Nota: Hola queridos lectores. Pues vengo a publicar éste fic que no estaba segura si ponerlo en ésta página, pero después de meses de pensarlo pues me atreví, solo está publicado en Tumblr y en fanfic,es.
Como ya me conocerán, tengo AÑOS manejando este crackshipp crackeoso (desde el 2006 creo) y mi imaginación los ha llevado cada vez más lejos, esto es algo que no solo lo puedo dejar en mi cabeza, así que no se lo tomen muy enserio.
Espero les guste este AU que consta de 3 capítulos y ya está terminado.
El error.
Capítulo 1: Noticias.
Positivo.
Geist tomaba la tercera prueba de embarazo que se había hecho en menos de una hora, y los resultados eran los mismos. Tenía la esperanza de que vinieran con alguna falla, pero TRES eran demasiado para que fuera un error.
-No puede ser.
La chica se arrodilló aún con la prueba positiva en la mano, el miedo comenzaba a invadirla por completo. ¿Ahora que iba a suceder? Miles de cosas pasaban por su cabeza, temía que le pidieran el espacio en el Santuario, temía que la volvieran a exiliar, que tuviera que vivir como una persona normal, una mujer común como las del resto del mundo, que comenzaría a trabajar para poder mantener a la criatura que ahora esperaba.
¡No podía! ¡¿Cómo demonios se suponía que iba a hacerlo sola?!
Geist había sido educada a base de violencia y sed de venganza, su naturaleza era el ser rebelde y no acatar órdenes, aunque, desde que la habían revivido, su comportamiento se había aplacado un poco, aún así, no estaba preparada para dar ese cambio en su vida.
Suspiró y trato de tranquilizarse, pensar con la cabeza fría.
Quería pasar por alto un gran detalle.
Pero no podía dejarlo pasar…
…el papá del bebé.
Tenía un poco más de un mes sin siquiera verlo, ella lo había estado evitando y se había estado escondiendo de él, con el pretexto de sus entrenamientos y otras cosas (además de que aparte, él tenía ya varios días fuera del Santuario). La verdad es que lo que ella estaba empezando a sentir por aquel hombre, le empezó a aterrar. Ella había dado su palabra en no mezclar sentimientos, solo mero placer, al igual que él hacia ella, pero las cosas se estaban saliendo de control en el momento en que cada que él la besaba, o la hacía suya, sentía como su corazón casi se salía del pecho.
En ese mes y medio de no verlo, él tampoco la buscó, supuso que efectivamente no había roto el trato de cero sentimientos y que efectivamente solo la quería para la intimidad.
Necesitaba pensar qué hacer, y estando encerrada en su cabaña no ayudaba mucho, así que trató de tranquilizarse, se puso su máscara y salió a caminar, para su suerte ya casi estaba anocheciendo, así que podía pasar desapercibida. Mientras iba caminando, inconscientemente se tocaba el vientre, debía aceptar que en el fondo hubo una chispa de emoción, pero el pánico la opacó totalmente. Su mente viajó semanas atrás, recordando la última vez que había estado con ese hombre en lo íntimo, recordando cada caricia, esa última vez había sido muy diferente a las demás, él no paraba de besarle toda, de robarle su respiración, de mirarla con esos hermosos ojos verdes que la hipnotizaban, regalándole esas inusuales sonrisas y esos tiernos abrazos, y sobre todo esos susurros que en su momento Geist no lograba recordar, y al final de todo aquel momento, sin quererse salir, él viniéndose dentro de ella, causando un gemido que a la amazona la volvía loca.
Geist al recordar aquello, sintió de nuevo como se contraía su pecho, no podía engañarse a sí misma, se había enamorado como una estúpida, y ahora no sabía por dónde decirle sobre su embarazo, después de todo él también había tenido la culpa, pero de nuevo le daba miedo, no sabía como él iría a reaccionar, bien se sabe que era uno de los santos con el carácter más fuerte y más estricto… entre comillas, porque estaba al fin y al cabo viviendo una aventura con ella, pero por mucho que él fuera un Caballero Dorado, seguía siendo un ser humano.
