Capítulo 5:

"Diagnostico"

Rainbow Dash y Scootaloo tomaron el transporte a Couldsdale un par de días más tarde. Durante ese tiempo se había generado un hosco silencio entre ellas limitándose a un par de saludos durante el día.

La pequeña Scootaloo se limitaba a ir y venir de la escuela y después se encerraba en su cuarto. Obedeciendo las órdenes de Dash; la pegaso azul no sabía cómo sentirse respecto a eso, esperaba alguna respuesta, algún comentario rebelde o un intento de desobediencia, pero la pequeña no hacía nada.

Mientras estaban en el carruaje Rainbow le lanzaba alguna discreta mirada a su compañera, que parecía muy ocupada en leer un libro sobre técnicas de vuelo ¿Estaba tratando de hacerla enojar al ser muy obediente? Bueno eso era algo que ella solía hacerle al viejo general pero no esperaba que se lo aplicaran a ella. Quería hablarle… pero sentía que eso le podía minar autoridad en ese momento… Aunque tampoco… Suspiró y mejor se dedicó a ver como el carruaje ganaba altitud.

Scootaloo en realidad no estaba leyendo, mantenía la vista fija en el libro para así evitar el extraño hueco que se le hacía en el estómago al hablar con Rainbow Dash "Ella no es tan genial como creía" aquel casi blasfemo pensamiento le rondaba en la cabeza desde hacía unos días y no estaba segura de cómo manejarlo, la convivencia era difícil, la última semana con ese castigo impuesto le hacían querer correr, alejarse de ella.

"Nunca abandono a los que me importan" Eso era lo que había dicho aquella vez y eso la confundía, si de verdad le importaba ¿Por qué la castigaba? Los adultos eran de verdad muy extraños.

―Ya llegamos.

La voz de Rainbow la hizo saltar, ella bajaba del carruaje y dio un par de pasos para dejar que Scootaloo tuviera espacio para bajar; la pequeña pegaso dudó un momento y después saltó a las nubes que estaban bajo de ella rebotando levemente como si fuera una cama mullida. Ya había tenido oportunidad de posarse sobre nubes antes, pero era la primera vez que estaba parada en el centro de Couldsdale.

Le llamaban "El Canterlot de los cielos" Y no podía estar más de acuerdo. La ciudad de nubes era simplemente enorme y hermosa, nubes blancas y cascadas de arcoíris, pegasos volando por todos lados, lanzando brillos multicolores con cada aleteo.

Eso la hizo sentir con más peso su impedimento, encogió sus pequeñas alas y bajó la cabeza. Rainbow le puso una pata en el lomo, un gesto casual que la hizo levantar la cabeza.

―El consultorio del doctor está a pocas calles de aquí, no hace falta que volemos, podemos caminar un poco, así me desentumo las patas.

Rainbow sonrió, era su sonrisa de costumbre, amplia, generosa, un poco presumida , Scootaloo asintió con la cabeza mientras su propia sonrisa florecía antes de que se diera cuenta.

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Rainbow se dio cuenta lo poco que le gustaban los consultorios médicos, el olor a desinfectante, las revistas viejas, el blanco de las paredes; incluso la enfermera que parecía observarla desde su escritorio.

Dio un suspiro y tomó una de las viejas revistas que estaban en la mesa frente a ella, que dejó de inmediato al ver que la portada era el esqueleto de un poni, una fotografía demasiado morbosa para su gusto.

El reloj marco quince minutos después del mediodía. Scootaloo ya tenía más de una hora dentro del consultorio y eso la estaba poniendo muy nerviosa. Hubo unos murmullos en la puerta del doctor y finalmente Scootaloo apareció, se veía tranquila y llevaba una enorme paleta en el hocico. El doctor Windhealer salió tras ella, le dio unas palmaditas en el lomo y con la mirada le indico a Rainbow que se acercara.

―Le hice varios estudios y mande algunas muestras de plumas y tejido a un colega unicornio. ―Dijo el médico― Será algo rápido, yo creo que en unas tres o cuatro horas tendré los resultados.

Más espera, genial, era lo que le faltaba.

―Daremos una vuelta por la ciudad…

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Caminaron en silencio por las calles del centro de Couldsdale, Rainbow se empezaba a hartar de esa incómoda situación. Le dio una mirada de lado a la pequeña y notó que ella también la estaba mirando. Se detuvieron y finalmente Rainbow le sonrió aunque más bien fue una mueca incomoda, Scootaloo parpadeó un poco y finalmente regresó la sonrisa.

