Hola, aquí vengo con el final de los finales. Para decidirme en cómo acabaría esto (de lo que no estaba demasiado segura)...me leí toda la historia desde el principio y esto es lo que salió.
Tanto tiempo perdido
POV. E.J.
Los labios de Alec eran suaves. Se sentía bien aquella sensación. A pesar de que ambos parecíamos realmente torpes e inseguros, besar era tan agradable como me lo había imaginado.
Sus ojos permanecían cerrados. Su mano, firme, no se movía de mi nuca, y la otra parecía sujetarme vacilante por la cintura.
Había visto muchas películas en mi vida, a mis padres y a mis tíos...como para saber perfectamente que un beso no se limitaba simplemente a pegar unos labios contra otros. Podía haber más contacto. Podía llegar a ser más placentero. Apostaba por ello.
Pero, yo no quería continuar para averiguarlo.
Alec era atractivo. Era distinguido. Había cambiado su manera de ser por mi...pero no era Seth. Mi primer beso, debía haber sido con Seth. La declaración de amor debería de haber sido por parte de Seth. No podía seguir con aquello cuando lo que yo deseaba, era a Seth.
Posé mis manos en el pecho de Alec, y le empujé levemente. Eso hizo que se detuviera y se apartara para mirarme. Percibí algo de temor en sus ojos.
-Disculpa-dijo-me dejé llevar. ¿Te has enfadado?
-No...pero yo...
-Tal vez debí haberte pedido permiso.
-No es eso...-me sentí Atlas de repente, como si cargara con el peso del cielo sobre mis hombros. Podía aplastarme en cualquier momento, y quizás eso era lo que me merecía.
Pero aquello había llegado demasiado lejos. Alec había venido de Volterra, se había quedado en Forks mucho tiempo por mi culpa. Me había confesado sus sentimientos y yo, desconcertado, no había sido capaz de detener tal caos antes de que fuera tarde. Como ahora. Aunque debía escuchar a mi corazón y a mi mente. Allí solo había cabida para uno.
Entonces, me dio la impresión de que él leyó mis pensamientos.
-No es a mi a quien amas-afirmó. No había atisbo alguno de pregunta. La mano de su nuca se desplazó a mi mejilla y la acarició con cariño.
Negué con la cabeza. Las lágrimas se agolpaban en mis ojos, pero se resistían a salir. No quería lastimar a Alec, pero tampoco podía engañarme a mi mismo, y por consiguiente, a él.
-En estos días, te juro que te he cogido mucho cariño. De verdad. En otras circunstancias, incluso yo...podría quererte como tú...podría corresponderte.
La voz me salió rota. No mentía. Si las cosas fueran diferentes, habría escogido a Alec sin dudarlo siquiera. Pero Seth siempre había estado ahí. En mi vida. En mi alma. Teníamos un vínculo que nadie podría romper jamás. Porque sabía que si yo pedía la luna, Seth me la daría. Y que si él me pedía el sol, yo haría hasta lo imposible por conseguirlo.
No podía luchar contra aquello. Aunque intentase ignorarlo. Aunque fingiera que lo que había entre nosotros era pura amistad. Aunque me muriese de ganas de gritarle a los cuatro vientos lo mucho que lo quería y jamás me atreviese. Alec se merecía algo mejor que las sobras de mi amor por otra persona.
-Lo siento mucho...-concluí.
Al contrario de lo que esperaba, él me miró con una sonrisa en los labios.
-No lo sientas. Sabía a lo que me arriesgaba al venir aquí. Te observé durante mucho tiempo. Siempre estabas con él. Cualquier persona con un mínimo de intuición podía ver algo entre vosotros. Aunque supongo que no pude evitar albergar esperanzas.
-Pero tú has sido tan...bueno. No te mereces que yo...
-Eh-me cogió del mentón para que le sostuviera la mirada-nada de caras largas. Algún día Seth morirá. Yo no. Y estaré esperándote, no te quepa duda.
-¿Esperándome?
-Cuando alguien quiere algo como lo deseo yo...el tiempo no es un obstáculo. Soy paciente. Y quiero tu felicidad, aún por encima de la mía. Pero, lamentablemente...no podré ser testigo de esa dicha.
-Eso quiere decir...¿te vas?
