Capítulo 9

Tiempo de gracia

La apretó aún más entre sus brazos. Respiró profundamente llenando sus pulmones del olor a sangre, sudor y la esencia singular de ella. Embriagadora e hipnótica.

Hundió su cabeza en el cuello de la chica y volvió a respirar profundamente, haciéndole cosquillas con cada exhalación. Sintió el cuerpo de ella temblar por el contacto y sus pequeñas manos se aferraban con fuerza a su camisa deshecha, sus tibias lágrimas empapando su ropa. Y todo eso lo hacía sentir algo muy parecido a la felicidad.

Le daba sentido a toda su búsqueda. Hacía que realmente valiera la pena.

Aunque él sabía muy bien que Sakura seguía con vida, la imagen de su cuerpo colapsando contra una roca era algo que no se podía borrar de su pupila, había soñado con la sangre de ella empapando sus manos y esos recuerdos le gritaban que era una búsqueda absurda, que ella ya no estaba con él. Nunca más le volvería a decir Sasuke-kun de esa forma que parecía suspirar su nombre, ni se mirarían a los ojos sin decirse absolutamente nada y mucho menos vería su cabello rosa revoloteando a su alrededor haciéndolo sentir inquieto. Sin embargo, ahora la tenía entre sus brazos y temía que si la dejaba libre ella se esfumaría con el viento, tal y como lo hacía en sus sueños.

Por la resiente batalla no había tenido oportunidad de pensar en el hecho de que ella estaba ahí, en todo lo que eso significaba y mucho menos en el golpe que estalló en su pecho al verla en ese mundo. Pero ahora, él sabía que no tenía caso seguir luchando y se podía permitir sentir.

Se separaron lentamente, pero de inmediato sus miradas fueron atrapadas por la de otro, incapaces de romper ese contacto que hablaba por ellos.

Naruto se acercó hasta ellos tambaleante, sujetándose el costado sangrante donde Kusanagi había sido clavada y le tendió la espada bañada en sangre a su dueño.

El momento se quebró y torpemente se separaron.

—Debes terminar con esto.

Sasuke tomó su espada y la envainó.

—Ninguno de nosotros podemos seguir luchando en este momento…

—Tampoco volverás a tenerlo tan débil.

Sasuke chasqueó su lengua y desvío su mirada. El doppelgänger Naruto tenía razón y él tampoco deseaba huir, pero había gastado todo su chakra en formar a Kirin para que fuera el último golpe. Ya no tenía otra oportunidad de hacerlo. Como si el destino se burlara de él, las primeras gotas de agua comenzaron a caer, suaves al principio hasta que finalmente estuvieron empapados.

—Volveré —sentencio finalmente. Naruto desvió su mirada, molesto con esa decisión, pero sin intentar persuadirlo y Sasuke aprovecho para tomar el espejo de doble sentido que guardaba en uno de los pergaminos de su muñeca. —Kakashi —llamó, su imagen se borró y apareció la del ninja copia saludando desde el otro lado.

—Justo a tiempo, Sasuke. Estábamos por empezar. ¿Has terminado?

—No —respondió tajantemente — ¿Está todo listo? —Kakashi afirmó —. Saldré en un momento, voy acompañado. No dejen que nadie más salga.

— ¿Acompañado? —dijo Shikamaru, aunque Sasuke no lo podía observar—. Sasuke no debes…

Quitó el espejo del frente y la comunicación se cortó. Sakura lo miraba maravillada y Naruto observaba el nuevo espejo con recelo.

—Vamos.

Comenzó a caminar, pero solo dio un par de pasos antes de darse cuenta que Sakura no lo seguía. Se voltio alzando una ceja y cuando observó la mirada que se intercambian ella y Naruto, apretó sus puños con molestia. ¿Qué estaba pasando ahí?

—Sakura… —siseó para apresurarla. Ella bajó la mirada avergonzada.

—Sasuke-kun, yo no puedo acompañarte —murmuró débilmente.

Giró sobre sus talones para encarar a la chica, y cerró aún más sus puños hasta que sintió las uñas clavársele en la piel. ¿Acaso era una jodida broma?

— ¿Por qué? —demandó, pero aun sin esperar respuesta la asió fuertemente del brazo, halándola hacia él.

Ella se liberó del agarre con la misma brusquedad y huyó de la mirada iracunda de Sasuke.

—Yo ya no… ya no… —se le quebró la voz y se giró intentando acallar con sus manos los gemidos lastimeros de su llanto. Intento marcharse, pero fue Naruto quien la retuvo esta vez.

