¡Holaaa chicaas! Aquí les traigo el último capítulo! :D

Quiero agradecerle a todas por leerme y por todos sus reviews! :D y también agradecerle a LoveBrunito por ayudarme con todo esto jaja!

Para aclarar, dentro del capítulo hay una canción que obviamente no me pertenece, es del hermoso Michael Buble *_* (Les dejaré el link más abajo para que la escuchen ;)) y como ya lo saben, los personajes no son míos, son de la gran S. Meyer! la historia si es mía y fue beteada por mi querida LoveBrunito!


Un mes había pasado desde que Edward y yo nos encontramos nuevamente, un mes desde que lo vi frente a mi apartamento luciendo tan atractivo y sexy como lo recordaba… Miento, estaba aún más atractivo que hace siete años. Un mes en el que no hemos perdido contacto; y es que a pesar de que aquella primera visita tan sólo duró un par de días, y que debido a sus compromisos tuvo que marcharse pronto, hemos seguido comunicándonos cada día, y en algunas ocasiones hablamos más de una vez por día.

Hace dos semanas Edward tuvo un par de noches libres y "decidió" pasarlas en New York con la excusa de que siempre le ha gustado ésta ciudad, así que una noche mientras yo me dedicaba a editar una nueva historia, él apareció nuevamente en mi puerta con un par de bolsas con comida china y la típica sonrisa torcida que enloquecía a todas sus fanáticas. Supongo que eso de aparecer en mi casa sin previo aviso ya se estaba haciendo costumbre, además, supongo que para él no era complicado conseguir un vuelo o un avión privado para viajar de un lugar a otro.

Si algo adoraba de New York era que todos estaban lo suficientemente ocupados como para fijarse en quien pasaba a tu lado, o quien estaba comiendo a tu lado. Por eso, en ese par de días libres que pasó aquí decidimos ir a un bonito restaurant y luego pasar al área del bar. Nadie nos reconoció, quizás porque nadie nos prestó atención, o porque siempre estuvimos alejados de la multitud, pero lo importante fue que pudimos compartir como dos personas "normales".

Por un momento pensé que éramos nuevamente los chiquillos enamorados de 17 años, sin grandes responsabilidades y que se escurrían todas las tardes a Port Ángeles o a Seattle. Esa noche ambos nos sentimos libres, charlamos y reímos como hace mucho tiempo no lo hacía, sin mencionar que mi corazón estuvo latiendo alocadamente toda la noche… Bueno, a quién quiero engañar, mi corazón está así desde que Edward apareció en mi puerta hace un mes.

Porque si, si aún les quedaba alguna duda… me he dado cuenta que mis sentimientos hacia Edward jamás murieron, y hasta podría decir que ahora son más fuertes, mi corazón parece a punto de estallar con tan sólo hablar con él, y un simple mensaje de su parte es suficiente para alegrar el resto de mi día.

Para ser sincera, a lo largo de estos 7 años aunque había superado nuestra separación, debía reconocer que nunca olvidé cada maravilloso momento que compartimos, ya que cuando menos lo esperaba los recuerdos venían a mi mente, e incluso podía revivir todo en mis sueños. Ahora que Edward está nuevamenteen mi vida no sé qué ocurre en mi mente y mi corazón, pero dudo que pueda soportar ser solo su amiga sin resultar lastimada.

Estaba encerrada en mis pensamientos caóticos cuando el timbre me sorprendió, se trataba de un chico quien traía un pequeño paquete en sus manos, ¿qué sería ese paquete? y ¿quién lo enviaría?.Un poco confundida firmé el recibo y después de darle unos cuantos dólares al repartidor cerré la puerta; sin esperar ni un segundo más abrí el paquete, y al hacerlo encontré un disco acompañado por una nota.

-Mi más fiel seguidora debe tener en sus manos mi nuevo disco antes que otra persona-

Una sonrisa se instaló en mi rostro al leer la nota, el disco era de Edward y se supone que saldría a la venta en 2 semanas, ¿cómo decirle a mi corazón que no se acelerara con este simple gesto? Y ¿cómo no ilusionarme como una chiquilla gracias a esto? Sé que quizás no signifique tanto, pero no podía dejar de sentirme emocionada.

