Naruto no es mío si no de Masashi Kishimoto.

Advertencias:

- AU

-Crack

-PwP

-UST

-Lemon

Pareja principal: Gaara/Hinata

-*lalalalala (pensamientos)

-*lalalalala (diálogos y narración)

Gracias por adelantado por los reviews.

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.: Cocina :.

Las luces colgantes del balcón y las flores que su hermana se había encargado minuciosamente de poner: adoraba adornar con luces y guirnalda s media casa cada vez que organizaba una quedada en casa, se balanceaban con la fresca brisa primaveral de mediados de abril. Veía aburrido las luces de colores reflejarse en los hielos de su, ¿cual era ya? Tercer o cuarto vaso de Campari.

Tomó el último sorbo del vaso de tubo para dejarlo en la mesa de madera y llevarse un puñado de cacahuetes garrapiñados ala boca, mirando alrededor desde su lugar en la terraza con expresión adusta. A estas alturas de la tarde, podía asegurar que la mitad de los componentes masculinos del grupo no iba a llegar a la noche si seguían tragando así.

-¡Venga, que circule esa cerveza!

Lo dicho cuando vio al siempre enérgico de Naruto, con la cara roja a causa del alcohol, abrir otro pack de ocho cervezas para repartirlas entre dos iguales borrachos Kiba y Kankuro. Que no hacían más que reírse incluso con el respirar de un sobrio Neji que miraba reprobatorio su comportamiento infantil.

-Haz el favor de no gritar como un poseso -El serio Hyûga se quejó porque la mala suerte siempre conseguía hacerle atraer a los idiotas en su orbita, como esa noche -Y bajate de la mesa, vas a tirarlo todo y ponerlo perdido.

-Vamos tío, saca ese palo que tu familia parece tener metido en el culo y suéltate la melena.

-¡Sí! Así dejarías de ser el soso del grupo.

El comentario fuera de lugar de Inuzuka no fue de su agrado, porque apartó su brazo de su alrededor con fuerza lanzándole una terrible mirada. Con esa escena, tomó su vaso vacío y se levantó con toda la intención de irse a otro lado. Por nada del mundo se quedaría ahí en medio cuando Neji se pudiera a repartir hostias a Kiba y a resto por darle a este la razón.

Y pensando en Hyûga, ¿donde estaba la suya? Desde que entraron, cenaron en un alegre ambiente de celebración y le dio un pico en los labios cuando la llamaron las chicas, no la había vuelto a ver. De eso hacía ya casi tres horas, ¿donde demonios se había metido durante tres horas en la casa de Temari? Era cierto que la fiesta era por su cada vez más cerca boda con Nara, pero era su novia y que lo abandonara de tal manera no era algo concebible.

Saludó con la mano a unos, como siempre, sonriente Sai y serio Shino que mantenían una amena conversación en la tranquilidad de la sala con un somnoliento Shikamaru tumbado en el sillón de al lado, para entrar en la cocina del caserío de su hermana.

Al llegar a la dichosa cocina, rebuscó en la estantería de bebidas de la familia por esa botella de rojo liquido que solo compraban para él cuando iba de visita o en ocasiones de reunión como esta. Cuando encontró lo que buscaba se echó una par de cubitos más en el vaso para luego proceder a llenarlo. O al menos eso es lo que pretendía cuando al tener medio vaso lleno una femeninas manos le taparon los ojos y un cálido aliento en su nuca le puso el pelo de escarpia.

-¿Quien soy?

-La chica que deja solo e ignorado a su novio para irse a quien sabe donde con sus amigas.

Cuando pudo ver de nuevo al no tener sus manos interponiéndose en su vista, encontró a Hinata con un adorable puchero de mejillas rosas y mofletes hinchados, cruzando los brazos bajo sus generosos pecho cubiertos por una fina blusa de color blanco que trasparentaba su igualmente blanco sujetador.

-Si me vas a recibir así, me voy otra vez con las chicas, ellas no me recriminan nada.

Fue a tocarla, a envolver su brazo alrededor de su cintura y besar su blanquecino cuello, pero lo descolocó que le diera un manotazo en el brazo y se alejara de él. Que se molestara de tal forma por esa chiquillada no era normal, no en ella con lo tranquila e inalterable que era. Solo ella sabría cuantas bromas pesadas habría aguantado durante toda su vida conviviendo desde preescolar con los ceporros e idiotas del grupo como amigos.

