango de la misma y sus cabezas se encontraban inclinadas, dándole total reverencia
– Vamos chicos, saben que no deben hacer eso; entiendo que me tengan estima pero esto es demasiado – comento exasperado, no tenía idea de quien había empezado esto de llamarlo rey pero en cuanto lo descubriera le daría un correctivo que no olvidaría con facilidad
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En algún lugar del reino, un sitio tapizado de distintos pergaminos que ilustraban mapas de todo tipo, diseñados minuciosamente mostrando ínfimos detalles que demostraban una amplia maestría en ese arte, un joven de cabellos rojizos estornudo con fuerza manchando su última gran obra
Se limpió la nariz con rapidez solo para observar su trabajo de varios días totalmente arruinado por su reflejo involuntario – Demonios, tendré que hacerlo todo de nuevo – murmuro el joven enojado, arrugo el papel y lo envió volando a una papelera la cual se encontraba atiborrada de sus fracasos anteriores
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No muy lejos de la frontera del país de los ríos, en un pequeño sitio donde una modesta casa de campaña podía notarse, una hermosa mujer rubia vestida en un ajustado y revelador traje negro estornudo fuertemente – ¿Un resfriado? – Se preguntó un poco preocupada, tenía un deber muy importante como para enfermarse en estos momentos
– Debe ser mi imaginación – la joven miro hacia sus manos las cuales sujetaban un sobre que contenía documentos de suma importancia para su líder y aun se encontraba lejos de su destino
– (Debo darme prisa, estoy muy atrasada, para estos momentos su majestad ya debe haber regresado) – miro por unos instantes el sobre con documentos para después fijar su vista en el horizonte, viendo como el sol seguía su imperturbable paso
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– ¿Entendieron? – cuestiono nuevamente a los guardias, en serio era una molestia no poderles dejar algo en claro a tus propios subordinados – Hai, Naruto-sama – se palmeo la cara, respirando agitadamente mientras su mano recorría su rostro, enserio, ¿Qué tan difícil seria hacer que lo llamen únicamente por su nombre?
– Saben, ya me importa un carajo, -san, -sama, -dono, llámenme como les dé la gana – enojado, el líder de las fuerzas armadas continuo caminado pasando por las grandes puertas
– ¡Y ya levántense maldita sea! – Grito desde el interior pues, efectivamente, los soldados alados seguían postrados sin señal de movimiento – ¡Hai! – fue lo último que escucho de los guardias
– Que molestos, no sé porque actúan así en primer lugar – refunfuño el joven dragón a nadie en particular, detestaba cuando le hablaban de forma tan formal y ahora todos lo hacían
– Actúan de esa forma porque, al igual que yo, le tienen una completa e infinita lealtad Naruto-sama – otro refunfuño salió de su boca; entendía perfectamente lo de lealtad, fue el único requisito que les exigió cuando los recibió pero nunca espero que tuvieran tal nivel, no sería una exageración decir que para ese punto ya era irritante
– *Suspiro* no me queda de otra, tendré que aguantarlos – conforme daban sus pasos los pasillos de la construcción se hacían más amplios, cada corredor demostraba un estilo antiguo, el original del castillo antes de su reconstrucción parcial; se trataban de colores vivos, pilares que sostenían la estructura en diversos puntos; puertas y amplias escaleras ocasionales las cuales daban paso a demás pasillos o a los cuartos de los empleados junto varios vitrales que mostraban imágenes de distintas temáticas.
El pasillo realmente era extenso, tanto que tardaron varios minutos en divisar un final caracterizado por radiantes luces de distintos colores, el Ryūjin, impaciente por la larga caminata incremento la velocidad de su paso.
Al final se encontró a si mismo en una inmensa sala de muros sumamente altos, resplandeciente piso que pareciese hecho de mármol, las paredes se revestían de un elegante color beige y múltiples pilares llenos de decoraciones que ascendían por los mismo en forma de espiral que enmarcaban un sendero que simulaba continuar al pasillo detrás suyo. Elevo su vista al frente, de dónde provenía ese hermoso resplandor multicolor encargado de iluminar ese bello lugar
La luz lo segó un poco antes de poder visualizar por completo el vitral frente suyo, uno muy curioso la verdad ya que este mantenía ilustrado a un dragón en pleno vuelo creado por cristales de múltiples colores, su tamaño mismo abarcaba buena parte del muro done se encontraba, casi la mistad del mismo; debajo de este se hallaba el escudo de armas, la insignia del reino, que fue diseñado tras su llegada.
Se trataba de un escudo brillante al parecer hecho de plata pura, sus bordes se adornaban con hermosos y detallados grabados, de tal magnitud que los juegos de sombras deban la impresión de un movimiento fluido y constante. En el centro, de la misma manera que los detalles dorados, una extraña figura tribal, una estrella con rara semejanza a un sol, grabada de la manera más detallada y hermosa posible de tal forma que parecía imposible para la mano humana tal precisión. Sin embargo, esto palidecía en comparación del excelso brillo que emitía el centro de aquel escudo, un destello intenso producido por una piedra preciosa, pulcra como ninguna, llena de impresionantes destellos de múltiples colores, como si hubiese sido sacado de una bella fantasía.
Simplemente deslumbrante, el más grande y significativo tributo del pueblo para quien le sacase de la oscuridad
Salió prontamente de sus pensamientos, desviando su mirada de tan esplendido tributo con tal de enfocarse en algo de aun mayor importancia. Los símbolos del poder de la realeza. Se trataba de otras obras de máximo esplendor, grandes, ostentosas y magníficas, si, solo así podía definírseles. Hechos de oro, llenos de decorados esplendidos tal como en el escudo, incrustado de rubíes, zafiros y esmeraldas, siendo lo más importante y destacable, la incrustación de un diamante romboidal justamente en el centro de la cabecera el cual se alzaba con orgullo; demostraban elegancia sin igual al verse forrado de satines, sedas y demás.
El salón del trono se veía exactamente igual que antes de su partida, como si hubiese sido congelado en el tiempo
En cuestión de instantes algunos pasos resonaron en la sala llamando la atención de ambos varones, poco a poco el sonido de los pasos fue aumentando su volumen resonando en las paredes el golpe de tacón con el suelo. Tras unos segundos el centauro armado reacciono, arrodillándose tal y como lo hizo con su superior en armas, solo que esta vez su mano izquierda logro tocar el suelo mientras la derecha se ubicó en su pecho a la altura del corazón, su cabeza se inclinó completamente fijando su mirada en el suelo
Naruto, por otro lado, se quedó en su lugar sin hacer nada, si, ella podría ser la única persona con poder superior a suyo dentro del reino sin embargo él nunca fue alguien de formalidades como ya había recalcado antes; ni que fueran formales con él ni el ser formal con nadie, lo único que hizo fue sonreír al tiempo que los pasos llegaban a su punto culmine y a través de los pasillos laterales al gran salón una mujer hacia acto de presencia
Se trataba de una bella y joven mujer con el pelo negro cuya longitud le hacía llegar a la base del cuello mientras dos mechones se encargaban de enmarcar su rostro de facciones delicadas únicamente adornado por un lápiz labial de color carmesí. Ojos color marrón y piel nívea carente de algún maquillaje o cualquier imperfección, la cual resaltaba con los rayos multicolores que ofrecía el vitral. Vestía una túnica de color púrpura y debajo de la misma un vestido color vino con mangas rosas, las prendas a simple vista marcaban calidad y gran rareza pues estaba hecha de las más finas sedas que se pudiesen encontrar. En su cuello llevaba un collar de oro con un fragmento pentagonal donde se encontraba incrustado un pequeño rubí, por último, portaba sandalias negras con un tacón bajo las cuales hacían juego con sus ropas.
El Ryūjin se maravilló por tan delicada belleza, recordando momentos ahora distantes de cuando la conoció, asi pues le dedico una radiante sonrisa y una cálida expresión en su rostro, acto que contrasto totalmente al de su compañero quien demostró total prudencia
– ¡Salve, Joō-sama! ¡Sēramu-sama! – grito a todo pulmón sin moverse un apéndice de su posición inicial salvándoles discretas gotas de sudor a los oyentes ante la extrema formalidad del ser mítico
Sēramu – Reina de "Neo–Rōran"
Una risita se escuchó por el salón, tal era la armoniosidad y la delicadeza del sonido que pareciese los pajarillos trataban de cantar al unísono con el único objetivo de alcanzarla, fallando miserablemente
– Levántese por favor Arsen-san, sabe que estos protocolos no son de mi agrado – el guardián levanto su mirada lentamente encontrándose con la figura de su majestad la cual se encontraba frente a él, la luz de la habitación entraba de tal forma que daba contra la espalda de la gobernante lo cual sumado a la hermosa voz y preciosa vestimenta dio la ilusión, por breves instantes, de que se encontraba verdaderamente en presencia de una deidad.
Logro observar mejor a su reina, sus ojos se deleitaban ante la maravillosa vista de dicha mujer, su sonrisa era sencillamente cautivadora y su porte magnifico, su risa que parecía una bella armonía tocada por los más finos instrumentos la cual hipnotizaba sus sentidos de forma que nunca creyó posible, simplemente era perfecta, una obra que pareciese bajo de los mismos cielos con el fin de deleitar a quien la viese.