Como una fanática loca y enamorada corrí hasta el estéreo para escuchar su cuarto disco, pero no antes de enviarle un mensaje agradeciéndole el gesto, pues sabía que en este momento estaba en una presentación al otro lado del país y si lo llamaba no contestaría… Si, gracias al propio Edward conocía toda su agenda para las próximas semanas.

Su nuevo disco resultó ser el mejor hasta el momento–según mi opinión- y los fans lo confirmaron, ya que en cuanto salió a la venta se convirtió en el disco más vendido del año y obtuvo críticas excelentes.

Había transcurrido un mes desde la última vez que vi a Edward y lo extrañaba horriblemente… Si, sé que el tiempo que pasamos separados anteriormente era mucho mayor, pero desde el momento en que nos reencontramos resulta casi insoportable dejar de verlo. Afortunadamente, aunque no sea de forma personal podemos comunicarnos gracias a la tecnología, y eso me hace sentir un poco mejor.

Definitivamente estaba más ansiosa de lo normal, y es que este fin de semana Edward se presentaría en New York, lo que significa que lo volvería a ver, y al menos ésta vez no me sorprendería como lo había hecho en oportunidades anteriores. Debido a todo el revuelo generado por el inminente concierto, Edward y yo decidimos no arriesgarnos a pasar un momento incómodo si lo reconocían en la calle, por lo que una cena tranquila en mi casa resultó ser la mejor opción.

A las 7 en punto tocaron al timbre de mi casa y tras darme una última mirada en el espejo para verificar que todo estaba en orden salí disparada a abrir la puerta. Frente a mí se encontraba Edward vestido casual, con unos jeans desgastados, remera negra, sus inseparables converse y su típica sonrisa torcida, además en sus manos traía una botella de vino que me tendió después de inclinarse para dejar un beso en mi mejilla.

-"Bella estás hermosa"- susurró viéndome de arriba abajo, y provocando que mi característico sonrojo hiciera acto de presencia.

-"Gracias"- susurré. –"Tú tampoco estás nada mal… y veo que tu amor por las converse no ha desaparecido"- comenté divertida recordando que en el instituto no había un día en que él no usara un par de ellas. Edward sonrió divertido ante mi comentario y luego habló.

-"Mi amor por las converse no ha sido el único que no ha desaparecido con los años"- habló viéndome directamente mientras lo hacía, como si tratara de decirme algo más, pero lo ignoré convencida de que estaba dejando volar mi imaginación, así que fui directamente a la cocina para darle un último vistazo a la cena y guardar la botella que Edward había traído.

-"¿Te ayudo en algo?"- la voz de Edward me sobresaltó y negué rápidamente.

-"Ya todo está listo, pero si quieres puedes colocar la mesa"- le indiqué a Edward donde se encontraban las cosas y él rápidamente procedió a realizar su tarea mientras yo servía la comida.

-"¿Cómo te ha ido en ésta semana?"- Edward preguntó una vez nos sentamos a cenar.

-"Muy bien, de hecho terminé de editar la última historia que tenía pendiente"- respondí sonriendo, pero me abstuve de agregar que había terminado todo mi trabajo antes de tiempo debido a quedesde nuestro reencuentro no hacía más que pensar en él, por lo que decidí enfocarme más que nunca en mi trabajo e intentar no imaginar en todo momento las más bellas escenas junto a cierto cantante de cabello cobrizo.

-"¿Eso quiere decir que tienes el fin de semana libre?"- preguntó entusiasmado y yo asentí un poco confundida por su emoción.

-"De hecho, tengo libre todo lo que resta de mes"- lo cual no era realmente una buena idea, ya que solo restan 2 semanas para que el mes culmine, y por ende 2 semanas sin nada mejor para hacer que pensar en Edward.

-"Me gustaría que fueras a mi presentación de mañana"- me pidió con esa mirada tan cautivadora que hacía imposible negarle algo.

No pude evitar recordar aquellas ocasiones en las que Edward me pidió que lo acompañara, sólo que hace unos años las presentaciones eran en cafeterías o pequeños bares con un reducido grupo de espectadores, y no en el Madison Square Garden con cientos de miles de fanáticos.

-"¿Cómo en los viejos tiempos?"- pregunté sonriendo ante los recuerdos.

-"Desearía que fuese exactamente como en los viejos tiempos"- susurró muy bajo y apenas pude escucharlo. ¿A qué se refería con eso? Al notar mi ceño fruncido y la duda pintada en mi rostro, decidió restarle importancia al asunto con un encogimiento de hombros, y supe que no aclararía nada más.

