Los personajes utilizados en este fanfic son propiedad deShinobu Ohtaka.

Narración.

—Dialogo.

—Aclaraciones del narrador—.

"Pensamientos o frases que se dijeron".

Aclaraciones y Advertencias: OCC. Troll everywhere. Los personajes no me pertenecen.

Summary:Los mejores amigos son aquellos que saludan a tu madre, invaden tu nevera, te hostigan, se ríen contigo, se ríen de ti; y que cuando alguien te hace llorar, pregunta a quién van a partirle la cara. [Serie de Drabbles y One-shots sobre la amistad de Alibaba y Kougyoku]

Valor

Kouha no estaba feliz, en lo absoluto. Todo el camino de vuelta al Palacio de Kou fue una pesadilla para el menor. Si bien al principio fue genial compartir con todos sus hermanos juntos en el carruaje de regreso, la sensación se fue al garete cuando Kouen le hizo una pregunta crucial a Kougyoku, algo que ciertamente todos los Ren se estaban preguntando pero sólo Kouen se atrevería a preguntar de frente. Dicha pregunta era lo que cualquier hermano celoso y posesivo le preguntaría a su querida hermanita menor cuando ve que tiene amigos del sexo opuesto:

—¿Qué hay entre ustedes?

Y ese fue el disparador de toda una serie de interrogantes. Porque sí, Kouha era un maldito sobre protector también, y Koumei, aunque flojo, pertenecía a la misma cuadrilla; Hakuei era el último y único miembro diplomático ―sospechaba que su condición de mujer tenía mucho que ver en esto― dispuesto a escucharla sin estar haciendo acusaciones a diestra y siniestra, aunque Kougyoku habría preferido no hablar de Aladdín y como ella 'mató' a Ugo.

Tuvo que contar toda la historia, lo más esencial, por supuesto: desde que 'mató' al Djinn hasta que casi se casa con Alibaba Saluja. Y aún con todos los datos que liberó, Kougyoku evitó magistralmente responder la pregunta de su hermano mayor.

Por supuesto, Kouen no era ningún tonto. Demasiado serio para su propio bien tal vez, pero tonto jamás.

—No respondiste a mí pregunta.

¿Pero qué iba a decirle? ¿"Me enseñó hacer una corona de flores y nos volvimos los mejores amigos de la noche a la mañana"? Ya de por sí, sin sus celos de hermano en medio, Kouen tenía mala imagen de Alibaba. Ella no iba a deformarla más.

El interrogatorio se alargó por horas.

No había manera de callar a Kouha, ni a ninguno de los príncipes en realidad. Y Kougyoku ya no sabía qué hacer para que sus honorables hermanos dejaran de intentar meterse en su vida privada. Porque su amistad con Alibaba era la única sección de sus pensamientos personales que tenía. No era para el Imperio, no era para sus hermanos. Sólo para ella.

¿No comprendían que era un asunto bastante personal? No, que va. Con Ren Kouen ansioso de saber, no se puede razonar. Y si todos estaban de su parte, la octava princesa claramente tenía las de perder.

—Preguntaré sólo una última vez. ¿Qué hay entre el mocoso y tú?

Kougyoku frunció el ceño ante el apodo nada encantador para Alibaba, ¿por qué su hermano lo odiaba tanto? Ni siquiera lo conocía.

—Ya dije que somos amigos ―se defendió, esforzándose para no perder el tono respetuoso. Una princesa nunca podía hacer un desplante y menos a alguien como Kouen, quien era el heredero, pero también su querido hermano.

Su querido y altamente entrometido hermano.

—En la batalla enloqueciste completamente cuando lo hirieron, fue demasiado para ser "sólo un amigo."

Estúpido Koumei, ¿no podía mantener su honorable boca cerrada? Ahora Kouen la miraba de esa forma espeluznante.

—Primero: Kouha también estaba herido ―argumentó tras aclararse la garganta―. Segundo: es mi mejor amigo, y te recuerdo que pudo haber sido tu honorable cuñado,así que más respeto.