-Será lo mejor. No quiero que mi presencia te incomode. Ni quiero matar al lobo por tener la suerte de poseerte. Aro se alegrará de verme.
-Espero volver a verte algún día-dije sincero. Alec se había ganado mi afecto y sentiría su marcha.
-Contaré los segundos.
Le abracé con fuerza y un inmenso agradecimiento por su comprensión. Alec se merecía lo mejor. Y esperaba algún día poder dárselo.
A cierta distancia, pude ver a Jane, mirándonos. Parecía sonreír, quizás ante la perspectiva de que su hermano y ella volverían juntos a casa por fin. Estaba convencido de que la vería de nuevo alguna vez. A ella y a Alec.
POV. Seth
A cada paso que daba, sentía resquebrajarse mi alma un poco más. Y casi sin fuerzas llegué a la cabaña.
Dentro se escuchaban las risas de Jacob y Edward, a solas en su nidito de amor. Afortunados por tenerse el uno al otro. La profunda envidia me invadió. No podía entrar y romperles la burbuja de felicidad. Así que me dejé caer sobre la tierra y apoyé la espalda en la fachada. Abracé mis piernas y enterré mi cabeza en las rodillas.
Lloré en silencio. La pérdida era el más doloroso de los sentimientos que había experimentado. Saber que Alec era el elegido por Eddy. Me insulté, mil veces. Debí haberle hecho caso a Edward, pero mucho antes. Debí haberme confesado. Aunque quizás, lo hubiera hecho en balde. Daba por sentado que Eddy podía corresponderme, pero evidentemente no era así. Alec quizás era lo que él había estado esperando.
No sé cuanto tiempo pasé de aquella manera, lamentándome como un niño. Hasta que escuché pasos. Eddy apareció entonces por entre los arbustos. Solo.
Su rostro no mostraba sentimiento alguno. Era como si no hubiera pasado nada y eso me molestó.
Los celos se apoderaron de mi mente. La ira manaba de mi cuerpo como el vapor tras una ducha fría. Recordar aquel beso en medio del bosque, a solas, ajenos al mundo cual pareja de enamorados. Quizás ya eran novios. Tal vez pensaban mantenerlo en secreto. A mi, que me consideraba su mejor amigo. Con el que jamás había tenido problemas de compartir nada.
Pero entonces recordé las palabras de Edward. Alec le había dicho sus sentimientos. Se le había declarado y Eddy nunca me dijo nada en absoluto, igual que no me dijo el día en que el vampiro apareció en su universidad, la primera vez que lo vio. Las cosas habían cambiado a tal velocidad que ni lo había visto venir. Era un mazazo descubrir que ahora para Eddy yo no era más que un mero conocido. La confianza se había disipado.
No debía sorprenderme. Ahora su compañero era Alec. Le abriría su corazón a el y no había espacio para mi. Sobraba en aquella ecuación.
Eddy se me acercó.
-¿Qué haces?
-Nada-respondí seco. Noté su sorpresa ante mi tono, pero no se pronunció al respecto.
-Está bien-dijo dispuesto a abrir la puerta y entrar en la cabaña. Pero mi cuerpo me falló. Actuó por mi. Mi lengua se movió y el sonido brotó de mi garganta.
-Os vi. A Alec y a ti, besándoos.
-¿Qué?-su mano se detuvo antes de tocar el picaporte. Su rostro había palidecido, como si le hubieran pillado en la peor de las travesuras y no encontrase la justificación para salir de aquel embrollo.
Me puse en pie, rojo de rabia. No podía evitarlo. Los celos me dominaban por completo. Era consciente de que se trataba de mi imprimación y que debía tratarle con el mayor de los respetos y cuidados, pero yo no era yo en ese momento. Me sentía humillado. Necesitaba reclamarle por haberme lastimado en lo más profundo.
-No lo niegues, E.J. -nunca le llamaba por ese nombre. Noté su tensión al darse cuenta-¿estáis juntos?
Su gesto se torció. Entornó los ojos, como si intentara reconocerme. Y la furia se adueñó de su voz también.
-¿Me pides explicaciones?¿tú a mi?¿quién te crees que eres, Seth?
Me desinflé como un globo. El coraje se disipó en un instante. ¿Quién me creía yo?, no tenía derecho alguno para reclamar nada en absoluto. Era como una bofetada ser consciente de aquello.