—Es peligroso. Aun puede estar merodeado por ahí —murmuró.

La ira de Sasuke cayó sobre el chico rubio y antes de que alguien pudiera notarlo, Kusanagi se encontraba a escasos centímetros del cuello de Naruto.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó enmarcando cada palabra. Su pulso no temblaba y sus ojos volvían a ser bañados de sangre debido a la furia de saber que algo le estaban ocultando. Se sentía utilizado por ambos, por Naruto y Sakura, las únicas personas que no creía capaz de eso. No lo pensaría dos veces antes de dar el golpe final al rubio. Esa era parte de la oscuridad que él ya había aceptado—. Habla.

Por unos minutos ninguno de los tres dijo absolutamente nada. Sasuke miraba fijamente al rubio, mientras él no apartaba su mirada y seguía sujetando a Sakura. Ninguno de los dos pensaba ceder.

—Ya es tarde para mí, Sasuke-kun —dijo Sakura en un hilo de voz—. Ya no puedo regresar.

Las palabras cayeron como plomo en su estómago. No podía ser cierto, tenía que ser una jodida broma. No había ido hasta el mismo infierno y luchado contra sus demonios internos para que ella perdiera toda oportunidad de volver. No iba a aceptar eso.

Miró a Naruto exigiendo una explicación.

—Tu doble la ha obligado a odiar para confundirla y hacer olvidar quien es.

Sasuke apretó su mandíbula furioso. ¿Que había estado haciendo Naruto dura te ese tiempo? ¿Mirando cómo la torturaban? Se suponía que él la protegería. Maldición, era lo que Naruto siempre hacías. ¿Porque se había confiado a un demente doble? Quería golpearlo... y así lo hizo.

La espada tiritó al caer al suelo y con un limpio puñetazo en el rostro, Naruto se desplomó de culo. Sakura soltó un gritillo y las lágrimas saltaron de sus ojos.

—Sasuke-kun, no es su culpa — intentó intervenir.

—Claro que sí. Él debía protegerte. ¡Apártate! —gruñó al ver como ella se colocaba al frente como si fuese su escudo. Sakura odio como sus rodillas temblaron al verlo tan iracundo, pero no tenía culpa. Solo una vez había visto a Sasuke así y el recuerdo aun la perturbaba. No lo iba a volver a perder en la oscuridad.

—Lo intentó...

—No fue suficiente.

—La débil fui yo —murmuró, clavando su mirada en el suelo.

Sasuke bufó.

—Quítate, Sakura.

Negó y las lágrimas escaparon de sus ojos sin tener el valor de alzar la mirada.

—¿Hay algo que pueda hacer? — preguntó ella con voz rota.

—Recordar quien eres. Pero es difícil en este mundo. Entre más tiempo estés aquí, más parecido a un doble serás.

—Hn.

La espada cortó el aire cuando volvió a ser envainada. Sasuke tomó la mano libre de Sakura. Caminó a grandes zancadas, arrastrando a Sakura que cada vez ponía más resistencia.

—¡Sasuke! ¡Detente! — Pero él no reparaba en ella — ¡Para ya! Entiende que ya no hay oportunidad para mí.

—Cállate de una maldita vez. — respondió fastidiado.

Se giró hacia Sakura y la tomó de los hombros.

—No te quedaras aquí.

La chica levantó sus ojos cristalinos perdiéndose en el sharingan que nunca había podido contemplar tan cerca. Sintió el aliento del Uchiha chocar contra su rostro, su pulso se aceleró y, a pesar de lo impropio que resultaba en esa ocasión, la sangre se arremolino en sus mejillas.

El sharingan giró y antes de que pudiera darse cuenta, su cuerpo se desvaneció en los brazos de Sasuke.

—¿Genjutsu? — Cuestionó Naruto — ¿Crees que es suficiente?

Sasuke bajó su mirada hacia la chica. Era una lástima que su sharingan no poseyera el mismo poder que tenía Shisui para convencer a las personas.

—Debe de serlo. No tenemos opción

Naruto los observó con curiosidad y aunque moría por saber qué clase de genjutsu era, calló

Los miró alejarse rápidamente de la aldea destruida, perdiéndose entre las llamas y el humo.

1—

El doppelgänger sabía que contaba con poco tiempo. Se esforzó por seguir adelante aunque sus piernas temblorosas apenas lo podían sostener en pie, tosió un poco y un hilo de sangre salió de sus labios. Los otros seres huían al verlo, se escondían entre los escombros presenciando su miserable huida ninguno con el valor suficiente de enfrentarlo o de ayudarlo. Todos ellos eran completamente patéticos.