Junto con sus pensamientos, la chica camino por un largo rato hasta llegar a la playa, se quitó la máscara y observó el paisaje, casi todo era oscuridad, solo la luz de la luna alumbraba un poco el lugar y el cielo se podía ver estrellado. El viento sopló así jugando con los cabellos largos de la amazona. Se escuchaba como las olas azotaban hacía un montón de rocas, pero aún así todo era calma, cosa que a Geist la tranquilizó por unos momentos. Se sentó en la arena, abrazando sus rodillas y se hundió en sus pensamientos, en ese momento si quisiera, podría irse de ahí, desertar y olvidarse de todo de una vez y comenzar una nueva vida, o podría ir a buscar a aquel hombre que la había metido en ese lío y decirle la verdad.
Pero su cobardía era más grande para hacer siquiera alguna de esas dos cosas.
Se quedó por un largo rato en la playa, quizás unas dos horas si calculamos en tiempo, realmente solo le daba vueltas al asunto y no llegaba a ningún lado, lo mejor era regresar a su cabaña y descansar, quizás mañana se le ocurriría algo mejor que su primera opción, huir.
Así que, se levantó y regresó a su cabaña. Al casi llegar vio una silueta afuera de su casa, la chica frunció el ceño y se puso alerta, así que sigilosamente se fue acercando precavida ante lo que fuera suceder, ya al estar más cerca, pudo reconocer a esa silueta y sus ojos se abrieron por completo.
-¿Qué hace aquí?
Se quedó paralizada sin saber qué hacer, ¿Sería mejor huir en vez de encarar la situación? ¿A qué había venido? Le tomó largos segundos en decidirse, así que suspiró y tomó el valor y decidió acercarse.
La silueta, quien estaba sentada en el escalón de la entrada de la cabaña se levantó al ver que la joven se acercaba.
-Creí que no llegarías -dijo la voz masculina.
-¡¿Qué haces aquí?! No deberías estar en una zona de las amazonas a estas horas.
-Vine a buscarte.
-¿Qué necesitas? -Geist andaba en su despotismo, pero no era el lugar apropiado para discutir, alguien los podría ver y peor aún, oír- Entremos.
Ambos entraron en la cabaña, Geist prendió unas veladoras y se quitó la máscara, Shura solo la observaba en silencio, tenía una mirada diferente a como siempre estaba, serio y frío.
-¿A qué has venido?
-Vine a verte, estuve muchos días fuera del Santuario.
-Ah, mira. Qué cosas.
A Shura no le sorprendían esos comportamientos de Geist, ella se caracterizaba por su sarcasmo y su poca sutilidad, eso le gustaba de ella… solo a ella le permitía ser así con él, solo con ella y con nadie más.
Shura se había ausentado por varios días del Santuario a causa de una misión que le encomendó el Patriarca, así que estuvo en sus tierras natales. Así como ella, él también estuvo muy pensativo con toda la situación que estaba viviendo con Geist, era algo que no podía hacer insignificante, ya que estaba jugando con algo serio, y él lo sabía.
Tener una "relación" sin compromiso no era algo que se dejara y ya, su conciencia en cierto modo no lo dejaba tranquilo, y su orgullo ni se diga.
Tenía ya bastante tiempo de querer dejar la situación, pero cuando estaba frente a ella, simplemente no podía y de nuevo caía, no quería admitir que le encantaba estar con ella.
También había algo que no lo dejaba tranquilo, él al igual que Geist no dejaba de pensar en la última vez que habían estado juntos, había ido demasiado lejos ya que, entre susurros, a Shura se le había escapado un "Te Amo" y no estaba seguro si ella lo había escuchado, ya que no dijo nada y no se comportó de una manera extraña ni mucho menos, simplemente al igual le devolvía esos besos y esas caricias de una forma cariñosa y fuera de lo común. Así que se dijo así mismo que lo primero que haría al regresar al Santuario es ir con con Geist a hablar de una vez de frente, sin pelos en la lengua.
Geist mientras tanto, lo veía pensativo, era la oportunidad que esperaba y que ya tenía enfrente, era el momento de soltarle la verdad, temía que se pusiera histérica y loca, no podía ni siquiera controlar sus emociones en ese momento, ya las había reprimido lo suficiente todo el día como para seguir haciéndolo.
