Hola! Bueno, he aquí el último capítulo de la primera parte. Creo que está bastante interesante, y queda como un buen final…
Como tengo pocas ideas, los dejo que lean :D
Disclaimer: Kung Fu Panda no me pertenece
Fue un viaje lento y callado.
Me tomó un rato darme cuenta de que llevar a Song, herida y cansada no había sido una de mis mejores ideas. Nos tardamos el doble de lo que hubiera sido si ella hubiese estado bien. Me empezaba a hartar... ¡Era una inútil! ¡No era hábil ni para caminar! Y no, no estaba siendo injusta. Estaba siendo razonable.
Íbamos a la mitad del camino, tratando de escondernos de todos los mensajeros que volaban por encima nuestro durante todo el día cuando llegó de nuevo la fregata con el falso uniforme de la guardia de Vietnam.
"Akanke me envía a decirle que su mandato ha sido cumplido"
"Gracias. Sabes qué hacer ahora" dio una reverencia antes de irse.
"¿Puedo preguntar qué es lo que hizo Akanke en la frontera sur?" preguntó Song, haciendo un nuevo gesto de dolor ante cada paso.
"Lo sabrás a su debido tiempo. No habrá nadie que no lo sepa en cuestión de días" la nieve caía sobre nosotros, dificultando incluso más el movimiento.
"¿Y nosotros qué haremos?"
"Bueno, no falta mucho tiempo para que lleguemos a Chorh-Gom"
"Pero me temo que yo no soy de gran ayuda. No mientras siga cojeando"
"Lo que necesito no es que me ayudes. Yo pude haberlo hecho sola" giré los ojos con molestia, resistiendo la necesidad de pedir que se callara.
"Entonces a qué he venido?" A morir… me sentí tentada a responderle, pero mejor guardé silencio.
"No puedo dejarte en ningún lugar sin correr el riesgo de que alguien te encuentre, y si te encuentran y el emperador se entera de que no estás muerta, aumenta la probabilidad de que descubra la mentira sobre la guerra"
"¿Sólo por saber que no morí?"
"Es cuestión de credibilidad. Si alguien dice una mentira es muy improbable que recupere la confianza de aquel al que le mintió"
"¿Por qué tengo que estar muerta?"
"¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas?"
"Perdón... sólo creí que sería conveniente estar enterada" se mostró ofendida.
"Tienes que estar muerta para que el emperador y su comitiva no te busquen, porque si te encuentran y te vuelven a llevar a prisión, yo no te sacaré" su cara de sorpresa era memorable. No creía en mis palabras.
"Yo... entiendo que sería arriesgarse demasiado sólo por alguien como yo" me respondió, encogiéndose de hombros.
"Yo te sacaría" dijo Jong entrando a la conversación "Y Meili sabe que también tendría que hacerlo a no ser que quiera morir"
"¿De qué hablas, Jong?"
"Él habla de que tengo una amenaza de muerte si no logro evitar que mueras por mi causa"
"¿¡La amenazaste?! ¿¡Cómo te atreves?!"
"Tenía que garantizar que tú siguieras con vida sin importar lo que pase en los próximos años"
"¿Los próximos años? Vaya que te proyectaste" dije yo, en burla porque no pensaba que mis planes tomaran tanto para concretarse.
"¿Estás diciendo que moriré antes de que logremos nuestro objetivo?" preguntó ella con curiosidad.
"No. Yo estoy hablando de que no creo que nuestra cruzada dure tanto tiempo" dije, pensando en que se dirigía a mí.
"¿En serio?" El entrecejo fruncido de Jong me desconcertó "Estás diciendo que..." empezó a reír como loco, apenas haciendo el intento por controlarse.
"¿Qué te parece tan gracioso?"
"Es que... el otro día pensé que era sólo porque con quien hablé fue con Tigresa y no contigo, pero ahora lo entiendo todo" siguió riendo.
"¿¡Entender qué?!"
