Halo! Buaaaa! Muchísimo tiempo sin pasarme por acá. Los avisos al final! Porque lo más probable es que no quieran retrasar su lectura.

Solo recuerden que los personajes de snk no me pertenecen, son propiedad de Hajime quierohacerexplotarsuscerebros Isayama sempai.

Abrió los ojos y la luz le cegó la vista. Se tapó con el antebrazo hasta que se acostumbró. ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando? Miró a su alrededor y se sintió perdido. Bueno, lo estaba. No sabía que ocurría, no recordaba nada.

Aun así, no se sentía triste o asustado, se sentía… bien, realmente bien. Como si no tuviese preocupaciones, como si nada importara. Se puso de pie y notó lo ligero que estaba, saltó un poco en su mismo sitio y sonrió al ver que prácticamente volaba.

¡Qué pradera más linda! Y la brisa que corría era exquisita. Su pelo revoloteando en su cara le hacía sentir extremadamente bien. Hinchó sus pulmones de aire hasta que no pudo más y extendió sus brazos, como intentando hacer una pared para detener el viento.

-¡Hey! – escuchó como alguien gritaba y volteó en su dirección de inmediato, se encontró consigo mismo corriendo hacia él.

Esperen. ¿Eso si quiera era posible? "¿Qué está pasando?" Intentó hablar con su otro yo, pero aunque hablara, la voz no le salía. Comenzó a gritar, con todas sus fuerzas, pero ni un sonido provenía de su garganta.

Entonces, comenzó a agitar sus manos, sobre su cabeza para que su otro yo le viera, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, su otro yo pasó de él y continuó corriendo. Sintió curiosidad. ¿Qué ropa tan extraña estaba usando? Pantalones blancos, botas, una camiseta, chaqueta y unas correas por diferentes lugares del cuerpo.

Corrió tras su otro yo, quería saber realmente que estaba pasando. Y por alguna razón, creía que si le seguía encontraría la respuesta. No entendía en absoluto que ocurría. Solo corrió, pasando por aquella pradera, llegando a una especie de castillo antiguo que estaba oculto tras una arboleda.

Ingresaron a él y siguieron corriendo por los pasillos, sin detenerse. Eren no se sentía cansado después de tanto correr. De hecho, se seguía sintiendo fresco y liviano. En cambio su otro yo, estaba agitado. Apenas y podía respirar y el sudor no paraba de brotar de su frente.

-¡Sargento! – una punzada en el corazón de Eren lo hizo sentirse extraño, nostálgico.

Llegaron a una gran puerta de madera antigua, el otro Eren la tocó con urgencia. ¿Qué le ocurría? Parecía asustado.

-¡Sargento Levi! – gritó de nuevo mientras golpeaba la puerta, Eren volvió a sentir una punzada en el corazón

La gran puerta se abrió despacio y dejó ver a una mujer cabizbaja

-Hanji-san, ¿en dónde está el sargento? – preguntó el otro Eren, con mirada angustiada

-Eren, por favor – habló la mujer con cuidado – No hagas esto, sabes que Levi… - la voz de la mujer se apagó

-¡No! – gritó el otro Eren - ¡Yo lo soñé! ¡No fue verdad! – desde sus ojos comenzaron a salir incesantes lágrimas – El sargento Levi… él… sigue con vida – dijo intentando autoconvencerse, mientras caía al suelo derrotado

Sin quererlo, Eren se dio cuenta de que también se encontraba llorando. ¿Será un reflejo al verse a sí mismo llorando tan desconsoladamente? ¿Quién era ese Levi y por qué razón habrá muerto? De pronto, casi como si alguien hubiese activado un interruptor su cabeza hizo un click y entonces recordó todo.

Mil imágenes pasaron frente a sus ojos, desde la primera vez que conoció a Levi, hasta cómo fue que se enamoraron. Los momentos que pasaron juntos y luego, su muerte. Ahora recordaba todo. Aquel día, Levi había muerto en una expedición. Y murió precisamente, intentando protegerle a él. Luego de que lo viera morir entre sus brazos, quedó inconsciente y no despertó hasta que ya estaban dentro de los muros. Por eso había corrido con todas sus fuerzas hasta el lugar donde se suponía que debía estar el sargento, ya que tuvo la esperanza por un momento de que él siguiera con vida. Pero no.

Pero… ¿Por qué estaba recordando ese momento tan doloroso? Entonces su cabeza hizo otro click. Y vio su nueva vida. Vio también todos los momentos con Levi, cómo fue su primer encuentro, cuando comenzaron a coquetear y cómo inevitablemente volvieron a enamorarse. Vio también cuando enfermó y cómo estuvo empeorando a pesar de los tratamientos contra el cáncer.