-Hay algo…
-Necesito…
Dijeron al mismo tiempo.
-Tú primero -dijo Shura.
Geist se armó de valor, respiró fuertemente y tragó saliva.
-Hay algo importante que debes de saber y no sé ni por dónde empezar. -movió su cabeza en negación, se sentía desesperada.
-¿Qué sucede?
¿Y si era mejor no decírselo y fingir que no sucedía nada?
-¡¿Geist?!
La joven se había quedado muda, no sabía como decirlo, sus palabras se habían congelado. No había sentido tantos nervios y miedo mezclados a excepción de aquella vez en la corte del Patriarca, cuando fue exiliada por diversos crímenes muchos años atrás.
-¡Cómo me arrepiento de todo lo que ha pasado entre nosotros! ¡Me arrepiento mil veces! -gritó ella al momento de que unas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. Shura no esperaba oír aquello, se quedó perplejo ante la reacción de la chica- ¡Todo se fue al carajo! ¡No sabes cuánto te odio!
Geist tomó aire y comenzó a llorar, esas palabras le habían dolido porque no sentía realmente eso, su miedo y su irresponsabilidad habían puesto esas palabras en su boca.
Shura aunque seguía consternado, tomó su postura, trató de aparentar su típica expresión rígida.
-¿Eso es todo lo que querías decirme? ¿Ya acabaste con tus dramas de escuincla caprichosa?
-¿"Dramas", dices?
-Te recuerdo que TÚ accediste a este juego también, no te vi mucha resistencia que digamos. Pude notar lo fácil que eres a pesar de ser una amazona, pero debo admitir que te movías muy bien.
Golpe bajo. Geist al oír aquello no pudo evitar sentir coraje, había pisado la raya.
-¡Eres un maldito idiota!
Exclamó con toda la rabia que en ese momento la dominaba. Sentía que realmente lo odiaba con todo su ser en ese instante, quería matarlo.
Shura se había dado cuenta de la gravedad de sus palabras, se había pasado de la raya totalmente.
-Yo… no quise…
-¡Eres el peor error que pude haber cometido! -gritó ella con lágrimas- ¡No sabes cómo me arrepiento de todo! ¡Y con todo esto no tengo duda de que no voy a arriesgar mi lugar en el Santuario, no me queda ninguna duda de que no quiero nada de ti y de que me voy a deshacer de…
Calló de golpe, su enojo estaba provocando que empezara a hablar de más.
-¿A qué te refieres?
Geist temblaba del coraje, no le diría nada. Aunque había ahora otro inconveniente, estaba empezándose a sentir muy pero muy mal.
-Maldita sea… no ahora.
La amazona colocó su mano en la boca y dejando a un Capricornio consternado, corrió repentinamente hacía donde había adaptado su baño y se encerró dando un fuerte portazo.
-¡Geist! -Shura se paró en la puerta y comenzó a tocar- ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Estás bien?!
Geist comenzó a vomitar, no se sentía bien, al contrario, se había puesto muy pálida. No se acostumbraba aún a esos síntomas, al menos era la tercera vez que le sucedía en el día.
-Vete -dijo en una voz apenas audible.
-¡No me voy a ir sabiendo que estás mal! -respondió Shura desde afuera.
-¡Lárgate!
-¡Que no!
Geist apretó los puños y respiró, el coraje que había hecho estaba causándole estragos, debía tranquilizarse, inhalar, exhalar.
-¿Geist?
-¡Que te largues y déjame sola!
-No me iré hasta que abras esa puerta, aunque tenga que estar aquí toda la noche. No me iré.
Todo quedó en silencio por unos instantes.
-Escucha, lamento lo que dije, no fue mi intención. –dijo con una voz tranquila.
Geist no respondió, se mantenía pegada a la puerta escuchando solamente.
-No eres una fácil, en todo caso yo también lo sería… y no me arrepiento de nada de lo que hecho contigo. Sé que no estuvo bien que jugáramos así y mucho menos a escondidas de todo mundo, no nos hemos dado nuestro lugar y sé que esto podría costarnos la estadía en el Santuario, creo.
