Bad reputation
Hagan silencio!-. Les ordenó un altavoz irritado a los estudiantes y, como por arte de magia, las centenares de bocas se cerraron para volver su atención a la directora, una mujer rubia con cabello muy corto, joven pero de mirada feroz y vestida de traje.- Gracias.
Todos contuvieron el aliento durante unos tensos segundos.
-Muy bien señoritas, mi nombre es Tamora Jean Calhoun y soy su directora, aunque la mayoría de ustedes ya lo sabe-. Comenzó paseándose por el centro de la explanada.- pero para los que no: Aquí va el resumen! No soy una de esas directoras de chocolate, soy estricta y dura, no esperen que los quiera ni que memorice sus nombres, es más, desearan que los mantenga fuera de mi radar porque una vez que les ponga los ojos encima no los dejare subsistir en mi escuela, niñitos-. Les advirtió severamente para después sonreír enormemente, mostrado una perfecta hilera de dientes blancos.- Bienvenidos al Colegio Howard.
Wow se atragantó la escuela entera, desde los pequeños de 14 a los adultos jóvenes.
-Repasaré un par de reglas básicas para los nuevos, que me sorprende decir que fueron muchos esté añ ó Calhoun inspeccionando los rostros de los estudiantes.-Muy bien, lo primero que deben de saber es… ¡Escuchen bien porque solo lo diré una vez! el miedo es para cobardes, señoritas, así que mejor quítenselo. Si son unos bebes que mojan sus pantalones no me interesa enterarme ¡Pero quiero que se pongan a estudiar y hagan que su mamá esté orgullosa!
Al oírla las ovaciones exageradas y burlonas por parte de los últimos grupos de estudiantes no se hicieron esperar más una mirada de Tamora los hizo callar instantáneamente, de advertencia también para cualquier otro que se le ocurriera abrir la boca.
-Como decí ó.- Diré algunas de las reglas de este plantel estudiantil. Numero 1: Los quiero en sus clases, a cualquier estudiante que se le sorprenda fuera de su aula sin permiso ni justificante tendrá como castigo una semana de trabajo comunitario aquí en la escuela-. Protestas inconformes.- Si no quieren limpiar mejor quédense en sus clases. Segundo, El uniforme, que es así: La camisa abrochada de principio a fin y dentro de los pantalones o falda según sea el caso, la corbata debe tapar completamente los botones o está mal hecha, si tienen frio pueden usar el suéter gris del uniforme SIEMPRE Y CUANDO se lleve correctamente fajado y sin ocultar el cuello de la camisa, pero si son unos delicados también pueden usar la chaqueta negra pero tengan en cuenta que está va abrochada completamente y no se la podrán quitar hasta volver a sus dormitorios o en los pasillos; otra cosa importante, Las chicas usan falda y los chicos pantalones y fin de la historia. No habrá nada de pantalones para las señoritas en horas de clase pero como tampoco quiero que se la pasen enseñando pantaletas todo el día, la falda va hasta las rodillas o dos centímetros más alta, si pasa de eso mejor sea que no salgas de tu dormitorio pues no se te permitirá entrar a ninguna aula. En cuanto a los caballeros los quiero bien fajados y con cinturón, aunque no lo crean su ropa interior de corazones no es algo que las demás personas disfruten de ver. Los zapatos son negros con calcetines blancos ¡Blancos de verdad! No rayitas de colores, ni dibujitos, ni bordes en color ¡Nada!...Si no cumplen con el uniforme mejor será que se vayan despidiendo porque no se les permitirá entrar a los salones así que mejor quédense en su casa. Pasando a otra cosa: No me gustan los graciositos ¡Y también lo Digo por ti!-. Le gritó a la fila de Jack y Hiccup, que dejaron su pequeña charla para mirar a la sargen… digo directora.- ¡Sí, tu el de cabello blanco y el pequeñín, mejor cierren la boca!-. Otra carcajada sonora proveniente de tres filas a la derecha captó su atención de nuevo, se volvió hacía allá para mirar a la chica.- ¿Qué? ¿Te parece muy gracioso, pelirroja?-. Le preguntó a Mérida qué se apresuró a desviar la vista cubriéndose la boca para contener su risa.- Sí, eso creí. NO TOLERO a los payasitos de la clase, me hartan no…no los puedo soportar y sus maestros tampoco, de modo que si interrumpen la clase con sus graciositas boberías tendrán que pararse a mirar la pared del aula toda la clase y sépanse que no me interesa si la pierden. Eso me lleva a la cuestión de las tareas: No me gustan los reprobados, y la única manera de reprobar aquí sin remedio es que seas un flojo de primera, así que si incumplen con los deberes tendrán más deberes de castigo y se pasaran los recesos copiando el diccionario. Pero si su comportamiento es muy malo perderán las salidas de los fines de semana, que como sabrán es el único día del que pueden salir del plantel, y se quedaran aquí a hacer distintas tareas o bien, solo a mirar la pintura secarse de una pared si no estamos demasiado inspirados. ¿Todos entendieron?
-Sí todos de manera uniforme.
-Muy bien-. Asintió Calhoun y luego se volvió para mirarlos de nuevo, todos seguían en sus lugares.- ¿Qué están esperando? ¡Moviéndose!
O0O
-Que mierda de colegio-. Se quejó Jack de vuelta en el dormitorio.
-Uno se acostumbra-. Respondió Hiccup encogiéndose de hombros.
-Sí pero ¿Fajados, copiar el diccionario? Tonterías.
-Si no te portas mal no…
-¡Mirar paredes, Hipo! ¡Es ridículo! No quiero estar aquí ó los brazos, fastidiado, mientras se sentaba en el balcón.
-¿Y porque te enviaron?-. Preguntó desde la ventana.