―Qué semana tan difícil ¿verdad?

―Y que lo digas. ―Rainbow suspiró y comenzó a caminar.

― ¿Señorita Dash?

Rainbow se puso pálida y se giró en redondo al escuchar esa voz a sus espaldas. Scootaloo miró también y vio a una anciana pegaso de color gris claro de alas blancas. Parecía muy amable, tenía ese aire de sabiduría y complacencia de la abuela Smith.

― Na…Nana Grey… ―Rainbow parecía nerviosa, miró a la pequeña y le explicó― Ella es… Bueno trabaja en la casa del viejo general…

―Soy Sweetwind Grey. ―Dijo la anciana acercándose― Y fui la nana de Rainbow Dash. ―Le dirigió una mirada desaprobatoria a Rainbow― Y no sé cuántas veces te he dicho que no le digas a tu padre "El viejo general" no es apropiado. ―Sonrió un poco y después dedico su atención a la pequeña Scootaloo.

―Ella es mi hija. ―Dijo con desenfado Rainbow y agregó rápidamente la ver la cara de alarma en la otra pegaso― Yo… Yo la adopté y ella estuvo de acuerdo… digo no es lo que… Bueno lo que pudiste haber pensado.

―Yo no estaba pensando nada, cariño. ―Dijo la anciana con astucia, a su edad ya lo había visto y oído de todo, aquello aunque sorpresivo no la sobresaltó demasiado― ¿Por qué no vienen tú y tu hija a tomar un poco de te conmigo?

― ¿A la casa? ―Rainbow parecía renuente.

―Tu padre salió a una misión por parte del alcalde de ciudad Nimbus, no estará en varios días.

La expresión de Rainbow Dash pareció de alivio y asintió con la cabeza, sin notar la expresión de asombro y curiosidad de su pequeña acompañante.

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Scootaloo sentía que la quijada se le iba a dislocar al no poder abrirla más, la casa era en realidad una enorme mansión, casi un palacio. Donde se veían pinturas antiguas de valerosos pegasos en armadura y banderas de los wonderbolts de diferentes épocas, cada paso era descubrir algún trofeo o reliquia que pasaban de asombroso a asombroso. Finalmente le dio una mirada a Rainbow quien no pudo evitar una risita por la cara de asombro que la pequeña tenía. Pero después se puso un poco más seria.

―Mi padre es el general Thunder Dash, primera división de defensa de los Wonderbolts de Couldsdale… Claro que es más un título honorario que otra cosa, ya que en realidad nunca hemos tenido una guerra de verdad.

―Gracias a usted y sus valerosas amigas. ―Dijo la nana Grey― De no ser por su intervención cuando el mal amenazaba nuestro reino…

―Por favor Nana… —Rainbow se puso muy roja— Fue una situación afortunada, nada más.

—Como lo que ocurrió en Canterlot, el día de la invasión de esas criaturas. —La nana grey cloqueó camino a la cocina— Puede mostrarle su habitación a la pequeña, seguro le interesará.

Rainbow se quedó un momento mirando a su nana alejarse y después con un movimiento de cabeza hizo que Scootaloo la siguiera.

La habitación estaba hecha con nubes azules y motas blancas en algunos puntos, aquí y allá estaban posters de diferentes equipos de "Kickcould" y obviamente los Wonderbolts. La habitación estaba impecable y limpia, se sentía como si alguien acabara de salir de ahí.

—El viejo siempre la tiene lista… Como si esperara que yo fuera a volver.

Scootaloo se sorprendió con el tono de voz de la pegaso, en la última semana le había visto y escuchado en estados de ánimo que no esperaba pero esa expresión mitad tristeza mitad odio era algo totalmente nuevo.

— ¿Te llevas mal con tu papá?

Rainbow se dio la vuelta mirando con sorpresa a la pequeña, Hizo una mueca y lo pensó bien antes de contestar.

—Era un poni genial, cuando tenía tu edad no salía a ningún lugar sin que yo no me le pegara… Cuando se anunció la sede de los juegos de Equestria me compró un helado triple para soportar la decepción… Luego vino una gran tormenta. —Miró a los ojos a la pequeña— Ahí perdimos a mamá, fue difícil, empezamos a distanciarnos y un buen día… Bueno las cosas ya estaban tensas, había una vacante en el control climático en Poniville y lo tomé. Por lo menos esa es la versión corta.