-"¿Cómo te fue con la prensa en éstas semanas?"- pregunté cambiando de tema y noté como hizo una pequeña mueca al mencionarlo. Desde que salió a la venta su nuevo disco, Edward había emprendido una pequeña gira por los principales medios de comunicación del país, lo que significaba dar entrevistas varias veces al día.

-"Extenuante"- suspiró –"Prefiero estar en una agotadora gira de conciertos que pasar por todos esos programas y entrevistas"-.

-"Al menos ésta semana fuiste al programa de Ellen, por lo que no todo fue tan malo"- El mismo Edward me había comentado en una de nuestras tantas charlas que realmente disfrutaba cuando lo invitaban a ese show.

-"Si… pero cuando la mente desea estar en un lugar diferente nada resulta emocionante"- afirmó.

-"¿Y dónde deseabas estar?"- pregunté curiosa.

-"Justo donde estoy en este momento"- susurró viéndome a los ojos y tomó una de mis manos que descansaba sobre la mesa. Mi sonrojo obviamente no tardó en aparecer, es que desde que Edward reapareció en mi vida me había sonrojado más que en los últimos 7 años.

-"Yo también estaba deseando volver a verte"- le confesé apenas con un susurro pero sabía que Edward me había escuchado perfectamente.

Dejó una pequeña caricia en mi mano y nuestras miradas se conectaron por un momento. Este hombre me hacía sentir tantas cosas, que sin importar cuantos años pasaran estaba convencida de que siempre tendría ese efecto en mí. Sentía que su mirada lograba traspasar mi alma, como si quisiera decirme tantas cosas a través de ella. Pero entonces, él rompió repentinamente el contacto visual y se levantó de la mesa recogiendo los platos para llevarlos a la cocina.

-"Mañana te enviaré los pases para que no tengas ningún problema al entrar"- comentó evitando mi mirada y marchándose a la cocina; dejándome allí, confundida, con el ceño fruncido y sin saber qué demonios hacer.

Después de esa extraña escena decidí ignorar lo que había pasado,no entendía por qué Edward actuaba tan extraño, pero si el fingía que nada sucedió yo también haría lo mismo. Simplemente nos dirigimos al sofá y nos enfrascamos nuevamente en una animada charla donde las risas y los sonrojos no se hicieron esperar.

Las horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y cerca de la media noche Edward tuvo que marcharse pues mañana tenía una prueba de sonido muy temprano para afinar detalles antes del gran concierto.

-"Te espero mañana entonces"- susurró antes de dejar un pequeño beso cerca de la comisura de mis labios y marcharse, dejándome por segunda vez en la noche paralizada y confundida.

La noche transcurrió para mí a un ritmo increíblemente lento, no dejaba de pensar en el extraño comportamiento de Edward y en ese casi beso que me dio. Esta situación estaba resultando muy frustrante.

No podía evitar comparar esta noche con aquellas que pasé en vela durante el instituto antes de descubrir a Edward cantando en aquella cafetería; todos los días notaba las miradas que me dirigía, y éstas me hacían fantasear con que él también estaría interesado en mí. Cada noche iba a dormir preguntándome si realmente legustaba ¿por qué no se acercaba entonces? Lo que me llevaba a pensar que las miradas hacia mí no eran más que alucinaciones de la estúpida adolescente enamorada en que me había transformado.

Y ahora, me encontraba nuevamente en mi cama preguntándome si su real intención había sido darme ese casi beso o si fue un simple error de cálculo. Esto me lleva a preguntarme también ¿estará él sintiendo lo mismo que yo?... patética, lo sé, pero no podía evitar sentirme confundida.

Cuando Morfeo decidió finalmente hacer acto de presencia y mi cerebro consideró que era tiempo de tomar un descanso, por fin logré dormir. Lamentablemente fue descanso muy corto, ya que apenas eran las nueve de la mañana cuando tocaron a mi puerta para dejarme un paquete.

Como Edward había prometido, tenía en mis manos un pase VIP para su concierto de esta noche junto con un pase a backstage y una nota.

-Búscame en cuanto termine todo… tengo planes para nosotros dos ésta noche-

Una sonrisa tonta se instaló en mis labios… ahora entendía el pase a backstage, ¿qué planes tendría?... genial, otra tarde para quebrarme la cabeza imaginando distintos escenarios antes de volver a verlo.