-Nadie...-dije casi en susurro. Como si me hubieran desarmado y me hubiera resignado a recibir el golpe de gracia que acabase con todo.
Su mano volvió a dirigirse al pomo. Temblando por la furia. Tenso. Pero no abrió la puerta. Me miró de nuevo.
-¿Me seguiste?-preguntó.
-Fui a buscarte. Quería que volviéramos juntos a casa.
-¿Cuánto viste?
-Lo suficiente para saber que has cambiado.
-Deberías haberte quedado un poco más.
Solté una falsa risotada. Aquello había sonado a chiste.
-¿Y ser testigo de lo bajo que caías?
Juro que no quise decir eso.
Su puño golpeó mi mejilla con una fuerza que me hizo voltear el rostro. No obstante, me lo merecía.
-Cómo te atreves...-dijo. Esta vez no había enojo en su voz, sino pena. O esa impresión me dio.
-Lo siento-dije verdaderamente arrepentido mientras me tocaba la mejilla. El cosquilleo de dolor comenzaba a sentirse.
-Si te hubieras quedado un poco más, habrías visto que le rechacé.
-¿Le rechazaste?
-No tienes derecho a reclamarme nada, Seth. Tú menos que nadie. Eres tan...idiota. No puedo creer que le rechazara por ti. Un cobarde que ni siquiera es capaz de decirme que soy su imprimación. Que se queda impasible a pesar de que otro me ronde. Al que no le importa en lo más mínimo lo que yo pueda sentir y por quien.
Me quedé sin habla. Procesando todo lo que acababa de escuchar. Había rechazado a Alec por mi y no solo eso, sino que sabía que yo había imprimado de él.
-¿Cómo...?-fue lo único que pude balbucear. Sentí que la lengua me pesaba varios kilos.
Solo se me ocurría que alguien se lo hubiera contado. Lo que no podía deducir quién había sido.
Él no dijo nada, simplemente alzó el brazo hacia mi y me tocó el rostro, con suavidad esta vez.
Entonces las imágenes inundaron mi cerebro.
Era como estar en los brazos de Jacob. Podía verle el rostro sonriente y los ojos emocionados. Aquellos eran los recuerdos de Eddy sin lugar a dudas.
-Yo también quiero verlo-aquella era mi voz. Leah se apartó empujada por mis manos y me vi a mi mismo, algo más joven que ahora.
Aquel momento era tan nítido, que sentí que volvía a vivirlo. Mis ojos no se apartaban del pequeño Eddy. Edward reía y Leah me golpeó el brazo.
-Seth, ¿qué te pasa?¿te has quedado tonto?
-Creo que tenías razón Leah, E.J. va a ser muy popular- Edward me revolvió el cabello y me tranquilizó sacándome de aquel estado. Recuerdo que en aquel momento sentía que había encontrado la razón de mi existencia-todo está bien, Seth.
-¿De qué habláis?-preguntó Jacob. Era de lo más extraño verlo todo y a todos en esa perspectiva.
-Seth ha imprimado-dijo Edward de lo más normal. No se molestó, ni parecía sorprendido.
-¿Qué?-creo que aquello supuso un duro golpe para mi hermana en ese momento. Pero yo no podía mirar nada que no fuera Eddy, eso no lo había olvidado, porque seguía ocurriendo a día de hoy.
-¿Cómo?¿de qui...?¿de nuestro hijo?-Jacob estaba con la boca abierta.
-¿Puedo cogerlo Jake?-pregunté yo, al tiempo que la visión se disipaba como humo.
Los dedos de Eddy se apartaron de mi cara y fui consciente de la realidad. Él lo había sabido siempre.
-Nadie tiene en cuenta que no soy una criatura normal. Ni siquiera tú.
-Siempre lo has sabido-dije en voz alta para creérmelo.
-Lo viví, Seth. Pues claro que lo sabía.
-Espera...tu padre. ¡Edward también sabe que lo sabes!-me sentí un completo estúpido de pronto.
-Claro. Pero mi propio padre no iba a decírtelo, Seth, como tú comprenderás.
Me di cuenta de que dentro de la cabaña ya no se escuchaban las risas de Edward y Jacob, pero le resté importancia. Lo que estaba viviendo era demasiado intenso como para preocuparme por otra cosa.