Entonces… si estaba viendo todo eso, ¿significaba que había muerto? Claro, el subconsciente de su alma le estaba mostrando cómo había sufrido él tras la muerte de Levi. Ahora, en su nueva vida, era Levi el que debía sufrir la pérdida del ser amado.

Sintió pánico. No quería hacer sufrir a Levi, no quería que llorara y por ningún motivo quería separarse otra vez de él. Sabía perfectamente que sus almas estaban destinadas a estar juntas y que, tarde o temprano, volverían a reencontrarse y a estar juntos otra vez. Sin embargo, sentía que en esta vida el tiempo juntos no había sido suficiente y que el destino estaba siendo cruel al separarlos tan pronto.

Cerró los ojos con fuerza y deseó con todo su corazón poder ver a Levi. Entonces, cuando volvió a abrirlos vio que el escenario había cambiado. Ya no estaba en el antiguo cuartel de la legión, sino en un hospital. Y para ser más preciso, se encontraba en un pabellón de operaciones.

En medio de la sala se encontraba una camilla con una persona recostada en ella y todas las personas alrededor estaban alborotadas, corriendo de un lugar para el otro. Se acercó un poco para ver mejor y entonces se vio a sí mismo recostado, lleno de tubos y máquinas.

Algo andaba mal, lo sabía. Podía sentirlo en su pecho. Reconoció a la persona que estaba realizando el procedimiento de desfibrilación en su cuerpo. Era Levi quien tenía una cara de angustia terrible.

Entonces, pudo escuchar con claridad. La maquinita tenía ese ruido insistente, ese pitido constante con el que sabes que el corazón de la persona conectada ya no está funcionando.

-Vuelve Eren – decía Levi, sin cambiar la mirada y con un tono de voz desesperado

-Levi – habló Hanji – detente – dijo viendo que este daba otro choque eléctrico en el pecho de Eren

-Vamos Eren – insistió otra vez

-Ya no… - la castaña se quebró y comenzó a llorar – Levi, por favor –

Entonces Levi dejó caer la máquina y se quitó el gorro mientras sentía que todo su cuerpo dolía. Dolía tanto que casi no podía respirar. Eren se le había ido de las manos y el no pudo hacer nada al respecto.

El castaño se acercó a él y lo abrazó. Aunque claro, el contacto fue nulo. Entonces deseó con todas sus fuerzas volver a su cuerpo. Él no quería dejar a Levi. Aún tenían muchísimas cosas qué vivir juntos en esta vida antes de pasar a la próxima.

Levi posó su mano derecha en su pecho y apretó con fuerza. Cerró los ojos intentando retener sus lágrimas pero era imposible. El pitido resonaba con tanta fuerza, que no era capaz ni siquiera de pensar.

Entonces, el pitido dejó de ser continuo y Levi abrió los ojos de golpe. Sin creerlo, se acercó a Eren y lo vio respirar. El cuerpo médico presente en el lugar comenzó a moverse con rapidez para verificar los signos vitales y, comprobaron con alivio, que estos se estabilizaban con rapidez.

Levi se dio un golpe mental para comenzar a moverse también y terminar de hacer su trabajo. El pitido discontinuo fue una inyección de adrenalina directa a la vena del pelinegro por lo que ni siquiera se dio cuenta cuando la operación finalizó de manera exitosa.

Caminó hacia su escritorio una vez se aseguró por milésima vez de que los signos vitales de Eren fueran estables cuando lo dejó en la sala de recuperación. Suspiró y se sorprendió a sí mismo del inesperado, aunque deseado, final que había tenido el procedimiento. Sólo podía tener esperanza de que la recuperación de Eren y el proceso de aceptación fuese exitoso para, por fin, erradicar el cáncer de Eren.

Cerró los ojos cansado. No podía creer que en momentos así haya sido capaz de recordar todo. Es decir, todo lo que había pasado con Eren en su vida anterior ya lo había recordado y ellos dos ya habían dedicado muchísimas conversaciones al respecto para recordarse aún más. Por lo tanto, ambos sabían que estaban destinados a estar juntos desde su vida anterior y todas las posteriores. Sin embargo, no entendía por qué en un momento como ese tenía que recordar algunas cosas tan triviales que vivieron antes.

Tenía sentimientos encontrados y aunque quisiera, no podía reprimirlos. Estaba feliz, ya que la operación finalmente había salido a la perfección. Sin embargo, no podía evitar pensar en lo cerca que estuvo de perder a Eren.

Sintió como la puerta de su oficina se abrió y levantó sus párpados cansados para poder ver la imagen de Hanji ingresar a la oficina con un té caliente y una sonrisa tranquilizadora.

