Vylgax no puede tener el Ultimatrix, por eso tía Pinkie Pie, te lo confío...
Twilight silbaba alegremente mientras se paseaba por el pueblo lista para preparar el Festival de Verano, cuya gran ceremonia de apertura se celebraría en Ponyville ya que el año pasado no pudieron hacerlo gracias al problema con Nightmare Moon; pero ahora todo estaba más que listo. Y lo mejor era que esa noche también celebraría un año de alegrías junto con sus queridas amigas. Estaba de excelente humor y todo estaba listo para la celebración; únicamente le faltaba verificar en Sugar Cube Corner.
Spike fue el primero en reaccionar, estaba silencioso; demasiado. Iba advertirle a Twilight pero era tarde, ella ya estaba abriendo la puerta cuando de pronto Pinkie Pie corrió como bólido hacia fuera.
—¡Pinkie Pie! — Gritó Twilight.
Pinkie retrocedió varios pasos y se puso a dar interminables saltos frente a Twilight.
—¡Ah, eres tú Twilight! Lamento mucho esto pero estoy muy emocionada. Mi Pinkie-sentido me está advirtiendo que una gran aventura está a punto de empezar y me muero de ganas de saber qué será esta vez.
—¿Crees que sea algo peligroso? — Preguntó Spike mordiéndose las garras.
Pinkie paró sus saltos un momento y pareció considerarlo unos segundos; pero rápidamente negó con la cabeza mientras ponía la mejor de sus sonrisas.
—Pues no tengo ni idea pero estoy emocionada. ¡La última vez que sentí esto fue cuando me gané un sobrino de la otra dimensión! ¿Recuerdan a mi sobrino Ben? ¡Tal vez venga de visita!
—Bueno, mejor les advierto a las demás que algo grande va a pasar — dijo Twilight recordando todo lo que pasaron desde que el sobrino de Pinkie Pie vino a quedarse unos días. Todavía habían algunas casas en Ponyville que no habían reparado sus ventanas luego del ataque de la forma alienígena Eco-Eco.
—¡Oki Doki Loki! — Dijo Pinkie Pie saltando hacia otra parte. — De todos modos todavía tenemos mucho tiempo; nuestra gran aventura no comenzará sino hasta que esté anocheciendo.
Y sin más se alejó saltando.
—En serio que no comprendo nada a esta poni — dijo Twilight entrando a la pastelería para verificar que estaba listo todo el trabajo de los Cake.
...
Una poderosa luz roja perturbó la paz del bosque Everfree, la cual poco a poco se iba transformando en una especie de portal de la cual un joven potro salió disparado. Era un poni terrestre de unos diecisiete años, color azul marino, melena corta color negro e iba vestido con una chaqueta roja con blanco y unas gafas de soldador en la cabeza. El potro se sobó el chichón producido por el impacto.
—Viejo, eso no estuvo bien — se quejó el potro mientras se trataba de parar pero no podía. Entonces dio una revista a su cuerpo de poni y soltó un grito de asombro. — Vaya, así que a esto se refería Tennyson con que mi cuerpo iba a cambiar un poco.
Recordó las últimas palabras que le escuchó decir a su amigo antes que él mismo le disparara con esa arma dimensional diseñada por su hermano César. "Recuerda bien el nombre: Pinkie Pie. Necesito que le entregues el paquete a ella y a nadie más"
—Con que Pinkie Pie — dijo el potro. — Muy bien, que no se te olvide Rex, buscas a Pinkie Pie. A Pinkie Pie.
Luego echó una rápida mirada a donde estaba.
—Perfecto, primero que nada, ¿a dónde fui a caer?
Un rugido lo sacó de sus pensamientos haciéndolo que se volviera. Atrás de él había una extraña criatura como lobo, pero parecía estar hecha de diferentes pedazos de madera y hojas y demás. Rex levantó una ceja.
—¡Órale, y yo que creía que trabajando para Providencia ya lo había visto todo!
El lobo se lanzó sobre Rex, que saltó hacia atrás para evadir el ataque. El lobo rugió y lanzó un poderoso zarpazo contra el chico, que instintivamente puso su casco para protegerse, convirtiéndolo en una gigantesca mano robótica que desvió de un manotazo la garra de la bestia. Y antes que el monstruo pudiera reaccionar, Rex saltó sobre él volviendo su casco a la normalidad y colocándolos sobre la criatura al tiempo que cerraba los ojos para concentrarse.
