Sin más me retiro y doy las indicaciones de siempre.

Por favor, sean CREATIVOS con sus comentarios, que sean LARGOS, que se note que han leído.

Y, se me había olvidado, pero si van a hacer comentarios ofensivos o despectivos, mejor ahórrenselos. Sin comentarios OFENSIVOS ni INSULTOS.

Por favor, LEAN las indicaciones y los apartados de autor que no los pongo de adorno.

Aclaraciones:

Narración.

— Diálogo. —

‹‹Pensamientos.››

(*) Esto es un apartado para alguna palabra o concepto que aclararé al final del capítulo.

Advertencias:

OoC en los personajes.

OC's.

Situaciones sexuales implícitas-explícitas.

Lenguaje inapropiado o soez.

Género: Humor | Romance.

Clasificación: T | M.


Epílogo

Part II.

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Is not an ordinary life.

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‹‹La libertad es el reconocimiento de la necesidad.››

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Friedrich Engels.


Se dio la vuelta, estiró el brazo y al palpar, se dio cuenta que el lugar donde su esposa debería estar, se encontraba vacío.

Abrió los ojos y se levantó repentinamente, por un instante, aquel dolor y angustia se instaló en su pecho. Se despojó de las sábanas, se puso de pie y sin calzarse se dirigió hacia la puerta.

Sin embargo, por un protocolo de seguridad volteó hacia la mesita de noche del lado de Sakura. El monitor estaba apagado, una ola de alivio lo golpeó de repente más no lo detuvo de la salida de la habitación.

Caminó dos pasos más hacia el siguiente cuarto, la puerta estaba abierta y se detuvo en el marco de la puerta.

Ahí la encontró, Sakura estaba sentada en la mecedora blanca que su tío Hiashi les obsequió. Fue el primer regalo que recibieron de parte de la familia para el bebé. Ahí estaba su esposa, amamantando a su hijo, el bebé de ambos.

Sonrió, se veía hermosa bañada por la luz de la luna. La maternidad le asentó tan bien…

Cerró los ojos por un momento y recordó el día, aquel día que les llevó tanta felicidad como angustia.

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La escuchó quejarse repentinamente y de forma muy dolorosa, lamentable…

¿Qué sucede? — preguntó, preocupado de la repentina palidez que presentaba.

Neji, creo que ya es hora… — tartamudeó con algo de dificultad.

Eso lo tomó desprevenido.

¿Qué? Aun te faltan tres semanas, no…

¡Pues díselo a tu hijo que está a punto de nacer! — increpó, enojada y entre respiraciones.

Esperaba que esas clases a las que su flamante marido le había hecho ir (a obligación, no por voluntad), le sirvieran. Aunque las contracciones se hacían cada vez más dolorosas.

¡Ah! — se quejó, tomó su vientre con mucha fuerza y se inclinó con problemas —. Creo que acabo de romper fuente… — mencionó.

El Hyūga si notó como un líquido recorría desde la entrepierna de su mujer hasta los muslos, pero no era precisamente esa sustancia amarillenta proveniente del útero. No. Era sangre, abundante y espesa sangre que le recorría la entrepierna.

Se preocupó, eso no podía ser bueno. Todo se le vino encima, sus conocimientos en medicina se volvieron nulos y la negatividad invadió sus pensamientos.

Sí, debemos irnos. — urgió, omitiendo el detalle de decirle lo que en verdad pasaba.

Agradecía que el tamaño de vientre no le permitiera ver lo que le recorría las piernas, o seguramente las cosas se pondrían peores.

La guió con mucho cuidado hasta el auto, debían llegar al hospital lo más rápido posible.

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Cuando llegaron, gracias a una colega Sakura fue atendida de inmediato, llamaron a su Obstetra y le explicó lo que él ya se suponía.

Su esposa tenía un desprendimiento prematuro de placenta, para el caso, una separación de más de la mitad que provocaba el sangrado en abundancia. Sabía que eso podía solucionarse con el reposo, sin embargo, la médico que atendía a Sakura también le dijo que al monitorear al bebé, se dieron cuenta que este sufría, que su ritmo cardíaco era irregular.

Sabía que su colega solamente quería darle alivio, pero sus años de estudio no eran cualquier cosa. Y tenía en cuenta, en su conocimiento como médico… Que un desprendimiento de placenta grave, podría representar algo muy complicado para su esposa, pero sobretodo, su hijo podría nacer muerto…

Se sentó, se angustió y se impacientó.

Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para mantenerlos con vida pero…

Respiró hondo, tanto que las vías respiratorias y los pulmones le ardieron.

Si tuviéramos que decidir… Entre la vida de su esposa y la de su hijo… — balbuceó la mujer, signo de que no era fácil decirlo, mucho menos cuando conocía al hombre.

Para Neji fue como un enorme golpe al corazón, el estómago se le retorció de tan solo pensar que podía no tener a ninguno en su vida de ahora en adelante. No era eso lo que quería, no era eso lo que deseó cuando se enteró de que sería padre.

Anhelaba a su esposa y su hijo con él, no a uno de ellos. ¡¿Por qué demonios las cosas tenían que salir así?! ¡¿Por qué siempre se veía envuelto en situaciones en las que perdía a alguien que amaba?!

El bebé, salva al bebé. — murmuró, con mucha seriedad.

Aunque para la mujer que lo veía era admirable ver cómo le fue de fácil tomar la decisión, por dentro otra era la situación.

¿Fácil?

No era para nada fácil, pero Sakura no le perdonaría nunca que dejara morir a su hijo, al hijo de ambos, por el que velaron y esperaron durante casi nueve meses. No se lo perdonaría nunca.

Los amaba a ambos, pero por encima de su amor, estaba el que le tenía a su esposa. Y la conocía demasiado bien para saber, que dejar morir a su pequeño sería algo que nunca, jamás, le perdonaría… Perderla a ella, sería muy similar a morir, pero tener a su hijo con él seguía siendo una ilusión de tenerla cerca a ella.

¿Ni-Nii-san? — llamó la endeble voz de su prima mayor.

Él levantó la mirada, ahí estaba Hinata. La miró, pero realmente se sentía lo suficientemente devastado como para imaginarse que expresión tenía. Aunque la sorprendida y dolida de su prima, le daba una pequeña premisa de cómo se veía.

Exteriorizar el dolor nunca había sido lo suyo, Hinata lo sabía. Pero verle a los ojos, era como entrar en una cueva llena de sufrimiento y tortura. No necesitaba verle llorar para saber que sufría.

E-Estará bien. — trató de consolarlo.

Él sonrió, un poco irónico. Sabía que no debía perder la fe, que debía creer y esperarlo. Aunque en el fondo, su pensamiento realista como médico, le dijera que las posibilidades eran nulas.

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Momentos angustiosos, gritos desaforados. Un llanto…

Cerró los ojos, esperó lo peor. Su hijo estaba vivo, y el movimiento le decía que su esposa estaba muerta.

En su corazón sintió una flecha que le desgarró el músculo y lo mató de a poco.

Una lágrima furtiva descendió por su ojo derecho… La había perdido.

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Abrió sus ojos, los centró en la hermosa mujer de cabellos rozas que ahora arrullaba al bebé entre sus brazos y lo colocaba delicadamente en la cuna.

Agradecía a cualquier deidad que estuviera en los cielos, por haberle permitido a su esposa vivir. Recuperarse. Tuvo pérdidas de sangre importante y una hemorragia masiva que la dejó al borde de la muerte, pero alguna milagrosa razón, tuvo la fuerza para sobrevivir.

Su esposa siempre fue admirable, por su fuerza de voluntad y sus ganas de vivir.

Se acercó silenciosamente hasta ella, con suavidad colocó la manos sobre su cintura y situó su barbilla sobre su hombro. Aspiró tenuemente el olor a cerezos que desprendía, enseguida depositó un pequeño beso en su cuello.

Sakura se estremeció y sonrió.

— Estoy bien. — musitó suavemente la peli-rosa.

La Haruno sabía que desde el nacimiento del pequeño, Ryusei, él estuvo mucho más pendiente y preocupado. No se podía imaginar, cuan mal se la pudo pasar en aquellos momentos en los que no tuvo consciencia.

— Lo sé. — musitó Neji, en su oído.

Suspiró y un escalofrío le recorrió la espalda. Se recostó sobre el pecho de su esposo.

Y pensar que las cosas pudieron terminar de otra manera, pero tuvo mucha suerte de no haber muerto y estar ahí.