-¿Por qué nunca me lo dijiste?
-Creí que eso era algo que te confería a ti. Además...-apartó la mirada, como avergonzado-sé perfectamente lo que es la imprimación, Seth. Y las fases por las que se pasan. Hermano, mejor amigo...Cuando dejé de crecer, pensé que lo de amigo pasaría a segundo plano, pero tú no decías nada. No hacías nada. Sé de memoria la historia de mis padres, y lo mucho que mi padre dijo a diestro y siniestro que se había imprimado. Tú no decías una palabra y supuse...que te habías quedado en la fase de la amistad, que no me veías más que como simplemente un amigo. Y llegó Alec y seguías sin actuar, por lo que confirmé mis sospechas. Pero entonces ahora me reclamas, celoso, como si tuvieras derechos sobre mi. Cuando jamás has dicho o hecho algo que me hubiera hecho pensar que...
-Te amo con todo mi ser, Eddy...-dije. Consciente de que había perdido el tiempo. De que había sido el mayor de los tontos. Pero no podía evitarlo, en un intento desesperado de retenerlo y que sus sentimientos por mi no cambiaran, fueran cuales fueran. Si él sabía de mi imprimación, quizás había notado que aquello nos unía más allá de una simple amistad-sé que es tarde. Que mis sentimientos puede que ya no te importen, pero...no te decía nada porque tenía miedo. Temía que me rechazaras. Que fueras tú el que no me viera más que como un amigo y eso quebrara nuestra relación. Prefería tenerte como amigo a perderte.
-¿Me amas?-no supe descifrar lo que había en su mirada. Me asustó esa sensación.
POV. Jacob
Me sentía como un espía, allí, detrás de la cortina. Evitando moverme para que no nos detectaran. Ni a Edward, ni a mi. Ambos escuchando atentos la conversación que tenía lugar fuera. Aquella conversación tan esperada, al menos por mi parte.
Mi corazón estaba en un puño, esperando el desenlace de aquella situación.
Al menos había escuchado algo positivo. Alec se había marchado de Forks, rechazado por mi hijo.
-No puedo creer que no me dijeras que Ed sabía de la imprimación de Seth- murmuré a mi marido sin dejar de mirar para afuera.
-No debo aprovecharme de mi don, Jacob. Si E.J. no te lo decía, yo no tenía el derecho de hacerlo.
-Pero yo también soy su padre. Me siento excluido-hice un puchero y Edward rió por lo bajo.
-Y también eres el líder de la manada en la que está Seth. Os escucháis los pensamientos, por ende, todo lo que tu piensas queda expuesto ante él. ¿No has pensado nunca porqué E.J. no entra mucho en fase?
Chasqueé la lengua al ver que era cierto. Conmigo, los secretos de mi hijo no estaban a salvo.
-Te amo-repitió Seth llamando de nuevo nuestra atención. Se notaba que el rechazo de mi hijo a Alec le había insuflado ánimos y ya era capaz de expresar sus sentimientos sin reparos.
POV. E.J.
-Te amo.
Me parecía mentira estar escuchando esas palabras por boca de Seth. Había soñado muchas veces con ese instante que por fin se estaba cumpliendo.
Sin detenerme a pensar, sin saber si era lo correcto en ese momento; me acerqué a él. Mis brazos rodearon su cuello y le besé. Le besé con ansias. Las mismas que parecía tener él, que me abrazó fuertemente y correspondió a mi beso sin reserva alguna.
Esto era diferente. Mejor a mi juicio. Perfecto. Mi Seth. E incluso tuve la extraña sensación de que no era la primera vez que sentía esos labios sobre los míos. Tan cálidos y exquisitos, que tuve que controlarme para no morderlos.
-Intenté decírtelo muchas veces...-dijo sin apenas separar sus labios de mis labios. Su aliento chocó contra mi boca y se mezcló con el mío-pero siempre pasaba algo que me lo impedía. Justo cuando reunía el valor suficiente...
-¿De verdad?-no pude evitar reírme. Parecía que ninguno de nosotros quería separarse demasiado del otro. Yo hablaba sobre sus labios y él sobre los míos.
-En la playa...en la discoteca...por cierto, ¿por qué me llevaste a ese lugar a ligar si sabías de mi imprimación?-puso algo de distancia entre nuestros rostros. Sus brazos seguían rodeándome, pero sus ojos me miraban con ferviente curiosidad.