El centauro perdió toda habla, maravillado de esa escena que no parecía humana – ¿Esta bien? – Cuestiono algo preocupada la reina, pasando su mano repetidas veces frente al guardián quien se había perdido en su propio mundo
– Déjame intentarlo – el joven rubio se acercó a su subordinado, se posicione justo frente suyo, lo tomo de los hombros, lo agito y grito – ¡Arsen, Despierta! ¡Nos atacan, enemigos por la retaguardia, desplieguen tropas generales! – la mujer de palo azabache no entendió el propósito de esta acción en un principio pero tras unos segundos su súbdito reacciono de una singular forma
– ¡Inicien la contra ofensiva¡ ¡Lleven a todos los civiles a las zonas de refugio! ¡Que todos los soldados se preparen para el plan de contingencia A1! – se levantó de forma repentina y dio media vuelta trotando, sus manos se dirigieron a sus armas desenvainado su espada al tiempo que mantenía su escudo en alto – ¡Prepárense a caer! – declaro fuertemente preparado para la batalla
Se quedó en la misma pose un rato, con su espada elevada, listo para el enfrentamiento, sin embargo, regreso a la realidad cuando oyó un par de risitas a sus espaldas. Parpadeo un par de veces hasta que se dio cuenta de sus acciones, ninguno de los dos, Naruto y Sēramu, había visto en su vida la tonalidad de rojo que adquirió su rostro. Después de recuperarse y de dejar de prestarle atención a las risas provenientes de sus superiores, aclaro su garganta para comenzar a hablar, tratando de desviar la atención de su reciente reacción
– Joō-sama, Naruto-sama, así como desearía quedarme más tiempo, es mi deber retirarme – ambos monarcas arquearon sus cejas antes las palabras, el centauro rubio era parte de las fuerzas centrales de la ciudad así que su deber permanecía en los límites del castillo
Al notar la mirada compartida y dudosa de sus líderes se decidió a explicarles brevemente – Como ya he informado con anterioridad, las tropas de exploración salieron hace menos de una hora; varios de sus integrantes son nuevos dentro de la división, sería una total irresponsabilidad de mi parte dejar que vallan solos cuando puedo ofrecerles mi experiencia y conocimientos por lo tanto me reuniré con ellos; si me permiten – el caballero no dijo más, con una previa reverencia simplemente se dio la vuelta y comenzó a trotar, su mano derecha, portadora de su espada, se elevó por sobre su cabeza mientras pasaba por los amplios pasillo del palacio con rumbo a la salida
– ¡Larga vida al rey y a la reina! – fue su grito, que retumbo por todas las paredes del edificio real al tiempo que salía del mismo, detrás suyo, los imponentes guardias asentían, levantando sus espadas
– ¡Larga vida a Rōran! – respondieron los seres angelinos con estruendosa voz
De nuevo, dentro de la sala del trono, se podía observar al joven rubio apretar los dientes mientras una vena pulsaba en su frente debido a la testarudez de sus subordinados, por su parte, la reina solo se mantenía con una mano cerca de su boca al tiempo que emitía una pequeña risa, claro, sin contar como una gota de sudor recorría su sien – Arsen-san siempre es tan… enérgico – murmuro con una sonrisa, ella era la monarca legitima del reino, no había forma en que no conociera a sus súbditos y una que otra de sus… digámosles, peculiares mañas
Pasaron unos segundos, hasta que el joven rubio pudo calmarse e inmediatamente volvió su vista hacia la mujer pelinegra, quien le dirigía una cálida y sincera sonrisa, por lo cual decidió retomar la razón principal de estar en el palacio – Estoy de regreso… mi reina – fue lo que dijo, con un tono un tanto burlesco, al tiempo que se inclinaba levemente en señal de reverencia.
Solamente escucho unos pasos y, antes de volver a su posición inicial, la hermosa pelinegra tomo las mejillas levantando así su rostro, permitiendo que ambos se miraran directamente. No hubo ninguna palabra después, ambos simplemente contemplaban los ojos del otro. Ella siempre se encantaba de ver aquel brillante zafiro que le dio nueva vida a su reino mientras él se perdía en aquellos magníficos diamantes negros. Los segundos para ambos parecieron horas, perdidos en la mirada del otro y antes de darse cuenta ambos habían unido sus labios
Fue lento, ambos se dedicaron a explorar la boca del otro, sus lenguas se unieron en un dulce y suave baile. Los segundos parecieron horas, el aire comenzó a hacerles falta por lo que terminaron su unión, sin embargo, la reina junto su frente con la del rubio quien imito dicho acto
– Estoy contenta de que hayas regresado… mi rey – murmuro, sacando una sonrisa del joven. Se quedaron en la misma posición durante un tiempo, simplemente disfrutando del contacto que el otro le proveía. No sabían exactamente cuánto tiempo paso, sin embargo, el Comandante General tuvo que interrumpir el dulce momento
– Sé que posiblemente no le gustara esto mi reina, pero será mejor alejarnos… alguien podría vernos – con un pequeño gruñido la monarca se apartó; los dos trataban de ser discretos en su relación.
Si bien no era mucho secreto el hecho de que ambos eran más que simples amigos, no podían darse el lujo de actuar como una pareja en toda la regla, su estatus como monarca los ponía en una situación algo difícil pues se necesitaban una serie de protocolos demasiado sofocantes, eso sin incluir el pequeño asunto del que su Comandante la había hablado, ciertamente no iba a ser fácil. Lo mejor era dejar todo eso a un lado hasta que Neo-Rōran se diera su lugar en el mundo, ese sería el día en el que el trono a su lado sea ocupado por su legítimo dueño
– Creo que tenemos asuntos que tratar mi querida reina – la voz del joven llamo su atención, apartando esos estresantes pensamientos de su cabeza
– Cierto, dime… – con tranquilidad, la monarca camino hasta llegar a su trono; se reclino suavemente para un mayor conforte –… encontraste lo que buscabas, Naru-kun – pregunto un tanto curiosa solo para recibir un suspiro de decepción
– Me temo que no, Sēra-chan, toda la información me llevo a un callejón sin salida – afirmo con pesadez, no sería la primera vez que algo así le ocurría y en cada ocasión era más frustrante, se supone que debe encontrarlas todas y aun le faltaban muchas por recoger, ¿Cuántas?, ni el mismo lo sabía, solo sabía que debía hacerlo con tal de remediar los errores de Eras pasadas. Esas… cosas no podían permanecer más en cualquiera de los planos, seguirían llevando caos, desgracia y desastre a quien pusiera sus manos sobre ellas
– Bueno, al menos no fue una pérdida de tiempo – respondió con una sonrisa, cosa que no paso por alto la reina
– Te refieres a tus inesperadas acompañantes ¿no es cierto? – el rubio no pudo evitar levantar una ceja ante las palabras de la pelinegra. Al ver su rostro, la monarca respondió a su inexistente pregunta
– El sistema de comunicación es totalmente funcional ahora, la actividad de las murallas es informada de forma inmediata, más cuando se da la orden 001 – la expresión del joven desapareció al oír esas palabras para ser sustituida por una pequeña sonrisa
– Una nukenin de Kirigakure no Sato (Aldea Oculta En la Niebla) miembro de los Shinobigatana y la que posiblemente sea la última del linaje del clan Yuki, dos grandes adiciones a la fuerza militar… si es que desean unirse claro está – fue la respuesta del Comandante. Si sus planes no fallaban la Momochi se uniría con facilidad, una combatiente de su nivel no podría permanecer mucho tiempo como una civil, simplemente no era posible; Haku en cambio, tal vez declinaría la oferta, bueno el nunca obligaría a alguien tan puro unirse a su fuerza militar, seguramente podría encontrarle un buen lugar en el hospital o en el Escuadrón Medico
– Serian una gran adición a nuestras fuerzas pero también es un movimiento apresurado, si Yondaime Mizukage se entera de esto… podríamos tener problemas con una de las Grandes Naciones Shinobi – la reina sabía que esto era un juego arriesgado, los planes para su reino ya se habían puesto en marcha y resultaría poco beneficioso el verse en un conflicto directo con Kirigakure, aun cuando estaba en su conocimiento que la victoria estaba asegurada.