"Que tú no has leído la profecía " me hizo enojar incluso más porque era cierto. Solté un gruñido por lo bajo.
"No. No la he leído porque todas las dinastías se han encargado de ocultarla de mí " Lo miré, molesta "Pero han pasado más de 200 años desde la última vez que estuve aquí, y son pocos los que recuerdan la historia de China con la precisión con la que deberían, y aquel que olvida su historia está condenado a repetirla. Yo sé que está vez no habrá quién logré ocultarla de mí"
"Pero hasta entonces, yo sé mucho más que tú respecto a tu propio futuro " su mirada de autosuficiencia me hacía hervir la sangre, e inconsistentemente saqué las garras, dispuesta a saltar sobre él... pero no era el momento.
"Jong, si sabes algo que Meili no, deberías decirle. Eso podría marcar la diferencia entre su éxito y el fracaso" la cara de la chica era de total preocupación, y sabía bien que era por mí y no por Jong.
"Así es, Jong. ¿Por qué no escuchas a tu dama?" Esta vez la del gesto de autosuficiencia fui yo.
"Yo no hablaré, porque el desenlace de esto no me interesa. Yo sé que no soy más que un punto en la trama de toda esta tontería"
"¿Tontería? Escúchame bien, estúpido zorro... yo no soy una tonta, y por consiguiente no cometo tonterías. Yo triunfaré esta vez, y no habrá nada ni nadie que logre evitarlo"
"Meili..." susurró Song.
"¿Qué?" Espeté de vuelta.
"Ya llegamos a las montañas nevadas" señalaba a un punto oculto a lo lejos entre dos elevaciones. Era la entrada a la prisión.
"Lo que sigue es simple... ustedes dos esperan aquí" me puse el gorro del kimono bien acomodado sobre la cabeza para que nadie me viera.
"Pero... podrían hacerle algo"
"¡Para nosotros mejor!" sugirió el zorro.
"¡Jong!" lo regañó Song.
"Song, ¿no te das cuenta de que te está usando? Eres desechable para ella"
"¿Igual que tú para mí?" El zorro se mostró ofendido, dando un paso hacia atrás y abriendo los ojos con sorpresa, pero la cara de molestia de la leopardo no cambió.
"No estás razonando lo que dices"
"Sí razono, y mejor que nunca, según parece"
"¡Ella te lavó el cerebro! Eres inteligente. ¿Cómo puedes no ver al elefante?"
"Lo único que veo es que estás celoso de que al fin alguien además de ti comparte mi tiempo"
"¿¡Qué?! ¡No! Eso no es..."
"Suficiente, Jong. Vete"
"¿Irme? ¿Estás hablando en serio?"
"Así es. Te permití estar conmigo todo este tiempo porque me eras fiel, pero veo que eso ha cambiado"
"Song... no estoy contigo por dinero como todos dicen. Estoy contigo porque eres lo único que tengo. ¡No puedes pedirme que me vaya después de todo lo que hemos pasado!"
"Sí puedo, y ya lo hice. Largo"
"¡Pero Song!"
"Ya escuchaste, Jong... adiós" dije yo, ansiosa por echar a correr hasta la prisión.
Después de un fuerte resoplido dio la vuelta y echó a andar a quién sabe dónde, mientras gritaba para ser escuchado.
"sin importar nada, yo seguiré a tu lado" no se detuvo.
"¡ya era hora de que lo hicieras! No sé cómo lo aguantaste tanto tiempo"
"Él era mi único amigo" antes de que se arrepintiera, le dije.
"Ahora me tienes a mí" por fin me puse a cuatro puntos y antes de irme di una última instrucción "me tomará algún rato rescatar a Liang, y sé que te cuesta demasiado trabajo caminar, así que lo mejor será que empieces el viaje de regreso. Yo te alcanzaré en la entrada del bosque por el que llegamos"
"ahí estaré" dio la vuelta "le deseo el éxito"
Eché a correr hasta las montañas, y por suerte me encontré con una carreta con comida fresca que iba de camino a la prisión. Aproveché que los que la transportaban iban perdidos de borrachos para evitar el frío, y escondida entre los rábanos y costales de harina logré entrar.
