The love is a stupid bastard

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Capítulo VIII The darkness traps me.

Estas casi dos semanas sin Hermione habían sido terriblemente duras y largas para el ED en general, había una tremenda movilización para encontrarlo, El más afectado era Harry que tenía noches de insomnio pensando en los riesgos que significaba para Hermione ser la prisionera de Malfoy.

Por otro lado toda la familia Weasley estaba al borde de la histeria. Los gemelos Weasley parecían en calma, su indignación los hacía pensar con la cabeza fría y además la culpa los obligaba a no tener un ataque de histeria.

La maravillosa dupla se había percatado de la escaramuza de Malfoy cuando ya era demasiado tarde, cuando la ausencia de Hermione apenas comenzaba a resultar alarmante, y es que maldición debían de haberlo notado, pero lo que era peor que la culpa, era el que le debían la vida a Draco Malfoy, al insufrible, frio y déspota Malfoy. Ambos intentaban no pensar en ese incidente pero a veces cruzaba su mente una y otra vez sobre todo por las noches, cuando planeaban recuperar a su amiga.

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Hermione se había despertado confundida, eso le ocurría todas las mañanas todas las mañanas se repetía la misma historia, buscaba alguna voz, un rostro, un aroma familiar y se encontraba con el rostro pálido e imponente de Draco Malfoy, a veces cuando el rubio dormía, ella lo observaba detenidamente y quedaba sorprendida por su piel marmolea, sus facciones tan finamente trazadas, su rostro a veces tan apacible y otras tantas con un rictus tan severo, cuando se percataba de su perversa fascinación hacia a ese rostro se sentía asqueada y confundida.

El ser cautiva a manos de Malfoy no era la peor cosa del mundo, no era tan cómodo pero él no había dicho nada hiriente, no le había aplicado ninguna maldición o hechizo, inclusive no se comportaba tan detestable como de costumbre y ella lo notaba.

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Esa mañana Granger me sacudió de manera frenética, inmediatamente abrí los ojos aún seguía sorprendiéndome como mi piel temblaba ante su roce y la intensidad de las descargas electicas que su tacto provocaba, Ella tenía el ceño fruncido, lo cual solo asentaba la delicadeza de su rostro, su ceño fruncido no me provocaba molestia sino curiosidad, ella me miraba fijamente con esos profundos ojos castaños y para terminar el espectáculo, sus rizos salvajes que solo enmarcaban su cara.

— ¿Qué sucede Granger? — Cuestione divertido.

— Tienes que dejarme ir ahora— Demando con voz segura.

Las palabra de ella me golpearon por completo y sentí la rabia recorriéndome, pero no quería perder el terreno ganado así que decidí tragármela como lo había hecho toda mi vida, yo era experto en tragarme la rabia.

— ¿Para qué Granger? — Sisee.

— Falta muy poco para que mis padres lleguen, Por Dios Draco ¿Quién ira por ellos? — cuestiono indignada mientras se mordía el labio.

— San Potter y la mascota naranja Granger — respondí indicándole lo obvio.

Su cara al escuchar esto fue todo un poema y no pude evitar soltar una carcajada, tenía tanto que no me reía sinceramente, me sentía tan impresionado con todo lo que Granger provocaba en mí.

Ella solo se levantó indignada y salió de la habitación, la frustración me invadía ¿Qué había hecho mal esta vez? Granger se pasó todo el día ignorándome y yo solo la seguía como un jodido cachorro y ella ni siquiera me miraba.

Incluso pensé en que yo podría recoger a los padres de Granger, la idea me petrifico por completo, Yo un Malfoy pensando en convivir con personas no mágicas, maldición ¿Personas no mágicas?, no había pensado en ningún insulto para los padres de Granger, el encierro me afectaba la cabeza, después me convertiría en alguien tan chalado como Lovegood.

