Disclaimer: Lo que reconozcan le pertenece a Laura Gallego.


Dos caras de una misma moneda


Tú la tocas, y es ella la que hace que tus sentimientos de desboquen de aquella manera. Es ella la que hace que creas que estás completo por dentro, lo que hace que esa cantidad de sentimientos se desboquen.

Le acaricias el pelo, tan largo, tan sedoso, y ella sonríe y te besa, porque eres todo lo que tiene en ese momento.


—Te extraño tanto cuando no estás… —dijo ella, abrazándolo— y no sé cuando volverás. Es como esperarte eternamente para poder pasar unos pocos momentos contigo.

—Yo también te extraño, es como si hubiera dejado una mitad de mí contigo. —Y sonrió, correspondiendo tardíamente a su abrazo.

A veces, desean estar juntos toda la vida, pero no pueden. Porque los prejuicios y sus condiciones se los impiden. Se aman, pero no pueden estar juntos. Son distintos, son complementarios. Las dos caras de la misma moneda.

Ella peinó su cabello castaño hacia atrás y sonrió con el resultado; Kirtash, en cambio, agito la cabeza para que el flequillo volviera a caer sobre sus ojos azules y sonrió —con esas sonrisas torcidas suyas—.

—A veces, cuando no estás, siento que algo falta aquí —murmuró ella, agarrando un bucle de su propia cabello—, siento que algo falta en mi vida. Como si mi corazón estuviera contigo, como si una parte de mi alma se hubiera ido junto a ti.

Kirtash la atrajo hacia él. No le gustaba encontrarla así, pero a menudo Victoria estaba taciturna, pensando en él. Y Kirtash sabía que le rompía el corazón cada que se iba de nuevo. En el fondo, le dolía, en el fondo.


Temes que se quede completamente sola en el mundo.

Temes que tal vez te extrañe demasiado.

Temes muchas cosas, pero le ocultas todas, por no preocuparla más. La amas, y no dejarás que le pase en ningún momento. No serías capaz de ver que le haces daño, pero lo soportas, soportas que te añore. Le rompes el corazón y no sabes que hacer para recomponer el poco dolor que le causas.

Ella sonríe débilmente y tú, por enésima vez, te preguntas que es lo que hace que la veas de esa manera, que la ames tanto. Entonces, sus ojos te responden: tan luminosos, tan bellos. Es imposible no amar unos ojos así.

Y cuando tú la besas por última vez y ella cierra los ojos, cuando tu murmuras en su oído:

—Adiós, criatura.

Entonces, ella tiembla, pensando en el dolor que le causa el añorarte tanto. ¡Cómo desearías poder quedarte un tiempo junto a ella!, pero si lo haces será más difícil marcharte. La amas, aunque sea tu opuesto.

Y cuando ves sus ojos por última vez, antes de dar media vuelta y marcharte, con el corazón oprimido, sus ojos están más luminosos que antes, están más bellos que nunca.


Nea Poulain

a 24 de Septiembre de 2009

El primer fic que escribí de Memorias de Idhún. Ahora es viejo y si lo escribiera ahora, seguramente le había cambiado muchísimas cosas. Pero de los primeros intentos se aprende.