Sakura miró a su hijo, el pequeño tenía apenas 4 meses.

Lo detalló un instante, tenía el cabello castaño como el de su padre y todas las facciones de los Hyūga, excepto los ojos. Sacó sus orbes jade, creía que la única característica. Pues hasta su carácter pasivo era herencia de su padre.

Sonrió.

Auguraba que el pequeño sería todo un rompecorazones cuando creciera, y daba gracias al cielo que podría verlo crecer.

Entre los brazos de su esposo se dio la vuelta, le tomó el rostro e hizo que le mirara a los ojos. Su preocupación permanecía ahí, en ese par de perlas que la miraban con una devoción inimaginable.

Sakura no se imaginó encontrarse hombre así, jamás…

— Lo siento. — le dijo, suavemente, mientras acariciaba su rostro —. Lamento haberte hecho preocupar…

— No fue tu culpa.

— Lo sé. — concordó, ambos sabían que eso no estaba en sus planes y sí, fuera de sus ligas. Pero Sakura no se perdonaba haberle causado dolor —. Te recordé cosas que querías olvidar, eso no puedo perdonármelo…

— No fue tu culpa. — respondió, acariciando su cintura por encima de su pequeño camisón —. Te amo. — articuló, con una sinceridad brutal que le hizo temblar interiormente.

Le besó, dulce, apasionado y necesitado, hasta que la dejó sin aliento y con la respiración agitada.

Sonrió.

— Yo también te amo. — contestó Sakura, con todo el amor y dulzura que podía emanar.

Neji aspiró nuevamente el aroma de sus cabellos y besó su coronilla, no sabía que haría si ella algún día le faltara. Lo que esperaba, por su bien y el de su hijo, no pasara.

— Ven, vamos. Es hora de dormir. — emitió, con voz enronquecida y serena.

La peli-rosa asintió, sabía que dormir no sería precisamente lo que harían. Así que soltó una pequeña risa, él la haló de la mano y salieron de la habitación de su bebé.

Ambos sabían que no despertaría hasta las 8:00am. Así que tendrían ‹‹mucho›› tiempo, para mimarse un poco.

Mientras caminaban hacia su habitación, la Haruno no pudo dar más gracias a las deidades que estuvieron de su parte y le permitieron haberse accidentado de aquella manera en aquel viaje, el que pensó que saldría mal, pero que al final, le permitió conocer al hombre que ahora no solo formaba parte de su vida. Sino que le hizo conocer el amor verdadero, el que sí valía.

Ahora, gracias a él tenía una familia. Un gran hombre, un hermoso bebé y una vida que no desperdiciaría jamás. Desde ahora y hasta el fin de sus días, viviría cada día como si fuese el último, lo disfrutaría con las personas que ama y que la aman.

Porque la vida es tan corta, tan simple y tan complicada. Que desperdiciarla en nimiedades no sirve.

Ellos no lo planearon, pero les salió bien. Y ahora… Se dedicaría a vivirla.

— Te amo…

Pronto sintió sus labios, un beso dulce, apasionado y exigente que no tuvo la menor intención de desperdiciar.

— Yo más.

Sí, desde ahora y hasta siempre, disfrutaría de lo que le daba la vida.


Nota de Autor:

Bien, antes que nada debo darles mis más sinceras disculpas. Hace ya casi un año que no actualizaba, o más bien, no le daba finalización a esto. De paso, seguramente no es lo que esperaban, pero quería darle un final y bueno, esto fue lo que mejor se me ocurrió, posiblemente no se lo esperaban pero... No se me ocurrió nada más, y sin mucho tiempo para ediciones largas, preferí dejarlo así. Además no había mucho que abordar.

En fin, doy mis agradecimientos a quienes me leyeron, comentaron y estuvieron pendientes, lamento mucho la espera, sé que no valió mucho la pena pero bueno, es otro trabajo finalizado. Y continuaré con mis demás proyectos que abarcan esta misma pareja, por si alguna quiere leer algo más de esta bonita pareja.

Sakurita 01, blak17kira, Crimela, Lia-tan, Layla Harrison, byasaku1245, Onaomy, melilove.

Muchísimas gracias por sus reviews, espero no las haya decepcionado tanto (aunque estoy segura que lo hice), pero bueno, ya será en otra ocasión.

Un saludo y un abrazo.