El momento de quererte
Capítulo 4 - FINAL.

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En esa habitación, iluminada únicamente por las luces cálidas de la calle, reinaba el silencio.

Ya eran las cuatro de la madrugada y Lal Mirch acababa de quedarse dormida. Sus deberes como instructora del COMSUBIN incluían levantarse muy temprano para comenzar el día de manera productiva y lo mismo se esperaba de Colonnello, pero él, en cambio, seguía despierto. Sus dedos acariciaban el cabello oscuro de la mujer como si temiera que un contacto más intenso fuera a quebrar la incandescente magia que se había instaurado.

Había pasado. Finalmente Colonnello se daba cuenta de que Lal Mirch había sido suya, y requirió una enorme cantidad de esfuerzo no salir corriendo a la avenida principal y gritárselo al mundo. Colonello pensó que en ese preciso momento no existía nadie en el mundo con más suerte que él ni más feliz de lo que él estaba.

Pero había algo en medio de esa alegría que lo obligaba a detenerse y pensar con cuidado: ya todo había pasado. Lal estaba ahora durmiendo desnuda a su lado, no había forma de dar marcha atrás en el tiempo.

¿Cómo reaccionaría cuando despertara dentro de unas horas?

Colonnello no pensaba que se arrepentiría. Esa noche ya le había quedado más que claro que sus sentimientos eran recíprocos, pero claro que con suposiciones no llegaba a ningún lado, necesitaba verdaderas respuestas y eso significaba escuchar de su propia boca que lo quería a su lado.

Sin embargo Colonnello no la obligaría a decirle nada. No había necesidad de palabras, no por ahora. Esperaría a que estuviera preparada para decírselo, y cuando ese momento llegara ya sería completamente incapaz de dejarla ir. Aunque ella quisiera terminar la relación, aunque le dijera que ama a otro hombre, ya sería demasiado tarde como para que él pudiera desprenderse de ella.

Así que, por el momento, estaba bien con esa distancia. Estaba bien volviendo a ser entrenadora y estudiante si era lo que ella quería.

Colonnello miró el rostro de Lal, pacífico en su siesta, y pensó en qué estaría soñando. Se preguntó si estaría soñando con él. Si estaba reviviendo en su mente el encuentro de hace tan sólo unos momentos atrás o si lo estaba regañando por haber actuado sin su permiso en alguna misión imaginaria.

Reprimió una risita y corrió con sus dedos algunos cabellos oscuros que habían caído sobre su rostro. Sus manos no estaban forjadas para acariciar algo tan delicado, estaba seguro de que podría romper el pétalo de una rosa con un simple roce, pues sus manos estaban hechas para sostener armas y para pelear, pero a Lal no parecía afectarle el tacto áspero de su pulgar en su mejilla. A decir verdad, sus expresiones a lo largo de la noche le dieron la seguridad de que había hallado agrado en ese contacto, y eso lo hacía sonreír.

Se inclinó sobre ella y posó un ligero beso sobre su frente. Susurró un «Dulces sueños» y se durmió mirando su rostro, recordando el color de sus ojos y pensando en qué pasaría entre ellos cuando el sol saliera.

Poco sabía Colonnello que Lal estaba despierta, completamente azorada por la osadía que había demostrado tener, y completamente derrotada por el bombeo en su pecho que sólo aceleraba el ritmo cuando él se acercaba. Lo sabía mejor que nadie. Estaba enamorada.


Asombroso. Escribir el final de un fic que empecé hace años se siente como cerrar un ciclo en mi vida que dejé inconcluso. Un re drama, jajaja.

Quizás algunos se pregunten por qué lo cerré con un final abierto, y yo les voy a responder que este fic no es un AU, sino una precuela de todo lo que vimos en el animé/manga. Yo conté una historia de lo que pasó antes de que ellos se convirtieran en arcobalenos. Después de este punto final sigue lo que sabemos de la historia original (¡miren, una rima!), es decir, Lal no volvió a mencionar lo que transcurrió aquí y Colonnello fue fiel a su promesa interna y la esperó. En este fic Lal ya sabía sobre su obligación como una-de-los-más-fuertes (esto significa que ya había tenido la primera reunión con Luce y los demás que se volverían arcobalenos; ya sabía de su futuro y por eso le angustia tanto que Colonnello se haya enamorado de ella y que encima fuera recíproco, sabe que no tienen futuro... aaaaaunque no sabe que Colonnello luego va a tomar su lugar para protegerla. Todo un amor).
Si continuaba el fic hasta el capítulo 84 en donde Lal le dijera "¡Te amo!" y Colonnello le dijera "¡Te amo!", se casaran y tuvieran hijos y un perro llamado Manchas, entonces ya no se podría aplicar nada de lo explicado arriba. No hay ningún punto del cual se pueda retomar la historia original.
Esa fue mi intención, al menos...

Entonces, ya es hora de irme despidiendo de este fic y de vos, amable lector que se interesó en mi historia.

¡Muchas gracias por leerme y apoyarme! Espero encontrarnos de nuevo en otro de mis fics.

-Eritea.