Kiri se encontraba debilitado por la guerra civil, el Daimyo posiblemente se encontraba muerto o era muy cobarde como para no hacer algo mientras que en su reino la mayoría de sus hombres superaba con creces el poder de un ninja promedio
– Ah, sí, el Mizukage… si te soy sincero, creo que ha sido alguien de sobra en este mundo… quizás por mucho tiempo – el rostro del rubio tomo un aire sombrío, sus ojos se estrecharon al recordar al genocida que "lideraba bondadosamente su nación"
– ¿Ha llegado el momento, Naru? – pregunto la pelinegra al contemplar los ojos de su querido amante, veía en ellos la decisión, una decisión que a ella le parecía arriesgada
– Si, ha llegado el tiempo de que Yagura y yo ajustemos cuentas pendientes – con discreción dirigió sus ojos a su brazo derecho donde un tenue resplandor era visible por debajo de la manga de su chaqueta, su vieja amiga tenía hambre de batalla
– Y acabas de llegar – exclamo con desgano Sēramu, lo suficientemente fuerte como para que Naruto la oyera y cambiara su fría expresión por una más alegre – No te preocupes, no planeo irme ahora mismo – con tranquilidad se acercó al trono y tomo suavemente la barbilla de la reina, lo suficiente para elevarla y darle un beso el cual acepto gustosa
– Esperare a que mi pequeña llegue y me dé su reporte, entonces veré que es lo mejor – dijo antes de acercarse a ella y unir nuevamente sus labios, pero esta vez de una forma más brusca, más apasionada. Sin cuidado introdujo su lengua, moviéndose de manera rápida y precisa, acercando su cuerpo cada vez más al de la pelinegra
Se mantuvieron así hasta que la falta de aire los obligo a separarse, ambos jadeaban levemente más esto no impidió que reiniciaran su acto con incluso mayor intensidad.
Terminaron separando sus labios, ambos saborearon el sentimiento tratando de extraer hasta la más pequeña gota del mismo. El Comandante no perdió tiempo y beso el cuello de la reina, de su reina, atacando cada punto sensible, deseando llegar a más; ¡oh, como había extrañado esto! Ya no era aquel chiquillo que saltaba de dama en dama por mero y llano placer, sin embargo su cuerpo aun quería, le exigía, el delicioso éxtasis del placer carnal… no sabía si amar u odiar su condición, esas "trampas" que le fueron concedidas con su cuerpo con tal de engendrar su descendencia
Al menos ya se encontraba en su hogar, donde podía vaciar tal deseo, tal lujuria, en la privacidad del castillo, con su querida reina y quien deseara unírseles… si, aun debía visitar a algunas de ellas
– Esto tal vez deba esperar un poco más Joō-sama… aún tengo algunos asuntos que atender – le susurro con aire seductor a su oído tras lamer levemente su clavícula, generando un gemido tanto de placer como de decepción de la monarca – No se preocupe, podemos ponernos al corriente en el proceso… ya habrá suficiente tiempo una vez que hayamos terminado – la expresión de la mujer volvió a iluminarse al escuchar la declaración de su pareja
Sin más, la reina tomo de la mano al rubio llegando incluso a arrastrarlo detrás suyo sin dejar que un delgada sonrisa se borrara se sus labios, tratando de acelerar todo este proceso
Cuanto antes terminaran todo mejor
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El día había avanzado, el sol se encontraba en la parte final de su travesía dejando así que muchas personas comenzaran a acerrar sus negociosos mientras muchos otros apenas iniciaban con su jornada laboral. En medio del nuevo bullicio, generado por los centros nocturnos, bares y demás sitios nocturnos, se encontraban la pelinegra kunoichi y el peliblanco capitán. Se habían estado moviendo aleatoriamente por la ciudad, el hombre, Steiner como se había presentado, las guio tanto a ella como a Haku por las enormes calles del reino, mostrándoles todo tipo de cosas imaginables.
Tanto la Momochi como su hija adoptiva se enteraron de las peculiaridades del lugar, sus habitantes especialmente. Le resultaba algo difícil de creer, por todas las Naciones Elementales se decía que esta tierra, o mejor dicho todo Kawa no Kuni, era decadente después de sus terribles pérdidas durante la última Gran Guerra Shinobi donde incluso su aldea escondida pereció dejando en términos muy poco convenientes al Daimyo. Se les negó el comercio e incluso varios países no aceptaban misiones que se dirigían desde ese punto, aun con el apoyo de la Aldea Takumi, la villa ancestral de los artesanos, el país no prosperaría.
El poco comercio que se daba con la región causo que posteriormente la aldea de los artesanos decayera debido a que, por la misma depresión económica, el precio de sus armas fue en aumento, lo que provoco que las Villas Ocultas optaran por abastecerse de los herreros de Tetsu no Kuni (País del Hierro). Se supone que para este punto toda la región debería ser un simple cascaron, un lugar donde las organizaciones criminales y los ninja renegados usan como base, un lugar a la espera de ser tomado y absorbido por una de las grandes potencias en el más pequeño de los conflictos
Y sin embargo, con todo esto en la mente general, allí se encontraban, en el sitio más sorprendente que jamás hubiese visto. Un lugar donde todo tipo de criaturas convivían en paz y armonía aun con la hostilidad reinante en el resto del mundo, en un lugar que era totalmente autosustentable, donde existía una alta calidad de vida y su fuerza militar podría superar con creces la de una nación entera
El reino albergaba bibliotecas de vastedad sorprendente, todo tipo de comercio, sitios de entretenimiento, cultura e incluso una especie de policía interna como en algunas aldeas externas, al parecer era una rama subyacente del ejercito denominada "La Guarda", encargados del orden y la seguridad
Se les informo que esto no era el reino en su totalidad. Se le podría llamar una ciudadela pues si bien aquí residían el poder real y la población principal, la influencia que ejercían estaba expandida por todo Kawa no Kuni, incluso varios territorios aún se seguían anexando conforme corría el tiempo. Estaba segura que al paso que esto avanzaba no tardaría mucho en consumir por completo la nación.
Crear algo así, por debajo de la mirada de las grandes naciones, era irreal en más de un sentido. El simple hecho de que el "rey" forjara tales cosas entre las sombras, aprovechando la histeria general que reinaba las Naciones Shinobi desde el cataclismo de hace 9 años, era digno de elogio y admiración
Todo se desarrolló de manera que nunca creyó posible, después de un par de horas a su llegada el grupo de cuatro integrantes se detuvo ante la presencia de un halcón mensajero; tras un par de preguntas y respuestas vagas de parte de sus guías estos les llevaron a una muy bonita casa de estilo tradicional, dos pisos, 3 habitaciones, baño y todo lo demás, para finalizar, se les dio una gran cantidad de dinero, lo suficiente como para abastecerse por lo menos unos 2 meses.
Ese era el verdadero significado de la Orden 001, una especie de bienvenida por parte de la realeza. Con este acto se esperaba que los nuevos habitantes pudieran adaptarse a su nueva vida con facilidad, ya posteriormente tendrían que retribuir esto con su propio trabajo e impuestos de menor grado
Desde ese momento Mira se ofreció a mostrarles su nuevo hogar, entregado a ellas por petición directa de Naruto pues normalmente lo que se les entregaba era un departamento o una casa más pequeña. A petición de Steiner solo Mirajane y Haku se quedaron en la casa, al parecer se trataba de algo relacionado con el mensaje que recibieron, los asuntos que seguían le correspondía tratarlos únicamente ella y al Capitán
Estos hechos les llevaron a la situación actual. En esos momentos ambos se dirigían a un área un tanto más rustica que las demás, llena de edificios que exudaban vapor de distintas chimeneas junto a un potente olor a carbón
– Respóndeme de una maldita vez ¿A dónde vamos? – Pregunto una muy impaciente Momoko a su guía quien ya en varias ocasiones se negó a darle una respuesta
– Solo te lo diré solo una vez más… ¡Cierra la boca y espera a que lleguemos! – sentencio el albo quien ya se encontraba de nervios ante la insistencia de la kunoichi; hubiera renunciado hace media hora cuando comenzaron, pero era una orden directa del Jefe, posiblemente el único hombre con capaz de mantenerlo a raya sin dificultad
Discretamente se tocó el pecho con una ligera mueca de dolor, habían pasado ya algunos años desde ese día pero la marca en su pecho seguiría siendo un recordatorio agridulce, el día en que cayo y en el que encontró su lugar en el mundo. Agito su cabeza para sacar ese pensamiento de su mente, no era ni el tiempo ni el lugar de ponerse a rememorar el pasado
Continuaron con su recorrido durante unos minutos más, obviamente irritados ante la poca satisfacción del viaje; fueron momentos tensos e incomodos los que experimentaban ya que ningún otro tipo de charla se dio entre los dos. Tras lo que pareció una eternidad para la Momochi, el Capitán de gran estructura se detuvo antes de dar media vuelta y hablar – Listo, al fin llegamos ¿feliz? – comento el hombre haciéndose a un lado para dejar observar a la kunoichi su destino
Se trataba de una edificación similar a la demás, una construcción de muros gruesos y altos color ladrillo, pequeñas ventanas ubicadas unos cuantos centímetros debajo del techo con vidrios de tonos camarillescos, estas mismas se encontraban abiertas y dejaban entrever algunas chispas que volaban junto al sonido claro de metal chocando; no se necesitaba ser un genio para saber de qué se trataba, solo ver las chimeneas, los edificios sin decoración o el denso humo que emanaba de las múltiples chimeneas, esto era un taller, una herrería.
Por lo que podía ver todos los edificios circundantes se usaban con el mismo fin, lo único que diferenciaba a este de los demás era su tamaño ya que fácilmente eclipsaba al resto en cualquier proporción
La mujer arqueo una de sus delicadas cejas ¿Por qué de entre todos los lugares que podría haber en todo Rōran la traerían con un herrero? Ella ya poseía una arma, y no una cualquiera sino una de las 7 hojas forjadas hace más de un siglo durante la época Sengoku y el auge de los clanes ninja, las cuales se decía eran las más grandes obras creadas por el legendario Masamune Ozaki ¿Qué podría comparársele?
