TANGERINES ON THE SUN AT 17 PM.
ESCRITO POR MIA MASEN.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. Me adjudico la historia y un par de ellos..
Gracias a Lucero (Beta FFTH) por corregir este capítulo.
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ESTA HISTORIA ESTÁ DEDICADA A CADA UNA DE LAS PERSONAS QUE LA INSPIRARON A TRAVÉS DE SUS EXPERIENCIAS, SU BUENA DISPOSICIÓN Y POR SUPUESTO, A CUALQUIER PERSONA QUE HAYA SIDO DIAGNOSTICADA CON UN TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) QUE GRACIAS A UNA BUENA COINCIDENCIA, ESTÁ LEYENDO ESTO.
Música de este capítulo: CHARMLESS MAN - BLUR.
Capítulo I
"Córtate el cabello y sigue adelante."
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-Presente-
Bella ingresa al baño y dejar caer la toalla que le cubre el cuerpo. Toma su teléfono celular y selecciona su canción favorita. Agarra las tijeras de su padre y da inicio a la diversión.
Separa su largo cabello en dos mitades que reposan sobre sus senos. Los acaricia durante cinco minutos, tiempo suficiente para observarlos por última vez. Respira hondo, abre los ojos y toma uno de los mechones entre sus dedos. Calcula el largor para determinar cuánto será suficiente. Mientras más corto sea, más segura se sentirá de su decisión.
Delibera que hasta la altura de sus hombros es la mejor opción. En un simple y lento movimiento, empieza a cortarse el cabello. Realiza la misma acción con otro mechón.
En total, hay ochenta centímetros de cabello castaño en el lavamanos.
Se mira al espejo y una enorme sonrisa se forma en su rostro. Lo ha hecho finalmente. Es como desprenderse de un enorme peso sobre los hombros. Piensa que jamás ha tenido el cabello tan corto como en ese momento y esa es una buena señal.
Sin arrepentimientos.
Se pone unas réplicas de orejas de conejo sobre la cabeza y unos anteojos que bien podrían haber pertenecido al difunto integrante de los Beatles, John Lennon. Contonea la cintura y sacude los hombros al ritmo de la canción de Blur. Ingresa en la bañera y se siente tan ajena a la realidad que no le importa que el frío del azulejo le haya tomado por desprovisto.
"Na, na, na, na" dice la canción y ella canta sin cantar, como si fuese un himno a la libertad. Para los demás, la habitación se encuentra en completo silencio, sin embargo sus auriculares la están transportando a otra realidad donde fantasea con la voz de Damon Albarn. ¿Puede un hombre ser bueno en la cama solamente por tener un increíble talento musical?
Por la mitad del clímax de la canción, alguien abre la puerta creyendo que la habitación se encuentra vacía y se asombra al ver a Bella sentada en la bañera como si nada.
—Lo siento, Bella. No sabía que estabas aquí… —Emmett se disculpa inmediatamente creyendo que ella se está bañando. Pero la bañera se encuentra vacía, hay algo que no encaja en la situación. Entonces, su mirada se posa en el cabello de Bella—. ¿Qué…? ¿Y t-tu cabello?
—Estoy siendo espontánea —contesta orgullosa la joven, esbozando una sonrisita.
Emmett le devuelve a su hermana el gesto con sorpresa. Nunca antes la había visto con ese corte de cabello.
—Puedo verlo. —Asiente. Seguidamente, observa la vestimenta de Bella—. Pero, ¿por qué estás en bikini?
—Porque me siento cómoda con mi cuerpo —explica ella con paciencia—. Esto puede parecerte raro, pero es una contemplación. Una representación gráfica de todas las cosas que aprendí en mi intento de convertirme en una persona espontánea.
Puede parecer ridículo, pero Emmett comprende las intenciones de Bella. Es el único en la casa que intenta entender por qué hace lo que hace.
Antes de que él tenga la oportunidad de contestarle, Alice aparece en la puerta, reaccionando atónitamente ante la escena.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta frunciendo el ceño—. ¿Qué le hiciste a tu cabello?
—Me lo corté —Bella cuenta con orgullo.
Alice no puede comprender la respuesta de su hermana. A partir de ese momento, ya no hay nada que Alice admire en ella.