-Ni idea. Una broma quizás…espero-. Suspiró nostálgico clavando su mirada en el balcón de enfrente. ¿Y qué si no era una broma? ¿Qué si de verdad estaba atrapado en esa prisión? No, no podía ser posible, no, de ninguna manera. No se lo merecía. No había hecho nada malo. Por supuesto que no… bien, quizá destrozó un par de juguetes en la fábrica de Norte y fastidió a un par de sus peludos ayudantes, pero era todo. Había hecho cosas peores. No era motivo suficiente, no, definitivamente no permanecería allí o tal vez…
-Quizá-. Lo intentó animar el castaño, aunque, en el fondo, sabía que Jack se quedaría, no porque supiera como funcionaran las cosas en su casa, apenas le conocía un poco, pero sabía lo suficiente del colegio como para saber que Calhoun no dejaba a ningún estudiante marcharse antes del primer semestre, a menos que fuera una emergencia de vida o muerte.
-Quizá-. Repitió Jack.
O0O
-¡Por dios ,esto es una cárcel!-. Se quejó Mérida sentándose en su cama muy molesta.
-¿Y qué esperabas, princesa flama?-. Astrid se recargó en el marco de la puerta.- Colegio estricto duh.
-No me esperaba esto, Dragona-. Se tumbó bocarriba en su cama, harta.- si quisiera algo así hubiera preferido meterme al colegio militar.
Astrid sonrió.
-Vale, pero no es tan sentó al lado de ella, despreocupada.- Los nerds nos hacen la tarea y los maestros son fáciles de burlar, en tanto hagas tu parte de cerrar la boca durante las clases esté lugar te parecerá el paraíso, créeme.
Mérida la miró poco convencida.
-¿Los nerds?-. Elevó una ceja. Astrid rió.
-Sí, tengo uno personal pero si quieres te lo comparto… por ahora-. Espetó Astrid recordando al ratón de biblioteca que vivía justo enfrente. Hiccup, o Hipo como ella le decía. Un pequeño nerd que era raro con ella desde que tenía uso de razón, balbuceaba cuando le hablaba y siempre evitaba mirarla a los ojos, además de ser un pequeño soñador que fantaseaba con dragones desde pequeño, a Astrid le agradó por eso ya que a ella también le gustaban a los 7, pero a los dieciséis aquello era denigrante. Con todo y todo, Hipo era bastante guapo, dulce, tierno y lo más importante: listo. Su nerd personal, lo apodaba, aunque no era del todo cierto; comúnmente amenazaría al listillo para que le hiciera la tarea, pero con Hiccup aquello diferente: siempre estaba dispuesto ayudarla, no importaba con lo que fuera. Aquello le había hecho ganar muchos puntos con Astrid, como para invitarlo a juntarse con su grupo algunas ocasiones, sin embargo él siempre rechazaba… pero allá él, no importaba.
-Suena bien-. Dedujo Mérida, sin duda su propio cerebrito le quitaría gran presión de encima.- ¿Quién es?
-Déjame te lo enseño-. Sería solo por unos días en lo que ella se consiguiera al suyo propio, no había problema. Se acercó andando a la ventana y la abrió.- Enfrente, vive ahí.
-Oh, a ver-.Mérida salió como una flecha al pequeño balcón esperando encontrarse con el típico niño friki de anteojos pero lo que vio la sorprendió más de lo esperado: Un chico de blanco cabello mirando cabizbajo hacia la nada. Extraño. Pensó y en su interior algo se removió, no sólo porque ese chico parecía todo menos un nerd, si no por el mal sabor que surgió de su estomago a su boca, no recordaba quien era pero sabía que no le agradaba.- Eh, Astrid, creo que tu cerebrito ya se mudo.
-¡¿Qué?!-. Se asomó lívida como si aquello le importará demasiado. Miró y acto seguido dio un suspiro de alivio.- No, ahí está.
-¿Es el pálido?-. Preguntó Mérida sin poder creérselo, aquel no tenía pinta de listo sino de cabeza hueca, ni ella sabía porque se sintió tan segura de repente de lo que era y que no, pero su juicio siempre había sido bueno… a veces.
-No, tarada, él que está detrás-. Le indicó cruzando los brazos, señalando con la cabeza al castaño apoyado en el cristal de la ventana.
Lo miró.
-Oh, eso tiene más ó ya convencida viendo al pequeño chico castaño: debía ser más alto que Astrid y medir lo mismo que ella, pero aún así era pequeño. Sí, tenía aquel aire de inteligente y se veía amable. Genial, no tendría que golpearlo para convencerlo.- Sí, me gusta…
-¿¡Perdón?!-. Le cortó Astrid molesta gritando tan fuerte que llamó la atención de Jack e Hipo.
-Para que me haga la tarea, Dios, relájate-. Dijo riendo y Astrid se sonrojó.
-Bien y…, y… ¡¿Ustedes dos que están mirando?!-. Les gritó a los dos chicos de enfrente intentando tapar su vergüenza.
Jack e hipo se miraron entre sí.
-Nada, nena. Cálmate-. él albino subió sus manos en señal de inocente.- Sólo pasábamos el rato ¿No, Hipo?
El labio de Hiccup tembló como gelatina aguada pero de su boca no salió ninguna palabra.
-Hiccup-. Le pegó un codazo.
-H-hola ó tontamente el castaño con una gran sonrisa mientras agitaba sus dedos en una especie de saludo. Tonto. Se recriminó en su interior, pero siguió manteniendo su boba expresión.
-Oh Luna -. Jack se golpeó la frente.
Mérida y Astrid se rieron. La pelirroja negó con la cabeza, divertida, para después volver al dormitorio a paso lento, seguida por la mirada del albino.
-Hola-. Respondió Astrid rodando los ojos de buen humor para luego volver a su habitación.
O0O
-Se pasa la corbata por aquí y ya está ¿Lo ves?-. Terminó Mavis de abrocharle la corbata negra a Rapunzel. La pobre chica ni siquiera sabía que eran para mujer, debía echarle una mano.
-Entiendo-. Sonrió Rapunzel acomodándose un mechón rubio detrás de la oreja. Un complicado nudo para una complicada prenda para un aún más complicado uniforme. Se miró en el espejo: Nunca había estado más descolorida en su vida. A Rapunzel le gustaban los rosas, los lilas, los zapatos abiertos y andar descalza ¿Cómo había terminado vestida de pies a cabeza de gris, blanco y negro? Exceptuando su cabello era como verse a sí misma en una de esas películas antiguas que pasaban por la televisión en el canal viejito, que a ella le desesperada.- ¿Es necesario usar el uniforme así? ó mirando con poco entusiasmo los largos calcetines que casi cubrían sus rodillas.