Finalmente llegó hasta el espejo de invocación. Se lanzó a la cortina de semi gaseosa que era el espejo, sintió el frio recorrerlo y luego el golpe sordo de su cuerpo contra la madera. El aire de ese otro mundo le inundo los pulmones, pero no tuvo tiempo de ser conscientes de su liberación ya que escuchó voces que provenían de un lugar cercano, y alzó su vista hacia la entrada al sótano.

Se apresuró a esconderse entre las sombras. Su cuerpo aún no se acostumbraba a este nuevo mundo y rápidamente se disolvió en la oscuridad, mezclándose con las sombras e impregnando su esencia maligna en el lugar.

Escuchó como las voces volvían a alejarse, su cuerpo a formarse y la dicha que sintió fue más grande que nunca. Sintió vibrar su pecho, una carcajada pugnaba por salir de sus labios, la decadente luz del sótano parpadeó en resonancia con sus emociones

Miró a tres shinobis asomarse por la escalera y luego regresar.

¡Que más daba que lo destruyeran! ¡Él se había liberado! Eran unos pobres ilusos si creían que realmente podían derrotar a la auténtica esencia de Sasuke Uchiha.

El poder del espejo captó su atención. El objetó comenzó a irradiar una luz blanca y el doppelgänger se pegó a la pared, fundiéndose con esta y quedando oculto a la vista.

2—

Sasuke llegó frente al espejo y se dio cuenta como la silueta de Sakura no se mostraba correctamente, a veces nítida, a veces opaca. Cerró los ojos con fuerza, pensando que era una mala jugada de su visión pero al abrirlos seguía igual y se percató que su reflejo que no había tenido ningún cambio.

Bajó su rostro hasta ver a la chica en sus brazos y la apretó con más fuerza. No podía fallar, menos ahora que se había dado cuenta que existían otros sentimientos más profundos y fuertes en su corazón que el odio. Eso le había enseñado el espejo de oesed y era su deber ahora reencontrarse con esa parte olvidada de él. Cerró los ojos con fuerza y caminó con el corazón en el puño.

Sintió como si atravesara un manto de una singular textura, entre líquido y gas, frio.

La, ya familiar, total oscuridad del almacén junto a la picazón del polvo y característico olor de humedad, le dieron la bienvenida.

Bajó su vista de nuevo a Sakura, que seguía profundamente inconsciente en sus brazos, y de inmediato sus hombros se bajaron, dejando a un lado la tensión que había sentido en todo ese tiempo.

Lo logró.

La había traído de regreso. ¿Significaba que ella si tenía alguna posibilidad aun? Permitió sus labios se estiraran levemente hacia arriba y se quedó contemplándola en sus brazos.

La puerta de la bodega se abrió de par en par y la potente luz del día le dio directo en el rostro. Cerró sus ojos con brusquedad y giró su rostro de la segadora luz.

—¿Teme, eres tú?

—¿Quién más? —preguntó de forma cortante.

Naruto no dijo nada más al percatarse de la persona que Sasuke sostenía en sus brazos. Se quedó completamente petrificado y Sasuke aprovechó para subir lentamente la escalera mientras una media sonrisa se instalaba en su rostro al ver la cara estúpida de Naruto. Sasuke podía apostar que en unos segundos daría un grito que le destruiría los tímpanos.

—Es Sakura-chan — murmuró el chico rubio, mirando alternativamente a Sasuke, una vez que salieron del sótano. — ¡Es Sakura-chan! — gritó después.

Las risas no se hicieron esperar, mientras gritaba y saltaba de alegría.

—¿La ve, Kakashi-sensei?

El ninja copia sonrió con placer detrás de su máscara, mientras su único ojo visible brillaba de orgullo.

—Sí, Naruto.

El chico rubio llevó sus manos hasta su rostro y soltó una carcajada que contagio levemente a sus compañeros.

—Deja de hacer tanto escándalo, Dobe.

—Es que, no puedo creerlo. ¡Sakura-chan, está viva! ¡Ttebayo!

Sasuke bajó su mirada nuevamente. La media sonrisa altanera que había logrado sacar Naruto, se fue borrando poco a poco de sus labios. Aunque las comisuras de ellos quedaron levemente curvados, en una sonrisa más tímida, calmada y sincera.

Naruto limpió su rostro con un brusco movimiento de su brazo, quitando las lágrimas de felicidad que lo habían inundado y percatándose del extraño gesto de Sasuke.

De repente se sintió extraño, un intruso. Un fisgón de un momento íntimo.