Supuse que la última conversación con You había causado que la seguridad fuera reforzada, por lo que había muchos más guardias que la última vez, aunque los muros caídos por la explosión seguían exactamente igual que cuando nos fuimos.
Silenciosamente y mientras los guardias hablaban con los transportistas logré salir de la carreta y escapar por un costado. Me escondí sobre las trabes y detrás de cada columna que pude para no ser vista. Para mi suerte todos pasaron de largo, y aproveché el silencio y la quietud para poder abrir todas y cada una de las celdas como había prometido a mi ejército. Hubiera preferido esperar más tiempo, pero no quería volver a Chorh-Gom a congelarme la cola otra vez.
En todas las celdas pedía a los prisioneros que esperaran con la puerta entreabierta a que llegara el momento en que todos hubieran sido liberados, y por agregado sugerí que se unieran a mi ejército, pues estaríamos reclutando, y dentro de un mes nos veríamos en el Karakorum para reorganizarnos; algunos aceptaron mi oferta con gusto.
Fueron diez, veinte, cuarenta, ochenta, casi ciento cincuenta celdas en las que había como mínimo tres prisioneros, pero en ninguna de esas celdas estaba Liang.
Al final llegué al piso más bajo, donde ahora podía comprender que estaban los 'más peligrosos', y que por ello Song había ido a dar allí.
En la primera celda estaba un león de unos cuarenta años, con ojos cafés y abundante melena negra que me dirigió miradas de arriba abajo y luego dijo:
"gracias, lindura… ¿Cuál dijiste que era tu nombre?"
"yo soy…" no podía decir Meili; sería delatarme en todo "… Siwang"
"Muerte… lindo nombre; yo soy Gevaar" se inclinó en una reverencia "un placer conocerte. ¿Cómo quieres que te devuelva el favor?"
"cuando hayas salido de aquí tal vez seas útil" le contesté, pasando una garra bajo su mentón, haciéndole mirarme a los ojos.
"entonces te esperaré; Gevaar siempre cumple su palabra. Supongo que iré al desierto del Taklamakan; cuando me necesites no dudes en buscar" añadió con un guiño y tomó su posición junto al cerrojo de la celda.
"Gracias, lo tendré en cuenta"
Luego liberé a una pantera negra de ojos azules con aspecto enfermizo. Después a un zorro, un cocodrilo, un rinoceronte… y al final no encontré a Liang. No fue hasta que se me ocurrió meterme por un pequeño hueco entre la pared que lo encontré en otra celda, en la que al centro entraba un rayo de luz que se movía de acuerdo a la posición del sol para dar una ligera idea de qué hora era; en ese mismo centro había un lobo, y era Liang.
Sus muñecas estaban atadas a unas cadenas que colgaban del techo y lo mantenían suspendido sobre la punta de sus pies. Tenía cara de dolor y golpes por todo el cuerpo; la sangre manchaba su ropa y sus mejillas estaban adornadas con moretones, estaba débil y probablemente con sueño, así que cuando llegué ni me puso atención, tenía los ojos cerrados.
"¡Liang!" dije antes de correr a él y abrazarlo.
"¿Meili?" su pregunta fue casi inaudible.
"sí, Liang, soy yo" le levanté la cara en busca de alguna herida grave, pero más allá de un pequeño corte bajo su ojo izquierdo y sus moretones, no tenía nada.
"sabía que vendrías" dijo él, haciendo el intento por sonreír.
"nunca te dejaría" le contesté mientras lo zafaba de las cadenas y él caía al piso "¿te puedes mover?"
"sí. No pasa nada, vámonos"
Pasé un brazo por debajo de los suyos y le ayudé a caminar hacia la salida. El plan era avanzar lo más posible antes de tener que pedir a los demás que también salieran, y así fue como nadie nos vio hasta llegar a la rampa que nos llevaría a los niveles superiores.
