Disclaimer: Todos los personajes nombrados así como los lugares son propiedad de la magnífica JK Rowling.

Este fic participa del Reto Off-Scorse Octubre "Escala de Grises" del Foro "El Escorpión que Coleccionaba Rosas".

Primera parte: Cualidad 'Negra' Negligencia

N/A : Negligencia, es la falta de cuidado o el descuido. Una conducta negligente, por lo general, implica un riesgo para uno mismo o para terceros y se produce por la omisión del cálculo de las consecuencias previsibles y posibles de la propia acción.


Lily Luna sabía que no debía sacar provecho a sus cualidades para pasar sobre los demás.

También sabía que no era justo aprovecharse de los sentimientos que despertaba en los demás para lograr que hicieran lo que ella quería.

Sobre todo sabía que mandar a alguien a vagar por el Bosque Prohibido cuando la tarde ya estaba cayendo era, además de una completa falta de moralidad y respeto por las normas del Colegio, algo muy, muy peligroso.

Pero aún siendo consciente de todo esto, lo hizo.

Cuando el pobre de Lorcan Scamander se entregó a la intensa tarea de intentar conquistar a Lily Potter jamás creyó que sería algo tan complicado y peligroso para su salud, tanto física como emocional.

La chica era hermosa, eso era cierto. Y cuando lo quería podía llegar a ser un verdadero ángel. El problema estaba en que el noventa porciento del tiempo, ella se comportaba como una bruja, y no en el sentido más mágico de la palabra.

Esa tarde se encontraban paseando por el borde del Lago Negro cuando a él se le ocurrió hacer la peor y más peligrosa pregunta posible.

- Dime Lily, ¿qué es lo que tengo que hacer para que tú consideres siquiera darme una oportunidad? – preguntó el rubio mientras clavaba sus ojos azul intenso en el perfil de la pelirroja.

- Estoy dejando que me acompañes en mi paseo, Lorcan. Eso es bastante más de lo que muchos pudieran llegar a soñar. – respondió ella tranquilamente.

- Lo sé, pero también sé que estás jugando conmigo, que no me desechas tan rápido por el simple hecho de que nos conocemos hace años y no te caigo del todo mal. Lo que quiero saber es qué tengo qué hacer para que me tengas en cuenta, para que realmente me consideres. - replicó mientras desviaba su atención al Lago y los suaves movimientos del agua sobre la arena.

Quizá haya sido ese momento de descuido la causa de que no notara la peligrosa sonrisa que se formó en el rostro de la chica mientras un plan se armaba en su cabeza.

Era algo sencillo, o casi. Se trataba de probar que tan lejos iría por ella.

- Bien – dijo ella tomando un profundo respiro y deteniéndose para mirarlo, él se paró impaciente – No es algo tan complicado…

- Solo dilo – respondió Lorcan.

- De acuerdo, lo único que tienes que hacer es ir hasta el Bosque Prohibido… - el rubio trago saliva y ella sonrió mientras miraba el entorno intentando pensar en qué pedirle, cuando de pronto la respuesta paso volando junto a ella. –… y conseguirme una luciérnaga. Eso es todo.

- Pero Lils, el bosque… ¿no puedo atrapar una luciérnaga de por aquí? – preguntó mientras señalaba los pequeños bichitos de luz que bailaban a su alrededor.

- No, quiero una del Bosque Prohibido, esas son más grandes y brillantes – dijo sonriendo ampliamente para luego borrar la sonrisa poco a poco, pasando de parecer feliz a decepcionada – Claro que si no quieres ir… si te parece demasiado hacer eso por mi…

- No… no es eso…- el Ravenclaw la miró una última vez y luego suspiró sonoramente, ella lo tenía – Lo haré.

Lily quedó descolocada un momento, jamás pensó que él aceptaría. Solo era una treta que estaba usando para intentar hacer que el chico desistiera de ella. Pero viéndolo así, que él estuviera dispuesto a arriesgarse a entrar en el bosque en contra de las normas del Colegio e incluso en contra de su vida misma, lo hacía increíblemente encantador y atractivo a sus ojos.

Estuvo a punto de decirle que no era necesario, que con el solo hecho de que hubiera aceptado a algo semejante era suficiente. Pero las palabras quedaron atoradas en la punta de su lengua cuando tuvo, a su parecer, una mejor idea.

Dejaría que lo hiciera, y si lo conseguía, definitivamente le daría una oportunidad. Después de todo, solo tenía que adentrarse unos metros, nada le pasaría. Y al final, todos serían felices.

Lily sonrió ampliamente y luego rodeó los fuertes hombros de Lorcan con sus brazos para así poder plantarle un sonoro beso cerca de los labios. El rubio se quedó quieto y ruborizado antes de responder con una tímida sonrisa.

- ¿Y eso a qué vino, Lils? – preguntó aún un tanto descolocado.