—Sasuke —llamó con una voz más clamada. El moreno levantó sus ojos hacia su amigo, el brillo que había estado en ellos desapareció al instante—. Tú...

—¿Es la real? —preguntó Shikamaru habiéndose percatado, al igual de Naruto, de la mirada que el Uchiha le había dedicado a la chica, y cortando de esta forma todo momento sentimental. Seguían en misión, debían recordar eso.

Sasuke compartió una brevísima mirada con su maestro antes de responder.

—Por los momentos sí. Naruto, nadie puede saber que Sakura está con vida.

—¿Porque?

—Solo mantén la boca cerrada, hasta que terminemos con este asunto.

El ninja hiperactivo se cruzó de brazo y aunque no estaba de acuerdo, no tenía otra opción.

—Uchiha-san, el espejo — la suave voz de Hotaru los devolvió a todos a la realidad.

Todos asintieron y Kakashi, Shikamaru y Sai entraron al sótano.

—¿Está dormida?

—No. La introduje en un genjutsu.

Naruto alzó su rostro. Consternado y molesto, frunció sus labios y Sasuke comprendió el motivo.

—¿Cómo te atreves?

—Fue necesario

—¡¿Porque?!

Sasuke giró su rostro a un lado, no podía decirle al rubio las razones. Que Sakura probablemente ya no era la chica con la que habían compartido tiempo una semana atrás. Sin querer se fijó en Hotaru que seguía junto a ellos, observando mudamente la pelea. Ella dio un respingo al encontrarse con la perforante mirada del moreno y murmurando una disculpa se escabulló al sótano.

—Sasuke... —siseó Naruto, sin renunciar a una explicación

—Sé lo que hago. No fastidies.

Entró a la casa, con Naruto pisándole los talones y taladrándole los oídos. Al llegar a su habitación cerró fuerte golpeando a Naruto en la cara, pero lejos de intimidarlo, lo hizo entrar como un torbellino.

Abrió la boca para seguir replicando, sin embargo al ver a Sasuke acomodar a la chica en su cama lo hizo enmudecer y permanecer petrificado bajo el marco.

No pudo decir nada, pero se preguntaba en qué clase de ilusión la había introducido, no pareciera que fuera similar a la última vez durante la guerra.

Se quedó de pie, estúpidamente, y no reaccionó hasta cuando el moreno se encontraba en el piso inferior. Mientras tanto, Hotaru había llegado al sótano a tiempo de ver como la sombra de Shikamaru atrapaba el espejo envolviéndolo en oscuridad, mientras Sai y Kakashi mantenían un sello cuyas letras se dibujaban al pie de los soportes en forma de garra. La luz tiritó sobres sus cabezas, ella alzó la vista al techo, pero al momento de regresar su atención a los shinobis, el jutsu había terminado. Se hizo a un lado dejando a pasar Shikamaru y Sai, mientras inspeccionaba el lugar.

Tenía una extraña sensación que no podía definir. Un hormigueo en la piel, un vacío en su estómago y la inquietante sensación de ser observada.

—¿Todo en orden? —preguntó Kakashi, tomándola del hombro.

Ella miró hacia el rincón más alejado, donde unas cajas se mantenían apiladas. Debía ser su imaginación, pero se sentía observada. Sacudió su cabeza, era simple paranoia.

—No ocurre nada, Kakashi-sempai —respondió con voz trémula.

Kakashi le indicó con un gesto de su mano que avanzara, y justo cuando dio un paso en la escalera sintió un escalofrío recorrerle toda la columna vertebral. Se detuvo y giró bruscamente, mirando al fondo de la habitación.

—Hotaru —dijo Kakashi, en alerta. Se giró hacia donde la chica observaba, y descubrió su ojo izquierdo. El sharingan relució en la oscuridad, pero no percibió nada diferente a lo que su ojo ordinario miraba.

—¿No ha salido nada de ahí, verdad Sempai?

El rostro del mayor se ensombreció y le indicó a la chica que avanzara.

—Esperemos que no.

3—

Se disolvió en la oscuridad justo antes que Kakashi activara su sharingan. Su incorporeidad le era bastante beneficiosa en esos momentos, pero también era fastidioso. Sin la conexión al Sasuke humano, no podía absorber energía de él, por lo que no se podía establecer correctamente en ese mundo.

Necesitaba energía, de inmediato.

Su cuerpo se materializaba y desmaterializaba a cada paso. Tenía que luchar para mantenerlo junto y que esto no se esparciera y quedara reducido a nada en cuestión de segundos, además de soportar las heridas.