Yo mostré la más inocente de mis sonrisas-quería forzarte a confesármelo. Pero no funcionó-reconocí.
-Quise hacerlo. Pero fuiste en busca de dos chicas y no me diste tiempo.
-¿Ibas a hacerlo de verdad?
-¡Lo juro!¡ojos verdes!¡lo grité!
Ofuscado, comenzó a hacer aspavientos con los brazos, como para dar énfasis a sus palabras. Eso me hizo reír.
-No tiene gracia-me tapé la boca para amortiguar mis risotadas, pero no funcionaba demasiado bien. Él se puso serio, aunque sabía que no del todo. Seth nunca se ponía serio conmigo-luego te emborrachaste y te acosté en la cama. Quise irme, pero me pediste que me quedara. No pude dejarte solo, ¿por qué iba a hacerlo si todo lo que me pides te lo concedo sea lo que sea?. Te dormiste y luego yo...-se silenció de súbito.
-¿Y luego?
-Iba a decírtelo. Lo prometo. Aunque borracho no era buena idea. Era probable que no lo recordaras a la mañana siguiente.
-No. ¿Qué ibas a decir?¿luego tú qué?-pinché consciente de que se había detenido por un motivo.
-Luego...te besé-sus mejillas tenían un leve sonrojo, apenas perceptible por el color tostado de su piel.
-¿Me besaste mientras dormía?-el batiburrillo de mariposas que anidaban en mi estómago comenzaron a batir las alas con más intensidad. Y una sonrisa tonta se dibujó en mi cara-fuiste tú-fue lo único que dije antes de besarle de nuevo con más pasión incluso que antes.
Él gimió en respuesta, y me apretó entre sus brazos. Esperaba que no me soltase jamás. Lo deseaba con todas mis fuerzas. Porque él era mío. Y yo era suyo. De eso no tenía duda.
Yo había nacido para estar con Seth Clearwater.
POV. Edward
No podía dejar de sonreír y decidí que ya era hora de apartarse de la ventana. Cuando miré a Jacob, a mi lado, estaba igual de feliz y sonriente que yo. Acaricié su hombro y fue la señal para que me siguiera al dormitorio.
Ambos caminamos en silencio y con cuidado, como si hubiéramos entrado a robar en nuestra propia casa.
Jacob entró en la habitación primero y yo cerré la puerta tras de mi.
-Había que dejarles intimidad-aclaré. Aunque sabía que Jacob pensaba lo mismo que yo.
-Ya era hora de que esto pasara-dijo él, y aliviado se sentó en el borde de la cama.
-Les auguro un futuro de inmensa felicidad, como nosotros. Y lo mejor, es que E.J. estará muchos, muchos años a nuestro lado-yo también tomé asiento al lado de mi marido. Jacob entonces cogió mi mano y la entrelazó con la suya.
-Y ahora supongo que sí ocupará un puesto en la manada ¿no?
-Eso...es cosa vuestra. Pregúntale a él.
Entonces, por la mente de Jacob pasaron imágenes fugaces, tan deprisa que no fui capaz ni de asimilarlas.
Me obligó a tumbarme y pronto lo tuve encima de mi. Con las manos a ambos lados de mi cuerpo y devorándome con aquellos ojos oscuros.
-Tiene que pagarme el no haberme contado lo que sabía de nuestro hijo, señor Black- su tono era de lo más seductor y no pude evitar morder mi labio inferior. Una de sus manos me acarició el pecho por encima de la ropa.
-¿Es una amenaza, señor Cullen?
Sonrió, pícaro.
-Tenlo por seguro.
FIN
Bueno, pues hasta aquí, mi historia de la saga Crepúsculo. Sé que el final será muy criticado, y pido disculpas a aquellas personas a las que les disguste, pero como dije, leí el fic otra vez desde el comienzo...y Seth debía ser el elegido. Es lo que me decía el corazón. Aún así dejé la puerta abierta a Alec, en un futuro.
Quiero agradecer a todas esas personas que se lo leyeron, y en especial a las que comentaron y lo siguieron del principio al fin dándome los ánimos para continuarlo semana tras semana. Estoy infinitamente agradecida ^^
Mis mejores deseos para tod s.
Besotes!