21.- un extraño… lo que sea.

Dumbledore estaba por primera vez en su vida completamente perdido.

Había trazado varios planes para la esperada reunión de la nueva nación de hombres lobo con la confederación internacional de magos.

En todos ellos conseguía de alguna forma algún tipo de contacto con el joven Potter. Además de relacionarse con este nuevo y poderoso grupo. Uno que Voldemort había perdido definitivamente.

Ya tenía algunas ideas de cómo beneficiarse de estos nuevos luchadores.

¡Después de organizar el fallecimiento del joven Potter y sus mas cercanos!. No podía permitir que nadie supiese sus intenciones. Tal vez avisase a Tom de la ubicación del grupo. De esta forma el chico serviría a sus planes. Estaba seguro de que el resto de la nación se unirían bajo su mando para vengar al joven licántropo.

Pero todo se vino abajo en solo un minuto.

A la presentación de la nueva nación solo acudieron siete miembros. El jefe del consejo de alfas, un viejo licántropo irlandés del que ya había oído hablar. Un tal… O,Brian.

Este se presento e hizo lo propio con sus acompañantes. Eran un alfa de los clanes de irlanda, un alfa de los clanes de escocia. Una mujer en representación de los clanes ingleses y otro alfa que representaba al resto. El siguiente varón resulto ser quien representaría a la nación en la confederación. A la ultima persona no hizo falta que la presentaran. Casi la totalidad de la sala reconoció sin problemas a Amelia Bones. La encargada de la seguridad, según dijo O, Brian.

Albus trato de averiguar el por que de tan reducido numero.

- Según nos consta.- dijo mirando un pergamino. Algo inútil ya que sabia de memoria todo lo que pudo reunir de la nueva nación.- su gobierno consta de doce miembros, o alfas, que mandan sobre el mismo número de clanes.- los miro.- no veo que estén aquí ni siquiera la mitad.

- Simple seguridad.- respondió O, Brian.- Nuestra amiga, la señora Bones, aconsejo que solo algunos viniésemos.- miro a la sala.- ¡No es por no confiar en este distinguido órgano!. Si no por los varios ataques que ya hemos sufrido.

- ¡Uno justo antes de entrar a nuestro hospedaje!.- añadió Amelia.

Albus sabia de este ataque muy bien. Fu el quien lo organizo. Los asesinos tenían orden de matar a cualquiera que estuviese cerca de Harry Potter. Incluso les entrego imágenes de sus objetivos para que no hubiese equivocación posible. El anciano estaba molesto de que no consiguieran acabar con la molesta Amelia Bones. En el futuro tenia que asegurarse de que sus intentos tuviesen algún éxito.

- Pero lo mas razonable seria que todos los alfas estuvieran presentes durante su solicitud.- añadió Dumbledore, aprovechándose de su posición como jefe supremo de la confederación.- Así todos podemos hacernos una mejor idea de cómo es su nación.

- Creo recordar que la ultima vez que un país se unió solo fue necesario que su gobernante y quien los representaría estuvieron presente.- dijo O, Brian al tiempo que miraba a un mago con túnicas de aspecto… africano.

- ¡Es cierto!.- respondió el aludido.- Así fue como sucedió.- dijo el mago de un país del sur de África.

- Entonces. Creo que nosotros mas bien hemos traído a gente de mas.- añadió O, Brian.

- ¡Su caso es algo diferente!.- trato de protestar el viejo mago.- Son un grupo formado por otros grupos. De ahí mi pregunta.- el anciano podía ver como muchos lo miraban sospechosamente. Sabia que después de las muchas noticias del torneo no podía forzar más la situación.- Pero admito que es cierto y me disculpo.- se levanto.- Como jefe supremo de la confederación de magos les doy la bienvenida.- al decirlo hizo una señal y una mesa apareció en un lateral. Con siete sillas, una para cada uno. Con la otra mano apretaba con fuerza un trozo de tela, fuertemente encantada, que pensaba colocar en el chico para saber donde se ocultaba.