-Por supuesto-. Contestó Mavis acomodándose la falda negra para que le cubriera un poco por encima de las rodillas.- No querrás meterte en líos ¿Oh si, solecito?
-Noo. No, es sólo que…bueno-. Se volvió para mirar su reflejo de nuevo.
-No te gusta-. Dedujo.- Sabes, a mi tampoco pero ¿Ya qué? Si no lo llevas correctamente no te dejaran entrar a ninguna clase. Hablando de eso, mejor será irnos ya-. Se volteó hacia el reloj, preocupada.- Oye ¿Tenemos el mismo horario?
-Creo.
-Bien, sígueme-. La arrastró a la salida a paso veloz.
O0O
-Hola! Me llamo Lucy Wilde* y seré su maestra de psicología yeiiii!-. Les saludó una alegre mujer pelirroja de ojos muy verdes que daba vueltas en su silla giratoria entusiasmada ante la mirada atónita de sus nuevos alumnos.-Ejem, lo primero será acomodarlos por su número de lista así que mejor párense para que podamos comenzar lo antes posible con la diversión.
-Seguro que es nueva-. Comentó Jack a Hiccup al levantarse de su sitio.
-Sip.
-Muy bien, va por orden alfabético. Ya saben ABCD jaja-. Continuaba la contenta profesora Lucy desde su escritorio.- Okey, primero va Ang Lily y el segundo y tercero Anna y Elsa Arendelle, hermanas, excelente…-. Continuaba.- Croods Eep…
Continuó ordenando Lucy a los chicos molestos por no poder sentarse con sus amigos. Mérida estaba tranquila, podía sentarse en donde fuera. A Jack le daba igual mientras le tocara cerca de alguna chica bonita. Hiccup estaba más que feliz porque sabía que le tocaba tras Astrid. Y Rapunzel hiperventilaba al lado de Mavis, deseosa de que le tocara cerca de alguien agradable o conocido.
-Dracula Mavis-. Continuó Lucy y los abucheos y risas relacionados con vampiros y mostros resonaron por toda el aula.
-Sí, la hija de Dracula, todos reaccionan igual-. Comentó la pelinegra al sentarse en su asiento haciendo a todos reír.
-Que gracioso. Bueno, Dumbroch Mérida-. La llamaron y ella fue como una flecha a su asiento en la segunda fila con la cabeza bien alta, un poco decepcionada porque no le tocó en cerca de una ventana, pero bueh ¿Qué más daba? Mientras pudiera ver y charlar un poco con sus vecinos no le molestaría demasiado.- ¿Alguien aquí se apellida con E?... ¿No? Mejor era asegurarse. Ok, Frost Jack-. Murmullos de las chicas resonaron en torno a él, decepcionadas al saber que se sentarían tan lejos de ese chico. Mientras el albino se acercó animado a su asiento y se dejó caer. Bien, no había ventana con la cual distraerse pero sobreviviría al saberse rodeado de mujeres.- ¿G tampoco? Cielos. Hofferson Astrid, Horrendus Hiccup-. Los nombró. Astrid le dio un empujón amistoso en el hombro a Hiccup y se dirigió a su asiento a paso firme mientras los otros la miraban, sonrió. Hipo se sobó el brazo un poco pero continuó hacia su asiento sintiéndose feliz, nervioso y con ¿Nauseas? No, no podía vomitar, no. La maestra tan vivaracha como siempre siguió nombrando a los demás chicos que se alegraban o quejaban de sus posiciones- Rider Euge…
-Es Flyn-. Se quejó el castaño ocupando su lugar.
-¿Seguro? El registro dice…
-¡Es Flyn!-. Repitió rodando los ojos.
-Okey como quieras-. enarcó las cejas para seguir revisando su lista.- Solaris Rapunzel-. La nombraron y su corazón casi se detuvo, tragó en seco y se sentó derechita en su asiento, Un buen lugar pensó sonriente, estaba cerca de violeta.
Poco a poco al fin se acabaron los nombres y la maestra estaba más que ansiosa por comenzar.
-Okey jaja-. Comenzó alegre.- Yo sé que es el primer día y no quieren hacer nada, además que esta es su única y última clase de hoy porque perdieron el tiempo instalándose PERO creí que sería bueno dejarles un trabajo de tarea ¿No?
-Nooo-. Se quejaron los alumnos.
-Oh venga, seguro que les gustara-. Hubo murmuros de desconfianza.- Sabía que estarían de acuerdo. Bien, como la mayoría de los que están aquí son nuevos quiero inspirarlos a hacer amigos así que pensé en dejarles un trabajo en binas sobre la psicología que ustedes prefieran: invertida, infantil, criminóloga, etc. ya saben-. Tomó aire luego de hablar tan rápidamente.- Su compañero sería el que está frente ustedes, o bien, detrás-. Explicó sonriente y pocos se atrevieron a protestar.- bien tú y tu, tú y tu-. Señalaba la mujer desde el frente.
-Eh Mérida-. La llamó Astrid dos asientos por detrás y ella se volteó.- Pongámonos juntas ¿Quieres?
-Como tú quieras da i…Espera, no puedo. Estoy enfrente de é ñaló a Jack con la cabeza, que escuchaba música en ese momento.- Convéncelo de que te cambie el lugar.
-Ya lo intenté pero no quiere. Tú convéncelo, anda-. Casi le rogó la rubia, no exactamente porque no quisiera estar con Hiccup de pareja, él era muy listo ya lo sabía, pero era tan incomodo charlar con él cuando balbuceaba.