-Es una broma.

Sus ojos claros, pero brillantes a causa de las luces de la cocina, mirarlo con el ceño fruncido le dejaron en claro que le daba igual que fue una de las pocas y muy dispares bromas que se atrevía a decir. Ese comportamiento solía dejarlo salir cuando hacía una sola cosa.

-¿Has estado bebiendo?

-No veo porque debe de importarte si soy una ignora novios, es más, por eso mismo me voy.

Se rascó el cabello perdido en cuanto como responder eso sin enfadarla más de lo que estaba. Aunque poco tiempo para pensar tenia al ver como daba media vuelta sobre si misma para marcharse de la cocina y dejarle solo con sus copa a medio llenar. Alargó las manos tras dejar el vaso en la encimera y la envolvió a ella en su lugar, apretándola a su cuerpo a pesar de sus protestas.

-Hina, por favor, no lo decía con intención de enfadarte, eso es lo ultimo que quiero y lo sabes. Siempre te digo que adoro a la mujer de mejillas rojas y sonrisa dulce que tengo suerte de llamar mía.

Ella se detuvo en seco, mirándose sus tacones negros a juego con su larga falda plisada en igual color, ambos regalos de él. El ceño fruncido de enojo de antes, se volvió un delicioso puchero, tímido e irresistible, como toda ella.

-Nunca te ignoraría…

-Lo sé, perdona por decir algo tan tonto.

Hinata negó con la cabeza, volviendo a girar sobre sus pies y abrazándose a su pecho, enterrando la cara en el hueco de su cuello. Quiso reír ante su comportamiento tan dispar, como enfurecerse de la nada y volverse mansa en cuestión de segundos a causa de tomar un par de copas, aunque prefirió callar temiendo molestarla de nueva cuenta.

Por lo pronto, su aliento en su cuello le generaron un escalofrío placentero que le erizó cada poro de la piel, ya ni hablar del perfume que se había echado antes de salir de casa. Dulces fresas que solo daban ganas de marcar ese fino cuello a bocados. Estaba pensando en tonterías, no solo mordería su cuello, le daría un bocado donde ella le dejara.

Centró su atención en ella al revolverse al estar todavía pegada a él, al mirala vio que enseguida apartó los ojos de los suyos con temor. Si ella supiera cuan deseable era comportándose de esa manera, tan aniñada como lo era en sus años de instituto. Esos años hormonales donde incluso una gota de sudor en verano bajando por su blanquecino cuello lo excitaba como loco, se sentía igual al tener su aliento cálido y húmedo en su cuello, sus pechos presionarse a su torso y sentirlo a flor de piel por la fina blusa que portaba.

Iba peor él que iba menos bebido esa noche que su pareja, aunque por diferente motivo por supuesto.

-Temari nos quiso enseñar su vestido de boda y sacó una botella de champan para brindar por ello mientras se lo probaba, por lo que se alargó la cosa.

-Hmm, ya veo -Contestó mirando alrededor, pudiendo cerrar con el pie la puerta corredera de la cocina al no ver a nadie cerca de esa sala de la casa – Tú aceptaste el primer trago, pero conociéndolas, ellas te obligaron o incitaron a tomarte las otras copas.

Sentirla asentir fue suficiente para darle respuesta, sin emitir palabra, rodeó su cuello en una mansa caricia para comenzar a balancearse, al sonido de la música que su hermano Kankuro puso en el estéreo para animar la fiesta. Si lo hubiera mirado, se hubiera percatado de la sonrisa ladina que hizo aparición en sus siempre adustas facciones.

Balanceándose acompasados por la música, abrazados sin dejar de moverse de la losa del suelo en la que estaban situados en la cocina, metió una de sus piernas entre las de ella aprovechando su falda y el pegajoso baile de la melodía emitida desde el salón. Hinata no dijo nada con el frote de su rodilla entre sus muslos y siguió meciéndose al son de la música porque pensó que era sin querer, más cuando no se detuvo y la hizo apoyarse sobre la mesa de madera, frotándole con más intensidad entre sus piernas fue consciente de que tal vez no era una casualidad a causa de bailar pegados.