Antes de poder decir algo, literalmente fue arrastrada dentro del lugar por el Capitán – Vamos, deprisa, el tiempo pasa y no nos hacemos más jóvenes – continuo el hombre empujando a la kunoichi.
Una vez que entraron al lugar, la Momochi no dudo en posar sus manos en la empuñadora de su zanbato, nadie, absolutamente nadie la tocaba de esa manera y salía impune; sin embargo cualquier reacción hostil fue frenada cuando noto a un joven frente a ella; llevaba un par de gruesas botas color marrón, llevaba un extraño traje de cuerpo completo el cual abarcaba desde la parte superior de sus botas hasta su cuello quizás incomodo por la cantidad de calor que irradiaba el lugar, encima del mismo un delantal azul cubierto de irregulares cantidades de hollín y suciedad, en sus manos podían apreciarse guantes marrones de textura similar a las de sus botas igualmente llenos de suciedad, en su mano derecha sostenía unas pinzas de gran longitud cuya punta se encontraba al rojo vivo mientras que su mano izquierda fue directo a su rostro levantando un par de gafas de cristales naranjas dejando expuestos un par de ojos azules.
El joven tenía facciones fuertes, cabello rubio claro largo el cual caída de forma fluida hacia su espalda con dos mechones enmarcando su rostro, pero, lo que verdaderamente atraía su atención, eran las orejas puntiagudas que en más de una ocasión noto durante su recorrido
Anguirel [Elfo] – Maestro Herrero (Primera Clase)
– Yamazaki-taichō, es un honor y una rareza su visita – fue lo primero en decir el joven, quien se inclinó levemente, al volver a erguirse dirigió su mirada a la bella pelinegra quien noto como los ojos del herrero vagaron directamente a su zanbato, prácticamente analizando cada centímetro de la misma – Tanto como nos es extraña su visita, lo es más aun verlo acompañado – menciono al notar a la desconocida y poco común fémina
– Permítame presentarme señorita, mi nombre es Anguirel, soy uno de los maestros herreros de este taller y, al parecer, su guía el día de hoy – el ¿hombre? Se inclinó un poco y extendió su mano con fin de saludar a su visitante, gesto que no tardó en ser correspondido – Mi nombre es Momoko – fue la seca respuesta de la mujer, la cual no pasar por alto el leve gesto que apareció en el rostro del joven.
– Muy bien, supongo que no vinieron precisamente a hablar así que si fuesen tan amables de seguirme, estoy seguro que tras un recorrido encontraran lo que desean – sin que ninguno de ellos dijera algo, más que un simple movimiento de cabeza por parte del miembro de la fuerza militar, el trio comenzó a moverse a través de la herrería que francamente era más grande de lo que aparentaba.
Todas las paredes del lugar se encontraban atestadas de distintos instrumentos bélicos, repisas llenas de dagas, en las paredes grandes y poderosos escudos resplandecían con las múltiples chispas que los herreros en formación producían al moldear el metal, algunos de ellos detuvieron su labor dirigiendo un par de miradas ya sea entre ellos o a su inesperada invitada, mejor dicho, a su masiva espada la cual ganaba algunas expresiones dudosas
– Me es posible ver algunas dudas e su rostro señorita; por si se lo pregunta, este establecimiento fue la primera herrería en ser fundada dentro de la denominada "Neo-Rōran" con la ayuda directa del Comandante General, por lo tanto, somos los herreros oficiales de la milicia – comenzó el guía con un breve discurso con el cual llamo la atención de la kunoichi que se encontraba observando los distintos puestos de trabajo.
Se sorprendió un poco al ver mujeres trabajando en el proceso metalúrgico pues no muchas se interesaban en ese arte; además, por lo que sabía, los maestros en este arte siempre eran adiestrados desde una temprana edad y al ser una actividad común para los samuráis estos solían pasarla al primogénito varón de cada familia dejando a muy pocas mujeres aprenderlo. Al parecer, en este lugar no existía dicha distinción siendo tan numerosas las mujeres como los hombres, incluso podía notar como varias de ellas le daban instrucciones a los más jóvenes, algo un tanto extraño de ver para alguien como ella
– Cada obra realizada aquí es de la más alta calidad, forjada por los maestros enanos, los más grandes mineros y herreros que existen – este último comentario atrajo la atención de la pelinegra, ¿Qué era un enano? Si, gente de corta estatura, pero este hombre se refería a ello casi como si fuesen una especie ¿acaso eran de aquellos surgidos durante el cataclismo?, siendo nukenin pudo ver mejor el mundo después de estos 9 años, siendo menos cerrada que los civiles y las aldeas ninjas a los drásticos cambios ocurridos… fue capaz de ver cosas que no creyó posibles, seres que parecían salidos de cuentos de hadas y las ultimas horas le confirmaron que este reino estaba plagado de ellos… en definitiva adaptarse no sería sencillo
Por otra parte, también se encontraba la declaración sobre estos mismos "seres" ¿los mejores herreros? Sabía muy bien que existían diversos clanes expertos en la forja de armas, sin incluir claro a los miembros de la aldea de los artesanos y los maestros samurái de Tetsu no Kuni, pero darse a sí mismos el título de "los más grandes" que para empezar sonaba como un chiste, bueno, era algo difícil de creer incluso sonaba como…
– ¿Pretensión? No, ni de cerca señorita, ellos se han ganado ese título ante las demás razas desde su aparición en este mundo – la mujer se quedó perpleja, ya en más de una ocasión ocurría lo mismo, comenzaba a preguntarse si estos tipos – ¿Lectura de mentes? No, ninguno de los presentes domina esa habilidad, solo hacemos nuestras deducciones por sus expresiones y la lógica, señorita – para ese punto la kunoichi tenía una enorme gota de sudor recorriendo su cien mientras una expresión desesperada se encontraba en su rostro, incrementada por el hecho de que su guía no sabía decir otra cosa que no fuera "señorita"… la ponía de nervios
– Por cierto… – allí está otra vez, esa palabra simplemente no le gustaba, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que prácticamente creció y fue criada como varón –… como herrero de primera clase no pude evitar fijarme en esa peculiar espada suya, ustedes le llaman zanbato sino mal recuerdo y, a juzgar por su aspecto, me atrevería a decir que esa es la tan famosa Kubikiribōchō, la espada del decapitador… ¿o me equivoco… Momochi Zabuza? – por unos instantes, el pequeño grupo se quedó en un silencio un tanto incomodo, la forma sagaz en la que el maestro herrero posaba sus ojos en la kunoichi la cual en esos momentos se encontraba un poco extrañada ante la naturalidad de esas palabras; se vio tentada a realizar algún movimiento más fue detenida por el Capitán peliblanco quien solo negaba con la cabeza
Ante este acto el herrero solo bufo divertido – No te preocupes niña, a mi edad pequeñeces como esta ya no logran sorprenderme; hombre o mujer, no importa mucho lo que realmente seas – bien, eso fue raro, el tipo que la trataba como un caballero de repente se proyectó a sí mismo como un anciano… esperen, el digo "a mi edad"
– Exactamente ¿cuántos años tienes? Suenas como un viejo – fue la declaración de la espadachín la cual, en vez de crear alguna incomodidad únicamente genero una risa de su oyente, incluso una ligera sonrisa en el rostro del capitán a su lado
– Posiblemente esto te vuelva a molestar, niña, pero por si no lo sabes, la esperanza de vida de muchos dentro del reino deja en ridículo a la del humano promedio – declaro abiertamente sembrando nuevamente la duda en la pelinegra, las ultimas horas fueron demasiado ilustrativas y rompieron muchos de los esquemas que no solo ella sino toda la humanidad habían adoptado desde hacía años. Ahora entendía el error que se había cometido, un error que les costaría caro a las grandes naciones
– Para empezar tengo que explicarte sobre mi ascendencia, tan inusual para ustedes en conjunto como lo será la de aquellos que iras conociendo; yo pertenezco a una raza que en algún punto convivio con la humana, de forma muy cercana debo agregar, durante una Era oscura – explico y mientras lo hacía señalaba a algunos de los herreros que se mantenían enajenado con su trabajo, sin embargo, las características comunes eran fáciles de reconocer: altura, tipo de cabello y especialmente esas orejas puntiagudas, al fin sabia el porqué de ellas
– Se nos fue dado el nombre de Elfos y fuimos reconocidos como una de las más grandes razas que hayan puesto un pie sobre este mundo – siguió firme con su relato el nombrado Anguirel, tal como si de una catedra se tratase la cual la Momochi, quien en un principio fue escéptica ahora no podía dejar de oír
– Esperanza de vida, fuerza, habilidad, intelecto, sociedad, cultura, todas nuestras características se ensalzaban ampliamente sobre la mayoría de las razas, éramos parte de la cúspide de las civilizaciones que paralelamente a la nuestra, crecían y evolucionaban – Momoko lo noto, como su aire se tornó un tanto melancólico al tiempo que seguía con la explicación
– Pero eso fue en el pasado, nuestro esplendor abandono este mundo y ahora, los que volvimos aquí de alguna forma u otra, hemos tratado de convivir con los humanos que nos rechazaron ante su temor a lo desconocen, a lo que han llegado a olvidar… tratamos de encontrar un lugar donde asentarnos… un lugar donde reunirnos y prosperar pero, como debes saber, nada ha sido sencillo durante la última década… viajamos, fuimos echados, huimos… llego un momento donde nuestro grupo creyó que todo estaba perdido… – el elfo sacudió su cabeza, tratando de alejar las sombras de un pasado que se supone ya había dejado atrás, un pasado que ya no importaba
– Je, lo siento por todo eso, una vez que comienzo a pensar suelto todo lo que tengo en mi cabeza – fue su disculpa al tiempo que agitaba su brillante cabellera y trataba de reír con tal de aminorar la tensión… todo en vano a los ojos de la kunoichi quien al fin pudo darse cuenta de lo que ella y el mundo en general evito por casi una década, seres tan iguales a ellos que ahora resultaba ilógica la versión que el mundo tenía hacia ellos. Con solo ver esos instantes de debilidad se sintió tan… identificada, ese sentimiento era idéntico al que sintió por cada día de los últimos años, la nostalgia y tristeza, la impotencia de no poder hacer nada para cambiar tu situación
– En fin ¿Cuál era tu pregunta?... eh, eh – de repente comenzó a rascarse la barbilla, después la cabeza al tiempo que extrañamente algunos signos de interrogación salían de su nuca sacándole una enorme gota de sudor a la mujer y haciendo que el ceño del peliblanco se frunciera al tiempo que apretaba los dientes… ¡¿Por qué demonios tiene que tragarse todo esto?! ¡Él tenía un encargo que hacer! ¡El Jefe posiblemente tendría su cabeza si no lo completaba a tiempo!