El grupo dio una inclinación de cabeza y fue hacia sus lugares.

- ¡Doy por comenzada esta reunión de la confederación internacional de magos!.- dijo aplicándose un hechizo para ser oído.- ¡El tema a tratar es… la aceptación de la…!.- volvió a mirar en sus papeles el nombre, que se sabia de sobra.- ¡Nación Licantropa Celta, entre nosotros!.- levanto un grueso informe.- ¡Ya han presentado toda la documentación y has sido avalados por la nación druida de Irlanda!.-miro.- ¡¿Alguien se opone?!.- El propio Dumbledore sabia que todo esto era solo una formalidad. Con el apoyo de los druidas su aceptación estaba más que aprobada. Dudaba de que nadie fuese tan idiota para oponerse. Sobre todo después de la lección que le dieron a los Albanos.

Como esperaba fueron aceptados, aun con algunas abstenciones. Se les asigno un lugar entre el resto de naciones. Esto les daba el reconocimiento oficial internacional que les faltaba.

- ¡Como jefe de la confederación internacional de magos!.- dijo el anciano con cierta molestia.- ¡les doy la bienvenida como miembros de pleno derecho!. ¡Uno mas entre iguales!.- la respuesta fue un gran aplauso de todos los miembros.

Los alfas y Amelia salieron del centro y fueron a la zona designada para dignatarios y visitantes.

El licántropo que representaría a la nación fue al lugar que se le indico.

Su lugar estaba en la zona más alta. Como era habitual en los recién llegados.

Después de eso solo se trataron unos asuntos menores y apenas dos horas después se dio por concluida la reunión.

Al final de la reunión muchos fueron a felicitar a los dignatarios de la nueva nación. Aunque con la presencia de Amelia se acercaban con cierta reticencia.

Albus necesito algo de tiempo para llegar al lugar donde los recién llegados estaban. Sobre todo por que había gran cantidad de gente felicitándolos.

Al conseguir llegar puso su mejor cara de felicidad.

- Creo que las felicitaciones están en orden.- dijo levantando la mano hacia O, Brian.

- Gracias.- respondió el licántropo estrechándole la mano.

- Me gustaría poder reunirme con todo el consejo de su nación.- añadió el anciano.- Estoy dispuesto a aceptar sus condiciones para una reunión.

- La primera es muy simple.- añadió Amelia.- ¡Harry Potter no estará en esa reunión!.- el anciano la miro y apenas pudo contener una ligera mueca.

- Bueno….- comenzó el anciano.- Creo que lo único que he solicitado es una reunión con el consejo. ¡Nada más!.

- Si.- añadió Amelia.- Pero de antemano, ¡y para evitar malentendidos!, le informo que hablo en nombre de Harry Potter en este tema.- sonrío al anciano.- previniendo algo por el estilo. Harry Potter avisa que en cualquier reunión que se haga con Albus Dumbledore, o cualquiera relacionado con el, confirma que no asistirá y mandara a un representante.- miro a O, Brian.- Esta opción es posible ya que no incumple las leyes de la nación.- sonrío.- No es necesario ir a una reunión si no lo desea, o hay algo que puede acabar en problemas mayores. Puede simplemente mandar a un representante.

- Si, es cierto.- añadió O, Brian.- ¡Bueno Albus!, le enviare una lechuza para informarle de lo acordado por el consejo sobre la reunión que solicita.

- Si… claro.- pudo decir al final el anciano.- Esperare su lechuza.- dicho esto se retiro dejando al grupo mirándolo.

Aunque no eran los únicos.

Muchos miembro de la confederación presentes, pudieron darse cuenta de que había algún problema entre Dumbledore y un miembro del consejo de la nación licantropa.

Un rato después, el admirado y tranquilo Albus Dumbledore, destrozaba algunos muebles de la habitación que tenia asignada. De nuevo el maldito crío había estado un paso por delante de el.

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Fueron necesarios más de dos meses para que la situación se calmara. Por un lado las protestas contra la nueva nación decayeron. Aunque muchos habían ocultado sus intenciones por el momento.

