Advertencia: todos los personajes son propiedad intelectual de George R.R. Martin.

3.- Resentimiento

- ¿Ves? Este es el tipo de besos son los que dicen "Bienvenido a casa". A ver si lo haces mejor la próxima vez.

Aún sentía esas palabras resonando en su cabeza y la presión de sus labios sobre los de ella. Húmedos y cálidos, hambrientos; le daban miedo. Y sus ojos la habían atrapado, desnudado su cuerpo mientras le hablaba de planes y traiciones. Había sonreído, confiado; era su hija, de cuerpo y mente, le pertenecía, le obedecía. Y podía jugar con ella. Le había confiado sus proyectos, sólo aquellos en los que la necesitaba, claro. Pero a ella nadie le había preguntado.

En su lecho resopló, cansada de que la usaran. Todos sus sueños y esperanzas se habían marchitado, perdido su color. No los había cuidado y se los habían arrebatado. La obligaron a casarse, a unirse a su peor enemigo, convirtiéndola en una Lannister de apellido, acusada de regicidio junto a su señor esposo desaparecido. Harta de sentirse vulnerable, de no poder defenderse, de no tener a su lado a alguien que la protegiese, de no importarle a nadie.

Quería que todos aquellos que le habían causado daño sufrieran, verlos acabados, pidiendo perdón. Que supiesen el verdadero significado de las pesadillas y el miedo, como a ella le había pasado.

Su piel se había vuelto de acero para no ser lastimada. Su corazón ya no sentía nada, vacío e inhóspito, frío y abandonado. Sólo latía para vivir un día más, para estar más cerca de su renacer como señora del Nido de Águilas e Invernalia, para poder devolverle al mundo todo el dolor que le había dado. Y se volvería a casar sólo para que Meñique no volviese a besarla nunca más.