¡Hola!
¿Que tal criaturitas lectoras? :3
Declaimer:
Los personajes pertenecen a Takahashi Rumiko
Muchas veces el había sido tratado de adefesio, como algo repugnante para todo el mundo. Nadie puede juzgar los pensamientos de los demás y decir que tratarlo de esa manera está mal, todos se hallan imposibilitados de ese derecho, porque después de todo, ¿Cuál es el fundamento?
"El es una buena persona, ha ayudado a incontable gente"
Muchos podrán pensar eso, llegarían a no valorar la raza y quitarle importancia, pero no cambia el hecho de la eterna condena que al joven le toco al nacer de esa manera.
¿Fenómeno? no, no era un fenómeno, muchas cosas le podrán decir, pero los fenómenos no existen, están las diferencias. El era diferente, lo sabía, pero era algo que nadie entendía, no eran capases comprender sus sentimientos, no podían mirarle con orgullo, no podían sonreírle ni acercársele.
No habían razones para defenderle ni para marginarlo, no existía justificación para provocarle felicidad o tristeza, porque era como cualquiera, valía lo mismo que todos. Sin embargo iba por el sendero del odio, estaba en un mundo en donde lo miraban de menos, donde lo despreciaban y ignoraban. Y muchas veces se pregunto a si mismo si existía un mundo, un lugar al que verdaderamente perteneciese, esa dimisión tan fantasiosa en la que podían sonreírle, podían hablarle y reír junto a él.
Si existía, hace poco había logrado darse cuenta, pero era algo inalcanzable para alguien como él, porque ese bello mundo no le pertenecía, ni a él ni a su alrededor, aquel sinónimo de perfección absoluta le aceptaba, le quería y lo acompañaba, siempre con su dulce pureza en las buenas y en las malas, sin importar que.
Ese hogar era necesitado para él, sencillamente porque era tan único, tan delicioso y tan indescriptible que se le era imposible sacar de la cabeza, quería tenerlo, que fuera solo suyo y embriagarse en la fantasía de tener el derecho de tocarlo, de amarlo.
—InuYasha ¿Qué haces afuera tan tarde? a veces pienso que te gusta hacerme preocupar…
Ese hogar también se preocupaba por él, y se levantaba a media noche para ir a buscarlo en medio del bosque.
—Pensé…—bajo la mirada, ocultándose en su flequillo, sin embargo el olor a lágrimas fue fácilmente detectado por su nariz—…que te habías ido a buscar a Kikyo…
Ese deseado hogar también lo celaba y lloraba por su culpa…
—…Me sentía sola… sin InuYasha no puedo estar bien…
…Lo extrañaba.
—Kagome…—bajo del árbol en el que se hallaba y se paro frente a la joven, ella no parecía estarse dirigiendo a él, más bien es como si empezara a hablarle a algún lugar en su corazón.
—…Lo quiero…
Se sonrojo, sacudiendo el frágil cuerpo que sujeto de los hombros en un intento de hacerla reaccionar, consiguiéndolo un segundo después de tocarla.
— ¿Uh?
—Kagome… ¿Qué demonios te sucedió?
—Creo…que me perdí…pensando—sonrió, alzando levemente la cabeza para mirarle directamente—No hagas caso a lo que dijeron hoy esos aldeanos... ya te lo dije una vez ¿no es así? tu me gustas como hanyou, y así eres perfecto para mi…
Quizás aquel bello lugar no sea tan inalcanzable como pensó, lo tenía justo frente a él, dedicándole una sonrisa. Y lo supo, no necesitaba de nada más, no quería la aprobación de nadie, solo con tener aquella luz en su vida era más que feliz.
No tengo mucho que decir, pero espero aver sacado una sonrisa a alguien y averle mostrado mi forma de pensar...
Matta nee
Inu'Karuta