Albus tuvo la reunión que pidió con el consejo de la nación licantropa. Como temía, una licantropa fue la representante del chico.

Prefirió no forzar mas la situación para no colocarse en el lado negativo de los alfas. Sabía que no podía hacer nada. Solo trabajar con lo que tenía. Era mucho lo que podía ganar si se asociaba con la nueva nación.

Cuando, durante la reunión, trato de influenciar, y ganar para su causa a los miembros del consejo, ¡y con ello a sus clanes!. Todo se vino abajo. Uno de los alfas, el del clan de la isla de Man según creía, se levanto y protesto por la clara intención de manipular a la nación.

Irónicamente ninguno de los alfas había caído bajo las suaves palabras del anciano. Todos de alguna forma habían sufrido el rechazo de la sociedad mágica. Incluida la del Mundungus supremo del Wicengamot. Muchos aun recordaban la carta que recibieron como disculpa del anciano, por lo que fuera que le pidieron, lamentando no poder hacer nada para ayudarlos.

Albus dejo la sala del consejo en Irlanda sin nada de lo que había planeado. Incluso peor.

El consejo en pleno había acordado, por unanimidad, no involucrarse con las luchas entre los mortifagos y el ministerio de magia británico. De nada sirvieron las continuas suplicas y peticiones del anciano.

Uno de los alfas expresó lo que todos los demás pensaban.

- El ministerio nunca nos aceptara como nada mas que monstruos.- dijo el alfa del clan de la isla Harris.- ¿Por que deberíamos ayudar a quienes, aunque arriesgásemos todo lo que somos y tenemos, no nos agradecerán ni darán nada a cambio?.- todos asintieron de acuerdo.

Ese fue el momento en el que Albus cometió el peor error. Apelo a su sentido del bien y argumento razones críticas de las que por seguridad aun no podía compartir. Pero que lo haría en cuanto le fuera posible. No pudo contenerse y acabo poniendo el último clavo.

- Os puedo asegurar que todo lo que hagamos se hará por el bien común.- nada mas decirlo el anciano se arrepintió. No ayudo ver el odio y la furia en las caras de los alfas.

Eso sello cualquier posibilidad de conseguir ayuda de la nación licantropa. Como uno todos los alfas se levantaron y le pidieron que saliera de la sala. ¿La razón?. No seguían, ni seguirían a nadie ciegamente.

Al salir aun pudo escuchar algo más.

- Una vez mas tenemos que agradecerle al cachorro.- dijo uno de los alfas.- Todo lo que el viejo ha dicho es sobre lo que el nos advirtió.

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Los partidarios de Voldemort habían tratado por todos los medios de ganar seguidores e introducirse en los puestos de poder más altos.

Aun teniendo que luchar con los partidarios del anciano, tuvieron bastante éxito consiguiendo resultados. De alguna forma se había hecho con varios departamentos y puertos claves dentro del gobierno. Los planes de su amo comenzaban a dar sus frutos. Pronto serian los amos de todo.

El único punto en el que los progresos eran nulos… la localización del chico Potter y el resto de su grupo.

Greyback seguía tratando de crear el mayor clan de hombres lobos conocido. Aunque se había encontrado con una fuerte oposición. Solo conseguía que se sumaran a su gran manada los muggles convertidos. Cualquier mago aprovechaba para huir a la primera oportunidad y alejarse lo mas posible del reino unido. Había conseguido ocultarle esto a su amo reclutando únicamente a muggles.

Pero tenía la seguridad de que de alguna forma su amo lo averiguaría y le exigiría saber la razón. Dudaba que su excusa de que los muggles eran más fáciles de capturar y convertir, sirviese para algo.

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En Blackrock, la situación había mejorado considerablemente. Aun sin dejar de estar llenos de sorpresas.

Con tantos visitantes no quedo otra que revelar el gran secreto de todos los alumnos de la academia mágica.

Como Cirus se temía, Astoria exigió ser convertida. Evidentemente se le negó. Pero se las arreglo para convencer a su amiga Lavinia de que la convirtiera.