El príncipe la vio, ligeramente sorprendido por su tono mordaz y el atrevimiento en la última frase.

—¿Acabas de contestar? —inquirió el mayor de los Ren.

—¿Y qué si lo hice? —la ligera brusquedad en esas palabras sobresaltaron a Hakuei, que a este punto sólo era una observadora del desastre inminente. Tal vez nunca se llevó bien con Kougyoku, pero sabía bien que ella era una chica buena y correcta; nunca rompía un plato, daba todo por su gente y jamás desobedecía una regla. Por eso mismo se encontraba tan sorprendida como el resto—. Mi honorable hermano habló de una forma bastante grosera de mi amigo, y me temo que no puedo permitir eso.

—Es sólo un mocoso —Kouha bufó.

Kougyoku acentuó su ceño fruncido y miró a su hermano con cara de pocos amigos.

—Tercer ex-príncipe de Balbadd, conquistador de Celda, Gladiador aclamado en Reim, mejor amigo del cuarto Magi, y tiene 18 años. No es ningún mocoso.

—¿Y eso qué tiene de especial?

Ahora fue el turno de ella de bufar.

La pregunta correcta era: ¿Qué no tenía de especial Alibaba? Porque tenía mucho a favor. Sus cabellos dorados, sus ojos miel, su sonrisa deslumbrante y su torpeza resultaban cautivantes. Leal, a veces embustero, pero siempre divertido. Todo era sonrisas a su alrededor, él era como un sol que lo eclipsaba todo. ¿Cuántos chicos sabían hacer coronas de flores? ¿Cuántos hombres de la realeza realmente amaban sentarse a trabajar? Nunca había visto a ningún hombre, ni siquiera a Kouen o Sinbad, sentarse a contar números con los ojos iluminados y una sonrisilla traviesa.

Maldición, tenía tantos putos buenos que era difícil decir algo malo. Por eso le irritaba que sus hermanos hablaran calumnias de ese chico brillante, de su amigo brillante.

—Él acepta lo que soy.

El semblante de Hakuei se iluminó en compresión. Claro, ella no esperaba menos del mejor amigo de Aladdín.

—Eres una princesa—recordó Kouen.

—Soy un paria—quizá no alzó su tono, pero eso sonó definitivamente mal, lo suficientemente mal para revolverles las entrañas a los hijos legítimos del emperador—. Sin tu aprobación o la de Judal-chan, nadie me hablaría. No, la realidad es que nadie me habla —se corrigió.

Kouen mantuvo su compostura y no vaciló en su respuesta. Pero las llamas ardiendo en los ojos de su hermana, que nunca lo enfrentó antes, sin duda llamaron su atención.

—No tienen derecho, eres una princesa.

Dejando el tema por la paz, la octava princesa dio la vuelta al rostro dignamente, observando a través de la ventana del carruaje real, evitando hacer contacto visual.

—Si él me pide ayuda, yo lo ayudaré —sentenció.

—¿Incluso si te pide que vayas contra mí?

—Mi conciencia guía mis acciones, mi corazón es torpe e ingenuo, pero no soy una oveja que sigue ciegamente a su pastor. No más —dijo—. Tengo una cabeza, y la usaré para pensar; tengo un corazón, que usaré para sentir. Por eso no me dejaré guiar por Gyokuen o alguien más. La próxima vez que haga algo, por primera vez, lo haré por mí.

No se dijo nada más.

Kougyoku se sintió orgullosa de haberlo dicho al fin, de hacerse escuchar sin haber recurrido a sus mangas para taparle rostro. Incluso si sabía que sus hermanos no le confiarían secretos importantes de ahora en adelante, eso estaba bien. No quería seguir mintiendo. No quería seguir haciendo cosas con las cuales no estaba a gusto. Hizo tal y como le dijo Alibaba que lo haría.

Todo gracias al valor que le infundo ese chico y la sincera amistad que compartían.

END