¡Hola de nueevo!

Bueno no puedo negar que amo el SetoMary... pero además quería presentar la historia de estos dos, por lo que notarán que acá Mary no es una medusa.

Espero que lo disfruten (Sé que quedó raro, pero denle una oportunidad) Y...

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de su creador Jin (Shizen no Teki-P).


Sintió como aquellos rayos de sol le llegaban a sus ojos molestándolo. Los abrió mirando el techo por un par de segundos acostumbrándose a aquella luz. Tomó un impulso y se puso rápidamente de pie, haciendo que su cama hiciera un pequeño rechinido.

Salió de su cuarto encaminándose al baño, quería darse una ducha para comenzar el día con mucha energía. A pesar que era sábado el no se quedaría en casa haciendo nada ¡Claro que no! Por alguna razón sentía que debía hacer algo por la vida, así era como había terminado tomando un empleo en el correo, eran empleos pequeños, después de todo él no necesitaba el dinero.

Ya limpio se cambió de ropa vistiéndose con su típico traje verde, ese lo solía ocupar cuando tenía que trabajar o salir en alguna misión con sus hermanos. Se puso aquel pinche que sostenía una parte de su cabello, le gustaba usarlo por alguna razón ¿Sería que le recordaba a su hermana?

Caminó hacia la cocina en donde su padre leía el periódico mientras tomaba una taza de café caliente, aquella rutina siempre era la misma, pero le gustaba. En aquel lugar se sentía como en casa, le agradecería eternamente a sus padres adoptivos por tenerlos y cuidarlos con tanto tanta dedicación como lo hacían.

—Buenos días Seto — le echó una ojeada a el muchacho — Tan temprano como siempre, deberías tomarte un descanso de vez en cuando

—No te preocupes papá — aun le sonaba algo raro decirlo, pero le gustaba — Yo lo hago porque quiero, nada más

—Si necesitas cualquier cosa, puedes decírnoslo — bajó el diario para prestarle toda su atención

—Sí — sonrió mientras comía algo del desayuno preparado por Ayaka

Cuando terminó de comer se levantó(no sin antes agradecer) listo para ir a su trabajo. Caminó hacia la puerta para dirigirse a su trabajo, no quedaba muy lejos para su suerte, así que luego de unos minutos llegó en donde su jefe lo esperaba sonriente.

—Tan puntual como siempre, Seto kun — saludó de una forma no tan tradicional el hombre — Hoy tengo un pedido especial y me gustaría que lo entregaras tú

—¿Yo?¿Por qué? — preguntó curioso ¿Si era tan importante no debería ser entregado por otro con un vehículo o algo similar?

—El lugar a donde debes llevar el paquete es una mansión, que está dentro de un bosque cercano ¿Sabes cuál? — sacó una caja envuelta en un papel café, no era nada más que una caja cualquiera a simple vista —

—Sí señor…

—Muy bien, después de todo eres el único que podría llegar sin un transporte o un ataque al corazón, de todos mis empleados — se acercó entregándole aquel paquete — Confío en ti muchacho

Seto solo se limitó a mirar la caja, tomándola con fuerza, aquel era un pedido especial y no podía defraudar al hombre que tenía todas las esperanzas en él.

Salió de aquel lugar caminando por las calles, le tomaría un buen rato llegar a aquel bosque y luego más tiempo en encontrar aquel destinatario. Pasaron minutos hasta llegar a los sesenta ¡Realmente era un buen trozo de camino! Y sólo llevaba la mitad.

Siguió el sendero(Que ahora era de tierra, con muchos desniveles) mientras el bosque parecía ponerse más espeso, la luz apena se filtraba por unos pequeños agujeros. Para la buena suerte del muchacho, él no le tenía miedo a la naturaleza, es más ¡Le encantaba! Así que casi como si fuese un paseo siguió su camino.

Cuando por fin pudo notar un trozo de concreto se apresuró, el tener algo tan importante le incomodaba ¿Qué tal si se caía y lo rompía? Lo matarían en el trabajo, no literalmente pero se suponía que era algo significativo, lo suficiente como para que el dueño lo enviara a costas de que él caminara una hora, o quizás más.

Se encontró con un bello palacio frente a sus ojos ¿Cómo algo así se podía esconder en el bosque? ¿Una persona importante vivía allí? Después de todo era algo lo suficientemente grande como para impresionar a la primera vista.