Minerva temiéndose algo así las seguía ocasionalmente. Fue testigo de cómo la pequeña lupinida mordía a la joven Greengrass.

- ¡Oh, dios mío!.- grito la anciana al ver al gran lupinido mordiendo a la chica.

Lavinia se transformo de nuevo en su forma humana.

- ¡Profesora, ella me lo pidió!.- trato de explicar la joven.

- Es cierto.- dijo la joven Greengrass sujetándose el mordisco en el brazo. Después miro a la joven.- ¿Y ahora, que?.

- No se.- respondió.- Cuando Harry me mordió yo estaba transformada en loba. No recuerdo que paso antes de verme transformada en lupinida.

- Profesora. ¿Que tengo que hacer?.- pidió Astoria.- ¿Como me transformo para conseguir mi cachorro?.- añadió inocentemente.

- Tu padre…- lo pensó un segundo. Recordó como cambiaron Enma y Tonks.- Ya deberías haber cambiado.- se acerco y miro el mordisco.- ¡Venid las dos!.

El grupo fue a la enfermería de la isla. La matriarca Davies se había designado así misma como la medibruja oficial.

Nada más llegar Minerva con la joven Astoria se fijo en la sangre.

- ¡Oh Morgana!.- exclamo.- ¿No me digas que…?.

- Convenció a la joven señorita Chester de que la ayudase.- respondió mirando a la asustada joven que las seguía.- Pero… no se ha transformado.

- ¿Qué?.- al oírla Beatrice se acerco con su varita y comenzó a lanzar hechizos. Después de algunos momentos miro a Astoria molesta.- No se si alegrarme o… ¡no se!.

- ¿Que pasa Beatrice?.-pregunto una temerosa Minerva.

- De alguna forma.- comenzó la matriarca Davies.- no esta infectada. Ni lupinida, ni licántropa.- miro el mordisco.- ¡Eso si!. Me pienso asegurar de que la herida se cure de forma natural.- sonrío de forma siniestra.- No quedara marca, pero te dolerá.- la joven la miro entre sorprendida y molesta.

- Y me pienso asegurar de que sea así.- se oyó decir a Circe Greengrass desde la puerta. Eso si asusto a la joven Greengrass.- Ya he oído sobre tu reciente… capricho.

- ¡No es un capricho!.- protesto la joven.- Yo también quiero poder convertirme como Lav y las otras.

- Y no olvidemos tener tu propio cachorro de Grim.- añadió Beatrice divertida.

- ¡Y eso sobre todo!.- respondió Astoria sin darse cuenta. Nada mas decirlo se arrepintió.- ¡Oh no!.

- ¡Oh si!.- dijo su madre.- Estas castigada, hasta nueva orden.- se acerco a la aterrada joven.- ¡Y si me entero de que has vuelto a intentar algo por el estilo…!.- puso un dedo en la punta de la nariz de su hija.- te aseguro que tus gritos se oirán mas que el aullido de veinte Grims. Y sabes que lo que digo lo cumplo. ¡¿Esta claro?!.- ante esto Astoria solo puso asentir con rapidez.- Ahora vamos a decírselo a tu padre.- la respuesta de la joven fue un pequeño gemido.- No hagas eso. No es propio de una dama.

Esa noche toda la isla se entero de lo sucedido.

El saber que Astoria no se había transformado trajo una gran cantidad de preguntas.

¿Era la joven inmune?.

Los Granger resolvieron las dudas con la ciencia muggle. Usando la sangre de la chica, y la de varios más sin transformar, hicieron algunas pruebas. Los resultados fueron como poco únicos.

- Ya sabemos que sucedió.- dijo Enma.

- ¡Dilo, no te calles!.- pidió Circe.- ¿Mi hija…?.

- No le pasa nada.- respondió Dan.

- Salvo que es una cabezota.- añadió Enma, mirando la joven avergonzada.- No, la razón es más simple. El mordisco de los Lupinidos no es contagioso.

