Shingeki no Kyojin no me pertenece, es de Hajime Isamaya.


—Popo.

—¿Qué?

—Popo

—¿Tu maldita primera palabra es popo? —Rivaille le decía a un pequeño niño de verde mirar—, ¿de donde carajos la escuchaste? Ni para que me esfuerzo.

El niño no entendía nada y luego siguió caminando con pasos torpes a su sillita para mirar la tele. Sintió el impulso de expulsar esas palabras, ¿quien lo culpaba? él apenas tenia un añito.

Rivaille vio al niño irse a sentar, dejo los documentos que estaba leyendo y luego suspiro derrotado frotándose las sienes. En su tiempo libre ayudaba a Eren a su desarrollo y escogió la tarea de enseñarle a hablar, hoy se salto esa clase porque tenia trabajo y luego ese niño regordete de mejillas coloradas se le quedo viendo para soltar semejante palabra.

El niño era su sobrino, ayudaba a su hermana Mikasa en la tarea de cuidarlo porque se convirtió en madre soltera, por decisión… ella solo quería un hijo. Las rarezas en su familia a veces le sacaban de quicio.

Hoy tuvo trabajo extra y lo dejo a su cuidado, no se queja, ese niño (en secreto) le parece adorable y lo cuida como si fuera propio. Hasta tiene su departamento lleno de cosas para entretenerlo y aparte compro para poder cuidarlo y que su hermana no estuviera trayendo cosas ajenas y sucias.

Fue a la cocina por un vaso con agua y de paso echarle un vistazo a Eren. El niño se había cansado de la silla y estaba en la alfombra jugueteando con un zapato. ¿Por qué no es un niño normal y juega con sus malditos juguetes? ¡Por algo los compro! Un momento… Ese zapato no era suyo, era de mujer y…

Su furiosa mirada se dirigió a su maldita loca vecina que encantada de la vida le tomaba fotos a Eren que ahora jugueteaba con un cable.

¡Cable, carajo!

Le arrebato al niño el cable y luego le dio un carrito advirtiendo el llanto que se aproximaba, ya se sabía sus berrinches.

—¿Cómo carajo entraste?

—Abrí la puerta, vi que estabas ocupado y fui a jugar con ese adorable bebé —Apunto al niño que ahora se entretenía babeando su jueguete.

—Ya no es un bebé, maldita loca.

—Da igual, para mí siempre será la ternurita andante de mis ojos.

—No vuelvas a entrar sin permiso o como sé que no harás caso de perdido toca el timbre. –El pelinegro no sabía como es que siempre terminaban así.

—Si, si. Dame al niño, le haré volantín.

—Tu amenazas el bienestar de Eren, largo.

—No seas exagerado —La chica iba a agarrar al niño cuando Rivaille le miro las manos y luego hizo una mueca exagerada de asco.

—Estas sucia, lávate las manos y luego ven a tocar al niño.

—Me quedo entonces.

—No, vete maldita loca.

—Mira, ayudo con el cuidado de Eren, me lavo las manos veinte veces si quieres y así terminas tu trabajo.

El pelinegro dudo un poco, se llevo al niño al cuarto sin decir una palabra, luego salió con el castaño quien traía un nuevo cambio de ropa.

—Una sola mancha en su traje y estarás muerta. —Los ojos le brillaron de emoción a la castaña de lentes, su cambio era un adorable traje de perrito. Se fue a lavar las manos y regreso para darle volantín

Eren reía contento de que alguien le prestara atención, usualmente era un niño tranquilo y se entretenía con cualquier cosa, cuidarlo no era mayor problema mientras no agarrara objetos peligrosos.

Ya había pasado un tiempo y con un poco de dolor de cuello se fue a la sala de estar para verificar que su sobrino estuviera en buen estado.

—A ver Eren. Ahora empezaremos con la palabra "pipi". Repite conmigo "pipi". —Le gesticulaba al pequeño quien la veía divertido para luego soltar un "popo" —¡Ah! Veo que has aprendido bien, ten una galletita.

El niño intentó hablar pero sólo gritaba emocionado.

Rivaille ya sabia como aprendió esa maldita palabra, la maldita loca se acababa de ganar una orden de restricción, una buena patada y de paso se cambiaría de apartamento.


Es corto, quería un drabble pero no me salio.

Gracias por leer.