—Estás loca. —Niega una y otra vez como si Bella acabara de hacer una gran estupidez.
— No, no lo estoy.
—¿Por qué estás desnuda en una bañera vacía? —Insiste en preguntar por la extraña escena que se presenta. Sin embargo, Alice está más interesada en el motivo por el cuál su hermana menor se ha cortado el cabello.
—No estoy desnuda, estoy usando un bikini —Bella se justifica, molesta—.Trato de ser espontánea.
Ignora la respuesta de su hermana menor porque un nuevo detalle capta toda su atención.
—¿Son esos los anteojos de Emmett? ¿Por qué los estás usando en la bañera?
Bella se pone incómoda porque, efectivamente, su hermano no estaba al tanto de eso.
Renée pasa por el pasillo y descubre la situación.
—¿Qué es lo que sucede? —Observa a su hija en la bañera y ahoga un grito—. ¡Bella! ¡Cielo! ¿Qué le ha sucedido a tu cabello?
—Me lo corté, mamá —repite asintiendo—. Estoy siendo espontánea.
—¿T-Tú sola?
—Sí, mamá. Usé las tijeras de papá.
—¿Por qué lo hiciste, cariño? —ella pregunta con tristeza. Si Alice admiraba el cabello de Bella, Renée lo amaba con locura.
—Porque estaba muy largo. Me molestaba cuidarlo. Es mucho más fácil así —empieza a explicar con lentitud, aunque sabe perfectamente que ese no es el verdadero motivo por el que se ha cortado el pelo. Por primera vez, Bella tiene el cabello más corto que ella.
—Oh, Bella… —Su madre ladea la cabeza a un costado, torciendo una mueca. Lo único que la hacía destacar en el pueblo ha desaparecido por completo.
—¿Estás segura de que los medicamentos están funcionando? ¿No quieres consultarlo con tu doctor? —Alice pregunta, pensando que debe haber una razón lógica para que su hermana haya tomado esa decisión.
—No, diablos, estoy bien. Los medicamentos están bien. —Suspira poniendo los ojos en blanco. No hay algo que ella odie más que la condescendencia.
—Bueno, si estás bien, ¿puedes salir de la bañera? Necesito irme en treinta minutos y tengo que bañarme —pide su hermana cambiando de tema rápidamente.
—¿Ahora? —Bella frunce el ceño.
—No vas a llegar en treinta minutos, Alice —Emmett menciona aquello como una divertida acotación, pero ella se ofende.
—Podré y lo verás. Solamente necesito que ella salga de la bañera —refunfuña frunciendo los labios, sonando totalmente tajante.
—Bella, sal de ahí. Te vas a enfermar. Y ponte algo encima. No estamos en un clima adecuado para usar únicamente ropa interior —su madre le ordena usando un tono maternal exigente, no muy común en ella.
—Bikini, mamá, es un bikini —repite Bella.
En cuanto su madre abandona el baño, su padre aparece.
—¿Por qué están todos aquí? —pregunta a sus hijos, pero su mirada avanza directamente a su hija menor. Frunce el ceño con asombro—. ¿Qué le pasó a tu cabello, Bella?
—Me lo corté, papá —contesta ella con paciencia. Es una respuesta que tendrá que dar a muchas personas.
—¿Por qué? —No, en realidad, Renée no era quien adoraba más su cabello—. Bella, cariño, ¿qué te hizo pensar que era una buena idea?
Bella se da cuenta que a su padre le ha dolido profundamente para que le diga "cariño".
—Miren, es mi cabello, ¿está bien? Sí, se veía bonito y todo lo demás, pero me molestaba. Soy yo quien tiene que cepillarlo, lavarlo y cuidarlo. Por años he estado haciéndolo y ya no quiero hacerlo. Me siento más cómoda así, ¿entienden? —miente descaradamente.
Era una respuesta muy lógica, pero para su padre seguía siendo lamentable. Alice, directamente, cree que se debe a los medicamentos.
—Está bien, entendimos. ¿Puedes cederme la bañera ahora? —La hermana mayor chasquea la lengua—. Ya debo irme.
—¿A dónde? —pregunta su padre.
—A ver a Jasper. Tengo que estar en su casa en treinta minutos.
Charlie ahoga una risa.