— ¿Por eso estas enojada con él?

—No, no estoy enojada con él, es algo un poco más complicado, es…. —Rainbow se quedó con la boca abierta mientras hacía girar sus ojos, después de eso cerró la boca, frunció el ceño y suspiró— Rayos, no creo que pueda explicarlo así de fácil… Sabes, a veces ni yo misma lo entiendo.

—Ya veo. —Scootaloo se sentó en el suelo— Bueno, me supongo que a veces pasa.

—La vida es a veces muy complicada. —Rainbow le puso una pata en la cabeza y la despeinó— mejor vamos a la cocina a ver que nos ha preparado la nana Grey.

La pegaso anciana ya tenía una tetera llena de alguna aromática receta y una bandeja de galletas suaves. Fue una tarde de anécdotas y risas, la nana contó algunas cosas de la infancia de Dash y Scootaloo se maravillaba y horrorizaba de todas las cosas que su ahora "madre" solía hacer de pequeña. Finalmente Rainbow miró el reloj empotrado en la pared.

—Tenemos que irnos, el doctor debe de tener ya los resultados.

—Ha sido un placer volverte a ver pequeña Dash. —Dijo la nana mientras las acompañaba a la puerta— Me gustaría que hicieras las paces con tu padre… Tienes mucho de qué hablar con él. —Miró a la pequeña pegaso— Definitivamente mucho de qué hablar.

—No te hagas muchas ilusiones, nana. —Rainbow evitaba hacer contacto visual— pero… Pero me supongo que eventualmente…

—Eventualmente es suficiente por ahora. —La anciana asintió con la cabeza— Nos veremos después pequeña Dash.

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Las dos pegasos caminaban por una calle inclinada, sumidas en profundo silencio. Rainbow parecía metida en algún recuerdo lejano y la pequeña fruncía el ceño, pensando en las cosas que había visto hasta el momento.

—Hay muchas cosas que no se de ti. —Dijo finalmente casi en voz baja.

Rainbow salió de su ensoñación y la miró con tranquilidad y una ligera sonrisa pinto su rostro.

—Bueno, yo también tengo un montón de cosas que aprender de ti.

—Me siento importante entonces. —Dijo la pequeña sin levantar la vista, hasta que sintió que el ala de Rainbow la cubría con gentileza.

Y así en silencio las dos ponis continuaron caminando.

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El doctor Windhealer las recibió casi de inmediato, fue detrás de su escritorio y sacó un pergamino que extendió sobre su escritorio.

—las ventajas de trabajar con un colega unicornio es que no tienes que preocuparte por las distancias. Estos exámenes hubieran tardado días en ir y venir… Por no decir el tiempo para analizar las pruebas.

— ¿Y eso es bueno o malo? —Preguntó Rainbow entrecerrando los ojos, de verdad le molestaban los sabihondos.

—Bueno… —El doctor tosió un poco para aclararse la garganta y tomar una actitud más seria— La pequeña Scootaloo sufre algo llamado "Síndrome de atrofia ósea"

—Doctor si me hiciera el favor, en nombre de Celestia, de hablarnos en español…

—El sistema muscular en las alas de la potrilla está bien. —Dijo el doctor sentándose frente a ellas— Tiene la potencia suficiente para levantar una pequeña polvareda o en su caso, arrastrar un scooter a buena velocidad. Sus plumas tienen el largo y peso correcto…

—… Pero… —Rainbow se adelantó a la frase del médico mientras sentía que el estómago se le estaba encogiendo.

—… Pero sus huesos no se desarrollaron, la estructura ósea de las alas se detuvo en su etapa temprana, sin duda cuando era más joven podía volar, pero ahora, simplemente su cuerpo es más grande de lo que sus alas pueden soportar.

—Pero hay pociones o alguna clase de tratamiento mágico que se pueda…

—la atrofia ósea es una enfermedad tan rara, que solo se sabe de tres casos… dos durante el reinado de Discord. —Windhealer se estremeció— Y ahora el de la pequeña… Nadie ha hecho un estudio completo de la enfermedad, no hay una cura o tratamiento para eso y…

Hubo una especie de quejido, Rainbow volteó justo en el momento en que la pequeña derribaba la silla donde estaba sentada y salía del consultorio a todo galope, le dio una mirada de desconcierto al doctor antes de que este solo se lazara de hombros y ella fuera detrás de la pegaso en fuga.