- ¡¿Qué?!. ¡Pero si yo…!.- comenzó Tonks.

- Solo Harry y Hermione pueden convertir a otros en lupinidos con su sangre o mordisco.- respondió Enma.- Ellos son únicos que pueden hacerlo. Los padres de la raza Lupinida.

- Entonces, cuando todos estos chicos mueran.- comenzó Filius.- ¿Se acabaran los lupinidos?.

- No lo sabremos… durante un tiempo.- respondió Enma sonriendo.- Si cuando mi hijo nazca es un Lupinido entonces sabremos que se transmite por los genes.- dijo tocándose la barriga.

Nadie pareció darse cuenta de lo que había dicho.

- Si, tiene sentido.- añadió Dan pensativo.- Si al nacer…- se dio cuenta de lo que su mujer había dicho.- ¿Que… tu…?.- dijo señalándola. Las demás mujeres en la sala sonreían al darse cuenta de lo que pasaba, al igual que algunos varones, ¡pero no todos!.

- Si.- respondió Enma sonriendo.- Ni yo me lo creía cuando me entere.- fue levantada por un eufórico Dan Granger.

- ¡SIIIII!.- grito el varón girando a la risueña Enma. Después la soltó con cuidado.- ¡Perdón, perdón!.- dijo mirándola a ella y a su vientre.- ¿Estas… estáis los dos bien?!.

- Perfectamente .- respondió la mujer besándolo.- Entonces. ¿Te gusta la idea?.- Dan sonrío.

- Mas de lo que te imaginas.- dijo besándola.

Se paso un buen rato entre felicitaciones y brindis. La alegría había transformado a la preocupación de lo que había hecho la pequeña Greengrass. La chica esta contenta, tanto por la noticia como por el hecho de que todos se habían olvidado de ella, o eso pensaba.

Pero recibiría su castigo la mañana siguiente.

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La alegría de la nueva situación de los Granger hizo que muchos olvidasen parte de todo lo que sucedía en el exterior. Aunque más bien era evitarlo más que olvidarlo.

La nueva nación licantropa, se convirtió en un punto de inflexión.

Al darse cuenta de lo mucho que podían ganar, otros clanes trataron de hacer lo mismo en otras partes del mundo.

Aunque con diferentes resultados.

Los clanes centro europeos trataron de hacer algo similar. Solo que ello seguían las normas licantropas y trataron de crear un reino con un alfa como rey. Las continuas luchas solo consiguieron que sus respectivos ministerios dedicaran un gran esfuerzo en controlarlos. Y en algunos casos erradicar completamente el problema.

El pequeño colegio de la familia Argent, sobrevivió como clan independiente al contar con el apoyo del clan de Harry. Esto era un escudo muy bueno ya que muchos pensaban que de atacar al joven clan serian atacados por el resto de clanes, es decir una nación licantropa completa. Pronto algunos clanes franceses, menos radicales y los dos españoles decidieron acercarse a la señorita Argent con una propuesta interesante.

Pasaría casi un año para que naciera lo que se llamo El protectorado de los dos mares. Un grupo de cinco clanes y una escuela licantropa que crearon algo parecido a la nación licantropa. Solo que sin pretender convertirse en tal, aun.

Era una forma de contar con el apoyo de los ministerios Frances y Español, para su creación y control. Y la protección del clan de los hijos de Orión, como defensa ante el resto del mundo.

Fueron invitados a la siguiente noche de la luna mas larga por parte de la nación licantropa celta.

Greyback y su nuevo clan trataron de acudir, pero el propio licántropo estaba en la lista de los más buscados en Irlanda. Su beta, un conocido por Harry y los suyos, Caín Arlintong.

Aunque se les permitió acudir, pronto sufrieron el mimo destino que Greyback en la anterior reunión. Fueron obligados a retirarse a una esquina de la isla. Con todos los clanes en su contra poco pudieron hacer.

Al terminar la reunión de la luna más larga Greyback había perdido a nueve de los cuarenta licántropos que envío para tratar de introducirse entre los miembros de la nación. Caín Arlintong nunca mas fue visto, vivo.