-Agg-. Se quejó la pelirroja.- Ya, bien-. Respondió y Astrid sonrió entre complacida y aliviada. Mérida suspiró para luego dirigir su mirada al chico del cabello blanco, le parecía que era su vecino de balcón. Sí, era él ¿Cuántas personas podían tener el cabello blanco? En realidad había visto tres, una chica de cabello corto y blanco en el patio y otra sentada muy derecha en la primera fila junto a la ventana. Dios, esa moda rara prosperaba. Okey, no sería difícil, solo bastaba con pedirlo amablemente o bien pedirlo por las malas, el resultado sería el mismo.- Oye-. Le llamó pero el peliblanco no le prestó atención, seguía perdido en la inmensidad de la ventana o bien, en la luna.- Hey… ¡Hey!-. Le sacudió un hombro bastante molesta de no ser tomada en cuenta.
Jack salió de su trance y se volvió un poco molesto para mirar a la pelirroja llena de pecas y con un cabello demasiado rizado que lo estaba sacudiendo violentamente. Sonrió socarronamente, la reconocía: Era la misma pecosa de en la mañana, solo que antes estaba peinada y ahora no.
-Whoa ¿Sin muss o sin tiempo? Creo que tu cabeza se incendia.-. Le removió un mechón de la cara mientras se reía mucho. Creyó que la pelirroja también se reiría pero, en lugar de eso, le miró con cara de pocos amigos, se veía graciosa según Jack.- Está algo esponjado ¿No crees?
-Ja-ja-. Articuló Mérida rodando los ojos.- Vaya, no lo había notado.
Una broma sobre su cabello, ja, pero que original.
-Vaya, vaya, alguien aquí es muy supceptible-. Resolvió el albino alzando una de sus cejas. Mérida frunció el ceño.
- Oh, vaya, vaya, vaya alguien aquí también es muy grosero.
-Vaya, vaya, vaya, vaya pues….
-Esto es ridículo-. Le cortó Mérida arqueando las cejas, como si no tuviera mejores cosas que hacer que jugar a mi casa es más grande que tu casa.
-¿Eso crees? Vaya que lista.
-No comenzaremos otra vez-. Le espetó molesta.
-¿Y quién ha dicho que si?-. Se rió y le extendió una mano en presentación.-Hola. Soy Jack Frost y, por lo visto, tu grosera.
-Soy Mérida y tú muy tonto-. Cruzó los brazos enojada, sin molestarse en contestar el saludo formal del chico estúpido, es decir, de Jack. Como si no tuviera ya suficientes problemas como las reglas y los uniformes ahora se sumaba un irritable vecino trasero. Qué hermoso.
Jack retrajo su mano de vuelta hacia él, un poco indignado pero, al mismo tiempo, divertido.
-Como digas, cabeza de ó hondo desviando la vista, esa pelirrojita ya le estaba irritando.- Y ¿Eres mi compañera, Miranda?
-Mi nombre es Mérida y espero que ó intentando no perder los nervios.-Eso me lleva a este asunto….
-¿Cuál asunto?-. Le cortó interesado.
-Si me dejas terminar…-. Apretó los puños casi casi perdiendo los estribos, si ese no se callaba a la de ya le daría una tunda que no olvidaría.
-Vale, continúa.
-Eso hacía-. Respondió clavándole su mejor mirada asesina, pero al chico solo le causó risa.- Ok ¿Cambiarías de lugar con Astrid?... Eh ¿Por favor?
-¿Quién es Astrid?-. Preguntó Jack, no le molestaría cambiar de lugar si era preciso, aunque admitía que hacer rabiar a Mérida era divertido. La escocesa señaló con la cabeza a la susodicha.- Nah, creo que paso-. No le quitaría eso al pobre de Hiccup, no lo había dicho pero babeaba por esa rubia, y como buen nuevo amigo debía ayudarlo a quedársela para él. Lo siento Mérida.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Escucha, María…
- Es Mérida-. Le corrigió.
-Eso mismo-. Se enderezó sobre la silla.- No lo haré por tres simples razones: Uno, ella parece contenta con su compañero…
-Podría discutirte eso.
-Cierra la boca, que no eh terminado-. Frunció el ceño, Luna.- Dos, no me interesa moverme de sitio y tres-. Sonrió de manera tan grande y enloquecida que pareció recordar al gato de Alicia en el país de las maravillas.- Estoy cómodo con mi compañera de trabajo.
-Oh no-. Refunfuñó Mérida.
-Oh sí. Lo siento, pecosa.
O0O
¿No?
Es un cabeza dura, no lo pude convencer.
Bien. Me toca con el cerebrito. Disfruta al guapo, Mer.
Bah. Por lo menos el tuyo es listo, no como el tarado que me toco. Alégrate, te lo cambiaría en un segundo.
Se leyó en la pequeña nota que las dos se intercambiaron por debajo de los asientos como dos niñas pequeñas.
O0O
-Yo pensé, en… bueno, la psicología infantil-. Sugirió Rapunzel mostrándole la imagen del libro a su compañero.
-Como quieras, preciosa-. Se encogió de hombros Flyn mientras intentaba perder su atención por la ventana.
-En realidad es Rapunzel-. Corrigió apartándose un mechón de cabello de la frente. No era que le molestarán los cumplidos, pero ese chico no estaba dispuesto a llamarla de otra forma.
-Salud, linda-. La miró como por dos segundos antes de volver a concentrarse en la nada.
-Eh yo…-. Tragó en seco ¿Por qué le era tan difícil hacer amigos? En las películas se veía mucho más sencillo: Solo había que presentarse y de pronto todos comenzaban a bailar y cantar de la nada… y allí ni siquiera había música. Dio un pequeño suspiro y volvió a sonreír.- Bueno, si pudiéramos no sé, juntarnos para hacer el trabajo en una habitación… -. La interrumpió la inesperada risa del castaño que sonaba como una carcajada ahogada.- ¿Qué?
-Vaya Rapunzel, no tienes idea de nada-. Miró a esa pequeña y bonita ingenua poner una cara de vergüenza, procuró sonar un poco más amable.- Los chicos no pueden entrar a dormitorios de mujeres ni viceversa, Calhoun se pone como una fiera. Nos dividiremos el trabajo ¿Correcto? Psicología invertida.
-Es la infantil-. Dijo asintiendo.- ¿Mitad y mitad?