— ¡Scootaloo! —Gritó mientras imprimía velocidad a sus patas— ¡Por las alas de Celestia! ¡Detente ahora mismo!

Aunque asustada y preocupada no pudo evitar el sentirse sorprendida al ver la velocidad de la pequeña, era obvio que al no volar había fortalecido sus patas y aunque no tan rápida como Applejack, le empezaba a costar mantener el ritmo de la pequeña. Llegaron finalmente a un cruce de uves donde solo volando se podía pasar, Scootaloo empezó a aletear, sus alas zumbaron como las de un pequeño abejorro y sin dudar ni un instante saltó al vacío en un arco descendente a pesar de su mejor esfuerzo.

Rainbow Dash saltó, plegó las alas a su cuerpo y las patas delanteras también para lograr un descenso más rápido, pronto alcanzó a Scootaloo y cambió la posición de su cuerpo para igualar la velocidad. La pequeña seguía batiendo las alas con fuerza y tenía los ojos cerrados, estaba sonrojada por el esfuerzo de levantar el vuelo. Rainbow miró el suelo lejano y calculó que tenían tres minutos antes de pasar el punto de no retorno.

— ¡Relaja el cuerpo! —Le gritó haciéndola reaccionar— ¡Extiende las alas y deja de pelear contra el viento, él es tu amigo, no lo fuerces!

Scootaloo abrió los ojos llenos de lágrimas y miró a Rainbow, asintió con la cabeza y relajo su pose extendiendo sus pequeñas alas, aquello provocó que saliera disparada hacia arriba, dio un grito de sorpresa y Rainbow extendió sus alas y planeó hasta colocarse a su lado.

— ¡¿Estoy volando?!

— ¡No, estamos planeando! ¡O como decía un viejo poni que conozco: "Caemos con estilo"!

Levantó la cabeza y giró un poco su ala derecha, Scootaloo hizo lo mismo y ambas trazaron un circulo muy pronunciado mientras seguían descendiendo, Rainbow se colocó debajo de la pequeña y le dio un pequeño empujón que hizo que tomara una corriente de aire que aminoró un poco más el descenso, Scootaloo hizo un movimiento ligero con sus alas y trazó un circulo, ahora en sentido opuesto y el suelo se acercaba cada vez más, pero muy lentamente.

—Levanta tu cola. —Le dijo Rainbow— Cuando estemos a cuatro metros del suelo encoje las patas trasera y extiende las delanteras, es como saltar de una escalera.

Scootaloo hizo casi todo lo que le habían indicado, pero plegó sus alas demasiado pronto y el contacto con la tierra fue muy brusco, dio varios trompicones antes de dar con la cara en el suelo y quedar patas arriba, Rainbow frenó su vuelo y descendió con suavidad al lado de la pequeña que ahora estaba hecha un ovillo.

— ¿Estas bien? —No hubo respuesta, solo un leve estremecimiento— ¿Puedes levantarte? Estamos cerca de Hooftington, puedo…

—No voy a poder volar nunca. —Dijo una voz débil y chillona— Soy algo inútil… ¿Quién va a querer algo que no sirve?

Rainbow Dash se sentó frente a ella y con las patas delanteras le levantó el rostro, estaba lleno de tierra y sus ojos llenos de lágrimas, el brillante color violeta de sus pupilas estaba apagado.

—Yo te quiero. —Dijo Rainbow mientras sentía que un nudo en la garganta empezaba a crecer— Y no digas jamás que no sirves. —Sintió que ella misma empezaba a llorar— Y si alguien se atreve a decirte eso te juro que lo secaré a patadas ¿Me entendiste?

Scootaloo se recargó en su pecho y siguió llorando en silencio, Rainbow la abrazó y dejo que sus propias lágrimas salieran sin represión, ya habría tiempo de ser "genial" otro día…

Continuara…

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Notas del autor: Bueno por lo pronto no hay mucho que decir, Scootaloo tendrá que aceptar lo inevitable, pero Rainbow Dash no es de la clase de poni que acepta las cosas solo porque si...

Próximo episodio: "Perseverancia"