La otra nación licantropa que consiguió crearse fue en el nuevo mundo.

Irónicamente los creadores fueron las pocas tribus mágicas indias que aun existían. Ellos se consideraban más como cambia formas que como licántropos ya que su control sobre su lobo interior, o en el caso de otros su oso, Vivian en armonía con la bestia. Aunque para el resto del mundo era simplemente otra forma de licantropía.

Estos se unieron a algunos clanes licántropos de todo el continente norte de America, no todos, y crearon lo que llamaron la nación de los hijos del bosque. Una clara alusión a como los nativos se llamaban a si mismos y a su condición.

Contaron con el apoyo de la nación mágica de las tribus de los indios americanos y por supuesto la nación licantropa celta.

En cierta forma los licántropos de todo el mundo se dieron cuenta de que había otra forma de vivir su condición. Y que los cambios habían llegados.

Solo tenían que encontrar la forma de encontrar su camino.

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Harry y Hermione se despertaron desnudos en su cama. Habían pasado toda la noche celebrando que ellos dos y algunos de los otros aprendices, habían hecho sus exámenes finales.

Como era de esperarse, gracias a la preparación de sus tutores y a una muy entusiasta hembra alfa del clan, todos pasaron con muy buena nota.

Se miraron a los ojos y no pudieron dejar que una sonrisa saliera.

- ¿Como estas?.- pregunto el después de darle un cariño beso de buenos días.

- Feliz.- respondió ella.- que tienes pensado hacer hoy.- dijo jugando con el pelo negro de su pareja.

- Pues…- el se coloco mas cerca de ella y la abrazo.- Creo que pasare el día poniéndome al día con todo lo referente a nuestras posesiones.- sonrío.- Ya que hemos hecho nuestros exámenes finales. Ya somos considerados como magos adultos. Así que a partir de ahora tengo que tomar mi lugar como señor de dos grandes familias.

- ¿No crees que deberías esperar a los resultados de los exámenes?.- dijo ella con cierto temor.

- Se de sobra que todos hemos sacado unas notas excelentes.- la corto el.- Estoy seguro de que gracias a mi querida esposa, las notas de todos los aprendices darán que hablar a mucha gente.- sonrío.- Me gustaría ver la cara de cierto murciélago amargado, cuando se entere de que he bordado la prueba de pociones sin su ayuda.- Hermione lo miro y le dio un manotazo en el hombro.- ¡¿Qué?!, ¡es verdad!.- miro al techo.- Tal vez le envie los resultados cuando lleguen.

- ¡Harry!.

- Solo es una idea.- dijo el como excusa.

- No quiero que te comuniques con nadie de ese lugar.- le dijo ella en serio.

- ¡Quien diría que Hermione Potter hablaría así de su amado Hogwarts!.- le dijo el haciéndose el sorprendido.

- Después de lo que nos hicieron.- dijo ella seria.- De ese sitio no quiero nada.- se giro molesta.- Eso no es un colegio. Es un centro de adoctrinamiento. Solo quieren que aceptes lo que ellos te digan. Seas bueno y…- dio un suspiro.- Es estupido que te diga lo que tu ya sabes.- el sonrio antes de besarla.

- Me gusta escucharte.- le respondio.

- Será menor que nos levantemos.- dijo ella.- Así tendrás mas tiempo de ponerte al día como señor.- al decirlo le dio una exagerada reverencia. Aunque al hacerlo desnuda solo sirvió para que el joven sintiese que una ducha fría era su próxima acción.- Aunque… ¡El baño es mío!.- dijo ella corriendo hacia la puerta. El al darse cuenta trato de levantarse.

- ¡Eh!. ¡No es justo!.- corrió pero la puerta ya estaba cerrada.- ¿Por que no lo vi venir?.

En eso la puerta se abrió.

- ¿Vienes?.- dijo la voz de la castaña desde el interior.- Podemos compartir… la ducha.

Con una sonrisa el chico entro en el baño.

Seria una de las duchas más largas, y placenteras, que se había dado.