-Pensaba en que tú trajeras el texto y yo las imágenes-. Intentó probarlo, pensó que funcionaría. En lugar de eso la miró poner cara de pocos amigos.- Bien mitad y mitad.
-Gracias.
O0O
-Me gusta la criminóloga, los hace hablar bajo presió ó Astrid echando su cabeza hacia atrás.
-Aja-. Respondió el castaño anotando.
-Buscas el texto y yo las imágenes ¿Ok?
-Aja.
-¿No te importa llevarte todo el trabajo, Hipo?
-No.
Astrid suspiró.
-¿Piensas decirme algo más que sí o no?-. Le espetó molesta. A esto se refería con lo incomodo que a veces podía resultarle estar con Hiccup por más de unos minutos, no podían iniciar una conversación aunque se esforzara sobrehumanamente por hacerlo, el chico parecía evadirle de todas las formas posibles ¿Sería que no le agradaba? No, claro que no.
-Lo siento-. Por fin habló Hipo dejando de escribir unos segundos.- Sabes que no soy bueno conversando contigo-. Si tan sólo pudiera controlar sus nervios su vida sería mucho más sencilla.
-Ya, lo sé-. Suspiró Astrid.- Bueno, supongo que del trabajo será de lo único que hablaremos ¿No?
-Espero que no. Quizá salió de su boca y trató de regresar la frase como un boomerang pero le fue imposible, estaba al aire y por el sonido de exasperación de Astrid sabía que no le quedaba de otra. Si tan solo pudiera decir algo normal frente a ella sin fastidiarlo sería la persona más feliz sobre la tierra, pero sus enredadas oraciones solo lo hacía sentirse más enano con cada sonido.
O0O
-invertida.
-Infantil.
-Invertida es más interesante.
-¿Te lo dijo tu madre?
-Cállate, imbécil.
-¿No sabes actuar de manera no sé… amable?-. Intentó Jack mientras se pasaba una mano de la frente a la nuca tan exasperado con esa pecosa como nunca antes, solo con Bunny se había puesto así pero él era su familia ¡Y un hombre! Que ese duendecillo lograra fastidiarlo tanto ya estaba rayando en lo ridículo.
-Con quien quiero-. Resolvió Mérida mientras se apoyaba en el banco. Escuchó al tarado suspirar molesto pero poco le importo ¿No había sido ella la que le sugirió cambiar de compañeros? No había querido. Ahora era su culpa no la de ella, que se aguantara.- La psicología invertida es más compleja. Es lo que quiero.
-¿Y que mi opinión no cuenta? -. Le espetó cruzando los brazos
-Si me dieras una sola razón sobre porque la infantil es mejor….
-Es más sencilla.
-Por dios, Frost-. Le miró molesta.- Contigo la mediocridad viene asegurada.
-¡Bueno ya!-. Explotó el albino golpeando la mesa fuerte. Los ojos de la pelirroja se abrieron más de lo normal, sorprendidos.- ¡Ya! Hagamos lo de la estúpida psicología esa ¿Feliz?-. Dijo casi gritando.- Por la luna, Mérida.
Mérida rodó los ojos.
-Okey, si quieres hagamos la infantil.
-¿Qué? Pero tú…
-No, no. Si te vas a poner así mejor no-. Desvió la vista.-Hagamos la mediocre psicología infantil si eso te pone feliz.
Jack parpadeó repetidas veces.
-Pero… oh dios ¿Quién te entiende?
-Mi madre-. Le respondió sarcástica sin molestarse en dirigirle la mirada.
-Ya. Ya, bien. Hagamos lo que tú quieras-. Se rindió por fin, demasiado cansado como para seguir con eso. Su orgullo agonizaba, claro, pero no tanto como sus oídos por oír los gritos agudos de esa pecosa. Mejor sería acabar ahí.
-¿Seguro?-. Preguntó poniendo cara de melindrosa mientras sonreía en sus adentros. Ja, y ese idiota creía que la psicología invertida era estúpida.- Porque que si no quieres, tu opinión…
-Ya! Si, si, lo que tú digas-. Dio un gruñido exasperado para luego mirar el reloj. Dos minutos, solo dos y sería libre.- Hacemos la mitad y la mitad ¿Te parece, pecosa?
Mérida dejó escapar un sonido de frustración.
-Seh, claro-. Respondió dejando caer su cabeza en la banca ¿A qué maldita hora podría irse de ese asqueroso lugar? Y como si sus pensamientos fueran escuchados la campana marco el fin de la tormentosa clase.
-Pueden irse, no olviden la tarea!-. Declaró la vivaracha maestra mientras ella misma recogía sus cosas.
-Por cierto, Frost-. Le llamó Mérida antes de desaparecer por la puerta junto con Astrid.- Vuelve a llamarme pecosa y me encargare personalmente de llenarte la nariz de pecas purpuras ,si entiendes a lo que me refiero.
Y salió la puerta la argüendera pelirroja. Jack bufó.
-Que miedo tengo.
-¿Algo interesante?-. Preguntó Hiccup apareciendo de sorpresa detrás de él. Jack lo miró.
-Nada, solo me tope con una fierecilla malcriada-. Respondió despreocupado.- ¿Y tú con la rubia N°1? ¿Qué tal, eh?-. Sería más interesante hablar de eso que de la pelirroja loca. Y si podía molestar a Hiccup ¿Qué mejor?
-Se llama Astrid-. Corrigió irritado. Una numeración para la chica más increíble, de no ser tan escuálido ya lo habría golpeado.
-Como se llame, Hiccup. El punto es ¿Qué paso?
-Nada, solo hicimos el trabajo ¿Por?-. Inquirió sonando inocente, tan convincente de que le daba igual que hasta Jack se quedó helado.
-Oh Luna-. Exclamó molesto.- ¿Me dices que me quede de compañero con esa fastidiosa para nada? Que desperdicio de tiempo.
-Lo siento-. Sonrió inocentemente para salir caminando grácilmente por la puerta. Ja.
O0O
-Te presentaremos a un amigo.
