Capítulo Seis.

Le tomó un tiempo atreverse a regresar – no estaba seguro de cómo tratar a Ryuuko. Había alguna que otra regla sobre el obsequiarle sangre a un vampiro voluntariamente. Shirogane no estaba seguro de querer saber si las consecuencias eran verdaderas o no.

Pero hizo una visita a la iglesia luego de una semana o más, apareciendo en los contrafuertes superiores. Ryuuko estaba parado en el santuario, como era su costumbre, pero esta vez algo era diferente. Muchas personas, que se veían como de la alta clase en la sociedad humana, estaban hablándole. Shirogane se inclinó, escuchando.

"Es en su beneficio que acepte nuestra oferta, Señor Ryuuko."

"Siento no poder hacerlo, caballeros." La voz del Obispo se oía amable, pero Shirogane podía sentir la ligera capa de frialdad que yacía debajo. "Fui entregado a la iglesia, y permaneceré en la misma."

"Hemos oído rumores que dicen que su vida está siendo amenazada por vampiros. Queremos que considere su propia seguridad."

"Estoy perfectamente seguro aquí. Estoy bien protegido y cuidado. Gracias, pero debo acabar con los preparativos para la misa matinal de mañana."

Se volvió hacia el altar, levantando una mano para continuar su labor, pero otra voz lo interrumpió.

"Su familia ha elegido una esposa para usted, y ha tomado medidas para que ambos puedan vivir secreta y seguramente en alguna parte."

La mano de Ryuuko se pausó sobre el altar, y Shirogane pudo sentir su corazón temblando junto a aquellos dedos.

"Su familia sólo desea que esté seguro, Señor Ryuuko."

"Tengo otra reunión ahora mismo." La voz del obispo se tornó helada de pronto. Shirogane se estremeció. "Necesito pedirles que se vayan."

"No podemos irnos hasta que usted venga con nosotros."

"Si se quedan, no puedo garantizar su seguridad. Es mejor que se vayan por su propio bien."

"¡Señor Ryuuko, escuche lo que le estamos diciendo!"

"Shirogane." La suave, fría voz cortó el aire, y Shirogane instantáneamente se puso en acción. Así que los rumores eran ciertos, sobre el intercambio... pero no le importó. Podría emborracharse de adrenalina. Se lanzó con la gracia de un gato entre Ryuuko y los hombres, girando, las garras extendidas.

"¡Es Shirogane!"

"¡El rey de los vampiros!"

"¡Señor Ryuuko, su vida está en peligro!" Se veían absolutamente aterrados, pero no se movieron ni siquiera cuando Shirogane soltó un gruñido, desnudando sus largos colmillos. Permanecieron rogando, "¡Señor Ryuuko!"

"Ya, Shirogane, no los lastimes demasiado," suspiró el obispo. Su voz era ligeramente suave, pero aún estaba tan fría que hería. "Regresarán y les dirán a todos que estoy en verdadero peligro, si lo haces."

"¿Entonces qué debo hacer, Ryuuko?"

"Escóltalos hasta afuera, y asegúrate que entiendan que no son bienvenidos de nuevo." Ryuuko giró, su mirada rubí ardiendo. "Si mi familia intenta involucrarse en mi vida nuevamente, no contendré la mano de Shirogane la próxima vez. Denles ese mensaje."

Los hombres huyeron. Shirogane bufó mientras los veía correr por la extensa nave y salir por la puerta. Se volvió hacia Ryuuko, a punto de hablar, pero se detuvo al instante cuando lo vio. El rostro del obispo estaba tenso, sus ojos brillantes. Una muy ligera sombra de lágrimas se vislumbraba en sus ojos.

"¡¿Ryuuko?!"

"Ah." Sacudió su cabeza, entonces sonrió como usualmente lo hacía. "Siento que tuvieras que ver eso, Shirogane."

La sonrisa era distante. Casi no había alegría en ella del todo.