Tocó el timbre un par de veces, mientras el sonido retumbaba por todo el lugar perdiéndose entre aquellas plantas. Sintió unos pasos dentro que se dirigían a su posición; la puerta se abrió saliendo un hombre de bastante edad a recibirlo.

—Buenos días, traigo un paquete para… uhm— miró la caja buscando el nombre del destinatario

—¡Oh! Lo estábamos esperando, espérame un momento — entró para luego regresar nuevamente — Muchas gracias

Seto le entregó la caja para juego hacerlo firmar un pequeño papel indicando que la entrega había sido satisfactoria. El hombre por su parte firmó, para luego pagarle y además darle una muy buena propina, después de todo el muchacho había hecho un largo viaje hasta allá.

—Gracias a usted — sonrió al terminar su trabajo, para luego despedirse y regresar por sus pasos

No logró avanzar mucho, gracias a que a su izquierda notó como un pequeño animal blanco parecía verlo con atención. Sonrió ante el animal, le gustaban todos aquellos seres inocentes, sin excepción.

—Hola amiguito — habló suavemente para no asustarlo, mientras se acercaba — ¿Qué te trae por acá?

Pudo estar tan cerca del pequeño conejo que lo acarició un par de veces. Se quedó unos minutos mirándolo hasta que la liebre caminó, dando aquellos saltitos característicos de ellos, alejándose de él. Pensó que desaparecería en aquel bosque sin embargo llegó al vértice de la casa y nuevamente se mantuvo observándolo ¿Acaso quería que lo siguiera?

Esperó unos minutos a ver si el animal hacía algo, pero no, así que caminó a donde el pequeño estaba, en donde nuevamente se quedó quieto.

Agarró suavemente al animar para no hacerle ningún daño, para luego escuchar en pequeño chillido a su izquierda. Giró su rostro buscando el dueño(o dueña) de aquel sonido; impresionado se encontró con una muchacha de peculiares cabellos plateados a una distancia de él.

¿Quién sería? Se preguntó el joven, mientras que veía que la niña se asustaba e intentaba entrar por una ventana a dentro de aquel bello palacio. Sólo se limitó a verla mientras ella desesperada intentaba entrar, casi como que el muchacho le fuese hacer algo.

Logró con esfuerzo entrar, pero escuchó un sonido seco y junto a eso un gemido de dolor(bastante despacio). Preocupado (Y algo culpable) corrió hacia aquella entrada para ver cómo se encontraba la jovencita.

—¿Estás bien? — la vio en el suelo sobándose su pie derecho — ¿Te has lastimado muy fuerte?

—¡N-no me hagas daño! — respondió desesperada al borde de lágrimas — Y-yo…

—No te haré nada — entró a el cuarto de un salto, como si hacerlo fuese lo más fácil del mundo — Tranquila…

Sintió como se ponía a llorar despacio, dando pequeños gemidos como una niña pequeña. ¿Qué debía hacer? No le gustaba ver a la gente así, por un momento se vio reflejado el viejo Seto en ella. Lamentablemente él no era un experto con las chicas, así que lo único que se le ocurrió hacer fue palparle suavemente la cabeza, casi de la misma forma que lo había hecho con el pequeño y esponjoso animal.

Ella se sorprendió ante aquello y sólo se limitó a seguir su llanto, mientras que él sólo se mantuvo a su lado(agachado) en silencio. Cuando finalmente se pudo calmar Seto le dedicó una sonrisa haciendo que ella realizara el mismo gesto.

—¿Cómo te llamas? — preguntó curioso él, mientras se sentaba en el suelo para estar más cómodo

—K-Kozakura M-Mary— respondió algo tímida — ¿Y tú?

—Kousuke Seto, pero puedes decirme Seto — le sonrió ampliamente — ¡Mucho gusto!

Ella pareció sorprenderse ante la respuesta de él, desde pequeña que su madre le había inculcado un miedo hacia la gente, Mary no quería aceptar que para ellos todos eran potenciales enemigos; sin embargo un día lo pudo comprobar con sus propios ojos.

Recuerdos de aquel día la seguían atormentando, el hecho que su madre hubiese muerto cuando la habían intentado raptar a ella, la perseguían. La muchacha no quería dinero ¿De qué servía si ya no poseía a nadie en su vida? Los únicos que la acompañaban eran sus leales sirvientes, pero sabía que llegaría el día que ninguno más estuviese para cuidarla, todos eran de mucha edad y eso la entristecía.

¿Podría confiar en aquel chico? O… ¿Intentaría hacerle daño como todos los otros?