-Te agradara, es tierno-. Asintió Violeta mientras Mavis y ella arrastraban a Rapunzel por el comedor, vaya la pobre niña apenas y sabía cómo avanzar entre la multitud, sin mencionar que su largo pelo era un estorbo gigantesco, entre las dos se turnaron para cargar la melena dorada de Rapunzel hasta llegar una mesa algo apartada.- Mira, Mavis! Creo que es su nuevo compañero-. Señaló la pelinegra mientras descargaba el cabello dorado sobre una silla.
-Oh si… que guapo-. Concordó Mavis mientras se acomodaba un mechón de cabello corto detrás de la oreja.- ¿Tú qué opinas, Punz?
-B-bueno…-. Tartamudeó. Sí aquel chico era verdaderamente atractivo: el cabello blanco, los grandes ojos celestes y hasta su respingona nariz le daban un toque único que le hacía doblar las piernas. Al final si daba gracias por haber salido de su torre.- Es lindo.
Palabras un poco cortas pero acertadas. Hiccup les hizo una seña para que se acercaran más y las tres chicas obedecieron. Violeta se sentó en la esquina al lado de Hipo donde tenía una perfecta vista de Tony, su amor platónico; Mavis en medio, justo al lado de Jack y Hiccup, el lugar perfecto para charlar a gusto y Rapunzel del lado de Jack colindante a una mesa vacía. Buen lugar, aunque le temblaran las piernas.
-¿Y eres compañero del enano?-. Preguntó Mavis a lo que el ojiazul contestó afirmativamente.- Estupendo.
-Es un gran chico-. Murmuró Violeta desde su esquina.- Y se ve que tu también, Jack.
-Gracias-. sonrió Jack a Violeta y esta se sonrojo.- ¿Y tu Rapunzel, no dirás nada?
Rapunzel se atragantó con su gelatina de piña y comenzó a toser.
-Perdónenla, está nerviosa-. Pidió Mavis dándole unos golpecillos en la espalda hasta que salió el trozó amarillo aguado a medio digerir de su boca para luego caer en la mesa. Jack puso cara de asco.- Ella es nueva, es por eso.
-Ah-. Dijo Jack intentando ser comprensivo con esa… como quiera que se llamara. Por lo menos la rubia N°3 era bonita.- Sí también soy nuevo. Es comprensible.
Rapunzel le sonrió nerviosa.
-Sí es que… como no conozco a nadie muy bien. Bueno….
-Sí, lo sé. Pero no es para tanto.
-Claro, pero para mí….
-Creo que ustedes dos tienen mucho en común-. Se metió la hija de Dracula de pronto en la conversación mientras masticaba un hotcake.- Su química es notable.
-Mavis, no…
-Es cierto, Hiccup. Ellos dos deberían salir. Tienes toda la razón-. Resolvió la ojiazul metiéndose otro bocado del bocadillo.
-No, yo no dije eso…
-Me parece buena idea-. Comentó Jack de manera natural y calmada, tan discordante comparada con la mirada de locos que le dirigieron todos sus acompañantes de mesa.- ¿Qué?
-¿De verdad?-. Dijeron todos.
-¿De verdad?-. Volvió a repetir la rubia N°3, es decir Punzel o como fuera.
-Sí, será divertido-. Dijo calmadamente recargándose en su asiento. Dios ¿Por qué todos actuaban tan raros? Ni que le hubiera propuesto matrimonio.- Te parece el ¿Sábado? Luego aclararemos la hora.
-Huum… y-yo-. Trató de responder tartamudeando hasta que sintió el duro codo de Mavis hundirse en una de sus costillas.- Claro que si-. Terminó con una mueca de dolor.
-Entonces está hecho.
O0O
-Roja ¿segura que no quieres comer con nosotros?-. Preguntó Astrid antes de abrirse paso en el comedor.
Mérida dudó. Tenía ahí una oportunidad de oro: sentarse con algunos de los más populares de la escuela, cualquiera daría su nariz por eso (ya lo había comprobado) y a ella se le presentaba sin más la opción viable de hacerlo y convertirse instantáneamente en ALGUIEN en la escuela. Cualquier chica, incluso una como ella, que nunca antes había sido alguien un poco más que una doña nadie, aceptaría. Tan sencillo como decir que sí.
-Segura-. Contestó encogiéndose de hombros. Los otros la miraron con cara incrédula, como esperando una explicación. Pero esperaron en vano, pues esta nunca brotó de los labios de Mérida. Al finalizar la espera, como llegando a un acuerdo silencioso, todos se movieron dejando a Mérida sola en el pasillo que llevaba al comedor.
Ahora sí, pensó, a iniciar el año como se debe.
Se alborotó un poco más el cabello rojo y se desajustó la corbata hasta que está pendía temblorosamente de su cuello, aferrada con todo como si temiera caer al suelo. Se bajó un poco los largos calcetines y se dispuso a entrar al comedor. El chillido que todos pegaron al verla sonó idéntico al de un radiador humeante cuando se abre por primera vez, se quedó mirándolos también, diciendo con la vista "bueno, aquí estoy yo" hasta que poco a poco las miradas se retiraron para dejarla en privacía de nuevo. Al abrirse paso hacia la última manzana acaramelada se preguntó si eso debería molestarle. Nah, se dijo a sí misma, siempre es lo mismo. Y ciertamente siempre lo era: ya fuera por su cabello, apariencia, vestimenta, comportamiento etc. Nunca se salvaba de momentos como esos. Nunca.
Se sentó en una de las mesas de más atrás, la nueva mesa de los inadaptados, pensó mientras mordía su manzana sin importarle lo pegajosos que quedaran sus dientes. Echó una mirada alrededor. Nada mal. Grupos de amigos, grupos de melindrosos, grupos de nerds, grupos de populares, listos, bien vestidos, raros, góticos, vaqueros, grupos como los de Astrid y uno que otro raro como ella comiendo solo. Bien, era la típica escuela en la que cada quien se sentaba con los suyos, parecía que nunca se libraría de ellas. Okey, ahora solo restaba esperar para ver quiénes serían los suyos, tal vez un montón de pelirrojos rudos. Ja. O algunos fanáticos de la arquería. Jaja. O quizás si terminaría siendo una de las populares. Jajajajajaja.