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Dos días después en un viejo castillo de escocia Albus Dumbledore recibía una carta de un informador en el ministerio de magia Frances.

El sobre incluía la copia de las notas conseguidas por Harry Potter y su esposa Hermione Potter. De un rápido vistazo comprobó que eran muy superiores a las de sus mejores alumnos.

Sin duda sus antiguos jefes de casa estaban haciendo un magnifico trabajo formando al chico. Algo que a el no le interesaba. Entonces recordó que con el horrocrux fuera de su cabeza, el chico ya no era de utilidad en ese plan. Aunque aun necesitaba todo el poder que tenia en el Wicengamot. Con el chico bajo su control… Otro de sus planes que fracaso. Con el chico de su parte podría avanzar en su objetivo del bien mayor… de nuevo otro recuerdo llego a su mente.

La única opción que tenia en ese momento era… que el y todos su cercanos muriesen. Sabían demasiado sobre sus planes. Y ese conocimiento sin su control… no podía tolerarse. Todo era por el bien común.

El no saber donde se ocultaba, y que los malditos licántropos no se inclinaran ante sus logros…

Cuando consiguiera poner de nuevo todo bajo control… muchos lamentarían haberse metido con Albus Bilius Wulfrid…. Dumbledore. Hasta a el a veces le molestaba recordar todos sus nombres.

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Hay un dicho que dice que todo llega al que sabe esperar.

Lamentablemente esto puede ser tanto positivo como negativo.

Y en esta ocasión este era el caso.

Al fin las fuerzas del señor oscuro consiguieron colocarse donde querían. De la noche a la mañana, los mortifagos se habían hecho con el control del ministerio de magia.

Ni siquiera Dumbledore con todo su esfuerzo logro evitar que esto sucediera.

Entonces llego lo que mas de uno temía. Al llegar al ministerio todos los trabajadores fueron detenidos por lo que se denominaba las fuerza especiales ministeriales. Una forma creativa de denominar a los mortifagos.

Los que se oponían a las creencias de los sangre pura fueron detenidos acusados de traición. Entre estos había gran cantidad de miembros del Wicengamot.

Irónicamente al mismo tiempo se celebraba una reunión de este órgano para destituir al actual ministro Cornelius Fudge y nombrar a uno nuevo, Lucius Malfoy.

Su primera orden fue el cierre de fronteras y la detención de todos los llamados… traidores al gobierno.

La lista era encabezada por Albus Dumbledore y Harry Potter.

Cuando la radio mágica anuncio los cambios se produjeron un éxodo masivo de magos y brujas descendientes de muggles. Al menos aquellos que aun no habían sido detenidos.

Irónicamente tuvieron un gran éxito en su huida. Usaron lo que ningún sangre pura esperaría. Cualquier método muggle para salir del país. Algunos magos de sangre pura que tenían amistades con ellos se beneficiaron de esto para escapar también.

Cuando las fuerzas del nuevo ministro se percataron de este fallo ya fue tarde. La comunidad mágica Británica se había reducido a solamente los mortifagos, los partidarios de sus ideas y a los cientos de detenidos que mantenían en prisión.

Otro fracaso fue el intento de tomar Hogwarts.

Las fuerzas del misterio no tuvieron oposición en su entrada en Hogsmeade, pero al llegar al castillo se llevaron una gran sorpresa.

Sin que el director lo supiera. Algunos profesores, Séptima Vector, Aurora Sinistra e Irma Prince. Se organizaron para sacar del lugar a todos los hijos de partidarios contrarios al movimiento de los sangre pura, mestizos e hijos de muggles. Así como la casi totalidad de la biblioteca de Hogwarts.

Cuando el ministerio llego y exigió la entrega del director. El famoso y poderoso Albus Dumbledore, tardo poco tiempo en desaparecer dejando a todos tras el. Esto dejo sorprendidos y aterrados a algunos alumnos y profesores. Aunque aun no se sabía nada de los planes de las intrépidas profesoras.