—¿Treinta minutos? En treinta minutos decidirás qué ponerte —él también decide bromear al respecto. En total, Alice puede tardar tres horas en arreglarse, como mínimo.
Demasiado para la poca paciencia de una apurada Alice.
—¡Estaré lista en treinta minutos! —bufa mientras él se retira. Luego, mira fijamente a Bella—. Te quiero afuera en dos minutos.
Entonces, sale para buscar una toalla. Emmett aprovecha para pedirle silenciosamente que ceda en esta ocasión porque sabe que podrá hacerlo.
Finalmente, cierran la puerta y dejan a Bella sola de nuevo. Esta vez, puede disfrutar brevemente la decisión que tomó. La pregunta es… ¿conservar o tirar el cabello?
—¡Bella! ¿Puedes venir un segundo para ayudarme con las compras? —exclama su madre desde el otro lado de la casa, rompiendo completamente con su esquema no programado.
Ella no contesta en seguida, pensando en lo perezosa que se siente para levantarse. Pero eso no es lo que haría una persona espontánea y Bella desea serlo. Más que desear, lo necesita. La superación lleva esa palabra posicionada en primera instancia.
—¡Bella! —Vuelve a llamarla su madre al no escuchar una respuesta.
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—¿Puedo ser honesta? Cuando entraste por esa puerta, no te reconocí en absoluto.
Bella encoge sus hombros.
—Nadie lo ha hecho, en realidad.
—¿Te gusta? —Arquea una ceja, esperando para apuntar la respuesta en su cuaderno.
—Nunca me siento cómoda cuando soy un objeto de atracción. Me va bien cuando la gente me ignora —confiesa sintiendo que es honesta.
Esme ladea una sonrisa.
—Me refiero a la decisión que has tomado —aclara con amabilidad.
—Usted sabe por qué lo he hecho. No es necesario mencionarlo. —le resta importancia sabiendo que su psicóloga, mejor que nadie, sabe cuál es la importancia simbólica de su cabello y por qué ha decidido hacerlo.
—Esperaba que lo hicieras…
—Por supuesto —ella se ríe—.Hacía días que decía que lo iba a hacer. Era la última resolución… ya sabe, "mejor me corto el cabello para acabar con esta obsesión".
—No creo que tengas una obsesión con tu cabello —le comenta atentamente.
—Yo tampoco. Se supone que estamos aquí por otro asunto, pero ya sabe… obsesiones son obsesiones. Estoy acostumbrada a obsesionarme con todo —recuerda con nostalgia. Esa es una parte de su vida que no es de su agrado.
—Sin embargo, aplaudo tu valentía. —Sonríe maternalmente. La decisión le ha tomado por sorpresa incluso cuando se lo esperaba venir.
—¿Es lo correcto, verdad? —pregunta Bella acariciándose unos cuántos mechones que le llegan hasta los hombros—. Quiero ser espontánea, pero no quiero hacer estupideces.
—¿Sientes que esto ha sido una estupidez? —pregunta evaluándola sin parar de escribir en su cuaderno de anotaciones. Las últimas sesiones de Bella están escritas allí.
—No —admite con franqueza—. Siento que he cortado cualquier tipo de lazo con mi pasado. Por supuesto, a mi familia le ha molestado y todo el mundo lo menciona como si mi cabello fuera lo único bueno en mí.
—Tu cabello no era lo único bueno en ti, Bella —le recuerda espontáneamente, aunque sabe que no es necesario decírselo. La primera impresión que ha tenido de ella es que posee una buena y formada autoestima para su edad.
—No era lo único bueno. Tengo muchas cosas buenas. Pero sentía que el cabello estaba opacando esas cosas. No soy el tipo de chica que le gusta llamar la atención, aunque muchas veces me juzgaron por eso. Pero no me importa. Además, también me sirve como un recordatorio.
—¿Recordatorio… de qué?
—De que siempre me he sentido en una completa contradicción. A lo largo de estas sesiones se habrá dado cuenta que presento dos tipos de personalidades. —Bella se acomoda en el sillón de cuero como si así pudiese explicar mejor aquello.
—Estoy curiosa —responde Esme imitando su movimiento como si así pudiese escucharla mejor. Le gustaba ponerse al nivel de Bella, pues ella es una muchacha muy inteligente para su edad.