Llegó hasta un callejón, a unos pocos metros de la casa de Sasuke y volvió a disolverse en las sombras al escuchar pasos acercarse.

—Ese idiota, ni siquiera nos había dicho de su mudanza. —Escuchó hablar a Suigetsu, mientras se acercaba cada vez más a donde él estaba—. Nos ha hecho buscarlo como tontos por toda esta aldea, pero tenía que ser obvio que estaría en la casa más alejada. Comienzo a pensar que es alérgico a las personas.

—Seguramente, Sasuke-san no desea ser incordiado.

—El problema es que para él, todo el mundo es un incordio.

Karin había abierto la boca para replicar, pero un ruido a su izquierda llamó su atención y entornó su miraba en el callejón.

Un gritó estuvo a punto de salir de su garganta al ver al moreno moribundo, pero Sasuke negó y ella obedeció. Intentó llamar a sus compañeros, sin embargo, el moreno le pidió acercarse con un gesto de su cabeza. Ella caminó hacia él, dubitativa. Por un lado, verlo tan golpeado no era normal y mucho menos en medio de una aldea en completa paz. Por otro lado, había algo mal. No podía sentir el chakra de Sasuke, pero sentía gran hostilidad emanar de él. La misma aura oscura que lo había embriagado después de la muerte de Itachi.

Una ola de frio le invadió el cuerpo cuando entró al callejón y rogando porque Sasuke no estuviera en otra etapa oscura, se arrodilló junto a él.

—¿Que te sucedió? — preguntó con voz en un hilo.

—Ayúdame —logró murmurar el doppelgänger.

Sus ojos negros se clavaron con intensidad en la chica, quien se sonrojó rápidamente. Dejó de respirar cuando se percató como el rostro de Sasuke reducía la distancia que los separaba de forma alarmante y finalmente cerró los ojos al sentir los labios de Sasuke rozar la piel expuesta de su cuello. Agradecía estar arrodillada, porque su cuerpo parecía haberse vuelto gelatina en ese momento.

Mordió su labio inferior y miró de reojo a Sasuke en una posición que muchas veces se había imaginado, pero pronto, todas sus fantasías se borraron cuando el dolor y la debilidad por la rápida pérdida de chakra se hicieron palpables en su cuerpo.

—Ya basta, Sasuke —murmuró— drenaras mi chakra por completo.

Solo consiguió que Sasuke la sujetara con más fuerza, aprisionándola contra la pared. Karin se revolvió, pero parecía que Sasuke había recuperado una gran parte de su fuerza y ahora era nuevamente invencible.

—¡Aléjate de mí, psicópata! —gritó. Empujándolo con todas sus fuerzas, logrando que se apartara de ella.

Sasuke sonrió maquiavélicamente, sus ojos volviéndose más oscuros. Avanzó hacia Karin con paso lento, completamente renovado con la energía que ella le había proporcionado. Ahora podía controlar su cuerpo y más aun, sentía el flujo de chakra activarse por primera vez dentro de él. La chica retrocedió, con sus piernas temblando, chocando contra la pared. Su corazón comenzó a palpitar de prisa y el sudor frio le lleno todo su cuerpo. Por una milésima de segundo miró a la salida del callejón, antes de lanzarse hasta ahí. Sasuke no podía hacer nada a la vista pública, lo condenarían de inmediato.

Sin embargo, antes de lograr salir y llamar a sus compañeros, el moreno estaba frente a ella. La tomó del cuello, elevándola en el aire y apretó con fuerza su garganta.

Karin se revolvió, lo golpeo con sus piernas, le aruñó los brazos. Pero nada borraba la sonrisa sardónica del Uchiha que disfrutaba los inútiles esfuerzos y el terror de sus ojos.

—Sul-suel... Tame —logró murmurar con voz rota.

Su vista se nubló, el aire se escaseaba de sus pulmones.

—No —dijo Sasuke rotundamente. La chica sintió la voz tan lejana que supo que no tenía más tiempo—. Me serás más útil que nunca.

Los ojos de Karin se cerraron y todo su cuerpo languideció. Sasuke abrió su mano y la chica cayó a sus pies, inconsciente. La miró por un par de segundos antes de tomarla y colocarla sobre su hombro. Dio un gran saltó, hasta quedar sobre los edificios que los ocultaban y miró la aldea de Konoha extenderse frente a él.

El caos apenas estaba comenzando.

4—

Todos se reunieron en la sala. Sasuke permanecía de pie, apoyado en la pared a espaldas de Kakashi que se mantenía en uno de los sillones. Naruto también se encontraba sentado junto a Hotaru, mientras Sai y Shikamaru estaban a cada lado de la puerta que llevaba al jardín, como si estuvieran vigilantes.