Irónicamente contaron con la ayuda del hermano de Dumbledore, Abelford.

Los eufóricos mortifagos tuvieron poco tiempo para alegrarse cuando al entrar solo se encontraron a los profesores, y a todos los hijos de sus partidarios. Incluso Snape no sabia que decir sobre el paradero de todos los niños desaparecidos.

Esa noche los lideres de ese… incidente recibieron, ¡los elogios de su amo!, incluido Snape, por el desastroso resultado de su toma del castillo mágico.

Lo que nadie supo hasta algunos días después era que las profesoras no solo se habían llevado a los niños y los libros. También se llevaron del castillo a la totalidad de los elfos domésticos. Los pequeños seres fueron los responsables de sacar del lugar a todos los niños casi al mismo tiempo que los magos del nuevo ministerio se acercaban a las puertas de Hogwarts.

Hagrid escapo, por los pelos, de los magos ministeriales. Justo después de ver como Albus Dumbledore los abandonaba a todos a su suerte. El, junto con los centauros, se encargaron de hacer que el bosque prohibido fuese de hecho un lugar prohibido para adentrarse.

Incluso la acromantula Aragog y sus hijos se aprovechaban de todos los entupidos que el ministerio mandaba al bosque.

Días después alguien del nuevo ministerio de magia británico se entero de que en Irlanda habían tenido unos días muy atareados por una aparición masiva de… niños y jóvenes.

Cuando el ministro, Lucius Malfoy, exigió su entrega por tratase de traidores y criminales peligrosos. La respuesta que recibió fue como poco… vergonzosa.

- Si unos niños y unos jóvenes que aun no han terminado sus estudios son tan peligrosos como dicen… ¿Me pregunto cual es el estado real de su país?.- fue la respuesta que recibió del representante mágico de los druidas.- Por nada del mundo vamos a entregar a esos niños. Puede decirle eso a… su jefe.

- ¡No se que quiere decir!.- respondió Lucius irguiéndose molesto.

- ¡Claro, claro!.- dijo el representante de los druidas.- Si no tiene nada mas que tratar con el conclave…- dijo para terminar la inútil reunión.

Como se esperaba el nuevo ministro no dijo nada. Se giro buscando el punto de transporte para regresar a su país.

El rubio sabia de sobra que no podía hacer nada contra los druidas. Aunque temía mas lo que le haría a el, su amo.

Y no se equivoco.

Esa noche al salir de su chimenea se callo al suelo destrozado. Apenas con un hilo de voz consiguió que uno de sus elfos lo llevase a la cama donde su mujer al verlo se limito a ordenar que otro elfo fuese en busca de Snape. Para ella todo esto había llegado a un punto más allá de la locura.

Incluso su propio hijo se comportaba mas como otro de esos mortifagos, que como el joven de sangre pura que debería ser. Solo exigía lo que fuese que el pensaba que se le debía, sin dejar de alabar los ideales mortifagos y a su año y señor. Cada día que pasaba dejaba de ser un poco menos su hijo para convertirse en… un mortifago.

En su mente una pequeña parte estaba pensando que visitar a su hermana Andrómeda en Francia era cada vez una mejor idea.

En cuanto se levantara iría a Gringotts. Tenia que poner en orden su cuenta personal. Y tal vez aliviar a su esposo de algo de oro. ¿Quien dijo que si se iba no podía mantener su nivel de vida?.

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Hola de nuevo. Y perdón por la espera.

Aquí tenéis otro cap.

He tenido la mala suerte de que alguien, no diré quien, le dejase mi portátil al hijo de mi vecina.

El niño es muy espabilado. Tanto que se entretuvo en practicar todo lo que se le ocurrió, con mi portátil.

Me ha borrado… de todo. Incluida la primera versión de este cap.

Es una mala escusa pero… es lo que hay.

HE hecho lo que he podido con este cap. Espero que al menos os entretenga un rato al leerlo.

Gracias por leer esta locura y espero que pronto pueda colgar un nuevo cap mucho mejor y con mas acción.

Siento no poder responder los RR.