-Buen trabajo – dijo ella con voz suave y cansada mientras le dejaba la taza en el escritorio

-Gracias – comentó simple tomando la taza y dándole un trago

-Sé que fue mucha conmoción para un solo día, pero ahora debemos estar tranquilos y seguir con el tratamiento – habló con cuidado tomando asiento

-Ya sé – suspiró – Siento que este día ha sido eterno – tragó saliva y arrugó la frente

-Lo sé, también lo ha sido para mí – se fijó en el reloj y vio que marcaba las diez de la noche – ya es tarde, deberías volver a casa, tomar una ducha y descansar

Levi sintió pánico por un momento – No – negó con la cabeza también – me quedaré acá. Cuando lo pasen a su habitación dormiré ahí con él para asegurarme de que esté bien y… -

-Levi – lo interrumpió Hanji con voz suave – Eren estará bien – afirmó – Tú necesitas descansar bien para mañana, cuando él despierte, te vea con una cara de algo más que zombie. Él se lo merece –

El pelinegro suspiró aceptando su derrota – Esta bien, pero avisa al turno de noche que tendré el móvil a mano en caso de cualquier emergencia – pidió

-Tranquilo, todos en el hospital están al tanto de la situación – le volvió a sonreír

Levi se terminó el té y se puso de pie. Tomó sus cosas y antes de irse del lugar pasó por la habitación en donde Eren descansaba. Lo observó dormir tranquilo. Chequeó sus signos vitales y vio con alivio que seguían normales y estables. Acarició su cabeza y le besó en la frente. Sabía a la perfección que Eren no despertaría hasta dentro de unas horas. Acarició la mano del ojiverde con delicadeza y luego se dio la media vuelta para ir a su departamento.

Cuando llegó sacó de su bolsillo una caja de cigarrillos de buena marca y puso un cilindro en su boca. Encendió el cigarrillo y dio una larga calada para luego respirar tranquilo. Sentía que ese día había sido eterno y realmente se sentía agotado. Necesitaba tanto hablar con Eren, ver sus ojos, su sonrisa y decirle lo mucho que lo amaba.

Terminó de fumar y se dio una ducha caliente para relajar el cuerpo, después de ponerse la pijama, se tendió en la cama agotado, cerró los ojos y se durmió casi de inmediato.

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Comenzó a sentirse consciente, aunque estaba desorientado. Se acomodó un poco sobre la cama y sintió una mano que tocaba la suya como deteniéndole.

-Eren – escuchó la suave voz de Levi hablarle.

Abrió los ojos con lentitud solo para comprobar que tenía la vista nublada y la luz que entraba por la ventana no ayudaba mucho a su estado de ceguera temporal.

-¿Sargento? – preguntó débil

El pelinegro soltó una risita divertida – Tiene mucho que no me llamabas así – comentó – ¿Cómo te sientes? – le preguntó

Eren apretó sus ojos para aclarar la vista – me siento extraño – se quiso mover un poco más pero Levi apretó su mano otra vez para detener movimientos bruscos - ¿Dónde estamos? ¿Ya volvimos de la expedición? – preguntó

-¿Expedición? Eren, estamos en la clínica, ¿Recuerdas? – preguntó

-¿Clínica? – preguntó confundido ya mirando un poco mejor – Sargento, ¿no habíamos salido de los muros ayer? –

Levi lo examinó con la mirada un poco divertido - ¿En qué año estamos, Eren? – preguntó de nuevo

Eren cayó en la cuenta, volviendo en sí mirando hacia la ventana – Es 2019, ¿no? – respondió

El pelinegro asintió - ¿Sabes lo que eso significa? –

-Que el Sargento ahora es médico – explicó dándose cuenta de su error sonriendo divertido

-Y ya no hay más muros para nosotros – continuó

-Pero estoy enfermo – suspiró cansado, poniéndose serio

-Pero estás vivo, Eren – rebatió

-¿Me puedes explicar que fue lo que pasó? – le preguntó a Levi con algo de nostalgia

El pelinegro lo vio con ternura y le sonrió tranquilo. En su mirada solo pudo demostrar agradecimiento. Acarició la mejilla de Eren con cariño – Estuve muy cerca de perderte otra vez, hubo complicaciones durante la operación pero, ahora estás bien – contó

-Hey, sargento – tomó su mano con cariño – no olvides que la última vez fui yo quien te perdió en sus brazos – sonrió nostálgico también

-Lo siento – soltó una risita y se acercó a besar su frente - no tienes que llamarme sargento – lo miró con ternura

Eren sonrió y se encogió de hombros – Es que me trae recuerdos –

-¿Buenos? – alzó una ceja

-Contigo – volvió a encogerse de hombros – Si los recuerdos son buenos o malos no importa, todos me gustan

Levi soltó una risita por lo bajo y miró a su pareja feliz – Sigues pareciendo un cachorro a pesar del tiempo –

Eren infló los cachetes y se cruzó de brazos mirando a Levi regañando como niño pequeño - ¿Eso es malo?

