Ken Takamashi es un joven estudiante quien forma parte de los cientos de niños elegidos de la tierra. Su fiel aliado es una gatomon. Después de que el peligro en el Digimundo terminó, Ken recuerda el momento de la digievolución de su Gatomon.
No podía creer que de esa pequeña gata emergiera una mujer hermosa y angelical que lo protegiera del peligro. Meses de este acontecimiento habían transcurrido ya, y Ken se preguntaba cuándo volvería a ver a ese ángel.
Era un chico culto y tímido. Siempre fascinado por la mitología, las leyendas y cuentos de seres fantásticos, quedó aún más fascinado al ser un de los niños elegidos, conocer el digimundo, y los digimons. Ya para los humanos esto no era ningún misterio, ya que conocían a los digimon e incluso muchos, se habían atrevido a viajar al digimundo para investigarlos.
Ken estaba en casa. No había novedades en su vida escolar como siempre.
- Ken, ya llegaste. -Dijo Gatomon saltando a sus brazos
- ¡Gatomon! Que gusto verte, como siempre.
- ¿Qué tal la escuela?
- Muy bien gracias, sin novedades. Mmm bueno, una chica acaba de llegar de intercambio a nuestra clase creo que eso es lo nuevo que pasó en el día.
- ¿Mmm? ¿Una chica dices? ¿Y cómo se llama? - preguntaba gatomon, con un obvio gesto de celos.
- Pues no lo recuerdo bien, la verdad es que no le presté mucha atención.
- Eso dices. -Replica Gatomon sin creerle.
- En serio.
- ¿Y cómo es?
- Pues es alta, cabello ondulado y ojos verdes. Piel morena.
- Entonces sí le prestaste atención.
- Un poco. Tú sabes que mi cabeza siempre está en otras cosas.
La verdad es que cada Digimon siempre se parece a su dueño. Gatomon era irremediablemente el complemento de Ken. Una digimon tímida, reservada, analítica, pero con un gran corazón y también con muchos celos hacia las personas que se le acercaban a Ken, especialmente las mujeres. Cabe mencionar, que Ken era un joven apuesto, pero quien nunca había tenido una novia o salido con alguien. Su misma timidez lo hacía demasiado torpe ante las mujeres, y estas se aburrían fácilmente de él. Pero no para gatomon, ella lo encontraba tan irresistible por todos sus conocimientos. Para Gatomon, Ken, era una figura cabal, conspícua e íntegra. Gatomon no sabía casi nada del mundo humano, y las historias que siempre le contaba Ken sobre la vida humana, la historia y otros sucesos, la deleitaban. Es por eso que miraba con recelo a las personas que no valoraban la personalidad y el corazón de Ken.
Ken vivía sólo con Gatomon. Se tenían el uno para el otro. Sin Gatomon la vida de Ken no tendría mucho sentido y viceversa.
Gatomon es muy curiosa y siempre le gusta saber más (como a Ken) así que toda esa noche, durante la cena no hizo mas que echar indirectas con el tema de la "chica nueva" que llegó a la clase.
- ¿Tan callado pensando en algo que te tiene confundido?
- [Ken se queda atónito y pensando] "¿Cómo es que Gatomon lo sabe"?
Gatomon interrumpe sus pensamientos
- ... ¿O es aquella chica nueva?
- [Sigue pensando y se responde a sí misno] "Vaya, así que era eso". ¡Qué decidida eres Gatomon! ya te he dicho que no recuerdo mucho de esa chica.
- Bueno, le preguntarás su nombre...
- ¿Y eso por qué?
- Bien, entonces se lo preguntaré yo. -Dice Gatomon retadoramente.
- Como quieras.
- ¿Qué te ocurre?
- [Ken mira a Gatomon fijamente a los ojos] Gatomon no sabes que feliz me hace el que estés conmigo.- La carga.
-[Gatomon ruborizada] ¡Basta Ken! no empieces. Pero a mí también me encanta estar contigo. Responde contenta.
- Bueno, vámonos a dormir.
Ken hizo la rutina nocturna de todos los días. Lavó los platos, se cepilló los dientes y se preparaba para cambiarse y ponerse su pijama.
- Ya sabes que no debes estar aquí cuando me cambio Gatomon.
- Ok, ok, ya me voy.
- ¿Ya terminaste?
- No, yo te aviso cuando puedas pasar.
- ¿Ya?
- Sí, ahora puedes.
Gatomon se echa sobre el otro lado de la cama quedando de frente con su amo.
- ¿Qué haces cuando yo no estoy Gatomon?
- Salgo a caminar, a conocer un poco todo, y luego regreso, hay que hacer las labores del hogar.
- Deja de hacerlas. No me gusta que lo hagas, no tienes por qué.
- Tú me proteges también de alguna manera. Me das comida, asilo y amor y me cuentas historias. A propósito ¿Qué historia me contarás hoy?
- Ninguna, hoy estoy muy cansado. Mañana es sábado y estaremos todo el día juntos ya veremos que podemos hacer. Por cierto, quiero hacerte una pregunta.
- ¡Claro! ¿Qué es?
- ¿Qué se siente ser un ángel? ¿Es decir, eres la misma cuando digievolucionas?
- No entiendo la segunda pregunta.
- Lo sé, está mal planteada. Me refiero a que si te comportas como eres ahora, como la gatomon de siempre, tu personalidad es la misma.
- Lo es Ken. ¿Por qué preguntas eso?
- Tengo esa curiosidad.
- Respecto a la primera pregunta... No lo sé, nunca me lo había preguntado, me has hecho pensar. -Contesta seriamente.
- ¿Por qué no te transformas en Angewomon?
- ¡Lo hago! cuando tú no estás tengo que hacer la comida ¿Cómo esperas que la haga con estas garras?
- ¿Qué? ¿Es en serio?
- Jaja, claro que no. nunca me he transformado salvo esa vez que te encontrabas en problemas.
- Como me encantaría volver a ver ese ángel. - Dice Ken suspirando
- A mí también. - Responde Gatomon con ironía.
- Y ya deja de ser tan celosa. - Reprocha Ken con humor.
- No estoy celosa. Tú sabes lo curiosa que soy.
- Y por eso me das la espalda para ocultar tus rojas mejillas.
- ¡No! es que...
-Deja de buscar excusas gatomon. - Ken abraza a Gatomon por la espalda
- [Gatomon sonrojada] Ya es suficiente Ken. Me sonrojas demasiado.
Así estuvieron hablando mucho tiempo en la noche hasta que Ken y Gatomon sin darse cuenta quedaron profundamente dormidos. Al despertar del siguiente día Ken se llevaría una gran sorpresa.