La noche llegó y me preparé para ver por primera vez a Edward ante una gran multitud. Al pareceréste había informado al personal de seguridad que yo iría, pues en cuanto llegué uno de ellos se aseguró de ubicarme justo frente al gran escenario, lugar desde donde podía observar a Edward desde muy cerca, de hecho sentía como si yo también estuviese sobre el escenario.

Con el paso de los minutos el recinto estaba repleto de fanáticas, quienes no paraban de gritar su nombre, y debo decir que me contagiaron su energía a tal punto que me encontré gritando junto a ellas cuando Edward subió al escenario.

En cuanto hizo su aparición sus ojos se clavaron en los míos y sentí como todo alrededor desaparecía, sólo era consciente de él y las incontables sonrisas que me dedicaba. Era como volver en el tiempo y ubicarme en aquellos instantes donde él cantaba en cafeterías y sólo me observaba a mí.

Canté –mejor dicho, grité- todas y cada una de sus canciones al igual que el resto de las fanáticas, y podía notar como Edward me veía divertido desde el escenario sin dejar de mostrarme su maravillosa sonrisa torcida.

Cuando ya casi terminaba el show se detuvo un momento para hablar mientras me observaba.-"Esta noche quisiera cantar algo que no está en ninguno de mis discos"- anunció, y el grito de emoción por parte de las fans no se hizo esperar. Solo cuando éstas se calmaron un poco Edward habló nuevamente –"Esto fue algo que escribí para una persona muy especial hace varios años… y hoy esos sentimientos están más presentes que nunca"- terminó de hablar, me dirigió una última mirada e indicó a los músicos que empezaran a tocar al tiempo que comenzaba a cantar.

( www . youtube watch ?v = eRCNJj YU2o4) (Quiten los espacios y listo)

You're a falling star, You're the get away car.

You're the line in the sand when I go too far.

You're the swimming pool, on an August day.

And you're the perfect thing to say.

And you play it coy, But it's kinda cute.

Ah, When you smile at me you know exactly what you do.

Baby don't pretend, that you don't know it's true.

Cause you can see it when I look at you.

And in this crazy life, and through these crazy times

It's you, it's you, You make me sing.

You're every line, you're every word, you're everything.

Reconocí la canción al instante, la escribió cuando éramos novios y la cantó para mí cuando cumplimos los primeros 6 meses juntos… mis ojos se llenaron de lágrimas, era mi canción, nuestra canción. Edward sonrió ampliamente al ver que la reconocía y comenzaba a cantarla junto a él.

Esta canción significaba tanto para mí,todos los recuerdos estaban allí, cada momento triste o alegre, cada momento junto a mi primer y único amor. Varias de las chicas a mi alrededornotaron como lloraba y coreaba la canción, pero nada de eso importaba, lo realmente importante era que Edward estaba cantando nuestra canción y había confesado que sus sentimientos hacia mí estaban más presentes que nunca.

You're a carousel, you're a wishing well,

And you light me up, when you ring my bell.

You're a mystery, you're from outer space,

You're every minute of my everyday.

And I can't believe, uh that I'm your man,

And I get to kiss you baby just because I can.

Whatever comes our way, ah we'll see it through,

And you know that's what our love can do.

And in this crazy life, and through these crazy times

It's you, it's you, You make me sing.

You're every line, you're every word, you're everything.

You're every song, and I sing along.

'Cause you're my everything.

Yeah, yeah

La canción llegó a su fin y mi mente aún daba vueltas por todo lo que había sucedido, estaba tan absorta que ni siquiera noté cuando el concierto terminó y Edward se despidió, sólo fui consciente cuando el mismo hombre de seguridad que me acompañó hasta aquí estuvo a mi lado.

-"SrtaSwan, el señor Cullen la espera en backstage, acompáñeme"- habló educadamente, y con delicadeza me tomó del brazo para guiarme. Mi mente aún estaba hecha un lío así que me dejé guiar sin ninguna protesta.

-"Sabía que esa canción era para ella"- escuché como una de las chicas que estuvo a mi lado durante el concierto le comentaba al resto de sus amigas, giré un poco mi rostro para verlas y donde pensé que me encontraría con fanáticas molestas por atraer la atención de su ídolo, encontré en su lugar a tres simpáticas chicas observándome emocionadas.