El silencio de Granger me jodia por completo, así que decidí acercarme a ella

— Granger porque no le escribes a Potter para que vayan por tus padres — sugerí con tono convincente, mientras le colocaba en la mesilla de noche una pluma y un pergamino.

Granger me miro desafiante y tomo la pluma, la seguridad de sus padres le importaba menos que su orgullo.

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Me sentía humillada como era posible que estuviese haciendo lo que la maldita sabandija de Malfoy me había sugerido, peor podría ser una oportunidad de oro que no podía dejar pasar así que decidí escribir la carta a Harry informándole sobre mi embarazo ficticio, solo esperaba realmente esperaba que Harry no leyera la carta en público y si lo hacía esperaba diera una explicación a todos.

Malfoy revisaría la carta y no podía escribir ningún código informándole sobre mi ubicación, además no tenía ni idea de donde estaba justo ahora.

¿Cómo empezar a escribir una carta así? ¿Cómo no alarmarlo sin defender a Malfoy? Y como no sabía cómo hacerlo, decidí hacerlo con simpleza.

Le entregue el pergamino a Malfoy.

— Quiero ver que lo envíes — bufé.

Pude suponer que Malfoy había realizado un encantamiento no verbal y se lo dio a un búho negro completamente desconocido para mí. Malfoy la leyó y frunció el ceño mientras apretaba los puños

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Si Hermione Granger hubiese sospechado que esa carta iba dejar tras su paso una oleada de confusión y disparates, hubiese pensado mejor omitir el embarazo ficticio porque si eso había desato un infierno dentro de Draco Malfoy, el que desataría en sus amigos y conocidos seria comparable.

La confusión en ese lugar podría palparse, la castaña cada día soportaba más al rubio, no le parecía insoportable respirar el mismo aire que el como antes, ¿Acaso seria porque era el único contacto humano que tenía? Esa cuestión se la planteaba desde aquella mañana en la que se percató de que Malfoy no era tan miserable y desagradable como siempre lo había creído, podría decirse que a veces solo a veces el resultaba ser una persona agradable, con ella se mostraba atento y caballeroso, inclusive a veces podría pensar que se preocupaba por ella y que quería protegerla, parecía interesado en lo que ella tenía que decir y en lo que ella pensaba, él no la consideraba molesta sino todo lo contrario le resultaba interesante y para Hermione esto era completamente nuevo, nadie absolutamente nadie parecía genuinamente interesado en sus ideas y sus opiniones, sus amigos por supuesto a veces lo estaban, pero otra veces ella les resultaba molesta y aburrida, pero al rubio ella no le resultaba aburrida nunca ,

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Irónicamente la castaña se sentía total t completamente aceptada por el ser que le había hecho la vida miserable durante toda su estancia en Hogwarts y la había humillado en incontables oportunidades, la vida era muy hija de puta a veces, esto era la prueba clave de ello.

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Después de enviar aquella carta, y leer el contenido temía tanto que por alguna u otra razón Granger recordara que amaba a Potter , muy a mi pesar estaba empezando a creer que ella realmente había estado enamorada de Potter y no de la comadreja naranja que una voz en mi cabeza, un impulso irracional de esos que casi nunca tenia me llevaron a acercarme a mirarla de frente, quedarme pasmado como un imbécil y mirarla sin decir una sola palabra, solo mirarla, ella sostuvo la mirada y ocurrió… yo cruce esa barrera , la barrera que las castas de sangre, mi historia familiar, las alianzas creada durante siglos, mis ideología y la historia había creado, ahí estaba yo el traidor a la sangre por excelencia besando a la sangre sucia y lo que era más desconcertante, ella me correspondía…

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Nota del Autor: ¡Hola! Espero les guste este capítulo, acabo de notar que en el capítulo anterior no se notaron las líneas divisoras, lo lamento mucho. Los quiero muchísimo, espero este capítulo sea de su agrado, muchas gracias por todo el apoyo que me han brindado.