—No entiendo que está sucediendo — dijo Naruto, rompiendo el tensó silencio que se formó.

Sasuke soltó un suspiro, pero dejo que Kakashi fuera quien tuviera la tarea de explicar todo lo sucedido.

—Entonces… —concluyó Naruto cuando Kakashi terminó—. Todas las cosas terribles que se supone había hecho Sakura antes de partir a la última misión, no fue ella sino su… ¿doble? —Kakashi asintió —. ¿Y ahora el doble del Teme quiere asesinarlo a él? —el ninja copia volvió a asentir.

Naruto frunció el entrecejo. Recordaba algunas cosas que Sasuke le había mencionado. Disparates y viejas historias, había pensado, pero luego recordaba lo que había pasado en el bosque y los cuentos de terror ya no solo le parecían cuentos.

Sintió un escalofrió y volvió a empujar los espectros que había visto en el bosque hasta el lugar más oscuro de su consciencia.

—¿Por qué no me dijiste nada? Yo te hubiera ayudado.

—Ha sido una coincidencia que todos estemos involucrados en esto —contesto Shikamaru—. Y lo mejor será que no pase de nosotros. Ahora debemos de concentrarnos en eliminar el doppelgänger antes de que tu tiempo se acabe.

—Si el doble de Sakura-chan es escalofriante, no quiero ni pensar lo que hará el teme… a veces el mismo parece el mismísimo demonio.

—Cállate —rugió Sasuke fulminándolo con la mirada.

Kakashi se levantó con un suspiro, y todas las miradas cayeron en él.

—No hay mucho que hacer por los momentos. Es Sasuke quien debe derrotar a su doble y para eso debe recuperarse de sus heridas. Lo mejor es que vayas al hospital y descanses. Reunámonos mañana para establecer un plan.

La puerta sonó. Todos se miraron extrañados. Sasuke no era de los que recibían muchas visitas y la casa quedaba lo suficientemente apartada como para que alguien llegara por error.

Fue Naruto quien abrió la puerta y su ceño se frunció al ver a los dos chicos frente a él.

—¿Qué hacen aquí?

—¿No es obvio? Buscamos a Sasuke.

Suigetsu pasó sin esperar invitación, y detrás de él siguió Juugo disculpándose por los modales de su amigo.

—Vaya una fiesta y no nos han invitado —dijo al ver el grupo reunido, sonrió forzadamente al ver las caras sombrías de la mayoría y luego se fijó en Sasuke—. Estás hecho mierda, ¿Qué te sucedió? —Todos se tensaron y Suigetsu rodó los ojos—. Vale, entiendo la confidencialidad de las misiones no tiene por qué vernos así.

—¿Qué quieres, Suigetsu?

—Escuchamos que tu amiga pelirosa murió —soltó sin la menor delicadeza. Naruto apretó sus dientes con furia— y Karin pensó que sería un buen momento para que seducirte. Ya sabes con eso que dicen que estas destrozado porque tenías un amorío secreto por la chica muerta...

—No hables así de Sakura-chan —gruño Naruto. Suigetsu lo ignoró completamente.

—Deja de decir estupideces —terció Sasuke.

—En fin… la zanahoria se ha marchado sin avisarnos y ya que estábamos aquí…

—Se pueden marchar también.

—Tan hospitalario como siempre —se mofó el espadachín.

—Suigetsu —llamó Juugo—. Es claro que Sasuke-san debe descansar. Lo mejor es venir en otro momento.

—O nunca —gruño Naruto entre dientes. Si él creía en algo es que ese trio, llamado antiguamente Taka, nunca estaban para algo bueno. Internamente temía que Sasuke los volviera a reemplazar por ellos.

—Nosotros también ya nos marchamos —dijo Shikamaru.

Los shinobis de la hoja caminaron a la salida y los antiguos miembros de Taka no tuvieron más alternativa que seguirlos.

Sasuke miró fijamente a Naruto, que se despedía de todos en la entrada y su muda pregunta fue contestada con una traviesa sonrisa.

—Ni pienses que te dejare solo con Sakura-chan, teme pervertido.

Sasuke rodó sus ojos, sin poder creer que después de todo Naruto siguiera con eso.

Le dio la espalda y sin decir nada caminó hacia las habitaciones, Naruto escuchó la puerta de un dormitorio cerrarse y luego su sonrisa desapareció.