-"¡Ve por él chica!"- gritó una de ellas, y no pude evitar soltar una pequeña risa al escucharla.

-"Espere aquí al señor Cullen"- el hombre me hizo entrar a un cuarto privado que sin duda era el camerino de Edward. Habían muchas botellas de agua en el lugar, un poco de ropa esparcida, su Ipod y algo más que llamó mi atención… En una esquina estaba una guitarra, una que yo conocía muy bien pues fue mi regalo para Edward en su cumpleaños número 18, un poco antes de nuestra graduación. No pude evitar emocionarme al ver que aún la conservaba, me acerqué hasta ella y fueron muchas las emociones que me embargaron en ese momento.

-"Con esa guitarra he compuesto todas mis canciones en los últimos 7 años"- la voz de Edward me sobresaltó, me giré para verlo y lo encontré a unos pasos de mí, noté que se había duchado después de bajar del escenario pues tenía el cabello húmedo y aún se podían observar algunas gotas de agua bajar por su rostro.

Mi corazón se aceleró al tenerlo tan cerca, y su mirada penetrante solo contribuía a ello. Edward se acercó aún más a mí y llevó su mano a mi mejilla, sin pensarlo me apoyé en ella y cerré los ojos disfrutando de la sensación que me producía su toque.

-"No te imaginas cuanto deseo besarte de nuevo Bella"- abrí mis ojos sorprendida por su confesión y me encontré con que su rostro reflejaba perfectamente lo que también yo sentía.

-"Hazlo"- susurré, porque era lo que más deseaba.

En menos de un segundo Edward pasó su brazo por mi cintura para atraerme hacia él, movió un poco la mano que tenía en mi mejilla hasta llegar a mi nuca y posó sus labios sobre los míos. Nuestros labios se unieron casi con timidez en un beso que al principio fue lento, como si fuese la primera vez. Millones de sensaciones recorrían mi cuerpo en ese momento, y a pesar de haber besado a otras personas durante el tiempo que estuvimos separados, podía afirmar que ningún hombre me hizo sentir lo mismo que Edward, porque sus besos siempre han sido mi adicción. En un arrebato, llevé mis manos a su cabello como solía hacer, y ese al parecer fue el impulso necesario para que Edward me estrechara aún más y el beso se tornara increíblemente apasionado. Nuestros labios se movían con desespero y nuestras lenguas danzaban redescubriéndose, ¡demonios! sus besos seguían siendo tan buenos como antes, éste hombre me volvía loca sin mucho esfuerzo.

-"Te quiero Bells"- Susurró cuando nos separamos un poco para tomar aire y nos miramos fijamente –"Lo que dije en el escenario es cierto… Aún te quiero Bells, como el primer día" –dijo mirándome a los ojos, y no pude ver más que verdad en ellos, mi corazón se hinchó de emoción al escucharlo y mi reacción fue tomar su rostro entre mis manos y darle un beso ligero.

-"Yo también te quiero Ed, siempre lo he hecho"- susurré antes de que él se inclinara una vez más a besarme, y en el mismo movimiento me elevara y pasara mis piernas alrededor de su duda ésta era una posición mucho más placentera para ambos.

Mis manos juguetearon con su cabello logrando que Edward soltara varios gemidos, y yo no me quedaba atrás, con cada una de sus caricias vocalizaba mi excitación de manera vergonzosa. En un movimiento, elevó mi remera para sacarla y fue a parar a algún lugar del camerino.

-"Hermosa"- susurró mordiendo levemente mi labio volviéndome loca. Podía sentir su erección presionada en mi parte baja, y ¡demonios!, no podía esperar para sentirlo nuevamente.

Sus ojos se habían oscurecido y me observabairradiando deseo, pero cuando ataqué sus labios nuevamente una atronadora voz nos interrumpió.

-"Eddie nos vamos en 5 minutos, mueve ese trasero de estrella"- nos separamos sorprendidos y pude ver la mirada de odio que Edward dirigió a través de la puerta del camerino a quien habló.

-"Mataré a Emmett"- habló entre dientes provocando que yo soltara una risita, su mirada aún era de deseo y elevó una de sus manos para acariciar tiernamente mi rostro.