- Tómalo como un incentivo – respondió ella acercándose un poco más su cara a la de él antes de girarla y hablarle al oído – te esperaré en el Gran Comedor.

Y sin más se alejó de él.

Lorcan la observó como hipnotizado mientras ella caminaba hacia el cálido resplandor que emanaba por la gran entrada del Castillo.

Definitivamente estaba loca, pedirle una luciérnaga del Bosque Prohibido sabiendo que si lo descubrían podía significar su expulsión… claro, eso sin contar las innumerables bestias y peligros que se ocultaban tras aquellos árboles. Aún así el más loco de los dos era él, por exponerse a semejante situación y además de todo aceptarla.

El ravenclaw se sintió tentado a vagar por los terrenos de la escuela un poco más y luego atrapar una luciérnaga cualquiera para entregársela y decirle que la sacó del bosque. Pero llevándose una mano a la mejilla que Lily había besado, desistió.

Mirando con cuidado a su alrededor, se aseguró de que nadie viera mientras el avanzaba con paso firme hacia una amenaza inminente, mejor conocida como Bosque Prohibido.


Lily se removía incomoda en su puesto de la mesa Gryffindor mirando con impaciencia hacia las puertas del Gran Comedor.

- ¿Esperas a alguien, Lily? – Bromeó Hugo Weasley, su primo, sentado junto a ella.

- No, para nada… - respondió evitando el tema.

En cualquier otro momento hubiera confiado en Hugo para contarle que hacía más de una hora había dejado a Lorcan al borde del Bosque Prohibido con una estúpida y peligrosa petición de su parte y él no había vuelto aún.

Su primo quizá hubiera ayudado con algún consejo, he incluso la hubiera hecho reír, quitándole dramatismo al asunto como él siempre hacía. Pero prefirió callar. Una mesa llena de Weasley's – Potter's chismosos y regañones no era el mejor sitio para una confesión como aquella.

- De acuerdo, haré que te creo. ¿Terminaste tu tarea de pociones? – Continuó su castaño primo, desviando el tema para hacerla sentir cómoda.

Ella sonrió y continuó hablando como si nada hubiera pasado, pero aún atenta a los movimientos en la entrada del comedor.

Mientras tanto unos deslumbrantes ojos azules se mantenían fijos en la figura de Lily. La pequeña Dominique Weasley no podía creer que su prima no estuviera enloqueciendo de preocupación siendo que hacía ya horas que el rubio Ravenclaw, Lorcan Scamander, se había metido en el Bosque prohibido cumpliendo una misión que ella calificaría como suicida para complacerla. Quería sacudirla y hacerla entrar en razón.

Porque, pese a que Dominique apenas tenía catorce años recién cumplidos, se sentía mucho mas consiente que su prima de casi dieciséis, quién había mandado a un pobre y adorable chico como Lorcan, tras una de sus estúpidas extravagancias.

Ella quién se encontraba paseando tranquilamente por el Lago y que no pudo evitar detenerse ante la magnífica imagen de Lorcan con su rubio cabello brillando bajo el apagado resplandor del sol de la tarde lo había visto todo. Había visto como Lily manipuló al chico para conseguir algo que ni siquiera quería. Y había querido golpear a Lorcan por dejarse usar de tal manera. Se merecía algo mejor que su prima, alguien que lo quisiera enserio, quizá… alguien como ella.

Pero eso no era lo importante, lo importante era que él aún no volvía y Lily no parecía ni inmutarse. Estuvo a punto de pararse y gritarle unas cuantas verdades cuando un agitado Lysander llego al punto de la mesa donde ellos estaban.

Lily, Dom, Hugo y todos los demás Weasley – Potter, hasta incluso algunos de los comensales de su alrededor, se fijaron en la pálida y rubia figura del gemelo Scamander, quien intentaba recuperar el aliento para poder hablar.

Lily se paró de su asiento inmediatamente.

- Lysander, ¿qué ha pasado? – preguntó al borde del colapso nervioso.

- Es… es Lorcan – respondió el Scamander entrecortadamente – ha desaparecido.

En ese momento Dominique se paró también.

- Tú… tú… - dijo la pequeña rubia apuntando a Lily con un dedo sacudido por los temblores que invadían todo su cuerpo – Eres una egoísta, ególatra, negligente y maliciosa que nunca piensa en los demás, solo en sí misma y su propio beneficio, si algo le pasó por tu culpa, te juro… te juro que me lo pagarás.

- Dom, yo… - Lily intentó justificarse pero no fue necesario. Por un lado, Dominique salió del Gran comedor como alma llevada por el demonio y por el otro, la pelirroja sabía que su prima tenía toda la razón del mundo, si algo le pasaba a Lorcan era toda y únicamente su culpa.

Ante la atónita mirada de todo el comedor, Lily Luna Potter, la chica fría y distante, se echo a llorar antes de salir corriendo tras los pasos de su prima.