—Soy una persona muy tradicionalista. No me interesan los feminismos, para ser honesta. Siento que el hombre y la mujer cumplen ciertos roles. Un hombre debe ser cortés, debe invitar a la mujer y ofrecerle su mano. Él es el dueño de la iniciativa. Una mujer, por lo contrario, debe servir. Debe atender a su hombre y aceptar sin dar la otra mejilla. Ser muy honesta, muy directa. No se trata de discriminación, se tratan de diferencias establecidas. Ambos dan por igual, ambos necesitan al otro. Es el ideal de amor construido en mi cabeza. Quizás usted comparta mi visión pero hasta el día de hoy no he encontrado a alguien de mi edad que esté de acuerdo con esto.
Esme asiente.
—Entonces me doy cuenta que soy una persona muy chapada a la antigua. No salgo todas las noches, no bebo alcohol, le cuento absolutamente todo a mi madre. Parezco una anciana. Pero aquí está el problema: a veces me siento como una niña. Tengo dieciocho años. Siento que tomo decisiones como si tuviese cuarenta y cinco, pero las ejecuto como si tuviese doce. Razono las cosas como si estuviese enferma, pero nadie puede creer que esté tomando antidepresivos. ¿Y sabe que es lo más gracioso del asunto? ¡Que no estoy deprimida! Soy una persona completamente normal. Pero aun así estoy enferma y tengo que prescindir de una psicóloga y un psiquiatra. Mi vida está llena de contradicciones que nunca podré controlar. Y eso, a veces, me asusta, me frustra. Pero otras veces pienso que es una de las cosas más maravillosas que me ha tocado en la vida.
Esme no ha dejado de escucharla ni se ha tomado la molestia de escribir sus palabras porque está acostumbrada a escuchar las prolongadas resoluciones que Bella suele realizar. Ella no es cualquier paciente.
—Y por eso… por eso me corté el cabello —suelta después de respirar hondo—. Obviando la razón principal, me ayuda a recordar que no quiero ser una niña o una anciana. Quiero sentirme adecuada con mi verdadera imagen. Un simple recordatorio acerca de cómo voy a empezar a manejar mi vida. No una niña, no una anciana. Una mujer. Simplemente eso.
Esme está impresionada por la rapidez con la que Bella se da cuenta de muchas cosas, pero está acostumbrada a que ella demuestre una evolución espontánea en todas las sesiones. Sin embargo, nunca deja de sorprenderle que la persona que está hablando frente a ella sea tan joven.
—"Obviando la razón principal… " ¿Quieres mencionármela solamente para estar segura?
Bella rasguña un poco el cuero del sillón y frunce los labios. Se promete a sí misma que, por el momento, solamente una persona sabrá el motivo: ella. Esme.
—Porque Edward estaba obsesionado con mi cabello. Y necesitaba cortármelo para dejar de recordarlo.
IMPORTANTE NOTA DE AUTOR:
N.1: Los fármacos mencionados en esta historia (Clonazepam, Sertralina y Zolpidem) deben ser usados exclusivamente bajo prescripción y vigilancia médica y no puede repetirse sin nueva receta médica.
N.2: Además, esta historia está libre de contenido pedófilo. La palabra correcta empleada es "Efebofilia" también conocida como la atracción erótica y sexual por menores púberes y pospúberes, usualmente en el rango de edad desde los 13 a los 17 años.
1) Todos los capítulos están conformados por la siguiente estructura:
- Primero una sesión terapéutica/Sesión psiquiátrica.
- Y luego, en la mitad del capítulo, retrocedemos a dos meses atrás, cuando Bella todavía no asistía por ayuda, para que seamos testigos de qué ha generado que tome la iniciativa para, al fin, hacerse tratar.
2) Publicaré los capítulos los LUNES y los VIERNES, sin horario específico. De no poder cumplir con este método, se los avisaré inmediatamente.
Las fotos y/o cualquier tipo de enlace están en el grupo de fb, en mi perfil se encuentra el link.
Y sin más, me despido y... bienvenida a cualquiera que haya decidido darle una oportunidad a esta loca idea, espero no defraudarlas!
Besos.
Mia Masen.