– Te pregunte cual era exactamente tu edad… aunque creo que ya no es de mucha importancia – fue su respuesta, bajando ligeramente la voz con su última afirmación, después de todo y al parecer, por más longevo que este ser fuese no pareciera que su personalidad cambiase; un simple hombre estoico pero juguetón
El hombre solo sonrió un poco abriendo lo ojos de golpe para voltearse a ver a su acompañante – ¡Ya lo recordé! – Dijo con una expresión brillante
– Veras, cuando uno vive tanto normalmente deja de contar, o al menos yo lo hice; es aburrido cuando pasas de los 60 sin nada relevante en tu vida sabes… qué más da, para responder a tu pregunta, yo diría que sería un aproximado de…– sus palabras se detuvieron y la pelinegra noto como sus pupilas se estrechaban, su porte cambio por completo volviéndose más rígido, sus músculos se tensaron y su expresión cambio a una sombría
– Vámonos – fue lo único que escuchó la kunoichi al ser tomada bruscamente por el brazo, vio como el peliblanco prácticamente la arrastraba por un momento mientras duraba su sorpresa inicial hacia un extraño cancel grueso de madera que dibujaba un amplio arco en el lugar, alcanzo a notar fugazmente una rara inscripción por encima del mismo más su rápida recompostura al poder librarse del firme agarre no le permitió examinar mejor su entorno – ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – grito furica ante tal atrevimiento
Su mano llego rápidamente a su arma más nuevamente fue detenida ante la extraña sensación que comenzó a sentir a sus espaldas. Anguirel se encontraba estoico mas sombrío, con una tétrica aura envolviéndolo lentamente – Lo mismo debería preguntarle Yamazaki, usted no puede recorrer los pasillos de este ilustre taller sin mi guía, menos pasar por esa puerta sin autorización –
– No tengo tiempo para esto Anguirel… no voy a seguir siendo paciente – fueron las palabras del hombre quien tenía en su rostro una expresión fiera – Soporte esto porque era la primera vez que la chica estaba aquí y se me pidió guiarla, pero esto es… ridículo – fue lo último que dijo antes de seguir caminando hacia aquella enorme puerta arrastrando a la anonadada mujer con él
– Insisto, Yamazaki-taichō, no debería entrar allí… usted no puede entrar allí – la presión creció con fuerza, no era instinto asesino de eso estaba segura, ella misma había entrenado para ser capaz de emitir y resistir enormes cantidades del mismo pero esto… se sentía escalofriante en más de una manera, como si la sensación no solo se pegara a la piel sino que este se originaba desde el interior de su cuerpo, consumiéndola… era como caer a un vacío
Con cada paso que daba pareciese que el ruido dentro del gran taller disminuyera, Momoko pudo sentir como las hábiles manos de los herreros dejaban de lado su arduo trabajo, llevando sus miradas al capitán quien aun a sabiendas de lo que podría desatar ni siquiera se dignó prestarles la más mínima atención
El elfo, por otro lado, estaba un poco nervioso, este hombre podría ser una de las altas autoridades en el reino pero dentro de ese taller no tenía poder alguno, todo lo que pasara allí era jurisdicción únicamente del rey, la reina y "él", nada más; si este montón de músculos seguía así… – (Y yo que creí que este sería un agradable recorrido) – se dijo a si mismo antes de suspirar y retirar tranquilamente sus guantes al tiempo que con rapidez se interponía entre el misterioso pórtico y el oficial
– ¿No me escuchaste? Quítate de en medio, este asunto no te concierne – gruño el albo esperando a que el elfo se apartara de su camino, más grande fue su sorpresa al notar como este finalmente se deshizo de su protección, desnudando sus manos que se habían convertido en puños
– Todo lo que aquí ocurra me concierne, no importa que sea uno de los Capitanes, usted no tiene poder ninguno en este lugar – fueron esa palabras las que precedieron a sus acciones cuando en sus manos dos enormes espadas fueron materializadas, grandes de hojas curvas y empuñaduras de metal, el enorme par de cimitarras fueron blandidas por el elfo quien estrecho su mirada desafiante
– Con que así están las cosas… esto podría tomarse como una sublevación y lo sabes… pero da igual, te demostrare porque se me dio mi rango y después terminare mi misión –
Un extraño sonido estático comenzó a hacerse presente en el lugar, el gran hombre albo levanto levemente su brazo dejando que su mano quedase frente a su rostro, sus dedos se contrajeron imitando una garra, inmediatamente un poderoso estruendo fue escuchado cual trueno en poderosa tormenta, en la palma de su mano se comenzó a concentrar una insana cantidad de energía la cual se comenzaba a convertir en rayos que se mantenían en un extraño control, rodeando sus dedos acentuando su apariencia; tal fue la intensidad del que podría ser denominado como un fenómeno natural que los presentes más cercanos tuvieron que cerrar sus ojos y tapar sus odios con tal de no ser paralizados ante tal relámpago
Cuando Momoko pudo al fin sentirse libre de reincorporarse tenía frente a ella el preludio de la batalla – (Ese tipo… ¡idiota!… ¡¿acaso quiere matarnos a todos?!) – fue lo único que cruzo por su mente, sus ojos viajaron de un lugar a otro observando solo una cosa: metal, grandes cantidades de metal, en las paredes, en los techos, en las manos de los herreros… en su propia espalda… esto estaba muy mal
– Debo admitirlo Yamazaki-san… es alguien con un alma llena de juventud y fiereza, que admirable e ímpetu espíritu es aquel que ha forjado… lástima que se vea opacado por su clara falta de cerebro – parlo el elfo quien se mantenía extrañamente tranquilo, como si el hecho de que en sus manos portara el equivalente a un par de pararrayos en medio de una tormenta eléctrica no fuese nada en especial, estoico frente al ofendido hombre quien se preparaba para atacar
La tensión estaba en su punto máximo, no hubo ningún movimiento, todo se había paralizado a excepción de las miradas que ambos, humano y elfo, se dirigían de manera desafiante. Ninguno hizo algún movimiento esperando la más mínima apertura de su rival, el más pequeño movimiento de cualquiera de ellos sería el catalizador del inminente choque
– (Allí está) – fue el fugaz pensamiento del elfo quien logro notar un leve titube en la posición de su contrincante, una pequeña apertura era lo único que necesitaba. Sus brazos reaccionaron casi por instinto cosa que pudo notar el capitán listo para lanzarse al impacto – (Iluso) – pensó el albo al estar listo para el ataque.