Cayó en la cuenta de lo que estaba pasando al levantarle la falda sobre los muslos y sentarla en la mesa, chupando su cuello a la vez. Ahogó un jadeo temiendo ser escuchada cuando el frote comenzó a provocarle un cosquilleo conocido en su zona baja con el constante rozamiento.

-Ga-gaara, esto no…

-¿Sabes una cosa? -Quiso sonreír al verla taparse la boca con la mano para no emitir sonido alguno, intentando pararle con la otra de manera ineficiente a causa de los temblores corporales – Dicen que sudar ayuda a bajar el alcohol en sangre, y se de un cosa que hace sudar.

-No en la cocina de tu herma... ¡Ah! -La cabeza se le fue para atrás cuando corrió la braga a un lado y esta vez fueron los dedos y no su rodilla lo que hizo contacto directo con ella -Nos puede ver cualquiera.

Besó su roja mejilla al inclinarse sobre ella, iniciando un fluido movimiento en su interior con dos de sus dedos, adorando su expresión contraída por el placer. Incluso a él se le entrecortó el aliento al verla arquear la espalda y clavarle las uñas en los hombros, dejando su pelo esparcido por toda la extensión de la mesa con un esplendoroso gemido silencioso.

Simplemente hermoso, como toda ella. Sobraba decir que apreciar cada una de sus reacciones no le eran indiferente a él, ver que el frío de la mesa hacía mella a través de su fina blusa y sujetador fue otro plus. Apoyó su frente a la de ella tras bajarle la blusa con la mano libre y liberarle un seno al que no tardó en darle un pequeño bocado en su tierna y lechosa carne, centrando toda atención en su rostro.

-No veo que hagas mucho por parar lo que te hago.

-S-si algo he aprendido de ti todos estos años es que siempre te sales con la tuya -Apretó el agarre entorno a su cuello cuando insertó un tercer dedo, cerrado los ojos y mordiéndose el labio -Oh Dios, d-da igual cuanto me queje.

Se hubiera reído con ganas por esa respuesta si ella no le hubiera obligado a bajar la cabeza y capturado sus labios con fogosidad. Oh, cuanta tentación, a estas alturas sentía que le explorarían las pelotas contemplandola tan erótica sobre la mesa. A quien pretendía engañar, ella no era la única que se había pasado con los tragos, ahora el alcohol se le estaba subiendo a él mezclado con el ardor de tenerla así, tan entregada a sus toques.

Jadeó sorprendido al ver como sus manos bajaban acariciando todo su torso por sobre su camiseta negra y soltaban casi con desesperación el botón y bajaban la cremallera de sus jeans. Ni medio segundo después, al bajar la tela de sus rojos calzoncillos, su miembro saltó erguido fuera de la prisión que comenzaba a hacerse dolorosa. Suspiró ronco cuando su pequeña y cálida mano lo acarició de arriba a bajo, siguiendo el ritmo acelerado que le otorgaba a ella al poco tiempo de comenzar a complacerlo.

No sabía si era el alcohol, si era en cambio el morbo y la adrenalina de ser descubiertos en algo tan indecoroso sobre una mesa y cocina ajena, lo ignoraba por completo. Lo único que podía decir es que nunca se sintió tan bien al ser masturbado por su pareja. Le daba vueltas la cabeza, la boca se le hacía agua al compensar sus movimientos con un mecimiento natural de su pelvis y al como apretaba Hinata más la mano entorno a su carne. Arqueó los dedos dentro de ella, aprovechando para frotar con su palma su excitado clítoris y maldiciendo por lo bajo por los espasmos que le causaron.

Estaba tan húmeda, tan caliente, tan apretada que daría ahora lo que fuera por poder meterse entre sus mojados pliegues. Los ojos se le pusieron por un segundo en blanco cuando las sacudidas se volvieron más veloces y certeras, centró la mirada en ella, apreciando su deslumbrante rostro bañado en placer y sudor, en su boca entreabierta llamándolo a gritos.

Ella pareció entender la pregunta no dicha del pelirrojo, aunque no pudo contestarle enseguida cuando una nueva oleada de calor y cosquilleo invadieron su interior ante la curvatura de sus dedos darle gozo. También adoraría tenerlo dentro, disfrutar de la sensación de estiramiento cuando estaba en su interior, pero las voces lejanas que se escuchaban afuera de la cocina de los demás les hacia imposible eso, alargarían más la cosa y las posibilidades de ser descubiertos aumentarían. No podían permitirse eso, seria vergonzoso y jamás podría mirarlos a la cara de nuevo.

