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Capítulo 8

Por DarkCryonic

Sherlock había tenido tiempo suficiente para evaluar la conexión con John Watson mientras esperaba a que la cirugía a la que le habían sometido terminara y había concluido que era tan buena como mala. Por su parte, Mycroft había pasado una hora completa contemplándole mientras esperaban, al principio sin intención de intercambiar palabra alguna, pero luego tratando de sondear los pensamientos de su pequeño hermano que parecían caer en un precipicio frente a él, en medio del pasillo blanco y frío del lugar. Mycroft le había dejado sólo después de comprender que era mejor dejarse solo, que a fin de cuentas era algo que debía solucionar por si mismo…

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El cerebro de Sherlock se había detenido cuando la ambulancia se había ido, y había vuelto a funcionar rápidamente cuando el automóvil de su hermano había frenado a su lado y le había preguntado por su siguiente movimiento.

Su pensamiento se llenó de John, cada imagen que tenía de su cara a través del tiempo que habían convivido, las veces que le había protegido… Deteniéndose de golpe en la última imagen de él antes de que lo subieran a la ambulancia. Una ola fría le cruzó el cuerpo empujándole al suelo. Apenas si pudo mantenerse en pie. ¿Qué rayos había sido eso?

El viaje tras la ambulancia había sido eterno. Ni siquiera era conciente de como había llegado a aceptar la ayuda de su hermano, menos cuando había terminado sentado en la sala de espera entre Lestrade y la Sra. Hudson.

Sus ojos habían viajado por cada mancha de la pared, por cada baldosa en el suelo, por cada enfermera que caminara cerca de ellos… mientras sus pensamientos se envolvían en una vorágine llena de silencios sin respuesta.

¿Cuántas personas le habían protegido tan férreamente en el pasado? Pocos. Ínfimos. John le defendía como si él fuera alguien irremplazable. Pero no era así. Sólo era un tipo raro…sólo era Sherlock.

Mycroft le había soltado un comentario antes de dejarle allí…

-El doctor muestra nuevamente que su estima por ti sobrepasa mis expectativas.

-Cállate…-Murmuró en respuesta, sabiendo de sobra que la frase más típica de su hermano mayor venía a continuación.

Sabía de sobra que el cariño era una desventaja y todo lo demás… Había tratado de llevarlo a la práctica con todos, pero había algo… algo que se oponía a sus deseos…

La señora Hudson, Molly, Lestrade, John… Extendían sus lazos hacia él sin importar que tanto los alejaba o los hería con sus palabras… Ellos se mantenían allí esperando… ¿Esperando qué? Él aún no llegaba a entender aquello, pero podía sentirlo. Era una fuerza mucho más férrea que cualquiera que haya conocido en el pasado.

¿Cómo se podía llegar a luchar contra algo así?

Había terminado por bloquearse en ese lugar. Sin vueltas ni rincones dentro de su cabeza donde encontrar paz. ¿Acaso así se sentía el terror? Sus neuronas habían optado por detenerse, aletargarse y dejarle perdido… sintió la necesidad inmanejable de apretar las manos y sostenerse de lo que tuviera cerca, de aquello que le diera la tranquilidad suficiente para seguir respirando… lo suficiente para seguir estando allí. Baker Strett era en lo único que podía pensar. Ése lugar se había vuelto la base para mantenerlo fuera de la locura. Pero no podía estar allí, no tenía fuerzas para dejar a John en esas paredes extrañas mientras el corría a refugiarse.

No podía.

¿Cuándo iba a acabar ese avanzar continuo? ¿Cuándo dejarían de protegerse uno al otro de esa forma que no tenía límites? ¿Cuándo se daría cuenta John que no valía la pena exponerse de esa forma? ¿Cuándo iba a ser demasiado para alguno de ellos dos?

….

Lestrade había intentado sacarlo del lugar un par de veces… No había prestado atención a sus palabras. Se había quedado sentado junto a John esperando a que despertara. A que le dijeran que ya todo estaba bien. A verle reír de lo que había pasado. Al verlo gritar sobre el desorden en su habitación… al quejarse de verle charlando con el cráneo…

La vuelta al piso había sido rápida. Estar allí era la prueba de que la rueda seguía girando hacia el fin. John no había hablado de lo que había sucedido, a lo más se había quejado de la nula limpieza y de la falta de comida real en el lugar. Más de una vez había mandado a Sherlock a comprar sin lograr su cometido, siempre habían terminado llamando por comida al chino de siempre.

Sherlock evitaba salir por demasiado tiempo del lugar. John evitaba mirarle excesivamente cuando le veía muy quieto. Sherlock pasaba más tiempo revisando los archivos y comentando los viejos casos. John notaba como el otro no contestaba a los mensajes de Lestrade. Sherlock evitaba tocar el violín en las madrugadas. John le seguía evitando que fumara.

A veces sólo se quedaban mirando la televisión, riendo, peleando por alguna estupidez, olvidando que la fragilidad les había dejado un gusto demasiado amargo y que el tiempo no cura ese tipo de sensaciones.

A veces Sherlock miraba por la ventana hacia la calle dejando que el sol le calentara, otras, John se sentaba junto a la chimenea a tratar de terminar el libro de siempre.

Otras veces salían a la par corriendo tras un criminal, apurándose tras cada esquina de no perder el rastro o de perderse ellos mismos.

Algunas… sólo iban donde Angelo a comer y hablar sobre la última visita de Mycroft al departamento o del experimento mal oliente del día anterior que Sherlock prometía no volver a hacer mientras John le amenazaba con el tenedor.

A veces… A veces sólo eran dos hombres que darían la vida por seguir estando allí, evitando que la insensibilidad les quemase el corazón dejándoles perdidos en la ignorancia de saberse solo y fuera del mundo…

A veces sólo era Sherlock y John…

El detective y el soldado.

..

Fin

DarkCryonic

Chile, 24-04-2014 21:50:38