El rinoceronte que nos encontró se sintió tan asustado que tardó al menos medio minuto en reaccionar y correr hacia la campana de alerta. Esta vez no hice ni el intento por detenerlo. En fin que la campana sería 'la señal'. Y así fue cómo de la calma y la quietud la prisión pasó a ser un desastre con animales corriendo de un lado al otro, luchando por salir otra vez a la luz.
Liang se esforzó por mantenerme el paso, y gracias a la adrenalina lo logró.
No hubo necesidad de abrirnos paso por nuestra propia mano, porque toda la concurrencia del frente ya se había encargado de desarmar a los guardias y de abatir a algunos.
No haré recuento de las bajas, ni diré que la victoria sobre los guardias fue aplastante. Simplemente puedo decir que se sintieron tan asustados e impotentes ante tal torva que fueron pocos los que intentaron detenernos, y he de ahí que sólo pocos resultaron heridos.
Todos los que iban corriendo y que se sabían inocentes gritaban y lloraban de alegría por su libertad, en tanto que aquellos que estaban en la prisión por culpa propia no hacían más que planear lo que harían a continuación. El objetivo para muchos era claro: volver a sus andadas.
Tomó varios minutos, hasta que el último prisionero hubo salido, para ser exacta, hasta que los guardias se dieron cuenta de que no podían dejarnos ir. Su solución fue de nuevo sacar los cañones y apuntar al centro de la comitiva.
El primer impacto no hizo más que un hueco en la nieve, pero al segundo su puntería mejoró, y la bomba estalló demasiado cerca. Tanto que causó que Liang y yo saliéramos volando.
Sin embargo el daño fue mínimo, y pronto volvimos a correr, pero Liang me detuvo.
"Espera…" él miraba a una cabra que estaba en el piso, apenas consiente por el aturdimiento causado por el estallido "hay que ayudarla" su mirada era seria, y no quise impedir que hiciera su buena acción del día. La cargó en brazos y de nuevo corrimos a toda velocidad.
Una vez alejados del rango de los cañones pudimos desacelerar un poco, y luego de lo que se sintió como una eternidad finalmente pude ver el bosque al que había enviado a Song.
"toma tu tiempo. Tengo que encontrar a Song para decirle que nos vayamos"
"Claro… creo que tardaré un poco" la cabra ya estaba un poco mejor, y ayudada por Liang caminaba sobre sus tambaleantes patas.
Así que mientras Liang se encargaba de ayudar a la cabra medio desmayada, aproveché para buscar a la leopardo, y una vez localizada sonreí ante el pensamiento de que no había nadie que la defendiera.
Lentamente la chica se estaba convirtiendo más en un estorbo que en una ayuda, y mientras más pronto me encargara de ella más rápido podría seguir con mis propios planes, y como ya dije… dos pueden guardar un secreto sui uno de ellos está muerto.
Me oculté detrás de un árbol, con una daga en mano y la chica fija como objetivo. No había nadie, pero Liang no tardaría en llegar, por lo que muy decidida di un salto hacia el frente para poderla matar...
Pero antes de que mi daga la impactara llegó Jong a interponer su propia daga para evitar que dañara a Song. Solté una exclamación de sorpresa, y eso, sumado al chirrido de los afilados metales, causó que la mencionada girara para mirarnos. Nosotros le devolvemos una mirada nerviosa.
"¿Qué está pasando? ¿Jong, no te dije que te fueras?"
"¡Song! ¡Estaba a punto de matarte! Yo sólo quería..."
"¿Matarme? Estás loco. Ella no haría eso" bueno, mejor seguirle la corriente.
"¡Por supuesto que no haría semejante cosa! ¡Song es mi amiga!" ¡Vaya que cuando lo deseo sueno demasiado convincente! Y para mi suerte nuestra última conversación reafirmaba mi observación.
"Deja de mentir, ¡maldita!"