-Ga-gaara, me vendré pronto… tú…

-Yo también, vamos, un poco más -Habló arrastrando las palabras por la pesada respiración, estaba apunto -Solo un poco más Hina.

Aceleró deseoso sintiendo el hormigueo característico que ya bien conocía en su bajo vientre, como sus testículos se tensaron ante la pronta liberación. Atrapó la boca femenina en un húmedo beso, tragándose su gemido cuando los músculos se le tensaron y el cuerpo se le arqueó, echando la cabeza para atrás. Chupando su lengua, jadeó entrecortado, soltando su simiente sobre la ropa interior y falda femenina y parte de la mesa.

Se dejó caer por un minuto sobre el tembloroso cuerpo de su pareja, retomando el aliento junto a ella pero sin antes apreciar su bonito pecho descubierto y bañarlo de besos para luego atrapar su botón rosado y ganarse un nuevo suspiro mientras ella a su vez acariciaba su pelo desordenado. Soltó su pecho para colocarle bien el sostén y la blusa y levantarse de encima para tomar papel de cocina de la encimera.

Besó dulce sus labios al tiempo que la Hyuga se dejaba limpiar de ambos fluidos, no obstante, en una casa llena de gente, el bonito momento post coito fue corto al escuchar la voz de la dueña de la casa acercarse. Limpios con las servilletas de papel, Hinata tomó la botella con la que antes él se estaba llenando un vaso para echar liquido en el suelo y la mesa, yendo rápida al fregadero para limpiar primero la zona de la mesa donde su novio se había corrido.

La puerta de la cocina se abrió y miraron a la recién llegada con los rostros aún surcados de sudor y rubor ante lo hecho minutos atrás. Hinata sonrió tímida ante la ceja levantada de la rubia al mirar el estropicio.

-¿Qué ha pasado?

-Lo siento -El pelirrojo tomó palabra porque su chica era horrible mintiendo – Derramamos el vaso.

-Per-perdona Tem, no quería ensuciarlo todo, se cuanto cuesta tu suelo.

La aludida negó con la cabeza riendo a carcajadas, soltando un suspiro mientras se llevaba las manos a las caderas. La pareja no pudo más que suspirar aliviada en el interior al ver la reacción divertida de la mayor de los hermanos Sabaku.

-No pasa nada chicos, estas cosas suelen pasar en las fiestas así que no os preocupéis. Pero eso si, se acabaron las bebidas para vosotros dos esta noche antes de que me ensuciéis otra sala. Ya habéis bebido demasiado por hoy.

Si ella supiera que habían hecho más que beber esa noche, y que no habían quedado del todo saciados. Claro que eso quedaría entre las cuatro paredes de esa moderna cocina, y cuando llegaran a casa se saciarían en condiciones. Seguían sedientos el uno del otro.

.: Fin de Cocina :.

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Hola a los lectores que aún queden esperando por aquí, al fin puedo ponerme con esta historia antes de comenzar el nuevo proyecto que tengo en mente. No me gusta dejar las cosas a medias y me vi obligada a dejar en Haitus esta por muchos motivos, como tener empezado otro fic, que mi compañera Aisha Uchiha se quedara sin ordenador portatil, posteriormente dejara fanfiction y mi escaso tiempo libre para llevar dos historias al mismo tiempo.

Ya que al fin me quité mi long fic de encima y tengo algo más de tiempo que emplear para escribir, al fin me dedico a completar esta trama antes de empezar mi proyecto nuevo.

A parte de disculparme por la demora, también pido disculpas si el lemon no os ha gustado. Hace ya tiempo que no escribo nada de este tema y estoy algo oxidada.

Contestación a reviews de usuarios sin cuenta:

-Tsubaki2345: Gracias, aunque ella ya no escriba, lo que es una lastima, le haré saber que opinas. A ver si hubiera suerte y regresara a fanfiction con la motivación.

-Gitza-chan: ¿Qué solo somos chicas las que leemos esto? Que va, tengo bastantes lectores masculinos que alguna que otra vez han dejado un comentario, no somo las únicas jajaja

Hasta el próximo capi, cuídense (L)