El pelinegro alzó una ceja divertido - ¿Te gustan los cachorros? – preguntó

-¡Sí! – respondió de inmediato emocionado

Levi sonrió ancho – Si prometes ponerte mejor, te conseguiré uno –

-¿Es enserio? – sus ojitos verdes se iluminaron, después estos se pusieron tristes de repente – Pero no te gustará cuando ensucie la casa – frunció los labios

-Está bien, lo aguantaré porque vas a entrenarlo – señaló – Te amo lo suficiente como para esperar a que aprenda – se encogió de hombros

Eren desvió la vista a la ventana - ¿Me amas, Levi? – preguntó

-¡Por supuesto! – dijo con ahínco

Eren apretó la mano del pelinegro reaccionando a su respuesta – Dímelo, por favor – pidió

-Te amo, Eren – habló con ternura contenida

El ojiverde cerró los ojos y suspiró tranquilo para luego sonreír – También te amo, Levi – dijo

El pelinegro sonrió divertido – No sonaste sincero, dímelo de nuevo – pidió

Eren lo miró a los ojos sin borrar su sonrisa del rostro – Te amo, Levi – repitió

Levi se aceró y lo besó en los labios. Fueron besos castos llenos de ternura y amor. Ambos estaban felices de estar ahí y de tenerse el uno al otro. Y no era necesario nada más en su vida. ahora, solo hacía falta que la enfermedad de Eren se erradicara por completo y luego ya podían seguir viviendo el resto de esta vida y las demás juntos.

-Me pondré bien, se lo prometo, Sargento – habló Eren con su frente pegada a la de Levi

El pelinegro sonrió – Ese es mi cachorro – dijo acariciando su cabeza

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Ya habían pasado siete meses desde la operación de Eren. Él, por supuesto, ya había regresado a casa y aunque aún estuviese con ciertos tratamientos para mejorar su sistema inmune, ya había terminado con sus sesiones de quimioterapia y se sentía muchísimo más fresco.

En teoría el cáncer ya había desaparecido, aunque claro, debía estar en constante revisión y chequeos médicos para asegurarse de no volver a la etapa de remisión. Había vuelto a alguna de sus actividades aunque de manera extracurricular y no oficial, ya que aún debía ser muy cuidadoso con el esfuerzo que hacía en cualquier cosa. Iba algunos días a la universidad para ponerse al día y ver a sus amigos, pero todo de manera muy relajada.

Levi constantemente se preocupaba por él y lo agradecía, de verdad que sí. Pero últimamente, sentía que sus cuidados le agobiaban. Amaba a Levi más que a nadie en el mundo sin embargo, que lo tratara como un muñeco de porcelana lo estaba cansando.

Su teléfono comenzó a sonar, vio la pantalla y contestó – Hola amor – habló

-¿Cómo te sientes? – preguntó

Eren rodó los ojos – Bien – respondió rápido – escucha, que bueno que llamaste, creo que esta tarde saldré con los chicos – contó

-¿Qué? – se descolocó – Eren, sabes que no debes esforzarte y salir de noche puede ser perjudicial, tu sistema inmune aún no está repuesto al cien por ciento –

El castaño se rascó la nuca – Lo sé Levi, solo iremos a comer algo, no me sobre esforzaré –

-Escucha Eren, ¿qué tal si te paso a recoger, vamos a casa y pedimos comida a domicilio? – ofreció

-No – negó – Saldré con los chicos – contó – Te veo más tarde, Levi – y cortó la comunicación

Suspiró una vez que colgó el celular. Amaba a Levi, de verdad que sí. Pero quería que lo tratara como siempre, como un chico normal, capaz. A veces sentía que lo veía como a un inútil que no podía hacer lo más mínimo. Es por eso que necesitaba salir un poco del lado de él para que pudiera ver lo capaz que era.

Volvió a sacar su móvil y le escribió a Armin "nos vemos en el restaurante" le confirmó su asistencia.

Debía de alguna manera demostrarle a Levi que ya estaba bien para que su relación volviera de una vez por todas a la normalidad.

Creo que… merezco que me asesinen. Aunque sé que lo harán una vez este fic esté finalizado por completo. Fueron… alrededor de cinco años en los que me alejé completamente de todo este mundo. Lo hice por una razón que no es lo suficientemente buena como para contárselas, por lo que no lo haré. Solo me limitaré a disculparme con ustedes, aunque puede que no sea suficiente.

Solo decirles que… he vuelto en gloria y majestad. Pronto actualizaré "solo contigo", "el abogado del diablo" y aprovecho de decirles que pasen por mi nuevo fic "un nuevo comienzo".

Agradezco la última oleada de reviews, y de todo corazón espero que lo que haya escrito en este capítulo les haya gustado. Volveré pronto con la continuación. No volveré a desaparecer, lo prometo.

Atte.

Jani-chan.