El idiota de Sasuke había tomado el cuarto que él solía usar. Claramente no podía ir al de Sasuke, donde descansaba Sakura, porque si la chica despertaba lo molería a golpes al verlo ahí. Sin más remedio se dejó caer sobre el sillón de tres plazas. Escuchó la casa en completo silencio y una vez más los demonios del bosque llegaron a su mente.

El sudor frio lo recorrió mientras miraba hacia todos lados, prometiéndose a sí mismo no volver a quedarse en esa casa.

5—

Sakura se encontraba sola, en una dimensión extraña donde no había nada más que oscuridad. No sabía si se encontraba flotando o sobre un suelo brillante obsidiana. Ya no intentaba retener más sus lágrimas y estas saltaban de su barbilla, cayendo en sus piernas que ya habían renunciado a sostenerla en pie.

De un momento a otro aparecían diferentes imágenes, recuerdos luminosos que se desvanecían cada pocos pasos. En ese momento, junto a ella, paso una Sakura niña, tal vez de seis años, riendo y corriendo junto a su inseparable amiga rubia. Las risas infantiles la llenaron de nostalgia y unos metros más alejado observó cómo aparecía un Sasuke de esa misma edad observándolas.

Naruto es tan molesto. Debe ser porque no tiene padres —decía otra Sakura más adolescente que caminaba frente a ella—. No sé qué me harían mis padres si yo me comportara de esa forma.

¡Sasuke-kun! ¿No te gustaría que saliéramos a dar una vuelta?

La niña pequeña que jugaba de repente se detuvo y observo al niño pelinegro. Se sonrojó hasta la punta de los cabellos y el niño giró su rostro bruscamente.

Pero gracias a ti lo he logrado —la voz profunda de Sasuke contrasto contra todas las de las pelirosas que hablaban sin parar. Sakura giro al tiempo de ver como Sasuke la sostenía cuando había estado a punto de colapsar en la guerra. La imagen se desvaneció, pero hizo saltar el corazón de Sakura de una forma que no lo hacía en mucho tiempo.

Si no puedes quedarte… llévame conmigo entonces…

Se vio a si misma besando al pelinegro en una noche de lluvia, intentándolo matar, corriendo detrás de él, defendiéndolo de Gaara aunque no tuviera ninguna oportunidad, llorando sobre él después de la batalla de Zabusa. Sin embargo, hubo uno en especial que llamó su atención. Era diferente a los demás recuerdos, parecía brillar y no era ningún recuerdo que ella tuviera.

Ambos estaban sobre un puente, a escasa distancia, apenas tocándose.

—…¿Acaso soy real, Sasuke-kun? —Pregunto ella—Ya no estoy en tu mundo…

Iré a donde estas —sentencio Sasuke, mientras ella negaba. —Mi tiempo se acaba.

No dejare que suceda…

Cuando la figura de ella se desvaneció en un millón de fragmentos, comprendió que era un sueño. No era algo que ella recordara, pero que había sentido al estar en la dimensión dentro del espejo. Un gemido ahogado salió de sus labios, sabiendo que de alguna forma sus más grandes deseos habían llegado hasta Sasuke.

Secó sus lágrimas, aunque estas no dejaban de salir, y lentamente se puso de pie.

Todo lo que había visto era lo que ella representaba para Sasuke, se había visto a través de los ojos de pelinegro y se había sorprendido con tantas imágenes, que sentía que en cualquier momento explotaría por tanta dicha.

Ella era una caprichosa y desagradecida, parlanchina, un poco frustrante. También era egoísta, bastante, y le costaba entender algunas situaciones que no había vivido. Sin embargo, no era lo único que significaba para Sasuke.

Sakura era una abanderada del amor. Su razón de vida y su bastón en el camino. Tenía una gran capacidad de amar, más allá del tiempo y la distancia, incluso los mundos. Esa era su fuerza más grande y su debilidad, que la llevaban a hacer los actos más descabellados y a obtener mayor poder… y Sasuke era la persona que le había enseñado a amar.

Él la había hecho madurar, le había roto el corazón de tantas formas posibles y cada una de esas veces, ella encontró la fuerza para reconstruirlo y seguir queriéndolo. La había hecho fuerte internamente antes de que lo fuera físicamente. Le había enseñado el significado del verdadero perdón aunque él mismo no lo supiera. Y así ella se había mantenido inquebrantable contra él mundo, amándolo a pesar de todo raciocinio. ¿Qué clase de persona seria si le daba la espalda a su amado solo por sus errores?

Así como Sasuke era el odio, Sakura era el amor.