"¿Qué sucedió?"

"Creo que mi familia decidió, luego de dieciséis años, que querían contactarme otra vez." Ryuuko suspiró, pero era casi un ronquido. "Por mi seguridad, supongo."

"¿Dieciséis años?"

La indiferencia desapareció de la sonrisa – se volvió pura. "Supongo que he sido un poco injusto. Se tanto sobre ti, y tú sabes tan poco sobre mí. ¿Por qué no vienes a cenar conmigo?"

"¿Cena?"

"Tú no comes, pero yo lo necesito. Y puedo hablar contigo mientras lo hago. ¿Me acompañarás?"

"Sí. Te seguiré."

Pasó rápidamente a través del aire que se oscurecía en las afueras, siguiendo a Ryuuko hacia sus aposentos. Shirogane estuvo dentro antes que Ryuuko pudiera cerrar la puerta. El obispo se volteó con una sonrisa.

"Por favor, siéntate donde te guste."

Shirogane estaba inclinándose sobre el plato en la pequeña mesa, oliéndolo casi desdeñosamente. Ryuuko con gentileza empujó al vampiro a un lado lo suficiente como para que pudiera sentarse.

"¿No es de tu gusto, Shirogane?"

El vampiro cruzó la habitación y se apoyó contra el poco elevado alfeizar. Observó a Ryuuko comenzar a comer, calibrando cuál sería el momento correcto para preguntar. Luego de unos cuantos minutos, dijo, "Estabas hablando sobre tu familia."

Las expresiones de Ryuuko se desvanecieron ligeramente. "¿Sabes cómo funciona la familia humana en su sociedad, Shirogane?"

"¿Perdón?"

"El hijo mayor es casi siempre quien recibe el patrimonio de la familia. La tierra, el dinero, los sirvientes... todo eso. El más joven, la mayor parte de las veces, va a dos sitios – al ejército, o a la iglesia."

"Fuiste a la iglesia entonces, asumo."

"Es cierto." Ryuuko continuó comiendo, hablando con mucho cuidado entretanto. "Mi familia fue objeto de muchos ataques, verbales y físicos. Algunas veces se les permitía a los niños más pequeños continuar sus propios estudios, pero eso no fue posible para mí debido a las circunstancias. Así que, cuando yo era muy joven, fui dejado al cuidado de la iglesia."

"¿Edad?"

"Tres años, me han dicho. No recuerdo mucho de nada sobre mis padres."

"No es posible que tengas diecinueve años, Ryuuko."

"No, tengo veinticinco. Mi familia me escribió cartas ocasionalmente hasta que cumplí nueve. Entonces todo contacto cesó."

Shirogane permaneció callado por unos momentos. "Debe haber sido solitario."

"No me importa. No los conozco. Además, dediqué mi entero ser a la iglesia. Si hubiera permitido que gente extraña se entrometiera, no se en qué se habría transformado mi vida."

"En verdad disfrutas tu vida."

"He sido muy afortunado en la iglesia. Fui promovido de diácono a sacerdote a la edad de dieciocho, y a la edad de veintiuno me volví obispo del área. Pero parece que ahora desean apartarme de lo que he realizado en nombre de la preocupada y obediente familia."

La voz de Ryuuko estaba tintada de amargura. Shirogane observó el rostro de Ryuuko detalladamente mientras continuaba, "Lo entiendo...estoy seguro que sólo se preocupan por mi seguridad. Esa es la causa de que esté aquí en primer lugar. Pero estoy más seguro aquí de lo que estaría instalado en una pequeña villa en alguna parte del país. Y... que ellos se burlen de mis sagradas creencias al organizar un matrimonio... No lo permitiré."

"Ryuuko, lamento decir esto, pero creo que lo mejor para ti es que te vayas."

La cabeza del obispo se levantó de pronto, sus ojos rubí abiertos de par en par. Shirogane intentó por todos los medios mantener su voz calma.