Intentó levantarse, pero su pie le dolía demasiado como para lograrlo. Al ver eso el muchacho similar a una rana se preocupó, era en parte su culpa; la tomó colocando un brazo en l espalda de ella y la otra en sus piernas.

Mary sólo soltó un chillido más sonoro, alertando a uno de sus sirvientes, que entró preocupado por su querida "ama".

—¡Sueltela! — lo amenazó al ver la escena — O llamaré a la policía

—Tranquilo — comenzó a hablar la pequeña — Él sólo me ayudaba, me tropecé y ahora… creo que me he herido el pie

El hombre ahora preocupado más porque estaba herida, que por el hecho de tener un extraño en su casa lo guió hasta una pequeña pieza, en el cual había un botiquín. Inmovilizó la pierna de ella para luego llamar un médico dejándolos un rato, solos.

Un silencio incómodo se apoderó del lugar, a pesar de eso Mary parecía disfrutar la presencia del muchacho de cabello oscuro, se sentía protegida junto a él ¿Sería una corazonada de que no era malo? No tenía idea, pero no le importaba.

Seto por su parte no podía parar de preocuparse, sintiendo culpa ¿Y si era algo grave? Él pagaría lo que ella necesitara, no importaba si tenía que trabajar horas extras, lo haría.

El médico llegó examinando inmediatamente a la albina, indicándoles que no era nada de qué preocuparse, pero que necesitaría una semana de descanso. Más tranquilo (Y luego de ver la hora) Seto regresó a la oficina para entregar aquel papeleo, cansado regresó a su casa pensando en todo lo ocurrido.

Sus hermanos como de costumbre le preguntaron sobre su día y él se limitó a contar su extraña aventura de aquel día.

—¿Era linda? — le preguntó Kano, sonriendo de aquella forma que sólo él podía hacer

—Sí — respondió, sin entender cuál era el punto del rubio — O bueno… para mí lo era

—Pues podrías prese…— no pudo terminar la oración ya que su hermana le había propinado un golpe en su brazo — Kido, no te pongas celosa, hay Kano para to…

Tampoco pudo terminar su otra oración, al parecer le gustaba ser golpeado a propósito. Luego de un pequeño interrogatorio cada uno regresó a sus cuartos para irse a dormir, por fin podría descansar de aquel agotador día.

Seto luego de aquel día, visitó a Mary los siete días que ella debía permanecer en reposo, llevándole pequeños presentes(Flores, chocolates, etc.) para alegrarle el día. Ella por su parte luego del segundo día con la presencia de su nuevo amigo lo esperaba impacientemente, como si de un pequeño cachorro se tratase.

Se divertía mucho con él, preguntándole cosas sobre el mundo exterior, sobre su familia y esas cosas. A pesar de eso, luego que él regresaba a su casa Mary siempre se planteaba ¿Qué pasaría el día que estuviese sana? ¿Regresaría a estar con ella? No podía evitar entristecerse al pensar eso, no quería estar nuevamente sola, no de nuevo.

Finalmente el día llegó, aquel en el cual Seto no tendría ninguna responsabilidad de cuidarla, estaba perfectamente bien.

Se quedó en su cuarto todo el día mirando por la ventana, casi como esperando encontrarse con la presencia de él. Las horas pasaron y no parecía llegar, por mucho que lo esperaba sabía que eso no cambiaría nada. En su espera se echó sobre su cama, quedándose dormida luego de un rato.

Escuchó unos ruidos provenientes de afuera, lo que la alertó de inmediato ¿Sería él? Se levantó rápidamente para correr hacia la ventana.

—¡Seto! — dijo su nombre, pero no parecía estar allí, no había nadie afuera— Oh

Apoyó su cabeza sobre el marco mientras una pena la invadía, quería verlo a él y su sonrisa.

—¡Sorpresa! — escuchó de los arbustos aquella palabra, mientras el recién nombrado salía de allí con una sonrisa

—¡S-Seto! — su corazón se agitó por la alegría, para luego sorprenderse al notar que traía consigo a dos personas más

—Ellos son mis hermanos — los indicó mientras decía sus nombres — Kido y Kano, falta Ayano... pero tenía cosas que hacer

Ella le sonrió, mientras unas lágrimas de alegría caían por sus mejillas, ahora estaba segura de que no estaría más sola.


Eso ha sido todo, espero que lo hayan disfrutado y... nos leeremos luego(?)

Y... Si tienen alguna pareja específica que amen, podríamos hablarlo y hago un bonus de ellos(?)

¡Gracias por leer!