La amazona seguía en silencio. Shura recargó su frente en la puerta.
-Sé que me odias y con justa razón. Perdóname, no quise lastimarte.
Geist abrió la puerta lentamente, se notaba pálida pero eso en ese momento a ella parecía no importarle. Shura la observó preocupado.
-¿A qué viniste realmente?
Capricornio suspiró.
-Venía a terminar lo que estábamos haciendo.
-Ya veo –la amazona por dentro se destrozó, bajó la mirada tristemente- Me parece perfecto, ya te puedes largar de una vez y dejarme de molestar. No necesito que estés aquí compadeciéndote de mí, no te quiero ver.
-Espera.
-¡Ya lárgate de una vez de aquí y de mi vida! Mañana me largo de este maldito lugar. –la amazona sacó sus garras, no estaba dispuesta a soportar más aquello.
-¡Te amo!
Todo quedó en silencio.
-¡A eso vine! ¡La última vez que estuvimos juntos te lo dije y no estaba seguro si te habías dado cuenta!
Geist comenzó a temblar de nuevo. Quería vomitar otra vez pero se aguantó.
-¿Qué te pasa? –el santo dorado se acercó a ella, el cualquier momento pareciera que se iba a desmayar.
Tenía ella que decírselo.
-No he estado bien estas semanas.
-¿Estás enferma?
-Déjame terminar. –dijo ella molesta- Pensé que estaba mal de mí presión o no sé, me llegué a desmayar dos veces en el Coliseo entrenando con Shaina, y he tenido vómitos masivos, hoy es la tercera vez que me pasa.
Shura no era tonto y era bastante perceptivo.
-Dime que comiste algo y que te cayó mal. –dijo temeroso.
-¡¿Eres idiota o qué?! –volteó a verlo bruscamente.
Shura abrió los ojos sorpresivamente, era más de lo que él esperaba.
-¡Hoy me hice tres pruebas y las tres salieron positivas! ¡Estaba a punto de largarme de éste lugar y perderme para siempre, tengo miedo y no sabía si quería decirte, fuimos unos estúpidos!
Capricornio seguía en shock, trataba de procesar todo lo que estaba oyendo.
-¡¿Me estás escuchando?!
-¿Va-vamos a…
-No quiero –respondió ella suplicante.
-¿Qué?
-¿No te das cuenta de las consecuencias? Se supone que esto no debería pasar, se supone que somos caballeros que luchan por Atenea, que ella es lo más importante. Por ella tenemos una segunda oportunidad. ¡Fuimos unos irresponsables! Es un error.
-¡Huir de los problemas no fue lo que a mí me enseñaron! ¡Sé cuáles son las consecuencias!
-¡No entiendes que esto no va a funcionar!
-¡¿Y tú no escuchaste lo que te dije?! ¡Te Amo Geist! ¡TE AMO Y QUIERO ESTAR CONTIGO, POR ESO VINE!
Ella lo miró con los ojos vidriosos, no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de palabras ni afecto, toda su vida había estado sola, y aunque Shaina era su mejor amiga, no cambiaban mucho las cosas, estaba acostumbrada a la soledad.
No quería aceptar que él había cambiado su universo entero.
Muerta de miedo y con sus sentimientos hechos una maraña, no lo pensó dos veces y lo abrazó fuertemente. Shura le devolvió el abrazo, estaba igual de asustado pero tenía que actuar como el valiente del cuento. Tenía que tomar quizás, la decisión más difícil de su vida.
-¿Qué vamos a hacer? –preguntó temerosa.
-Primero tranquilizarnos, después pensar con la cabeza fría. –la miró a los ojos- Ya pensaré en algo.
Él no tenía ni una puta idea de que hacer. Tal vez pedir una audiencia con Atenea, ya lo pensaría más tarde.
-Gracias Shura. Y… no te odio. Estoy muy lejos de sentir eso.
Le robó un beso.
-Yo también… te… te amo. –finalmente lo había dicho, se sentía rara al decirlo.
Shura le dio un beso en la frente.
Ahora ella ocupaba descansar, mañana sería otro día.