-¡Mérida!-. Exclamaron tres voces graciosas a su espalda, su nombre descompuesto en la última nota por una voz más grave. Ja, los conocía. Sonrió grande y luego se giró.
-¡Chicos!-. Exclamó contenta abriendo los brazos lo suficiente para recibir tres abrazos de tres chicos al mismo tiempo. Aún así le quedaban grandes, Dios, cuanto habían crecido en dos años. El mayor de los tres, Kevin, un rubio corpulento, alto y de ojos azules, le revolvió el pelo aún más a Mérida durante el abrazó. Ella le dio un puñetazo en el hombro y este río.- Caray, cuanto tiempo sin verlos.
-Igual a ti-. Respondió Wee, un pequeño rubio de mirada desorbitada.
-Sí ¡Wow te ves bien! ¿Qué te pasó, eh Dumbroch?-. Se burló Steven Macintosh, un tipo flaco de cabello negro, bastante atractivo.
-Ja-ja, que sarcástica.- Yo podría preguntarte lo mismo.
-Sólo un poco de ejercicio-. Dijo adoptando una pose ridículamente seductora.- ¿Te gusta lo que ves?
-Ah ah-. Respondió sacudiendo la cabeza con una risilla.- Ni ahora ni nunca.
-Lo sabía, estás ciega-. Miró la mano derecha de Mérida.- Una ciega ladrona de manzanas acarameladas.
-Oh ¿Tú la querías?-. Se llevó una mano al pecho fingiéndose preocupada.- Una pena-. Ahora la mordía muy despacio.
-WHEBH ehjdbhn -. Balbuceó el gran rubio.
-¿qué?
-Quiere comer ya-. Respondió Wee sentándose a la mesa.
Los otros tres también se sentaron. Okey, no estaba nada mal sentarse con sus enemigos de la infancia, incluso podrían jugar a las luchas ¿Eso era algo que hacían las chicas de su edad? Esperaba.
-Oye Mérida-. La llamó Steven.- A que no puedes darle con el pudín a aquella rubia de cabello largo.- Señaló a una tipa que no paraba de mover la boca en la conversación, de enormes ojos y cabello antinaturalmente largo. Dios, el pelo le parecía una peluca para interpretar obras de princesas peludas. Aún así no se veía muy espabilada, parecía tierna y sumisa, y ella era la mejor con los proyectiles.
-Acepto el reto-. Dijo Mérida decidida tomando un poco de pudín en una cuchara para luego impulsarla hacia abajo a modo de catapulta.- En la frente ¿listos?-. Los demás asintieron. Un poco más de impulsó y lo soltó.
O0O
-Ah! ó Rapunzel llevándose una mano a la frente, una cosa babosa y pegajosa se sentía en su mano en cuanto tocó lo que fuera que le hubieran lanzado.- ¿Qué es esto?-. Se miró los dedos, la sustancia café le resultaba asquerosa, de no estar adentro habría jurado que se trataba de excremento de paloma.
-Déjame ver-. Dijo Jack tomando un poco de esa cosa café de la cabeza de Rapunzel. La frotó entre sus dedos y luego la olfateó un poco.- Creo que es pudín
-¿Y de donde vendría esa cosa?-. Preguntó Mavis mientras masticaba lentamente un orejón seco.
-Creo que lo se-. Respondió el albino con un poco de molestia mientras miraba una de las mesas adyacentes del fondo. Ahí la chica pelirroja malcriada y otros tres tipos chocaban las palmas de las manos y se reían muy fuerte mientras señalaban a la rubia N°3, es decir a Rapunzel y alababan a la pelirroja como si fuera una heroína.
-¿Por qué lo harían?-. Preguntó Rapunzel bastante triste, definitivamente este no era su año.
-No lo sé, pero voy a averiguarlo-. Se levantó Jack bastante enojado.- Y tú vienes conmigo-. Le dijo a Hiccup.
-En realidad quiero terminar de comeeerrr…-. Quiso protestar pero, cuando menos se lo pensaba, Jack lo levantó por el cuello y comenzó a arrastrarlo hacia la mesa de esos rudos chicos que rodeaban a una aún más ruda chica ¿Acaso Jack quería que los mataran? El más grandote podría aplastarlos con solo un movimiento ¡Además Rapunzel estaba bien! un poco de pudín no se compararía con un ojo morado.
Jack y un arrastrado Hipo se acercaban más a los otros. Jack si estaba enojado, no era que fuera el defensor de los bullyingueados, pero era diferente a que se metieran con un amigo o amiga, y menos de esa manera tan cobarde ¿Un proyectil de comida? ¿Qué estaban en la primaria? Torpes.
Rapunzel sólo los miró alejarse ¿Dejaría que pelearan su batalla? No, era el momento de hacerse respetar, dejó su asiento y comenzó, con un poco de rezago, a seguirlos también.
Mérida los vio acercarse y sonrió con un poco de malicia, el nerd se veía asustado, la chica del fondo, a la que le había pegado con el pudín, también estaba acobardada, pero el otro se veía ¿molesto? ¿Por qué? Lo que fuera más valdría que valiera la pena. Sin ninguna preocupación Mérida se sentó más cómodamente en el asiento y se dispuso a esperarlos, sabía que venían, el chico pálido tenía su vista ceñuda clavada en ella, los otros dos miraban al piso.
-¿Esos tres qué? ó Steven.
-Déjalos que vengan-. Dijo Mérida totalmente despreocupada.
Jack se plantó justo en frente de la pelirroja, ella contenía una mirada espinosa de superioridad, Hiccup y ¿Rapunzel? Se pusieron a su lado, como si trataran de intimidar, cosa que no lograron. Los otros tres chicos rodearon a Mérida como si esta fuera la princesa a la que debían proteger y se veían aún más rudos que al principio. Mejor nos echamos para atrás, quería decir Hiccup, pero tenía bastante sentido común para mantenerse callado.