Un extraño brillo apareció bajo el lugar donde él colocó su casco al tiempo que sonaba una especie de silbido. El Timberwolf rugió de la impaciencia y soltó otro zarpazo contra Rey, que salió disparado hacia atrás.
—Pero qué diablos... Tennyson me aseguró que mis poderes funcionarían aquí. Ah, claro, otra dimensión. Esta cosa no es un Evo.
Saltó justo a tiempo para esquivar otro ataque del monstruo.
—¡A ver cachorrito, a ver si aprendes a comportarte! He peleado con otros más grandes que tú y más malos también.
Dicho esto, transformó su casco izquierdo en lo que parecía un gigantesco cañón. La parte de aquel cañón se alargó y arrancó varios pedazos de tierra y piedras que luego comprimió e introdujo dentro de sí. Y antes que el monstruo pudiera reaccionar, los proyectiles de tierra y piedra lo derribaron en el acto convirtiéndolo en un montón de ramitas.
—¿Cómo te quedó el ojo feo, verdad que nadie puede meterse con Rex? — Se burló el potro.
Entonces vio cómo las ramas eran levantadas por un aura mágica y poco a poco formaba de nuevo a la criatura.
—¡Perfecto! Creo que lo más prudente será irme de aquí — dijo el chico transformando sus cascos traseros en una especie de motocicleta voladora con la cual se alejó de lo que quedaba de ese Timberwolf.
Tenía que llegar rápido a aquella que se llamaba Pinkie Pie, ¿pero cómo encontrarla? Entonces se fijó en el paquete, una especie de caja hecha de un metal verde que él no conocía y que tenía la insignia del reloj de su amigo Ben. Ésta comenzó a parpadear de forma irritante y proyectó una luz hacia una dirección.
—Bueno, supongo que así la encuentro — reflexionó el chico mientras se dirigía hacia donde la luz le indicaba. — Pinkie Pie, que no se te olvide Rex, debes hallar a Pinkie Pie...
Pero conforme avanzaba se dio cuenta que el bosque en el que se había metido era muy profundo y que de alguna manera se había internado en el centro del mismo. Gruñendo, le dio más velocidad a la su motocicleta y avanzó lo más que pudiera; pero según sus cálculos no llegaría a la civilización sino hasta el anochecer.
...
Este año en Ponyville, a sugerencia de Pinkie Pie, decidieron hacer un gigantesco festival nocturno para esperar el glorioso momento en que la Princesa Celestia levantaría el Sol y oficialmente daría comienzo el verano. Habían puesto todo tipo de pequeños quioscos para que ponis de todas las edades llegaran a divertirse; y luego de todo un día de duro trabajo y planeación, Twilight se dio un merecido descanso recorriendo el festival junto con sus amigas. Applejack soltó un quejido.
—¿Qué pasa Applejack? — Preguntó Rainbow Dash.
Como respuesta, la poni señaló a uno de los quioscos y todas soltaron el mismo quejido. La dueña del quiosco era una irritante unicornio color azul que retaba a todos. Y para colmo, las saludó alegremente en cuanto las vio.
—¿Cómo están señoritas? ¿Quieren probar su suerte probando las habilidades de la Gran y Poderosa Trixie?
—¿Qué haces aquí? — Le preguntó una muy fastidiada Rainbow Dash.
La unicornio se encogió de hombros.
—Pues pongo un pequeño y legal negocio de apuestas. Todo lo que tienes que hacer es retarme a hacer algo que tú haces y si lo hago mejor, pues pagas. Si no, yo te pago. He perdido varias veces pero ganado la mayoría. En fin, ¿quieres probar?
—Muy bien, a ver si puedes hacer... — comenzó Rainbow Dash, pero Applejack la jaló de la cola.
—¡Tranquilízate, por Celestia Rainbow Dash! ¿Es que no puede pasar un día sin que quieras retar a alguien a un duelo ridículo? Hay tantas cosas por hacer, no malgastes tu dinero en tonterías.
La pegaso cian miró furiosa a Applejack.
—¿Y por qué crees que perderé?
Tirxie le sonrió presumida.
—Porque si es cierto que me falta mucho para superar a Sparkle, soy muy hábil en la magia niñita. ¿Entonces, le entras?