Anguirel se movió a vertiginosa velocidad con una estocada directa, cuyo objetivo se fijaba en el pecho del oficial quien movió ambas manos con cierto paralelismo, confiado en que su elemento sería suficiente para doblegar las hojas de su opositor. Se encontraban prácticamente en el punto de impacto, solo era cuestión de entrar en contacto para…
– ¡Idiotas! – ambos contendientes se paralizaron al escuchar el potente grito que resonó con eco estremecedor en los muros del gran taller, alertando a todos y cada uno de los herreros… estaban en problemas
– Trato de trabajar, hacer una obra maestra en la tranquilidad que solo el metal puede ofrecerme, ¿y qué es lo que pasa? ¡Imbéciles tratan de matarse a las afueras de mi recinto!… ¡Debería arrancarles la cabeza ya que parece solo les sirve de adorno! – sonidos de pasoso retumbaron cual sonido espectral, llenando el lugar de una extraña calma, no, más bien se adoptó un aire de respeto
Con fuerza la gran puerta de acero se abrió de par en par revelando una peculiar figura
Era un tanto pequeña, al menos para el estándar normal, debería medir al menos poco más de metro y medio, pero eso no desmeritaba su construcción robusta y musculosa. Su cabeza carecía de cabellera pero aun así era poseedor de una impresionante barba de gran longitud a tal grado que lograba llegar a sus rodillas, acomodada en diversas trenzas gracias a algunos lazos y adornos dorados relucientes llenos de diversos grabados incomprensibles a la vista común. Sus ojos, aunque pequeños, resplandecían con un fuerte color azul haciéndolos resaltar con facilidad
Su torso carecía de prenda alguna dejando apreciar su cuerpo desarrollado, lleno de músculos y cicatrices en semejante cantidad; sus brazos se mostraban con múltiples tatuajes de formas curvas y espirales los cuales ascendían desde sus muñecas llegando casi a los hombros. En sus manos guantes similares a los de Anguirel eran visibles, más estos estos de notaban demacrados por el uso habiendo perdido mucho de su color original.
Llevaba puestos unos pantalones holgados de un intenso color azul, hechos de algún material espeso de procedencia desconocida; encima del mismo un extraño complemento similar a una falda de amplio grosor, desgastada, de mediana longitud y una oscura tonalidad roja apreciable, la misma era sostenida por un grueso cinturón de lo que parecía ser piel de algún reptil siendo complementado por una hebilla dorada llena de extrañas cuñas que, debido a las distintas luces, parecían moverse con peculiar compas. Sobre este accesorio se encontraban atados a sus costados los que parecían ser martillos, de amplia gama y tamaño, cuya longitud los hacia rozarse contra las orillas de este ente. Por último, podía divisar un par de botas gruesas pero sencillas, con una protección metálica tanto en la punta como en la zona del talón
Thorin "La Leyenda del Acero" [Enano] – Gran Maestre Herrero
Los ojos del elfo se llenaron de temor al tiempo que un nudo crecía en su garganta, gotas de sudor comenzaron a brotar de su frente al notal la mirada del enano quien parecía atravesar con facilidad su alma, como si su estatura solo fuese relativa en comparación de su presencia. En cuestión de segundos la criatura mágica cayó de rodillas con la cabeza baja, apoyando su cuerpo en sus manos plantadas en el suelo de fría y dura roca
El hombre de gran construcción se preparaba para intervenir cuando fue detenido, la misma mirada penetrante fue dirigida a él; su cerebro, lo más racional de su ser, gritaba que se moviera pero su cuerpo se encontraba prácticamente paralizado ante el maestro herrero… ¿Cómo demonios era capaz de hacer algo así? Se sentía como un pequeño e insignificante insecto ante este sentimiento
El enano avanzó a paso lento, casi fantasmal, como si disfrutase cada segundo en que su presencia abrumaba a todos los presentes quienes no podían siquiera respirar con normalidad
Tras lo que pareció ser una eternidad el ser de corta estatura se posiciono justo frente al elfo, tuvo que agachar su mirada debido a la forma subyugada en que se encontraba el herrero. Los segundos se volvieron pesados, como si cada instante durara años y, aunque no podía verlo, sabía que su subordinado estaba a punto de…
– ¡Perdóneme maestro! ¡Nunca debí permitir que mi temperamento sobrepasara mi razón! ¡Soy el alto representante de los herreros! ¡Elfos y enanos, hombres y demás criaturas son mi responsabilidad! – sí, ese era su alumno, uno de los más grandes idiotas que en su larga vida haya conocido… y eso que él tenía una muy larga vida detrás suyo
Se quedó allí, mirando cómo a quien había encargado las riendas directas de su taller se humillaba a sí mismo recordando la posición que asumió con gratitud, recordando el momento en el que el supremo maestro de los enanos le tomo como aprendiz
Fueron varios minutos, de eso no tenía duda, lo único que inquietaba su espíritu era la carencia de cualquier tipo de sonido o movimiento, inclusive la opresiva aura que reino en la habitación desapareció por completo
No sabía qué hacer, cualquier pensamiento racional, no, la misma capacidad de la razón había huido despavorida ante la aparición de este ser ¿debería alzar la cabeza? ¿Ver de frente a su superior y esperar su castigo? Se trataban de los únicos pensamientos lógicos que logro discernir entre la inundación de la que se trataba su mente
Con decisión tomo aire y se llenó de valor para poder elevarse, sin embargo logro notar una sombra cerniéndose sobre él, agrandándose sobre su ser a veloz ritmo. Antes de poder meditar de que se trataba, algo impacto contra su cráneo con fuerza demoledora, un dolor inmenso se apodero su de cabeza al tiempo que esta incapaz de resistirse impactaba violentamente contra el suelo de madera que cedió de manera inevitable
Los observantes no hicieron nada, simplemente se quedaron allí contemplando como el mayor de los maestros de primer nivel fue golpeado con fuerza incalculable por quien fuese considerado el mejor; los que un podían procesar algún pensamiento ante esta extraña escena, entre ellos incluida cierta pelinegra, pensaron en como eso seguramente hizo perder cualquier tipo de conciencia al pobre elfo quien levemente se convulsionaba en una rara posición similar a la fetal
El ser de corta estatura simplemente dio un vistazo a otrora consiente herrero para soltar un bufido claramente molesto, así sin más se apartó, dándose vuelta y encaminando hacia el desorientado capitán quien ahora era capaz de procesar sus pensamientos con naturalidad. Lo primero que atino a ver fue al que sería su oponente gimoteando en el suelo, su rostro totalmente estampado y su rara posición, lo cual le hizo soltar una ligera risa que amenazaba con convertirse en una estruendosa carcajada, más fue bien contenida.
Controlando sus impulsos se dispuso a hablar, se aclaró la garganta pero antes de pronunciar palabra alguna sintió como cualquier retaso de oxigeno abandonaba sus pulmones. Una ligera punzada en su estómago dio paso a un terrible dolor, alcanzo a agachar un poco su mirada para observar como el puño del enano se encontraba enterrando en su vientre con poder sin igual, casi podía sentir como su abdomen tocaba su columna, la saliva escapaba de sus labios y sus ojos se abrían de sobremanera ante tal golpe. De la comisura de sus labios comenzó a fluir con lentitud saliva y sangre resultado de esta veloz acción
El enano termino retirando su brazo, flexionándolo para dejar que el hombre, quien prácticamente podía opacarlo por su gran altura, se derrumbara como un castillo de naipes. Sus rodillas se flexionaron sin fuerza alguna en ellas mientras sus manos fueron directo a la zona de impacto tratando de aliviar su dolor pero el mismo le hizo encorvarse dejando que su frente prácticamente tocara el suelo.
– Dame – logro escuchar con algo de dificultad, tratando de luchar contra sus declinantes sentidos y la próxima pérdida de conocimiento. Con las últimas fuerzas que aún conservaba ogro introducir su mano dentro de sus ropas y sacar un pergamino con un extraño hilo azul colgado de ambos lados del rollo junto con un extraño sello en la punta de ambos
Momoko no sabía porque, pero ante la visión de dicho objeto todos los herreros y sus aprendices terminaron de rodillas, es más, aquellos que compartían una corta estatura incluso habían hecho total reverencia, sus frente tocaban el suelo mientras de sus bocas salían palabras inentendibles para ella… casi como…
– (¿Qué es eso?) – pensó cuidadosamente viendo el objeto ahora abierto por el enano quien movía sus ojos a gran velocidad sobre el escrito sin detenerse o parpadear. De repente, el pergamino fue cerrado y los penetrantes ojos blancos se dirigieron a la kunoichi que, al igual que el par retorciéndose cerca de ella, se paralizo ante la presencia de este ser
Los presentes aún no se erguían, no sabía si seguía tratándose del pergamino o era este ser quien los doblegaba con su fuerza – Sígueme – ella simplemente asintió sin rechistar, no se encontraba en posición de objetar nada pues sabía que se encontraba indefensa, impotente en este lugar, por esto avanzo dejando detrás suyo a aquellos herreros que se mantenía postrados y a sus acompañantes los cuales terminaron sucumbiendo ante la inconciencia
Vacilo un poco al verlo entrar por aquel umbral, recordado que fue el principal motivo por el que los hombres que dejo atrás iniciaron su riña, pero siguió avanzando teniendo en cuenta los hechos ocurridos. Una vez cruzo las puertas estas mismas se cerraron detrás suyo, sorprendiéndola, casi haciéndola caer ante las escaleras frente a ella.