-"Debemos salir de aquí Ed… ya escuchaste"- susurré con una triste sonrisa deseando poder terminar lo que empezamos.

-"Oh no cariño, aún tenemos 5 minutos que podemos aprovechar"- habló con una sonrisa torcida antes de besarme nuevamente y yo gustosa le respondí, sabía que no terminaríamos lo que empezamos hace unos instantes, pero besar a Edward por unos minutos más era algo que no podía rechazar.

-EPÍLOGO-

-"¡El show empieza en 3 minutos Eddie, deja de comerte a Bellita!"- Emmett habló, y como siempre pasaba cuando nos interrumpía, se ganó un gruñido por parte de Edward mientras yo lo veía divertida por su reacción.

-"Ve y arrasa con esas fanáticas"- le dije antes de besarlo levemente.

-"Mañana seremos libres y saldremos a recorrer la ciudad cariño"- prometió y podía ver a Emmett haciendo señas para que Edward se apurara.

-"Cuento con eso cielo"- le respondí sonriendo y él se inclinó para dejar un último beso.

-"Te Amo"- dijimos al mismo tiempo y él se marchó corriendo con una sonrisa en los labios al escenario.

A un paso más lento me acerqué hasta llegar a un lado del escenario donde podía observar claramente a Edward y también a las miles de fanáticas que llenaban el lugar. Aún no podía creer que habían pasado 2 años desde que nos reencontramos y decidimos volver a intentarlo.

En esta oportunidad nos encontrábamos en Londres, y es que los primeros 6 meses me mantuve viviendo en New York mientras Edward se escapaba cada vez que podía para estar conmigo, pero después de ese tiempo se le presentó una gira que lo mantendría fuera del país por más de 4 meses. Ninguno de los dos quería que nos distanciáramos por un período tan largo, por lo que aprovechando las facilidades de mi trabajo como editora me propuso irme con él. Acepté sin dudarlo, sólo debía volver a New York cada dos meses –gracias a un acuerdo que hice con mi jefe- y esas visitas no duraban más de dos días.

A los pocos meses de reanudar muestra relación, ésta se hizo pública. Al principio fue difícil lidiar con los periodistas, pero con el tiempo dejamos de ser 'la novedad'. Los paparazzis se calmaron y hoy día son muy pocas las veces que nos topamos con ellos en las calles; y las fanáticas, bueno… digamos que he aprendido a lidiar con ellas.

Edward seguía cantando y de vez en cuando me dirigía miradas cómplices, le lancé un pequeño beso cuando sentí que alguien llegaba a mi lado, me giré y observé que se trataba de Emmett quien me veía con una amplia sonrisa.

-"¿Cuándo le darás la noticia a Eddie?"- preguntó alegremente.

-"No lo sé, supongo que ésta n…"- me detuve antes de terminar y me giré a verlo con el ceño fruncido –"¿Cómo demonios te enteraste?"- Emmett soltó una risa nerviosa cuando le pregunté.

-"Rose"- fue su simple respuesta. Claro, la rubia no pudo contenerse y le contó al oso Emmett, pero antes de que pudiera decir algoEm volvió a hablar. –"No le digas a Rose… me matará si se entera Bells"- me suplicó con un gracioso puchero y no pude hacer más que reír.

-"Más que eso, te dejaría sin sexo por un mes entero"- a Emmett casi se le salen los ojos de sus órbitas por mi pequeña broma, provocando que soltara una gran carcajada. –"Tranquilo Em, no le contaré nada a Rose… Y pienso darle la noticia ésta noche a Edward, así que cuidado con tu gran bocota"- lo amenacé, a lo que Em respondió dándome un fuerte abrazo.

-"Gracias Bells, gracias por hacer feliz a mi primo"- susurró antes de marcharse.

Mi atención se dirigió nuevamente al escenario donde Edward aún estaba cantando, una sonrisa tonta se instaló en mis labios y llevé mis manos a mi vientre… En unos meses nacería nuestro hijo, y esta noche le daría la noticia a Edward.


¡FIN!


Bueno, ahora si llegamos al final! :D ¡Hasta un pequeño epílogo les hice! xD

Espero que hayan disfrutado la historia! Y como siempre les digo, si les gustó o si por el contrario, lo odiaron me lo pueden decir en un review ¡Son gratis! :D

Una vez más, gracias a todas por leerme en mis locuras!

RP&T