Rainbow se mordió la lengua y siguió de largo pero entonces Pinkie comenzó a saltar como loca.
—¿Qué pasa Pinkie Pie? — Preguntó muy asustada Fluttershy.
—¡Pinkie-sentido! — Anunció ella. — ¡La aventura está por comenzar!
Las seis amigas se pusieron en alerta, lo que sea que Pinkie estaba advirtiendo, iba a ser grande. Entonces del bosque salió un joven potro de color azul, con chaqueta roja y gafas de soldador.
—¡Hasta que al fin! — Gruñó para él mismo. — Juro por dios que ese maldito bosque no tiene fin. Ya qué...
Las seis amigas iban a preguntarle algo cuando Trixie se adelantó.
—¡Ey niño! ¿Quieres ganarte algún dinero extra? ¿Estás dispuesto a apostar?
Rex se quedó como de piedra por unos instantes y luego rebuscó en sus bolsillos.
—De hecho no me caería nada mal, pero no tengo nada con qué apostar en este momento. Tal vez luego.
Trixie sonrió malvadamente y le guiñó un ojo a Rex.
—Ya habrá otras formas de pagar, como trabajando para mí lo que queda de la noche. Ahora, ¿quieres apostar o no?
Rex se quedó pensativo y luego sonrió.
—Sí, ¿por qué no?
—Bien, haz lo que sea que mejor hagas y luego yo vendré y te superaré — dijo Trixie. — Si lo logro gano, si no; tengo doscientos bits que te están esperando sólo a ti.
—Oye, yo que tú no lo haría — advirtió Applejack.
Pero Rex ya se había adelantado y tras colocarse las gafas...
—Lo que mejor haga ¿no? Muy bien, prepara la pasta amiga, porque yo te mostraré de lo que soy capaz.
Entonces de su espalda nacieron una especie de gigantescas alas metálicas con un ventilador en el medio; con las cuales Rex se elevó por el aire y ahí transformó su casco derecho en una gran espada, la cual blandió varias veces antes de hacer desaparecer su equipo de jet-pack y transformar sus cascos traseros en grandes piernas mecánicas con las cuales aterrizó estrepitosamente frente a todos los presentes.
Trixie sólo acertó a arrojarle la bolsa de bits muda de la impresión mientras retrocedía horrorizada. Rex miró a su alrededor, su pequeño acto había atraído la atención de todos los ponis. Desgraciadamente para él más que asombrados, estaban horrorizados.
—Bueno, creo que no me lo pensé muy bien — dijo Rex volviendo sus cascos a la normalidad.
—¡UN MONSTRUO! — Gritó alguien entre el público.
Se hizo un pánico general y varios guardias reales, que estaban ahí por seguridad de la Princesa Celestia, se lanzaron contra Rex que usó sus manos mecanizadas para retenerlos sin tener que hacerles daño.
—Por favor... — suplicó tratando que todo el mundo mantuviera la calma. — Por favor... sólo estoy buscando a alguien llamado Pinkie Pie. La encuentro y me regreso por donde vine. No tenemos que calentar la cosa.
Rainbow Dash se elevó amenazadoramente.
—¿Y tú qué tienes con Pinkie Pie?
—¿La conoces? — Preguntó Rex mirando hacia arriba.
—¿Qué te importa, criatura? — Preguntó la pegaso acelerando a toda velocidad contra el chico.
Rex saltó hacia atrás liberando a los guardias y transformando sus manos mecanizadas en unas más pequeñas que generaron una esfera de energía alrededor suyo; que expulsó a Rainbow Dash en cuanto impactó debido a su gran poder.
Twilight estaba a punto de intervenir cuando una sombra cruzó el cielo y la Princesa misma aterrizó entre las amigas.
—Dime muchacho — dijo ella con calma. — ¿Quién eres y qué deseas con Pinkie Pie?
Rex miró a la recién llegada. Por el plante que tenía debía de ser la Princesa de la cual Ben le había advertido. Y era una suerte porque en cuanto apareció, los guardias parecieron calmarse un poco y esperar instrucciones.
—Me llamo Rex Salazar y traigo un importante mensaje para Pinkie Pie. ¡Un mensaje de Ben Tennyson!