-Hola ¿Ocurre algo?-. Preguntó Mérida por fin con una extraña sonrisa que decía "lárguense" mensaje que podía distinguirse a leguas de distancia.
Aún así los otros tres no se inmutaron, bueno, en realidad sí, pero casi no lo demostraron.
-En realidad sí-. Dijo Jack sentándose en frente de Mérida, ella le miró entre calmada y molesta.- Nos molestó mucho su pequeño regalo, si entiendes.
-¿Ah sí?-. Inquirió la pelirroja con una sonrisa feroz a la rubia y al castaño. Desde luego sabía que eran los del proyectil, pero no pensó que vinieran a reclamar, por lo menos no tan pronto.
-S-sí-. Dudó Rapunzel al principio pero terminó sonando segura.
-Sí-. También dijo Hipo.
-Bien-. Resolvió Mérida llevándose la manzana a la boca.- Ya váyanse.
En realidad no tenía tiempo para estas tonterías.
Jack frunció aún más el entrecejo ¿Pero quién se creía que era esa chica?
-¿Qué no vas a disculparte? -. Jack cruzó los brazos.
-No-. Respondió ella, simple.- Adiós-. Sonrió burlona agitando una mano.
Jack, Hipo y Rapunzel intercambiaron miradas cómplices. Ya tenían un plan mental tramado.
-Entonces por lo menos déjala desquitarse-. Dijo Hiccup como una señal.
En efecto, y con las manos temblorosas, Rapunzel le lanzó un puñado de macarrones con queso a la blusa. Mérida guardó silencio unos segundos, los chicos creyeron que era batalla ganada. No pudieron estar más equivocados.
-Vas a pagar eso-. Exclamó al tiempo que le lanzaba su vaso de malteada de fresa a la cara y la parte superior de la blusa. Eso desató una reacción en cadena.
Steven y Kevin le lanzaron a Jack el resto de los macarrones, mientras tanto Wee vació su bebida de Jamaica sobre Hiccup ,y Mérida le lanzó el pudín sobrante a Rapunzel. Desde luego no se habrían de quedar así. Un poco de pudín por aquí, sopa por allá, salsa de tomate y los chicos se tiraron unos contra otros a golpes.
-¡Guerra de comida!-. Gritó un chico a lo lejos y como por acto de magia todos los estudiantes empezaron a lanzarse comida unos a otros sin distinción.
La guerra duró varios instantes más, hasta que todos, o la mayoría, quedaron bañados de malteada, queso, salsa y postre por aquí por acá.
-¡Paren!-. Gritó la directora Calhoun entrando al comedor. Al instante todos bajaron las armas, digo la comida, y se sentaron en donde callera.- ¿Quién inició todo esto?
A los dos segundos, las centenares de manos ya los estaban apuntando a ellos cuatro. Un albino, una pelirroja, una rubia y un castaño, todos con los puños arriba y más manchados que la mayoría. No cabía ni una duda.
-Ustedes cuatro-. Les señaló la mujer.- A mi oficina.
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Holiwis! Soy yo ¡Volví! Y este capítulo está muy largo para compensar mi terrible ausencia. Espero les haya gustado, sé que hubo mucha tensión entre los cuatro ¡Pero ya verán el siguiente capítulo! Todo esto es un proceso, como dije, no me gusta que se vuelvan amigos instantáneamente.
Pero ahora pasando a algo infinitamente más importante ¡Los reviews! Gracias a:
Freaky4eve : Gracias! Si ya estoy poniendo a mi flojo cerebro a trabajar jaja ¡Que bueno que te agrade Elsa! Por ahora no tendrá mucho protagonismo pero después… ya, quien sabe. Un beso psicológico ¡Muaaa!
Kamirin-chan: ¿Los papás? Tal vez Gothel… no sé. Sobre lo del Jarida creo que si podría ser pero muuuuucho después, quiero que la cosa se enfrié un poco ¡Es genial que te guste el Jarida! Te amo, un besote psicológico muaaa!
Yako-Tsuki :Si, perdón , es que estaba castigada. Que bueno que te parezca interesante jaja ¡Es que con una cara como esa! Bueno, ya sabes. Un beso psicológico muaaa! 3
Gashicalmy: ¡Lo sé! ¡Que cruel soy con ella! Como me odio a mi misma a veces… En realidad todo tiene un porque, a Rapunzel la veo como la niña con la que todas son malas por envidia, pero ya después la querrán, digo, imposible no hacerlo. Sobre lo de Jack no sé… quiero que tenga pareja, pero ninguna que le dure mucho. Un beso psicológico muaaa!
Sweat Blueberry: Bueno, cada quien tiene derecho a sus opiniones, si a ti te gusta Mericcup bien, pero yo prefiero a Hipo y Astrid juntos, y a Mérida sola o con Jack, cada quien tiene sus preferencias y eso es bueno. Un beso psicológico para ti muaa!
Guest: ¡Gracias! Sí, yo amo el Jarida. No es un secreto y claro que los quiero de pareja, pero como lo dije ¡No lo sé! Si lo hago de solo amigos, si meto parejas ahora o después o ah, se me embota la cabeza. Lo pienso. Un enooorme beso psicológico muaa!
Jarida Malfoy Cifer: ¡Aww gracias! Enserio lloro con tu comentario jaja, yo amo aún más el tuyo, espero y lo sigas pronto. Miles de besos pisocologicos mua muaaa!
Angelina: Debería jaja, pero no, el yaoi nunca ha sido lo mío, no me sale escribirlo y no me siento muy cómoda al leerlo ¡en fin! Un gran beso psicológico muaa!
Lily: Jaja, ay gracias, fue mi culpa por que me castigaron además tardo mucho e actualizar siempre ja ¡Ya veras como les va ir! Uff a todos. Me encantan tus nombres para novias, te prometo que los veras pronto ¡Y veras mucha más acción! Lo siento si lo subí muy tarde pero ya ves….Un millón de besos psicológicos para ti mua mua mua muaaa!
Y gracias a todos los que se molestan en pasarse a leer mi pobre historia. Un enorme beso psicológico para todos muaa!
Atte: Mizzy Frost.