Le pareció raro, ¿por qué habría escaleras en un taller? ¿No sería contraproducente y peligroso cosas como la falta de luz y la posiblemente monstruosa cantidad de calor al utilizar una fragua en este sitio tan cerrado? Pero, otra vez, si este ser de tan potente presencia era el superior de cualquiera dentro de este lugar debía ser el más apto y habilidoso de ellos
Fueron un par de minutos los que el dúo tuvo que recorrer y sinceramente Momoko se comenzó a preocupar, lo único que le permitía ver entre la oscuridad era un bello resplandor fluorescente proveniente de las paredes el cual parecía correr como pequeños ríos, fluyendo conforme continuaban bajando, sin extenderse más halla o quedarse rezagado
Después de un tiempo, y con dificultad, logro divisar algo al final de los peldaños: una puerta negra que a leguas se veía gruesa, pesada, totalmente lisa e impecable, como si se hubiese realizado de un único bloque de metal.
El enano que seguía a la delantera, al llegar a dicha puerta, puso su mano sobre la misma durante algunos segundos tras los cuales esta se comenzó a llenar de distintas runas que fluían del contorno al centro, manteniéndose en perfecto círculo alrededor de la palma del herrero
Una vez las marcas dejaron su característico brillo, el cual la Momochi pensó tenían similitud con alguna matriz de sellado, la puerta fue empujada y posteriormente la misma comenzó a fraccionarse en diversos y perfectos cubos, mismos que comenzaron a moverse de forma que dejaran el espacio anteriormente ocupado por la puerta vacío, dando libre acceso a lo que fuera se encontrara allí abajo
Penumbra y oscuridad, fue lo primero en transitar por sus pensamientos antes de que, súbitamente, el lugar fuese iluminado por una blanca luz muy diferente a los hilillos verdes que la trajeron hasta aquí, mostrándole la naturaleza del sitio subterráneo
Se trataba, efectivamente, de un taller, mas este era por completo diferente al que se encontraba por encima de ellos. Para empezar tenía un mayor espacio, considerando que se trataba de una sección totalmente individual. Las paredes se hallaban tapizadas de distintas armas, desde sables hasta martillos de guerra; escudos, dagas, lanzas, todas ellas llenas de extraños símbolos en ellas, empuñaduras y agarres hechos de material de alta calidad y con formas únicas.
Más allá se encontraba la fragua, una chimenea de gran tamaño cuyo conducto seguramente llegaba al exterior, justo a su lado podían verse varios muebles que seguramente guardaban los utensilios a usar en tan precisa arte.
Podía ver con claridad múltiples cristales de enorme tamaño, cerca de medio metro si tuviese que dar una medida, estos mismos eran totalmente transparentes y. notando la longitud junto con la forma de las sombras, parecían ser lo que abastecía de luz a tan peculiar sitio
Al fondo a la izquierda podía notar otra puerta, del mismo tipo que la anterior, pero en esta se hallaba algo escrito en un tipo de gramática desconocida para ella. Alternamente, al otro extremo de esta, se encontraba otro pórtico muy similar. Por último y no menos importante, frente a ella, a varios metros separados de la pared de fondo, se mostraban 3 grandes yunques, uno seguido del otro.
Aquellos que se encontraban a los costados no parecían la gran cosa, el del centro por otro lado era muy resaltable pues estaba lleno de esos símbolos que parecían tan comunes en este sitio, runas extrañas de fuerte resplandor azul centellante y fluido, eso sin mencionar que obviamente era más grande que los otros, con mayor volumen y altura
– Bien niña – comenzó a hablar el hombre de baja estatura ganando la completa atención, y algo de disgusto, de la pelinegra
– No estoy para rodeos el día de hoy, así que lo pondré de manera muy clara– comento aclarándose la garganta, asegurándose que no tendría que repetirlo – Mi nombre es Thorin, de la sangre de Sindri, Brokk y Tyrtar; Señor de los enanos, Gran Maestre de los herreros y miembro de la Corte Real – declaro solemnemente, estando frente a frente con la chica con tal de ser capaz de verla y juzgarla, ver que vio "el" en ella
La mujer ninja por su parte, se sintió extraña ante la presentación, siendo algo totalmente nuevo para ella, no sabiendo si se trataba de un protocolo y no queriendo causar algún malentendido ella hizo lo propio
– Mi nombre es Momoko, hija de Tashigi y Takeshi, ex-kunoichi de Kirigakure no Sato y antigua miembro de los Kiri no Shinobigatana Nananin Shū – se presentó de manera formal, terminando con una reverencia, provocando que el enano arqueara una ceja mas este solo se encogió de hombros pasando su atención a lo verdaderamente importante
La kunoichi elevo nuevamente su mirar solo para tener un tic involuntario en su ojo al ver como Thorin paso totalmente por alto su presentación, dirigiéndose tranquilamente a los grandes yunques. Iba a decir algo cuando noto como el ser de corta estatura llevaba algo consigo, algo de gran extensión, con una relativamente larga empuñadura de color grisáceo y con…
– (Espera) – pensó antes de llevar su mano a su espalda; efectivamente, su arma se había ido sin dejar rastro. ¿Cómo se movió tan rápido y cómo fue que no sintió el repentino cambio de peso? no tenía ni la más mínima idea y estaba claro, al menos para ella, que no tenía sentido tratar de buscar respuesta, estas personas no entraban dentro de lo convencional
No importaba, no solo se trataba de un arma considerada tesoro nacional sino que también se refería a un objeto de tiempo remotos, que aun pasados más de 100 años, seguía siendo una obra insuperable para cualquiera en la actualidad, ni los grandes samuráis podían tratar de forjar algo similar.
En toda la historia solo hubo un herrero en poder alcanzar el mismo estatus que aquel encargado de forjar las 7 espadas de la niebla
Trago saliva nerviosa y se dispuso a tomar lo que era suyo, lo que le fue heredado, mas no pudo dar siquiera un paso antes de que la mirada penetrante que esos ojos azules la detuviera
– Ni te molestes muchacha – respondió a cualquier acción inherente a las suyas, con el mismo tono seco que utilizo antes
– Tal vez para ti esto tenga un gran significado, represente una obra magnifica o simplemente un instrumento para acabar con tus enemigos; pero, ante mis ojos, no es más que un pedazo de metal afilado, un vano intento por alcanzar algo que obviamente nunca estuvo al alcance de su creador – espeto casi con ira, reflejada en su cuerpo cuyos músculos se abultaban y tensaban con avidez – Toma, tienes que leerlo para entender – dijo antes de lanzar el pergamino que la tajo aquí, el responsable de todos estos acontecimientos
– Con que una zanbato… hum, ¿Qué clase de imbécil nombra una clase de arma como "cazadora de caballos"? – comento casi con desprecio ante la estorbosa herramienta
Por su parte, la pelinegra no tardo en abrir el rollo, queriendo saber el porqué de todo esto, la razón de que estuviera aquí. Mientras sus ojos se fijaron en las palabras plasmadas allí, el enano comenzó a revisar minuciosamente la gran arma, desentrañando todos aquellos secretos que ocultaba su forja
– No hay equilibrio en la hoja – comenzó, agitando la espada – Peso muerto – continuo, notando la densidad del metal y su desproporción – Múltiples grietas en la hoja, exceso de hierro en el periodo de fundición, filo irregular, metales raros en desproporción, además se encuentra esta extraña firma energética… inusual – murmuro para sí mismo, tomando nota de todos aquellos defectos que pudiese tener por más pequeños que fueran
Momoko termino su lectura, un poco perturbada por lo que acababa de leer – ¿Por qué? – murmuro entre dientes, debatiéndose internamente si debería estar agradecida o enojada ¿acaso estaba dudando de su habilidad? ¿Cuestionaba su fuerza?. Apretó los dientes al tiempo que arrugaba casi con desprecio el pergamino. Apunto de maldecir fue interrumpida por un extraño y claramente burlón bufido proveniente, obviamente, de su único acompañante
– "¿Por qué?" ¿Esa es tu pregunta?– le dijo, aun con ese tono burlón, claramente sin esperar alguna respuesta – No importa como la veas, no es una pregunta inteligente, chiquilla – la mujer, al borde de sucumbir ante sus emociones y atacar al herrero, contemplo como este colocaba su zanbato en el yunque central, dejando que su punta sobresaliera del mismo, tomaba uno de los martillo ubicados en los costados de su cadera y con gran maestría lo maniobraba en su mano derecha provocando múltiples giros
Detuvo los movimientos de su instrumento, tomándolo firmemente del mango, y lo dejo caer con fuerza sobre la sección sobresaliente de la espada, segmentándola con suma facilidad. La Momochi demostró gran sorpresa ante lo ocurrido, esa arma podía soportar cientos de embates y pocas cosas tenían el poder de fraccionarla, sin embargo, este ser hizo parecer tal acción algo fácil
– Mira niña, lo creas o no, halla afuera existen cosas horribles, cosas que ni en la más terrible de tus pesadillas hayas podido imaginar – el forjador no detuvo sus acciones, sus palabras parecían ser meras observaciones al margen de la situación, simples palabras de instrucción para la atenta mujer
– Técnicas que harían parecer al más poderoso de sus jutsus como un mero juego de niños, seres con un poder tan obsceno que compararlos con sus "kage" sería como tratar de comparar un grano de arena con una montaña, lugares que no encajan en los mapas, razas que nunca creyeron posibles, objetos de características impensables y poderes salidos de los más antiguos mitos – recogió el pedazo ya inútil del arma y lo manipulo entre sus dedos; con clama lo llevo a su boca y lo mordió sin cuidado forzando una mueca en la cara de la pelinegra ante el irritante sonido
Lo apretó con fuerza entre sus dientes como si de un pedazo de carne se tratase. Momentáneamente detuvo tan extraño acto solo para comenzar a lamer el metal, chuparlo levemente e incluso olfatearlo como si fuese un niño que encontró un objeto desconocido en el suelo, realmente de trataba de un espectáculo bizarro ante los ojos de la nukenin.