Todos los ponis se quedaron mudos de la impresión. Pero luego de sacudir la cabeza para recuperarse, la Princesa Celestia interrogó a Rex con la mirada.
—¿Oí bien? ¿Dijiste Ben Tennyson?
Rex asintió.
—Tuve un incidente con una enemiga mía llamada Brecha, la que me mandó al Vacío Dimensional. Por suerte para mí, el Vacío se usa como prisión para criminales galácticos por gente de una dimensión rara y mi amigo Ben, que viene de esa dimensión, estaba cumpliendo una misión de los Plomeros ahí; así que me recogió y bueno, creí que todo iba bien hasta que nos atacaron. Entonces vino y me mandó aquí.
—¿Los Plomeros? ¿Acaso necesitas reparar una fuga? — Se burló un guardia.
Rex se encogió de hombros.
—Sé que suena ridículo pero según mi amigo Ben ellos son una especie de policía intergaláctica.
Luego de unos minutos de silencio, Twilight se aventuró a preguntar.
—Sólo déjame ver si entendí bien, ¿tú no eres de la dimensión de Ben Tennyson?
—No, él se vino a meter a mi dimensión y ocasionó un montón de problemas — dijo Rex.
—Sí, es nuestro Ben — dijeron Rarity y Applejack al unísono.
La Princesa les hizo una señal a los guardias para que los dejaran, y ellos obedecieron en el acto. En cuanto a Trixie, ella había escapado junto con el resto de la multitud asustada.
—Bueno, ya fue suficiente. ¡Ahora quiero ver mi mensaje! — Gritó Pinkie rompiendo el silencio.
Rex le pasó la caja verde de los Plomeros. Pinkie la observó por unos instantes y luego presionó el botón con el símbolo del Ultimatrix. Una proyección holográfica de un extraño ser como un mono con pelo sólo en la cabeza, vestido de forma extraña y que recordaba un poco a su sobrino apareció de pronto.
—¡Tía Pinkie Pie! — Saludó el Ben holográfico. — Probablemente no me reconozcas en esta forma, pero te aseguro que sí soy yo. Así lucimos en nuestra dimensión la mayoría del tiempo. ¿Qué tal el viaje, Rex?
—Viejo, me hubiera servido que me advirtieras de ciertas cosas — se quejó el muchacho mirando su cuerpo. — Todavía no me acostumbro a ser un caballo parlante.
Ben se rio un poco, pero de pronto un temblor sacudió el lugar en donde estaba y el chico se puso serio ante la mirada de todas las ponis.
—Bueno, imagino que Rex ya les habrá contado acerca de cómo nos encontramos en el Vacío. Pues bien, estábamos haciendo una investigación en el Vacío con los Plomeros porque se nos había dicho que había un motín en esa cárcel... y desgraciadamente era verdad; el problema era que el motín estaba al mando de un viejo enemigo mío: Vylgax.
Se hizo un silencio expectante y tras tomar aire, Ben continuó.
—Vylgax es el conquistador de mil mundos y lo que más ansía es el Ultimatrix; y claro, si se lo doy muchos más mundos caerán ante él. Tía Pinkie Pie la armada de Vylgax es demasiado y será cuestión de tiempo a que me capture a pesar que Rex, Gwen y Kevin están a mi lado. Por eso le dije a mi amigo Rex que fuera a Equetria, porque Vylgax no puede tener el Ultimatrix por nada del mundo. Por eso... te lo confío. Rex hará todo lo del rescate, tú sólo mantén el Ultimatrix fuera del alcance de Vylgax.
Rex se sorprendió al escuchar aquello al igual que todas. La Princesa Celestia y Twilight fueron las primeras en reaccionar cuando la proyección de Ben se desvaneció y la extraña caja que la proyectó se acercaba hasta Pinkie Pie, que sólo acercó su pata muy contenta.
Quisieron impedirlo pero ya era muy tarde, ahora el aparato más poderoso de todo el universo descansaba en la muñeca de Pinkie Pie...
Y por experiencia propia sabían que nada de lo que hicieran lo movería de ahí.
Más vale tarde que nunca. He aquí el nuevo fic Crossover que prometí y bueno, la verdad es que Ben no aparecerá mucho aquí; serán más las aventuras de Pinkie Pie y Rex. Espero que me digan sus comentarios, yo sólo diré por ahora:
Chao; nos leemos!