"Homurabi está ganando seguidores. Y están tras tu vida. Si te quedas aquí, eres un blanco fácil para ellos."

"¿Tú también, Shirogane?" Su voz era débil.

"No quiero que te vayas. Puedo comprender que esta iglesia significa todo para ti, cuán duro has trabajado para estar donde estás. Pero, ¿quieres que todo se desperdicie por arriesgar tu vida?" No quería que Ryuuko se fuera. No quería decir nada de eso. Pero era verdad... La vida del obispo era más valiosa que nada. "Te he dicho lo que sucederá si mueres. La iglesia entera se derrumbará. ¿No crees que es mejor dejar todo en orden y renunciar?"

Ryuuko lo observó tranquilamente por un largo rato. Había una tensión en el aire que Shirogane nunca había sentido salir del obispo. Entonces, lentamente, Ryuuko dijo, "No me iré."

"¡Ryuuko!"

"Este es mi hogar. Esta es mi vida."

"Estarás enjaulado como un ave aquí."

"¿Y no será igual si hago lo que mi familia, quien ha estado por largo tiempo muerta para mí, desea?" Como Shirogane no respondió, Ryuuko levantó su cabeza para observar el techo. "Cuando yo muera, Shirogane – "

"¡No digas eso!", siseó el vampiro.

"- No quiero que estés triste por mí. No quiero que me sigas. La muerte llega para todos en algún punto. Y vendrá por ti, también, algún día. Cuando yo muera, solamente quiero que me digas adiós y continúes, olvidándome."

"Ryuuko..."

"Vivirás una larga vida, y conocerás muchas más personas mucho más importantes que yo." El obispo finalmente lo miró con aquella vieja sonrisa. "Así que prométeme que no permitirás que mi memoria te retenga."

No pudo hallar su voz por un tiempo. Cuando lo hizo, tragó saliva, y dijo débilmente, "Lo prometo."

Ryuuko mostró la más radiante sonrisa y volvió a su cena. Mientras lo hacía, Shirogane apretó los dientes furiosamente.

Él era un vampiro. No tenía que mantener sus promesas.

Casi diecinueve años luego, aquellos helados ojos azules observaban a través de la ventana al joven sacerdote, ovillado apretadamente en su cama. También él estaba enjaulado... aún más restringido de lo que Ryuuko había estado. Shirogane inclinó su cabeza hacia adelante, apoyándola contra el cristal.

"Lo siento... por favor perdóname, Ryuuko. Esta vez... Juro que esta vez, yo haré..."


[Fecha de inicio de traducción: 14 de Mayo de 2014. Hora: 19:14. Fecha de término de traducción: 17 de Mayo de 2014. Hora: 12:46]


Hoooooooola a todo el mundo! Sí, por favor, apaguen esas antorchas y guarden esos tridentes y esas guadañas! Estoy de nuevo por acá, y subiendo estos capis desde mi ya-no-tan-flamante-celular-nuevo, síiiiiii! Ya perdí la virginidad celular-fanfictionaria con un fic de Tiger & Bunny que subí a AO3, pero ahora perdí mi otra virginidad acá en FFNET con estos capis de Luna Oscura, yeah! Sí, sigo loca como siempre... Bueno, pido muchos perdones... Se me está haciendo cuesta arriba todo estos últimos meses, y estoy tratando de hacerme espacios para seguir haciendo lo que me gusta... Si hay errores me perdonarán, que lo único que tiene de malo este Nokia Lumia es que los documentos de Word, cuando los copiás en el portapapeles, pierden todo el formato, y tengo que poner las negritas y cursivas todo a mano OTRA VEZ una vez pegado todo en la ventanita del Doc Manager de acá. ES UN EMBOLE (una caca, osea...), y se me pasan cosas por alto, por supuesto. Tengo morcillitas en vez de deditos! Pero bueno, para estos menesteres saqué a pagar semejante avión!. Y ahora, disfruten!