… y como el amor, era caprichosa, un poco mendiga conformándose con cualquier gesto que lograra sacar de él, egoísta. Pero el amor también era ágil, abriéndose paso en cualquier obstáculo y siempre alcanzando su meta. Era ese gran amor que abarca más allá de las personas y que inspira a las hazañas más impensables. Ella también era ese amor.

Sonrió para sí misma. Lo había recordado, y así, poco a poco, la luz inundó la oscura recámara.

Sakura abrió sus ojos lentamente. La luz de la luna entraba por la ventana, acariciándole la piel, y una suave brisa nocturna se colaba a la habitación por la rendija de la ventana.

Se levantó, sintiendo una ligereza extraña en su cuerpo, y reconoció la habitación de Sasuke de inmediato. Era completamente idéntica a la de su doble, pero esta vez no tuvo miedo porque sabía que no estaba más en ese mundo.

No sabía explicar porque lo sabía, pero incluso sentía su cuerpo diferente. Como si una gran carga se hubiera liberado de ella.

Se deslizó de la cama y se acercó a la puerta corrediza que había a un costado. A través del cristal observó los arboles del bosque que rodeaba Konoha y más allá miró la zona abandonada que pertenecía a los Uchiha. Solo había entrado una vez en su vida a ese sitio, después de que Sasuke se marchara, queriendo imaginarlo con los miembros del clan para entender el dolor que podía alberga Sasuke y que ellos eran incapaz de curar, y lo único que había conseguido sentir fue rencor contra todos aquellos que lo había orillado a marcharse y tomar el camino de la soledad.

Volvió a sentir el agudo pinzado de la envidia y por un segundo le pareció que su reflejo le sonreía.

Se alejó de inmediato, un poco turbada, y tuvo que recordarse que ella ya había vencido a su doble. Aun así, el confort no llegaba. Salió de la habitación y se recargo en la puerta, suspirando. Cerró sus ojos recordando lo que era ella para el moreno y se aferró a eso con toda su alma.

La puerta del final del pasillo se abrió, una rendija de luz corto el suelo y los verdes ojos de Sakura siguieron la estela hasta que se recortaba con la figura de un hombre.

El corazón de Sakura se aceleró al verlo. La puerta se cerró y ambos quedaron sumidos en la oscuridad del pasillo. Sakura observó como el moreno se acercaba, sus pasos apenas eran un susurro contra él suelo y ella permaneció agazapada contra la puerta sintiendo como su garganta se secaba y estúpidamente recordó que se encontraba aun mugrienta por la batalla anterior.

Sasuke se detuvo frente a ella, emanando la esencia de frescura de su reciente baño que logro hacerla sonrojar aún más.

—Sasuke-kun —murmuró.

Él la miró fijamente, sin decir ni una palabra. Pero el revuelo en el interior de Sakura era tal, que no pudo notar la forma en como la analizaba.

—¿Hace cuánto has despertado?

—Tan solo unos minutos atrás —Sasuke asintió— Tu genjutsu…

Esta vez fueron las mejillas de Sasuke las que apenas se colorearon. Desvió su mirada avergonzado y cuadro sus hombros inconscientemente.

—¿Qué con eso?

—¿Es realmente lo que tu…?

—Descansa. Mañana vendrán todos temprano…

Sakura sonrió, encontrando su respuesta en los gestos bruscos de él. El moreno giro sobre sus talones y ella de inmediato tomó su mano evitando que se marchara. Sasuke alzó sus cejas, esperándola.

—No te vayas —susurró—. Quédate conmigo esta noche.

Sasuke sintió como si todas sus vísceras las hubieran apretado con esas palabras. Un ligero cosquilleo se extendía por su zona abdominal y no sabía porque su pulso se aceleró.

No respondió y no se alejó. Sakura volvió a sonrojarse y sin separar su mirada de él, tanteo a su espalda el picaporte y lo arrastro con ella a la habitación.

Se tumbaron en la cama, uno junto al otro, permaneciendo en un tenso silencio que amenazaba con revelar el acelerado ritmo de sus corazones.

Sakura volteo su cabeza hacia el chico y apretó sus manos unidas para tener su atención.

—Gracias… por traerme de regreso.

Sasuke la miró por un momento que pareció infinito y luego le sonrió.

-.-.-

¿Reviews, tomtazos?

Hemos tenido a un Sasuke bastante risueño en este capitulo (tomando en cuenta los estándares del Uchiha). Espero realmente que les gustara y muchas gracias a todos por sus comentarios y consejos, me han sido muy útiles. Espero que el SS los complazca, en lo personal me gustan esas miradas que los dos se dan en toda la serie o como dicen sus nombres cada vez que se ven, me hacen fangirlear jajaja.