"¡Hey! ¡Cuidado con ese lenguaje!"
"¿Cuidado? ¡Yo hablo como se me da la puta gana! ¡No la vas a matar!, ¿escuchas?"
"¡No haría nada de eso!"
"¿Entonces por qué tienes la daga afuera?"
"Porque..." pensé lo más rápido que pude, y sólo vi una posible salida "Yo no lo diré. Tú di la verdad"
"¿La verdad? ¡Ya la dije!"
"¡No es cierto! ¡Tú eres quien intentó deshacerse de Song! Yo sólo vine a protegerla de lo que sea que querías hacer con ella" su cara de desconcierto bastó.
"¿De qué hablas?" preguntó con una ceja enarcada.
"¡Song! Vine apenas escuché sus pasó apresurados, ¡y afortunadamente llegué a tiempo! ¡Imagina si no! Seguro está molesto porque lo echaste de tu lado"
"¿Jong... querías matarme?"
"¿Yo? ¡Jamás! ¡E-ella miente! ¡Igual que siempre! ¡Tú sabes que yo lo daría todo por ti!"
"¡Ella nunca miente!"
"Escúchame ahora o será demasiado tarde para ti. Meili está aprovechándose de ti, y al momento en que menos lo esperes ¡ella se deshará de ti!"
"Es suficiente. Déjala en paz"
"No hasta que me jures que vendrás conmigo y te alejarás de Meili"
"Eso no va a pasar"
"Sé razonable, por favor... yo soy tu amigo" Song alternó miradas entre ambos, hasta que finalmente frunció el ceño y tomó su espada con fuerza, sin apuntar a nada en particular, y respondió "Tienes razón. Eres mi amigo" para ese momento me preocupó que se volviera en contra mía.
La leopardo blandió su espada casi sin pensar, cerrando los ojos, insegura de que estuviera tomando la decisión correcta. Pude ver en su expresión la tristeza y el dolor, y en su grito escuché su miseria. No deseaba acabar con la vida de nadie, pero era lo que ella creía mejor.
Finalmente el filo de su arma impactó en su objetivo.
Un grito ahogado rompió la calma del nevado paraje.
La sangre manchó la blanca nieve, y con un sonoro golpe alguien se dejó caer de rodillas.
Song abrió los ojos, sin saber si arrepentirse y tirarse junto a quien gemía de dolor o ponerse en pie y celebrar junto a quien la había incitado a cometer semejante acto.
Al final se decidió por la segunda, y con lágrimas en los ojos contempló lo que había hecho…
La profecía lo había dicho, y el afectado lo sabía.
Recordé esa frase con ironía...
"Dice que moriré pronto, y no serás tú quien me mate..."
No.
Al final no fui yo quien lo mató.
Fue Song
Y esto ha sido todo… por ahora ;)
Pronto empezaré la publicación de la siguiente parte. El esqueleto de la siguiente historia y su primer capítulo ya lo tengo, pero estoy pensando en qué hacer para que suene lo suficientemente interesante para los posibles nuevos lectores, pero por más que lo intento no se puede dejar de poner referencias!
Si a alguien le interesa que le mande pm para cuando publique lo que sigue, lo podría mandar a mi mensajería, o en un review… como ustedes deseen.
Pensaba explicar en este capítulo cómo fue que se me ocurrió la idea y todo el choro que me aventé para cada capítulo, pero como en primera aún no publico mis dos capítulos estrella (los escribí hace años!), y en segunda la historia todavía no acaba, no quiero hacer ningún spoiler. Esperaré a terminar para poder hacer todo esto.
Antes de dar por terminada esta primera sección, quiero agradecer a todos mis fieles lectores que tuvieron la suficiente paciencia para esperar estos… 5 años! Wow! Soy un desastre!... En especial, quiero agradecer a Altark, porque gracias a él volví a escribir :D
Y… creo que es todo por ahora. Nos leeremos pronto!
Gracias por todo!
Atte: Venture into the imagination