El enano resoplo con fuerza, mostro una mueca de desagrado y, cual dulce carente de sabor, escupió el trozo de aleación al suelo; sin cuidado se retiró su guante derecho y volvió de nuevo su atención a su zona de trabajo. Con la misma expresión en su rostro le dirigió su mirada a la observadora quien no supo cómo reaccionar a tal evento
– No importa como haya sido tu vida – continúo con simpleza impactante, a modo que pareciera lo que acababa de ocurrir fuera cosa cotidiana – No importa lo que crees haber visto o no, lo que creas verdad o incluso lo que piensas de este mundo, te lo aseguro, no es más que la superficie de una realidad que los humanos se negaron a aceptar cuando inicio esta Era – no menciono nada más, dejo sus palabras al aire al tiempo que, con un pequeño cuchillo proveniente uno de sus costados, se hacía una herida en la palma de su mano
Dejo la sangre fluir y la esparció sobre el gran trozo de metal, analizando con cuidado su reacción – Interesante, con que de allí venia el exceso – comento al ver la regeneración de la hoja al contacto con el abundante hierro dentro del líquido vital
– En definitiva, no me queda ninguna duda, este trabajo es obra de ese mocoso insolente… Ozaki Masamune… ¿Qué tratabas de lograr?... ¿Qué te llevo a tratar de crear una Maken (Espada Demoniaca)? – se preguntó, ese pedazo de metal tenía la firma de una maldición inconclusa ¿Qué llevaría a un aclamado herrero a tocar algo prohibido? ¿Prestigio? ¿Gloria?... ¿o el propio poder?
Sacudió su cabeza con fuerza, no importaba cual fue ese objetivo, el mocoso ya estaba muerto por lo que aun sabiéndolo sería algo relativo, no afectaría en nada su encargo.
Tomo el arma con firmeza y en un solo movimiento la apunto hacia su propia dueña quien apenas atino a tratar de defenderse contra el posible ataque
– Para poder enfrentarte a lo que esta allá fuera necesitaras más que chakra y trucos baratos, necesitaras algo que te de ventaja, que te de fuerza y sobre todo… que te dé una oportunidad de combatir como igual – volvió a mover el objeto masivo con tal de que nuevamente estuviera recostado, sin embargo, esta vez se encontraba totalmente dentro del yunque, totalmente centrado.
El albo se puso nuevamente su guante y con cuidado encendió el gran horno que se encontraba detrás de él, modulando cuidadosamente la llama buscando la temperatura ideal – Las fuerzas armadas te darán la información, tácticas y formas de pelear correctamente contra todo lo que he descrito, pero al parecer él quiere probarte antes de eso… estoy casi seguro que te llevara a una misión… antes de eso yo te proporcionare un arma como pocas han existido, una verdadera forja proveniente de milenios de experiencia enana – el calor del lugar comenzó a volverse sofocante, al menos para la humana, mas su anfitrión se mantuvo inmutable, tomo un recipiente de mediano tamaño y lo coloco con suma suavidad sobre el fuego, suspendido sobre el mismo con ayuda de una rara serie de varillas
– ¿Cómo sabes que me uniré al ejercito? ¿No piensas posible que lo único que deseo es una vida tranquila con mi hija? – el pigmeo levanto una ceja ante ese comentario, desconocía que tuviera descendencia alguna, pero aun así logro dar una sonrisa que a leguas se veía portaba aires de superioridad
– Vuelvo a decirlo, no es una pregunta inteligente, digas lo que digas, el combate, el espíritu de una guerrera corre por tus venas… ver a alguien como tú, que claramente fue instruida desde pequeña en el arte de la batalla, como una simple ama de casa… ese es un buen chiste – fue lo único que dijo, no tenía que conformar sus palabras debido al silencio y clara expresión contrariada de su acompañante, ella sabía que todo lo anteriormente dicho era cierto, por más que quisiera, no podía dejar de ser lo que era, abandonar tanto tiempo de entrenamiento, esfuerzo y superación, para vivir pacíficamente atrapada entre cuatro paredes
– Kubikiribōchō dejara de existir con tal de dar paso a una nueva arma – sobre aquella vasija comenzó a verter algún mineral de color obscuro, tras esto se volvió a posarse frente a la kunoichi quedando entre ellos el yunque con la zanbato
– Tres… no… dos… en dos días forjare una espada que hará temblar la tierra a su paso, que hará que tus enemigos tiemblen y que el cielo se abra ante su filo – el extendió su mano, esperando concretar el trato realizado por su superior, quería ver si realmente esta niña poseía la decisión para abrir sus ojos y ver todo lo que su raza se negó
Podía verlo, ella se encontraba en un punto muerto, solo podía tomar una opción y en este momento dudaba de ella misma. Su mano temblaba ¿enserio estaba dispuesta a entregar esa zanbato? Si lo hacía prácticamente deshonraba a todos los shinobigatana que estuvieron antes que ella, pero, si todas estas palabras eran ciertas tendría en sus manos un objeto de capacidad sin igual, tal vez con el pudiera hacer realidad aquel objetivo que hace tanto tiempo dejo atrás
[Inicia Ending ONE OK ROCK - Nobody's Home]
En cuanto ese fugaz pensamiento cruzo por su mente aparto la duda y correspondió al apretón de manos recibiendo a cambio una amplia sonrisa
– Bien, parece ser que has tomado tu decisión… atente a ella niña, porque nada volverá a ser lo mismo – sentencio sellando de manera definitiva el pacto
– Ahora, vete, tengo mucho trabajo por hacer y esa prodigiosa espada no se hará sola – su acompañante asintió y comenzó a caminar hacia la salida, no tuvo que hacer anda pues la puerta seguía en el mismo estado que le permitió pasar, por lo cual pudo avanzar. Una vez cruzado el umbral, la puerta volvió a sellarse dejando al viejo ser en soledad
Paso su atención a su trabajo, trono sus dedos y tomo sus herramientas, seria intensivo y contrarreloj pero al final satisfactorio… después de todo, era una petición suya
Volvió a sonreír. No tenía tiempo que perder
Ugh, eso fue largo ¿no?
Primero que nada, le agradezco al usuario DarknecroX (fanfiction) quien ideo el personaje de Yamazaki, OC que se probablemente se vuelva regular en la historia, después de todo le di un titulo muy alto
Espero que les haya gustado (debió haberles gustado, porque si no...)
Me esmere mucho en este capitulo, trate de mostrarles a grandes rasgos este reino que es "Neo Rouran", apuesto a que no se esperaban a que la madre de Sara, Seramu, fuese la reina en vez de ella. La mera verdad es que quería hacer algo completamente nuevo y ella es un personaje que absolutamente jamas a sido usada en una historia (o al menos eso creo)
El concepto que estaré manejando con el reino sera muy basto, he abarcado de todo y esto solo es la punta del iceberg mis lectores, todavía queda mucho por descubrir mas que nada porque el próximo capitulo inicia el arco de la Neblina Sangrienta donde un par de personajes serán muy relevante y otros harán su aparición
Espero les haya gustado la forma en la que introduje a mis personajes, ¿debería dejarlos así o vuelvo a como lo hacia antes? Estuve experimentando con distintas formas de escritura y quisiera saber su sincera opinión
Como una pequeña nota, el capitulo tiene muchos Easter Eggs, especialmente referencias a ciertos libros y a la mitología, a ver quien puede descubrirlos
Como notas finales, sigo recibiendo OC para aquellos que estén dispuestos a mandar uno, solo recuerden por favor evitar centrarlos en Kirigakure, o mejor dicho, a la época de Yagura pues es el arco siguiente. Es un mundo donde hay criaturas mitológicas, seres de otros mundos y planos, sean creativos. Si lo hacen, recuerden mandármelos en un MP y ya les estaré respondiendo
Publicare una nueva historia, un crossover con Fairy Tail, se trata de un proyecto a largo plazo y en conjunto con el autor Kronos 53 con quien me he llevado muy bien (si quieren pasar a leer alguna de sus historias, no se arrepentirán)
P.D. A petición e insistencia de un viejo amigo he abierto una pagina de facebook totalmente independiente a cualquier cuenta relacionada con mis fics. No se relacionaran de ningún modo la una y la otra
Si desean darse una vuelta y darme un like (se encuentra en mi biografía) allí esta una lista de temas que planeo tocar, vean si les gusta porque desde el sábado a medio día (horario de México) comienzan las publicaciones. Espero expresen su opinión y comenten
Nos vemos, bye bye